Mi primera experiencia sexual a los 3 años (parte 1)
Teniendo yo tres años, las circunstancias de la vida me dejaron en manos de un amante de niñas..
Teniendo yo tres años, las circunstancias de la vida me dejaron en manos de un amante de niñas.
Y le digo amante, porque no lo recuerdo como un abuso, pues no me obligo a nada. Ese día estaba en casa de mi prima de 6 años como desde medio día. Como a las 4 de la tarde le pide a la mama ir a jugar donde una amiguita de su edad. Compañera del colegio. Al parecer ya había ido una vez y se había divertido. La mama acepta. Era un pueblo de esos donde la mayoría de los padres son muy confiados. Al punto que salimos solitas de la casa y caminamos unos 50 metros por la calle principal donde pasan muchos autos, claro, por la veredita. Cuando llegamos a la reja el papa de Ana, así se llamaba la niña no quería dejarnos pasar porque la mama de Ana no estaba y solo estaba Ana, el padrino de Ana y él. Pero mi prima Verónica le insistió tanto que accedió. Cuando llegamos vimos a Ana, de 6 años, encima de su padrino. Y salto a jugar con nosotras con sus muchos juguetes. El padrino se fue 5 minutos después.
Una hora después el papa tenía que salir y como la mama no había llegado, pues llamo al padrino a ver si nos podía venir a vigilar. A lo cual el padrino acepto y llego rápido. Cuando el papa se fue, el padrino se sentó en el sillón de la sala y comenzó a hablar con mi prima y con Ana. Era un señor muy divertido. Ana no dejaba de tirársele encima o agarrarlo. Al parecer esta muy apegada a él. Luego comenzó a hablarme y como yo no hablaba mucho solo le respondía asintiendo o no. Le tenia pena. Cuando me prestaba atención, Ana se molestaba y me empujaba o me pegaba sin razón. El padrino la regañaba.
Pasaron los minutos y Ana convenció al padrino de jugar a las escondidas. Hasta yo participe. La primera vez que busque encontré al padrino y a Ana que se habían escondido juntos, siempre lo hacían. Estaban en el cuarto de ella en la cama tapados por una sabana. Cuando les descubrí, duraron en salir de debajo de la sabana y cuando Ana se bajo se estaba acomodando el panti que al parecer lo tenía muy abajo y el también se acomodaba el pantalón. Yo en mi inocencia no me paso nada malo por la cabeza. En una cerraron la puerta del cuarto de Ana. Solo se escondían allí cuando a mí me tocaba buscar. Y me fui a buscar a mi prima y la encontré. Ella me ayudo a buscar y se enojo por Ana cerrar la puerta de su cuarto. Que así no jugaba.
Luego al padrino se le ocurrió jugar al doctor. Su consultorio sería el cuarto de Ana y tendría que cerrar la puerta cuando estaba con un paciente. Primero fue Ana. Tardaron tanto encerrados allí que mi prima comenzó a tocar la puerta porque decía que le tocaba. Luego entro mi prima y duraron un ratito. Luego me tocaba a mí y cerró la puerta también con seguro. Yo tenia un trajecito del mismo color que Ana, pero con diseños. Y me dijo que me pusiera de perrito pues me iba a poner una inyección de mentira. Y le hice caso. Me bajo un poco el panti, pudiendo ver mis tiernas nalguitas blancas y puras, con una vagina y un ano aun no profanados ni por dedo, ni lengua, ni verga. E hizo como si me estuviera poniendo una inyección con el dedo. Luego hace como que se asusta y me dice: “Se me cayo la curita dentro de tu panti, me dejas buscar?”. Y yo como toda una inocente le dije que sí. Y comienza a meter su mano por dentro de mi panti, rozando mi ano pues metió su dedo entre mis nalgas y llego también a rozar mis labios vaginales, una y otra vez. Luego saco la mano y la volvió a meter después de pocos segundos y esta vez le sentí los dedos mojados y comienza acariciarme mis labios vaginales y mi clítoris, dándome entre cosquillas y una sensación de placer. No sabia que hacer. No lo sentí como un ataque, si no como un juego. Así que lo deje continuar. De pronto tocaron la puerta diciendo que ya le tocaba a Ana y antes de salir me dijo que no le dijera a nadie como jugamos, porque después me pegaban duro y no me dejaban jugar más. Yo le hice caso. Igual como le iba a decir a alguien algo que me paso que ni siquiera yo entendía. Luego entro Ana y duraron bastante y luego mi prima. Con ella no duraba mucho. Cuando me tocaba a mí, Ana quería entrar conmigo, pero el padrino no la dejo. Y Ana le dijo que no durara mucho o tumbaría la puerta.
Apenas cerro con seguro yo automáticamente me subí a la cama y me puse de perrito, esperando repetir ese gustico que me hizo sentir. Y él se sonríe y me dice que si me gusto que buscara la curita y yo no respondí. Y me dijo que, si no me decía que me gusto, no lo haría más. Y finalmente dije que si me gusto. Al parecer eso le dio carta blanca con mi culo y me bajo el panti hasta las rodillas, me hizo recostar mi cabeza y pecho contra la cama, quedando expuesta todo mi culo y mi entrepierna abierta, pudiendo ver tanto mi ano como el huequito de mi vagina. Comenzó a chuparme el ano y sentí un gustico mejor que la de la búsqueda de la curita. Mi mente estaba tratando de procesar sensaciones que eran a la vez nuevas y satisfactorias. No entendí lo que pasaba, solo sentía que me gustaba y mucho. De mi ano paso a pasar su lengua entre los labios de mi vagina, una y otra vez. Con tanta sensación en mi culo y entrepierna, me estaba dando ganas de orinar. Pero interrumpió Ana tocando con fuerza la puerta del cuarto. Volvió a tocarle a Ana y se duro un buen rato como siempre. Cuando salió, se venia pasando la mano por la boca y le vi en la comisura de sus labios algo transparente y medio pegajoso, pues se lo intente limpiar y cuando lo palpe con mis dedos quedaban medio pegajosos. Ahora sé que le había dado senda mamada al padrino y que le habían llenado la boca de leche.
Una vez mi prima llego a entrar y salir me toco nuevamente. Yo como ya sabía lo que venía, solita me, me bajé el panti y me puse en la misma posición que había quedado. Exponiendo como esa vez mi ano y mi vagina. Me volvió a dar una buena mamada que me subió al cielo. Yo no sabía que eso era sexo y que solo lo hacían los adultos para placer y tener hijos. Yo creí que era un juego normal. Sin embargo, no entendía por qué él decía que si le decía a alguien mis padres me pegarían. Pero la verdad no estaba interesada en decírselo a nadie. Mas bien mi interés era que me siguiera mamando haciéndome sentir placer. Un placer que nunca había experimentado en mi corta existencia. Después de terminar con la mamada me sentó en la cama y su verga quedaba a la altura de mi boca. Me dijo que cerrara los ojos y abriera bien la boca. Y lo hice. Luego sentí como metía en mi boca algo que parecía un chorizo. Me agarro la cabeza y me volvió a decir que no abriera los ojos y que no mordiera. Que apartara los dientes. Me manejaba como una muñeca. Comenzó a hacer que se me moviera la cabeza, provocando que ese chorizo entrara y saliera, acariciando mi lengua. Le dio por un buen rato y ya me extrañaba que Ana no tocara la puerta. Luego me saco el chorizo de la boca y me acostó boca abajo, colocando almohadas debajo de mi cadera para levantar bien el culito y sentí como metía su verga, entre mis nalgas y comenzó a follar sin penetrarme. Yo sabia lo que me estaba metiendo porque ya se la había visto a mi hermano mayor en el baño. Al principio estaba medio asustada, pero después con la sensación que me hacia sentir, se me fue el miedo y comencé a disfrutar el momento y las sensaciones de esa deliciosa follada que me hacía sentir el padrino de Ana. Luego me viro y me comenzó a follar por delante pasando su verga por mis labios vaginales y rosando mi clítoris. Allí le dio hasta que sentí algo calientito en mi vagina. Creí que se había orinado. Pero de una él me dijo que era lechita de hombre. Y que cuando un hombre quiere mucho a una mujer le da su lechita. Luego busco papel para limpiarme muy bien para no dejar rastros de semen visibles me imagino.
Cuando al fin salimos no estaba ni Ana ni mi prima y fuimos con cuidado al cuarto de sus papas y vimos a Ana mamándole la vagina a mi prima. Allí estuvimos mirando un buen rato. El padrino de Ana oyó ruidos afuera y fue a ver y era la mama de Ana, el hermano adolescente de la mama y la abuela de Ana que estaba despidiéndose de otras personas que venían caminando con ellos. De una fue al cuarto y les aviso a las niñas que venia la mama de Ana. Se dieron cuenta que el padrino las descubrió, pero no dijeron nada y todos fuimos a la sala y el padrino quedo en el sillón y nosotras jugando con los juguetes de Ana.
Otro día continuamos.
Muy bien. Deberías agregar un niño a esta historia.
O sea, el padrino animando al niño a tener sexo con sus primas.
Es que a diferencia de muchos que les excita compartir el manjar, a mi no me gusta. Un día casi me cojo a un niño como de 6 años mudo en mi adolescencia. Pero es que el me estaba buscando mucho. Pero mejor que no se dejo.
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