MI PRIMERA CITA CON MI AMA DEL CHAT (2)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por servicial10.
Mi nerviosismo era total, aquel encuentro con mi Ama estaba superando toda expectativa que hubiera imaginado. No solo estaba rendido a sus pies sino que iba a ser presentado como su esclavo a otra persona igualmente dominante, y para más, era hombre. Ella sabía por nuestros encuentros en el chat que yo era heterosexual así que no podía imaginar cuales eran sus intenciones para conmigo al invitarle esa tarde. Le había prometido que no le defraudaría y que le haría sentirse orgullosa con mi comportamiento cuando él llegara pero, ¿sería yo capaz de comportarme como un buen sumiso ante ambos’.
Mi mente no cesaba de hacerse preguntas hasta que una llamada de mi Ama me hizo abandonarlas todas
– Perrito mío acompáñame al dormitorio, vamos a elegir tu indumentaria para esta tarde. Quiero que estés muy guapo para cuando él llegue.
Se levantó, tomó la correa en su mano y a cuatro patas, como el perro suyo que era le acompañe hasta el dormitorio. Allí abrió un pequeño baúl que tenía junto a la cama y comenzó a sacar ropa que iba colocando sobre ella.
– Quiero que parezcas una auténtica criada. Toma ponte esto.
Me mandó poner una faldita negra de cuero que me llegaba por encima de la rodilla para después colocarme una blusa muy ajustada que tenía unas aberturas que dejaban al aire mis pezones. También me hizo poner unas medias caladas de rejilla que estaban abiertas por delante y por detrás
– Me gusta que estés accesible para cuando deseemos usarte.
En los pies me hizo calzar unas bonitas sandalias de tiras con un pequeño tacón.
– Vamos a ver qué tal te manejas así vestida. Muévete por la habitación para mí, perrito mío.
Sin soltar la correa de su mano me hizo andar y moverme por la habitación mientras celebraba mi nueva condición y se reía de mí con piropos y burlas sobre mi feminización.
– Estás muy guapa mi perrita, porque ahora ya eres mi perrita y vas a serlo mucho más a partir de ahora. ¡jajajajajajajajaj! Vamos a preparar ahora las cositas que tengo para que estén disponibles. ¡ja ja ja ja ja ja ja!. Mira todo esto, lo vamos a pasar muy bien contigo y espero que tú también lo hagas sirviéndonos.
Disponía de unas pinzas dentadas con una cadenita para los pezones, un set de plug anales de distintos tamaños, un arnés, unas esposas, varias velas, un bol para perros, un irrigador para enemas y otras cosas que desconocía para lo que pudieran servir.
– ¡Acércate!, te falta algo muy importante. ¡Levántate la falda!-
– Me la levanté y obedeciendo sus palabras tomé con mi mano mis testículos, los retorcí y se los ofrecí.
Ignoraba que tenía pensado para mí.
– Ahora te los voy a rodear con este pequeño collar como el que llevas siempre en tu cuello.
Los rodeó y ajustándolo bien lo abrochó quedando mis testículos totalmente ceñidos y expuestos.
– ¡Vámonos mi perrita! Quiero que me prepares algo para tomar, un vermouth por ejemplo. Ya sabes cómo me gusta.
Me fui a la cocina para preparárselo. Mientras lo hacía noté un tirón de la correa (era de esas que llevan los dueños para sus perros que pueden dejar más o menos cuerda). Lo dejé todo y a cuatro patas acudí a su presencia.
– ¿Si, mi Ama?
– ¡Nada!, solo quería verte llegar a mis pies, mi perrita. Me gusta lo rápido que reaccionas a mi llamada. Puedes seguir, y no tardes.
Dejó libre la correa para permitirme ir a la cocina y terminar lo que me había pedido.
– Aquí tiene su vermouth mi Ama.
– Échate al suelo, me servirás de mesa para el aperitivo.
Me coloqué a cuatro paras frente a Ella con la espalda rígida para que pudiera depositar su bebida sobre mí. Se recostó en el sillón, encendió un cigarrillo y disfrutó del momento como solo Ella sabía hacer.
– Mi perrita, has cometido un error que ya no tiene solución. Deberías haber supuesto que me apetecería fumar un cigarrillo por lo que tenías que haber traído un cenicero. Ahora ya no puedes moverte, eres mi mesa, por lo que tendré que usarte como cenicero. ¡Abre la boca!
– Abrí la boca, saqué la lengua y esperé que mi Ama depositara la ceniza de su cigarrillo sobre ella.
– Cuando seas usado como cenicero has de tragarla inmediatamente y limpiar tu lengua con saliva, no me gusta verte sucio, mi perrita.
– Así lo haré, mi Ama.
Mi Ama seguía degustando su vermouth a la vez que daba sensuales chupadas a su cigarrillo para echar el humo sobre mi cara. Mi boca estaba permanentemente abierta para recibir lo que Ella me dispusiera. Yo cualquier cosa que depositara en mi boca lo tomaba como un regalo suyo y así lo degustaba y se lo hacía sentir. Con el aperitivo sobre mi espalda se dedicó a golpear con sus pies mis partes con el fin de que aguantara sin tirarlo al suelo. Esto hubiera supuesto una falta grave con su castigo correspondiente. Así pasé toda la tarde hasta que cerca de la hora convenida me hizo retirar su aperitivo, dejarlo todo bien limpio y postrarme a sus pies a la espera de la llegada de mi nuevo Amo.
– Prepárate mi perrita, pronto llamarán a la puerta. Quiero que le recibas como se merece, pues será tu Amo como yo soy tu Ama. ¿Entendido mi perrita?
– Si mi Ama, me ofreceré y le obedeceré como lo hago ante usted, mi Ama.
– Así me gusta.
Extendió su mano, me acarició la cabeza y me regaló con sus palabras.
– Sé que me harás sentir muy orgullosa de ser tu Ama. Haré de ti un buen cabrón y un mejor esclavo a mi servicio. Me gusta presumir de lo que es de mi propiedad, de ti.
El timbre de la puerta sonó. Me dirigí a abrir y puesto de rodillas abrí la puerta. Allí estaba él. Un hombre de un metro ochenta, bien parecido, apuesto y muy correcto.
– ¿Está tu Ama?
– Sí, mi Señor. Si me permite le acompañaré junto a Ella.
Le ofrecí la correa de mi collar, la tomó y le guié hasta el comedor en presencia de mi Ama.
Al llegar al comedor me quedé arrodillado ante ellos mientras se besaban y se abrazaban efusivamente.
– Qué alegría me da el volver a verte.
– A mí también, ¿qué te parece mi nuevo esclavo?
– Su recibimiento ha sido digno de un buen esclavo. ¿Cuánto tiempo hace que lo tienes?
– Sólo un mes pero tiene madera de esclavo y poco a poco lo voy a ir haciendo a mi forma y manera para que sea mío en propiedad de una forma total, sin límites.
– Eso está bien, estabas necesitada de un esclavo hace tiempo.
Ambos se dedicaron a hablar y reírse haciendo caso omiso de mí. Yo les miraba atentamente.
– ¿Qué te apetece tomar a ti?
– Me tomaría una cerveza.
– ¡Esclavo, ya le has oído!
– Si mi Ama, ahora mismo se la sirvo.
– Qué original, le tienes cogido con una correa de perro extensible, así le controlas en todo momento. Nunca se me hubiera ocurrido a mí.
– Me es muy útil ya que no tengo que gritar para llamarle, solo tirar de ella y al notarlo él acude solo donde yo esté. Puedo llevarle de la anilla del collar de su cuello o de ……………….
– ¡Perra!,
Un fuerte tirón en mi cuello me hizo dejarlo todo y acudir de inmediato al comedor.
– Ves que rápida acude mi perrita. No tengo que molestarme en llamarle para nada. ¡jajajjajjajjjjajaja!. Levántate la falda que vea tu nuevo Amo como te tengo preparado.
Me la levanté y al hacerlo me ruboricé. Era la primera vez que mostraba mis partes a un hombre. Me sentía muy humillado al estar así, pero miraba a mi Ama y eso me hacía contener mi vergüenza y mi humillación. Le había prometido que se sentiría orgullosa de mí.
– Ahora le voy a enganchar la correa a esta anilla que lleva su collarín rodeando sus huevos. De esta manera no solo lo llamaré cuando lo necesite sino que podré aplicarle un correctivo si no me satisface como a mi me gusta.
– Es increíble tu agudeza de ingenio. Llevaba razón cuando te decía que hacía tiempo que necesitabas un buen esclavo. Tú has nacido para ser una mujer dominante y como tal te mereces un esclavo.
Me volví a ir a la cocina y le serví una cerveza a mi Amo bien fresca en una copa del congelador. Le gustaba bien fría. En ese momento una sonora bofetada de mi Ama cruzó mi cara.
– ¿Crees que se va a tomar la cerveza sin una tapa?, eres un puto esclavo que necesita mucha mano dura para ser de mi agrado y yo te lo voy a dar. Vamos si te lo voy a dar.
– Perdone mi Ama, no me había dicho que deseaba una tapa, lo siento mi Ama y usted también mi Amo.
Mi Amo me miró y mientras sostenía la copa en una mano me volvió a cruzar la cara con otra bofetada, esta mayor que la de mi Ama.
– Lleva razón tu Ama cuando dice que necesitas ser educado para ser su esclavo.
Le traje una tapa para la cerveza y al estar ambos besándose acaloradamente sostuve su copa y la tapa con mis manos a la espera de que observaran mi presencia. Cuando terminaron, mi Amo me mandó levantar, tomó su aperitivo y mientras empezó a meter su mano por debajo de mi faldita de cuero hasta llegar a mi miembro que sobó abarcando todo con su mano. Después pasó a tocarme el culo presionando con un dedo mi ano para lo que hube de relajarme y facilitarle la entrada si llegaba a ser su deseo.
– ¡Guau! ¿Aún no le has abierto el culo?, no me digas que esa era la sorpresa de la que me habías hablado.
– Te conozco bien y sé que un culito de perro virgen te pone a cien por lo que lo he reservado para ti. ¿Qué te parece?
– Mira como me he puesto solo de pensarlo.
Mi Ama pasó su mano por su miembro erecto, lo masajeó mientras me miraba y dijo en voz alta
– Acércate mi esclavo, quiero que veas de cerca el miembro de tu Amo, que lo sientas, que lo beses y lo adores y le des las gracias a tu Amo por tener a bien dedicarse a hacerte una puta maricona.
– Mi Ama tiró de la correa, la tensó y con la otra mano tomó mi cabeza y la fue acercando al miembro de mi Amo. ¡Bésala, adórala, quiero que la chupes bien!
Mi boca se entreabrió mientras se acercaba al miembro de mi Amo empujado por la mano de mi Ama hasta que al tenerlo muy cerca lo rodeé con mis labios y lo besé, para después dejarme llevar por el movimiento de la mano de mi Ama e iniciar una mamada lenta pero intensa. La mano de mi Ama marcaba el ritmo de mi chupada mientras ellos se besaban y se fundían en un sinfín de toqueteos por todo su cuerpo. Los gemidos de uno y de otro me indicaban que lo estaba haciendo bien. De pronto su mano me apartó
– Sepárate puta perra maricona. Te está gustando mucho, ¿verdad? Ahora tu mirarás mientras yo gozo de ella, mi cornudo.
Mi Ama se puso sentada sobre él y se dejó caer introduciéndose todo su miembro en su coño. Los gemidos ahora eran mayores y mi excitación también pero sabía que no podía masturbarme sin su permiso. Ambos estaban tan mojados que el ruido al subir y bajar mi Ama sobre su miembro me hacía desear más el correrme. Así estuvieron hasta que un chillido de mi Ama me dio a entender que el orgasmo estaba llegando. Siguió más rápidos sus movimientos hasta que se quedó sentada sobre él, abrazada y besándose. Oí que algo le decía al oído que no logré escuchar.
– Mi perra quiero que nos limpies bien a los dos. Empieza por tu Amo. ¡Vamos!.
Mi Ama se levantó, se sentó a su lado y besándose y abrazándose me miraron como me acercaba a cuatro patas, tomaba con mis manos el pene de mi Amo todo chorreando de una mezcla del flujo de mi Ama y de su semen y lo acercaba a mi boca. Primero lo lamí de abajo a arriba el miembro de mi Amo recogiendo con mi lengua toda esa mezcla de flujo que sabía algo dulce y salado a la vez. Cuando hube limpiado todo lo fui besando poniéndolo entre mis labios a la vez que con mi lengua lo lamía.
– ¡Qué bien lo hace esta perra! me está poniendo otra vez excitado con su boca la muy mamona.
Su comentario me hizo aplicarme más y mejor para hacerle sentir muy orgullosa a mi Ama por mi comportamiento. No quería defraudarle en absoluto. Ella ofreciéndole sus pechos a la boca de él aplastó su mano sobre mi cabeza
– ¡Chúpasela bien, mamona!
Mi boca se abrió y engulló su miembro totalmente erecto llenándome toda la boca. Mi lengua la lamía a la vez que chupaba su polla. Si seguía así seguro que llegaría a correrse otra vez pero ahora en mi boca. Cada vez mi mamada era más rápida. Oía sus gemidos de placer. Su polla se empezó a hinchar, supe que su leche estaba llegando y pronto sentiría sus chorros estrellarse en mi boca. Sus piernas se tensaron y su culo se levantó haciendo que su polla entrara hasta el fondo de mi boca. Entonces empezaron a caer chorros de su leche en mi boca y yo sin poder tragarla (a mi Ama le encantaba que la mantuviera en la boca para enseñársela después). Cuando terminó mi Amo de correrse, la saqué de mi boca y arrodillado me separé de ellos manteniendo mi boca abierta.
– Veo que te ha encantado por cómo está la boca de mi perra.
– Ha sido una mamada espectacular. ¿No me dijiste que no lo había hecho nunca? Es toda una experta, me encanta.
– Es cierto, no lo había hecho nunca hasta ahora contigo y me alegro doblemente por lo satisfecho que has quedado.
Se unieron sus bocas durante un rato
– Echa toda la leche en tu bol, mi perra.
Fui a buscar mi bol y poniéndolo en el suelo frente a ellos dejé caer toda la mezcla de flujo de mi Ama y de leche de mi Amo en él.
– Bien, ahora limpia el coño de tu Ama.
Acercándome a Ella, puse mis manos sobre sus muslos y me dediqué a lamerle bien sus labios mayores para una vez limpios pasar a separarlos y meter mi lengua en él para ir recogiendo todo su flujo y los restos de leche de mi Amo. Conforme mi boca se llenaba de ellos me apartaba y los iba echando en el bol. Mientras, mis Amos se habían encendido un cigarrillo y fumaban relajadamente para ir echando en el bol la ceniza y así preparar una buena mezcla para después.
– Me gustas mi perra, lo estás haciendo muy bien. Ahora quiero sigas a cuatro patas y te tomes todo lo que hay en el bol. Lo harás con la lengua como yo te he enseñado, mi perra.
Me puse en posición de cuatro patas como estaba, con las manos a la espalda y empecé a lamer con mi lengua toda la mezcla de ceniza, flujo y leche para que mis Amos vieran como lo hacía. Cuando sus cigarrillos estaban a punto de dejar caer la ceniza, me apartaban con sus pies para depositarla en el bol para después seguir yo bebiéndolo todo. No conformes con eso, mi Amo también dejó caer varios salivajos en el bol para que los degustara.Yo solo miraba de reojo a mi Ama, quería complacerla al máximo. Sus comentarios humillantes sobre mi me hacían motivarme y cumplir más y mejor sus deseos. Cuando hube dejado limpio todo el bol me mandaron acercarlo para apagar sus cigarrillos.
– Debemos ser precavidos y tenerte preparada tu comida, mi perrita. No queremos que pases hambre con nosotros. ¡ja, ja, ja, ja!
– Si mis Amos, se lo agradezco muchísimo el cuidado de mi persona que muestran.
– Además agradecido, es que no creo que encuentre un esclavo como este. Ya te dije que su potencial era máximo y que sólo faltaba pulirlo a mis formas y gustos. Por lo demás está todo hecho.
– Ahora prepáranos la cama que nos vamos a echar un rato tus Amos.
Me fui al dormitorio y les preparé todo para cuando llegaran. Al terminar de hacerlo me puse en el rincón para no molestar pero si para ver y escuchar todo lo que hacían. A mi Ama le encantaba que estuviera presente con el fin de que la humillación fuera mucho mayor. Al llegar ellos, les descalcé, les encendí un cigarrillo a mi Ama y al rincón hasta que alguno de ellos me reclamara.(CONTINUARÁ)
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