Mi primer gay a los 14
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Han pasado tantos años y todavía recuerdo con morbo el hecho. Era un chavo normal, estudiante y "buen hijo". El sexo no me faltaba pues tenía un pequeño harem en mis hermanitas menores, además de ser un adicto a la masturbacion.
Fue una tarde, había ido a un predio baldío que era utilizado como cancha de fútbol. El lugar era visitado por jóvenes de las colonias de alrededor y estaba algo aislado, rodeado de partes boscosas. Era el típico "motel" de que muchos utilizaban para sus encuentros con sus novias.
Bien, estaba observando un grupo de niños que jugaban al conocido juego de policías y ladrones. Sus gritos y correrías no perdían mi vista, así como el adulto que los acompañaba. Era un tipo de unos 40 años, no muy atractivo, moreno y amanerado. Le había visto antes y conocía de su fama de homosexual. Podría decirse que la escena no generaba ningún morbo, pero algo en mi se imaginaba que se sentiría coger un gay.
Los pensamientos que se generaban en mi mente hicieron mella en mi cuerpo y comencé a excitarme a tal punto que unas gotas preseminales mojaron mis calzoncillos (el término boxer ni existía) y mi verga hacia una carpa en mis pantalones. Mis ojos no paraban de ver a mi presa y este se dio cuenta y cruzamos miradas. Me sonrió y le correspondi con malicia. Él cuidaba de los niños, los cuales no sobrepasaban los 9 años y según podía darme cuenta algunos eran de su familia.
Me coqueteaba y yo sonreia. Disimuladamente le hice una señal con mi cabeza indicándole que le esperaría en la parte boscosa y vi su duda, pareció que no se lo creía. Yo simplemente camine y me dirigi al lugar. Le espere y pude ver que llegaba, parecía algo nervioso.
-Hola -dijo.
-Porque te tardaste -le increpe.
-Es que no le entendí
-¿Acaso no te gusto?
-Está bien guapo – murmuró nervioso.
Trate de ganar confianza y toque mi paquete por encima de mis pantalones, él me vió con deseo. Saqué mi pito y sonrio. Se agacho y comenzó a lamer despacio, rico. Su lengua jugaba con la cabeza de mi miembro y de vez en cuando se la metía toda, se atragantaba y me miraba con dulzura, parecía feliz. Yo parado, él hincado, mis pantalones a medio quitar, Evaristo (Así se llama) me sostenía de las nalgas y me impulsaba hacia su boca produciéndose un mete saca pausado que hacia el típico ruido de una cogida. El gay ero un experto mamador y mientras lamia mi pene acariciaba mis huevos, luego se metía mis bolas a su boca y apretaba sus labios sin llegar a lastimar. Acariciaba mi abdomen, tocaba mi mata de pelos y suspiraba. Sus ojos brillaban de una manera sensual. Estaba dándome placer y gozaba también. Cada gemido me excitaba, mis deseos crecian y empecé a sentir el deseo de acabar. Le saqué mi tranca y lo mire.
-Queres que te coja -Pregunte
-Siii -dijo
-mamamela pues -ordene
Casi lo obligue a agacharse. Mientras mamaba le daba golpecitos en sus mejillas con la verga, le halaba el pelo. Inicie a darle palmadas. Le insultaba:
-¿Te gusta mi verga verdad?
-Sí
-Mamame los huevos carbón, talvez te coja.
Se esmeraba, yo seguía con mi ritual de golpecitos en su cara. Cada vez más fuertes y sonoros. Evaristo parecía gustarle y gemia más fuerte, no soltaba mi pito y chupaba con más pasión, con gusto.
Él era de complexion más fuerte que yo, más alto y con mayor edad. Me excitaba verlo a mis pies mamandome la verga y demostrando que deseaba que lo cogiera. Decidí satisfacer mi curiosidad de penetrar un gay, además de dar rienda suelta a mis deseos de acabar, pues había tenido a evaristo prendido como ternero por más de 20 minutos. Lo empuje suavemente y le indique que se volteara y se bajara los pantalones. Su culo era suave, su pene como de niño virgen, pequeño. Le quité la camisa y yo la mía. Me coloque detrás suyo y empecé a jugar a metersela o no metersela. Le rosaba su ojete y respiraba agitado, estaba nervioso y emanaba lujuria.
-Hoy sí te voy a coger y te va gustar hijueputa -dije
-Sí papasote metemela toda
-No me vayas a cagar
-No mi niño
Me incliné hacia él y puse la cabeza de mi miembro en la entrada de su culo. Empuje, estaba apretado.
-Que grande -dijo.
No respondí y seguí empujando. Cada centímetro que le metía lo hacían suspirar. Las paredes de su culo me hacían cosquillas y me llenaba de placer. El morbo de tener un hombre penetrado me gustaba, de un sólo se la mande hasta el fondo y gimió. Inicie a cabalgarle fuerte, casi con rabia. Ver mi verga entrar y salir del culo de un macho era un placer distinto para mi. Sus nalgas se movían en dirección a mi con ritmo. Se contorsionaba y hacia círculos que hacían que mi tranca se arqueara. Empecé a darle palmadas simulando jinetearlo, despacio primero, luego fuerte y en mayor número.
Evaristo y yo comenzamos a sudar, cogíamos con ganas y llegamos al final cansados. Acabe dentro de él y lo besé en la boca. Me sonrio y me miró enamorado.
-¿Cuando va a volver a venir ?-Preguntó.
-No te preocupes que te voy a seguir cogiendo -le dije.
Cumplí mi palabra, en mis ratos de ocio fui a buscarlo y cogimos….
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