Mi primo me enseñó a jugar billar y algo más…
Un chico gay, comienza a aprender a jugar billar con su primo, quien gustosamente le entierra el palo y hasta las bolas.
Mi primo me enseñó a jugar billar y algo más…
Fue en una de esas ocasiones en que fui a visitar a mis tíos, que mi primo se encontró conmigo.
Justo cuando mis tíos iban saliendo para el cumpleaños de una de sus nietas, aunque me invitaron, para que los acompañase, les dije que no me sentía con muchas ganas de asistir, a una fiesta de niños.
Ya estaba por irme encerrarme en el cuarto, cuando mi apareció mi primo me preguntó si sabía jugar billar.
La verdad es que no, y en ese momento me dijo que, si yo quería, él me podía enseñar, como era eso, o irme al cuarto, le dije que sí.
Así que después de explicarme lo básico del juego, comenzamos a practicar, unos cuantos tiros, para que fuera aprendiendo.
Pero a medida que fui agarrando el taco de billar, y dándole a las diferentes bolas, mi primo comenzó a corregir mi postura, la manera en que agarraba el taco, y el orden en que debía meter las bolas.
En cierto momento se colocó tras de mí, y agarrando el taco junto conmigo, me fue indicando los movimientos que debía hacer.
Lo que, al principio, ni le presté mayor atención, pero a medida que mi primo continúo colocado tras de mí, prácticamente abrazándome, comencé a sentirme raro, al sentir su cuerpo prácticamente sobre el mío.
Hasta que, de momento además de la excitación que yo sentía, me di cuenta del duro bulto de mi primo rozaba mis nalgas, por encima de la tela de mi pantalón.
En cierto momento, no sé cómo se me ocurrió, restregar mis nalgas contra su cuerpo.
Al mismo tiempo que me decía a mí mismo que como era posible que hiciera eso, sabiendo que seguramente, mi primo no tomaría eso como una simple broma de mi parte, sino como una clara insinuación.
Ya que como los dos nos encontrábamos completamente solos en la casa de mis tíos.
Fue cuando sentí sus manos sobres mis caderas, al tiempo que yo voluntariamente las continuaba restregando contra su cuerpo, y no me quedó la menor duda de que mi primo había tomado eso como una clara insinuación de mi parte.
Cuando de momento me volteé a verlo, y le pregunté que le sucedía, mi primo se puso rojo.
De inmediato comenzó a pedirme disculpas, diciéndome que se había dejado llevar por el juego.
En ese instante, en lugar de aceptar sus disculpas, y retirarme, le dije, como si él fuera el responsable, al tiempo que le mostraba mis inflamada verga. “Mira cómo me tienes, tú sabes el tiempo que no tengo relaciones”.
Fue cuando mi primo me dijo de manera zalamera. “Si tú gustas, te puedo ayudar con eso”.
Sin dejar de vernos mutuamente a los ojos, me hice el sorprendido, y al mismo tiempo deseoso de que él no me fuera a salir con alguna estupidez.
Por un corto instante comenzamos a besarnos sin decir más, sentí su lengua dentro de mi boca, al tiempo que una de sus manos comenzó a agarrar mis nalgas, por encima de la tela de mi pantalón.
Ya después de eso, mientras le fui bajando los pantalones, me fui agachando, y supuse que, a mi primo le encantaría que le mamase su verga, por lo que sin demora alguna, me la llevé a la boca y me dediqué a mamársela.
Al poco rato, mientras seguía mama que mama, me fui quitado la camisa, la camiseta, así como mis pantalones e interiores, por lo que quedé completamente desnudito arrodillado ante él.
En cierto momento mi primo sacó su verga de mi boca, me ayudó a ponerme de pie, y de inmediato hizo que le diera la espalda, y me recostase sobre la mesa de billar.
A los pocos segundos, me hizo separar la piernas, y mientras que yo mantenía mis nalgas separadas con mis propias manos, comencé a sentir, como su verga se habría paso dentro de mi caliente culo.
Fui disfrutando del placer de ser penetrado, milímetro a milímetro, quizás sería por llevar más de dos años sin tener ese tipo de sexo, ya que, durante un tiempo, uno de mis vecinos me estuvo comiendo el culo, cuando sus padres salían a trabajar.
En esos instantes me sentí plenamente realizado, movía mis caderas, al tiempo que mi primo no dejaba de enterrarme una y otra vez toda su verga, divinamente por mi culo.
Yo no dejaba de chillar, y de gemir a medida que continuábamos moviéndonos, yo deseaba sentir toda la verga de mi primo, lo más dentro de mí, por lo que a medida que mi primo continuaba enterrándome toda su verga, yo comencé a masturbarme como un loco.
Además, descubrí un entretenimiento interesantísimo, el cual juego ocasionalmente, no tan solo con mi primo, sino que cuando salgo de noche solo y práctico algo de billar con expertos jugadores, apostando lo que no se debe apostar, contra los que por lo general pierdo…
como sigue