Mi tutor
Un hombre dominante cambia mi vida..
Creo por ser día del padre en mi país el día de hoy. Me trae recuerdos y me anima a contar esta historia. Para comenzar mi padre biológico nos abandono cuándo yo tenía 8 años. Soy el hermano mayor de 3 en la familia. Mi madre siempre ha visto más por mis hermanos menores y por andar de paseo con sus amigas. Lo que yo pasaba desapercibido en la familia. A los 16 entre a jugar fútbol al equipo de la escuela y me volví bueno. Así que gane el derecho de formar parte de una liguilla importante en la ciudad. Ahí conocí las chicas, fiestas, el desmadre, y todo eso que los entrenadores decían debíamos evitar. Ya a los 18 empece a flojear más en la escuela y en el deporte por mi vida fiestera. Nos empezaron a llamar la atención a los miembros del equipo que faltabamos o fallabamos en algo. Teníamos dos entrenadores. Los llamaré de otro modo por respeto y confidencialidad. Uno era el señor Omar de 38 años. Alto, barbon, que siempre parecía molesto. El otro Ari un poco mas joven que Omar. Pero casi similar. Al principio eran permisivos con nosotros. Pero al ver las faltan empezaron a regañarnos. Una tarde entrenando me lesione el muslo porque otro chico me pateó en un partido. No fue nada grave. Pero tuve que tener terapia. La cual eran masajes para recuperarme. Los entrenadores daban los masajes. Esa vez fui un día a la cancha y en los vestidores estaba la mesa para masaje. Esa vez Omar me dio el masaje. Me pidió me quitará el short quedándome con la camisa del equipo y la truza que llevaba como ropa interior ese día. Me aplica la pomada y me masajea mientras me habla sobre mi comportamiento últimamente. Comento que el equipo estaba bajo y yo no estaba aportando nada bueno. Me excuse poniendo pretextos. Él seguía dando afirmaciones que no debo poner excusas y debo dar mejor empeño. Me levanto un poco la truza hacia arriba de mis glúteos y me dio una nalgada diciendo: «Esto te hace falta para que te comportes». Solo me reí y prometí esforzarme más.
Me recupere rápido y seguíamos en lo mismo. Mis calificaciones bajaron más y si seguía así no podía seguir jugando. Ya habia reprobado en secundaria y esta sería la segunda vez. No me importaba tanto. Pero si quería seguir jugando fútbol. Omar me pidió que me quedara después de entrenar para hablar conmigo. Lo hice y me dijo que me sacarían del equipo, por no cumplir con mi promesa de mejorar y estar haciendo siempre lo que quiero. Le pedí que me dieran una oportunidad que iba a cambiar. Dijo que no me cree, pero que el podría ayudarme y me ayudaría a quedarme si hago lo que el me diga. Le dije que si. Me comenta que me tiene una propuesta. Quede de ir a su casa un fin de semana. El vivía con su esposa y su hijo en un fraccionamiento de mi ciudad. Ella trabajaba en una estética la mayoría del día y el cuidaba de su hijo que tenia 6 meses de nacido. Llegue y el se encontraba con su bebe. Dijo que me pusiera cómodo mientras el dormía al bebe. Que ahora hablábamos. Vi la tele un poco hasta que el llego. Me dijo lo acompañe a otra habitación de la casa. Fuimos. Era una habitación como para invitados solo con una cama y pocas cosas en ella. Se sentó en la cama y me invito a sentarme. Comenzó a decirme que me falta disciplina, estaba siendo rebelde y era porque nadie me ponía límites. Que de ahora en adelante él se encargaría de eso. Dijo que me quedaría en el equipo siempre y cuándo yo reciba castigo corporal de él para mejorar mi comportamiento. No entendía muy bien que quería decirme. Me pidió quitarme los pantalones y mi ropa interior. Él ya me había visto desnudo antes en las duchas pero eso era mas privado. Le pregunté por que y enseguida me grito de una manera fuerte: «Solo hazlo y obedece». Me dio mucho miedo su tono de voz y su mirada en aquel momento que lo hice. Me quite lo que me pidió quedandome solo con mi playera, y mis tenis puestos. Me pidió que me acercara a él. Tenia miedo pero me daba más miedo desobedecerlo. Se veía muy molesto. Me acerqué y enseguida me tomo del brazo. Coloco mitad de mi cuerpo en la cama y la otra mitad entre sus piernas, o sea mis nalgas a su merced. Le pregunté si me iba a pegar. Me contesto que era obvio para que me eduque y enseguida me dio una fuerte nalgada en mi trasero desnudo. Dolió bastante que solté un pequeño grito. Dijo que apenas comenzaba y enseguida me dio nuevamente pero más fuertemente y más rápido varias veces. No podía soportar el dolor que suplicaba que parara. Me dijo molesto que me comporte como hombre y enfrente las consecuencias de mis actos. Recuerdo que no aguante y comencé a llorar. Se detuvo al escuchar mi llanto. Me levanto y me dirigió a un rincón del cuarto viendo a la pared. Dijo: «Aquí te quedas hasta que te lo ordene ¿Ok?». Yo tenía tanto miedo que le dije que si. Me quedé ahí quien sabe cuánto tiempo llorando. Sentía arder mis nalgas del dolor. Luego el vuelve al cuarto. Me pide que me acerque de nuevo. Prometió no volverme a pegar esa vez. Me tomo de los hombros y dijo que todo esto era por mi bien. Cada vez que él sienta que lo merezca me castigara así hasta que vea que mejore. Dijo que si lo contaba a alguien o no lo hacía me sacaría del equipo y de la escuela. El tenia contactos ahí y podía hacerlo. Prometi no decirle nada a nadie y mantenerlo en secreto. Luego el me abrazo y dijo que confiaba en mí. Me permitió volverme a vestirme, me tranquilice y fue a casa. No dije nada a nadie ese día. Me dolía mucho la cola. Pero así fui el lunes a entrenar y a la escuela. Ahí estaba Omar me pregunto cómo estaba y dije que bien. No hablamos de ese tema hasta que el siguiente fin de semana me dijo que volviera a ir a su casa. Con algo de miedo por lo que paso la última vez fui. Me dio una lista de tareas que tenia que hacer y si no cumplía alguna me tocaba nalgadas. También dijo que ya no podía ir a fiestas, reprobar, ni tomar porque me tocaba castigo. Le dije que no podía hacer eso que no era mi papá. Dijo que tampoco le podía faltar al respeto.
Para no hacer más largo todo. Omar me dio unas buenas tundas dutante un año y medio. Como la primera vez, a solas, semi desnudo o a veces desnudo y termine en cada una en el rincón. Pero me ayudaron a mucho a cambiar. Mejore en clases, en el equipo me volví de los mejores y deje mi vida alcohólica. No sé si desarrollé algo de masoquismo o independencia a ello. Que muchas veces hacia cosas a propósito para que Omar me castigara. A él también le agradaba hacerlo. Me confesó que le gusta ser dominante y tener el control sobre chicos rebeldes. Que conmigo vio una oportunidad y la tomó. Le.gustaba humillarme de ese modo pero a la vez quería lo mejor para mí. Él y yo desarrollamos un lazo como de padre e hijo. No solo todo eran nalgadas. Me felicitaba por mis logros, estudiaba conmigo, me ayuaba en muchas cosas, incluso a veces económicamente. Me ayudó a conseguir una beca en la universidad. Casi siempre después de las nalgadas, me abrazaba y me decía que quiere verme convertirme en un gran hombre. Por eso me pagaba. Me sentía como un bebe esos momentos. Lo vi como un padre y ciertamente tenia envidía de su hijo al poder crecer cerca de él.
Hoy Omar ya no vive en el mismo país que el mío. Eso fue hace algunos años. A veces mantengo contacto con él y ahora que estoy casado y espero pronto tener hijos. Espero poder ser como él. Esto es algo que no había contado. Ni siquiera mi esposa lo sabe. No se que pensaría al saber que un hombre mayor me sometía de esa manera. Pero gracias a ese hombre, soy la persona correcta que debí ser siempre.
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