Mi tío delincuente (30) y yo (6): comienza el entrenamiento
La historia de como mi tío me inicio a mis seis años y me entreno como su esclavo sexual.
Ahí quedé yo con la verguita dura. Intuitivamente me subí a la cama y comencé a restregarme contra el colchón pensando en el aroma de mi tío. Estuve un buen rato así hasta que una descarga eléctrica me recorrió de pies a cabeza. A mis seis añitos tuve mi primer orgasmo pensando en el delincuente de mi tío.
Desde ese día la dinámica entre mi tío y yo cambio. De a poco él se fue acercando a mí, me esperaba con la comida hecha, me ayudaba a hacer mis tareas, jugaba conmigo, me traía dulces y juguetes cuando regresaba después de sus desapariciones. Hasta ahí todo parecería normal si no fuera por dos detalles: él siempre andaba sin camisa no ropa interior y además aprovechaba cualquier oportunidad para sentarme sobre sus piernas. A mi me encantaba, sentir su olor y restregar mi culito sobre su bulto que día a día se ponía duro cuando me sentaba sobre el.
Esa fue nuestra rutina hasta que comenzaron las vacaciones de verano en diciembre. En la escuela me había ido muy bien, fui el primero de mi clase y en la ceremonia de cierre me dieron una medalla. Ese día mi mamá fue a mi ceremonia, me llevo a comer McDonalds para celebrar mi logro, pero también para darme una noticia que marcaría mi vida: mi mamá se iba a trabajar al sur cuidando un paciente 24/7 y yo me quedaba al cuidado de mi tío Raúl. Lloré mucho pues quería mucho a mi mamá y sentí que la perdía. Mientras lloraba, con lágrimas en sus ojos me pidió que fuera un niño bueno e hiciera caso en todo. Nos calmamos un poco y nos fuimos a la casa mientras sollozaba.
Lo peor de todo es que ella partía el mismo día, así que a penas llego me dejó solo en el living de la casa, hizo su maleta y partió. Sé que ella había conversado con mi tío sobre el cambio de situación, pero nunca los vi juntos en la misma habitación, de hecho mi tío nunca estaba en casa cuando mi mamá pasaba por allí.
Yo quedé con un sentimiento de vacío sentado en el living mirando la pantalla negra de la TV. No sé cuánto tiempo pasó pero en un momento mi tío apareció en la puerta con una bolsa al hombro y un regalo en las manos.
-Ya cabro chico, déjate de llorar wn y ayúdame a guardar mis cosas en la pieza grande. Si te portai bien te tengo una sorpresa!
Ver a mi tío me hizo revivir. Caí en la cuenta que ahora viviríamos juntos en la misma casa y pasaríamos todo el día juntos. Ese pensamiento me hizo feliz y a la vez hizo que mi verguita se pusiera dura.
Seguí a mi tío que, cómo de costumbre, solo usaba un short pequeño y zapatillas. En la pieza mi tío me dejó solo mientras doblaba su ropa y la guardaba en los cajones. Mientras la doblaba aprovecha de olerla y pasarla por mi cara. Estaba pasando un short rojo por mi cara cuando mi tío entró en la pieza con una tele nueva.
-Sorpresa cabro chico! Mira lo que compré weón -dijo sonriendo mientras lo miraba sonrojado rezando por qué no se hubiese dado cuenta de lo que hacía con su short.
Me puse muy contento por la tele nueva y ayude a mi tío a ponerla sobre el mueble que estaba sobre la cama de dos plazas. Cuando la instalamos mi tío saco una caja envuelta en papel de regalo.
-Esta es una sorpresa pa vo’ cabro chico, por la wea del colegio y eso, ábrelo.
Con mis pequeñas manos, ansioso, abrí la caja. Sentí una oleada de cariño por mi tío porque solo recibía dos regalos al año: uno en navidad y otro para mí cumpleaños. Mayor fue mi sorpresa cuando al abrir la caja me encontré con un PlayStation 1 con tres juegos. Salté se alegría y abracé a mi tío. Por la diferencia de altura mi cara quedó justo en la entrepierna de él y por impulso restregué mi cara allí. Mi tío se rió, me tomo en sus brazos y me llevo a la cocina.
– Vamos a comer primero cabro chico y después nos ponemos a jugar con esa wea, te tinca?
Yo no cabía en si de la felicidad así que espere que mi tío sirviera la comida para sentarme en sus piernas y comer lo más rápido posible. Ya me había acostumbrado a sentarme sobre mi tío ante cualquier situación. Además de sentir como se ponía duro bajo mi culito, tío aprovechaba de acariciarme, sobretodo aprovechaba de estimular mis pezones que poco a poco se iban poniendo más grandes. Yo no decía nada y él tampoco, simplemente esa era nuestra rutina.
Ese día no fue la excepción y mientras comía mis huevos revueltos tío pasaba sus rugosas manos por debajo de mi playera. Comi lo más rápido que pude y corrí devuelta a la pieza de tío donde había quedado el PlayStation 1. Lo estaba sacando para instalarlo en el living cuando tío apareció en la puerta con un sixpack de cerveza en su mano izquierda y una carpa inmensa en sus shorts. Con la mano libre se tocaba la entrepierna y mirándome a los ojos me increpó:
-¿A donde vai brocacochi (cabro chico=niño pequeño)? Deja la wea acá que yo también quiero jugar y esta tele es mejor que la caga que está allá.
-Perdón tío, es que mi mamá no me dejaba estar en su pieza, por eso pensé que tenía que salir de acá.
-Ya pero tú mamá ya no vive acá po weón, ahora yo estoy a cargo y a mí me gusta que mis compas (amigos) jueguen conmigo en mi pieza, y vo eri mi compa, o no?
-Sí tío…. soy su compa
Mi tío hizo un gesto de aprobación, dejo las cervezas al lado de la cama, tomó el PlayStation de mis manos y lo instaló en la tele. Me pasó un jocksting, puso el Mortal Combat. Se acostó sobre la cama, yo me acosté a su lado. Por un momento toda mi atención se fue hacia la tele y el nuevo videojuego. Solo una vez había jugado con uno en casa de mi abuela paterna una vez que mi mamá me llevó a regañadientes para que mi abuela me conociera. Estuve dos rounds abstraído del mundo hasta que el olor de un humo metálico llego a mi cara. Mire al lado y vi como mi tío fumaba un polvo blanco de una pipa hechiza (improvisada) mientras su mano derecha dentro de su short se movía de arriba abajo. La imagen de mi tío acostado al lado mío, mostrando sus abdominales marcados, su pecho y brazos tatuados tocándose y fumando me dejó hipnotizado. No podía despegar mis ojos de su entrepierna mientras su mano se movía allí.
-Pasame el otro jocksting cabro chico, vamos a jugar un juego, querí? El que pierde va tener que hacer una penitencia que el ganador quiera, así que ponte vio.
La voz pastosa de mi tío me devolvió a la realidad. Con una sonrisa sacó su mano del short y tomo el otro comando. Yo tenía la verguita parada así que no me concentre en el juego y mi tío me gano el primer round.
-jajajajaj perdiste weón! Ya, vai a sacarte la polera (playera) por weón
-Peeeero tío, no quiero me da vergüenza.
-Na de vergüenza culiao, perdiste hací que teni que hacer caso, además vo siempre me vei sin polera, ahora me toca a mí.
No entendí a qué se refería con eso de que ahora le tocaba a él, pero me quite mi playera y quede sólo con un pantalón corto de jeans donde a mi pesar de notaba mi pequeña erección. Los ojos de mi tío cambiaron y su mirada penetrante me puso nervioso. Además me tomo en brazos y me acomodo entre sus piernas para el segundo round. En mi espalda sentía la erección de mi tío. En ese momento sentí la necesidad de ver que es lo que estaba ahí bajo los pantalones de tío y me decidí a ganar.
Fue un round difícil pero lo logré, le gané a mi tío y ahora él tendría que hacer lo que yo quisiera.
-Media vola weón! Me ganaste jajaja -le dio un buen sorbo a su tercera cerveza – ya po compa, dígame en qué soy bueno.
Sonrojado y mirando el piso le pedí que se sacará el short. Sin protesta y rápidamente se quitó el short azul que traía. No lo podía creer, al fin tenía frente a mi el pene de mi tío. Una verga larga, recta, gruesa, con venas azules, grandes bolas colgando y con una mata de pelos en la base. Quedé con la boca abierta y sentí un hormigueo en mi estómago. Yo de sies añitos sin playera acostado del cuerpo desnudo de mi tío de 30 años.
– ¿Así me queriai cabro chico? Jajaja Vamos a cambiar el juego, te tinca? Ahora el que pierda va a ser el esclavo del ganador, entendí lo que significa eso? Que el perdedor va tener que hacer todo lo que el ganador pida y sin llorar! Entendí?
Yo no podía hablar de lo excitado que estaba. Me sorprendía además la reacción tan natural de mi tío y no entendí que implicaba el nuevo juego. Yo solo asentí en silencio y tome el mando para jugar. Por mi cabeza pasaban miles de preguntas, nunca había visto un pene adulto y no sabía que podían ser así de grandes, además al verlo mi erección se puso más dura de lo que estaba, en eso estaba cuando ni cuenta me di de que había perdido y, que de ahora en adelante, sería el esclavo de mi tío.
Yo estaba como petrificado por tanto estímulo. Mi tío se puso de pie y apagó el PlayStation. De su velador saco más polvito blanco y se puso a fumar. Nunca había visto la expresión que en esos momentos tenía. Tenía miedo, pero al mismo tiempo tenía la sensación de que al fin iba a obtener aquello que no sabía que era pero que tanto quería.
-Ya pendejo culiao, llegó tu hora weón, estoy chato de que me calentí la sopa con ese culo y esa cara de perra que me poni. Vo queri pico y pico te voy a dar. Ven pa acá wn.
Tío me agarró del pelo y me dejó sentado al borde de la cama. Yo comencé a llorar. El con su otra mano agarro su verga y comenzó a golpearme la cara con ella. En un momento me dio un bofetón.
-Deja de llorar maricón si estái claro que hace rato que queri ser mi perra, llevo meses viendo cómo oli mi ropa interior, cómo restregai tu culo sobre mi pico, así que no te queji. Ahora sacate la ropa.
Con los ojos llenos de lágrimas me quite mi short y el pequeño slip que traía. Pese al miedo que sentía mi pequeña verga estaba durísima. Ahí quedé yo, con mi pequeño cuerpo blanco sin ropa de rodillas en la cama con una erección en mi verguita con los rojos labios entreabiertos y la cara mojada por una mezcla de lágrimas y líquido preseminal.
Mi tío de metro ochenta y cinco estaba parado frente a mi, con su cuerpo moreno por el sol, repleto de tatuajes y lo más impresionante su gran verga apuntando hacia mí.
El fumaba mientras veía como me desvestía. Cuando quede de rodillas frente a él acercó su cara a la mía. Apretó mis mejillas y su boca quedó frente a la mía. Paso el blanco humo metálico hacia mi. Sentí que me derretía mientras el humo pasaba dentro mío. Tío se abalanzó sobre mi mientras me besaba metiendo su lengua dentro de mi boquita. Me estaba devorando y yo quería más. El bajo lamiendo mi cuerpo, se detuvo largo rato en mis pezones, yo solo podía gemir, estaba estallando de placer.
Pensaba que no podía sentir más placer hasta que mi tío comenzó a mamar mi pequeña verga erecta.
-Que rico pendejo culiao, hace rato quería tenerte así. Las weas van a cambiar de ahora, entendí? Así que vai a empezar por decirme papi, ya no soy más tu tío, ahora soy tu papi.
-Síííí papi, alcance a decir antes de ponerme a gemir por la mamada que tío, perdón, que mi papi me estaba dando. Después de un rato tío subió y volvió a besarme, luego escupió mi cara, me agarró del pelo y me puso de rodillas en el piso mientras su verga apuntaba a mi cara. Seguía agarrando mis pelos pero ya no lloraba y recibí con gusto el nuevo escupo que me lanzo.
-Asi me gustan las perras, obedientes, quién es mi nueva perrita, a ver?
-Yo tío!!, de un bofetón me tiro al piso y puso su gran pie en mi cara.
-¿Que te dije maricón? Si queri que te trate bien teni que hacer caso culiao, sino hay castigo, entendiste??
-Sí papi, alcance a susurrar pues la presión de su pie me quitaba la respiración. Al escucharme quito el pie de mi cara, me volvió a escupir y me puso de rodillas tirando de mi pelo negro.
-Asi me gusta putita, ahora vai a probar lo que tanto queríai maricón. Abre la boca y chupa, pobre de vo si siento los dientes porque te saco la chucha, entendiste?
Asentí, me dolía el cuerpo pero sentía mucho placer. Yo creo que fue la droga que me dio pero estaba muy caliente. Nunca había visto a mi tío actuar de esa forma pero su rudeza me gustaba y la verdad disfrutaba de sus insultos, golpes y escupos. Así que tome con mis manitos su gran verga y la puse en mi boca. Su intenso olor me embriago. En ese momento, a mis seis años, entendí que mi función en la vida era complacer la verga de mi tío, mi nuevo papo (pese a esa epifanía, no llegue a sospechar lo que el destino y mi tío me tenían preparado).
Mi nuevo papi volvió a fumar y comenzó a penetrar mi boquita frenéticamente. Yo resistía lo mejor que podía, pero de mi cara caían lágrimas y babas. Cómo acto reflejo envolví mis dientes con mis labios, no quería que papi me golpeará.
-Oh bebé que rico lo chupai, sabía que ibai a ser una buena puta pero nunca tanto. Te voy a entrenar bien pendejo culiao, ya vai a ver, te voy a dar todo el pico que queríai, uff uff aguanta aguanta ya viene, tragate todo maricon sino ya sabi ya!
Así fue como papi acabó en mi boca por primera vez. El gusto del espeso líquido me dio repulsión pero sabía que tenía que tragar. Tío sacó su verga de mi boca aún erecta y la apunto hacia a mí. De un momento a otro un potente chorro bañaba mi cara y cuerpo.
-Asi se marcan las perras, de ahora en adelante vai a ser mío entendí?
Termino de orinar y salió de la habitación. Ahí quedé yo, de rodillas sobre un charco de meados con una erección de campeonato.
No sé si sea real o no pero mi tío me marcó igual de rico jaja, orinó mi culito por dentro y por fuera
Que rico, continúa