Mi verga quedo hecha toda una vergüenza flácida, y empequeñecida.
Un empleado que pensaba clavarse a su jefe, se traumatiza cuando su verga no se le para, y su jefe trata por todos los medios de que se le ponga dura al empleado, al final el jefe se clava al empleado..
Mi verga quedo hecha toda una vergüenza flácida, y empequeñecida.
Cuando en mi nuevo empleo, el gerente me pregunto si deseaba hacer unas cuantas horas extras, sin pensarlo mucho le respondí que sí.
Por lo que apenas dieron la hora de salida me dirigí a sus oficinas, donde apenas entré, sentí como su mirada se había clavado sobre mi verga, y sin retirar sus ojos, me indico cual era el trabajo que yo debía hacer.
Rápidamente me dedique a realizar lo que él me había indicado, pero después de un rato, mi jefe personalmente me sirvió un trago, y ya de manera más informal comenzamos a charlar, augurándome un buen futuro en la empresa, y todo esto sin retirar sus ojos de mi paquete.
De lo que me di cuenta, ya que cuando estaba en la escuela, tenía un compañero de clases, que le gustaba mucho que le dieran por el culo, y su forma de mirar mi verga, era igual.
Luego en la universidad, a más de un profesor y uno que otro compañero de clases, también se quedaban viendo mi verga de la misma manera, por lo que también llegue a clavármelos.
Para hacerle la historia larga, corta, les diré que al rato ya los dos nos estábamos besando y quitando toda la ropa, al mismo tiempo que nos abrazábamos.
Aunque no habíamos hablado nada al respecto, ya me disponía a penetrarlo, pero justo en el momento en que me encontraba tras de él, dispuesto a enterrarle toda mi verga entre sus paradas nalgas.
Me sucedió lo que nunca antes me había pasado, de momento mi verga perdió todo su vigor, quedando por completo flácida, y empequeñecida.
Yo la verdad es que no sabía dónde meter la cara de la vergüenza que eso me dio, aunque mi jefe no se incomodó en lo más mínimo, es más lo tomó de manera bien condescendiente.
Diciéndome que eso le puede pasar a cualquiera, y de inmediato él mismo comenzó a manipular mi miembro, para ver si volvía a ponerse en las condiciones apropiadas para penetrarlo, pero nada de nada, mi verga seguía mustia, y recogida.
Entonces el mismo me propuso que dejase que él me diera una mamada que, de seguro, así volvería a tomar cuerpo.
Cosa con la que yo de inmediato estuve de acuerdo, él se dedicó a mamar mi verga, lo que al principio pareció resultar, pero apenas se la saqué de su boca, y me pare tras él, se me volvió a poner pequeña, y arrugada.
Yo estaba que me moría de la vergüenza, pensando que, si le fallaba a mi jefe, de seguro perdería para siempre, cualquier oportunidad de promoción dentro de la empresa.
Por lo que, casi llorando, comencé a pedirle disculpas, diciéndole que ignoraba que me pasaba.
En ese momento mi jefe me volvió a tratar de la manera más condescendiente que pudo, y a medida que me consolaba, colocando una de sus manos sobre mi hombro, me dijo. “De seguro, debe tratarse de algo sin importancia”.
Pero sin dejar de abrazarme, me propuso que lo dejase intentar, puntearme, la verdad es que nunca había escuchado ese término, por lo que ignoraba a que se refería.
Fue cuando deslizando la mano que tenía sobre mi hombro hasta mis nalgas, me dijo. “Es bien sencillo, tú te apoyas contra la mesa, separas las piernas, mientras que yo te comienzo a puntear con la cabeza de mi verga sobre tu esfínter, al tiempo que te hago la paja, ya que hay a quienes eso le funciona”
Como estaba a punto de penetrarlo, y la idea era que mi verga, se me volviera a poner en forma para cogerlo, por lo que, sin pensarlo mucho de inmediato, le dije que sí.
Así que asumí la posición que me había indicado, casi de inmediato comencé a sentir varios de sus dedos acariciando mi esfínter, cosa que al principio no me agradó mucho.
Ya que nunca ninguna de las personas, a las que le había dado por el culo, había llegado ni tan siquiera a tocarme las nalgas.
Pero a medida que me comenzó a acariciar las nalgas, y con su otra mano a la vez también comenzó a manosear mi verga, yo me quede callado.
Aunque no se me había puesto bien dura, por lo menos había comenzado a tomar cuerpo, por lo que con la esperanza de que mi verga se tonificara por completo, dejé que continuase haciéndome todo eso.
Suavemente sentía como sus dedos con algo de saliva, iban explorando mi esfínter, mientras que mi verga lentamente, a medida que el seguía masturbándome, continuaba tonificándose.
Cuando de momento me comentó, que iba a comenzar a puntearme, y que yo con mis manos separase mis nalgas.
Casi de inmediato después de que separé mis nalgas, comencé a sentir su caliente glande que chocaba suavemente una y otra vez contra mi apretado esfínter.
A todas estas, fui viendo como mi propia verga entre sus dedos seguía creciendo, pero aún le faltaba mucho como para que volviera a intentar penetrarlo yo a él.
Así que lo dejé que continuase, y seguí sintiendo como la cabeza de su verga, continuaba entrando en contacto con mi esfínter.
Ya en esos momentos me sugirió que lo dejase meterme la cabeza, ya que, de seguro de esa manera, mi erección volvería de manera más rápida.
La verdad es que le dije que sí, ya que comencé a sentir un cierto placer a medida que él seguía poniendo la cabeza de su verga, contra el hueco de mi culo.
Yo me encontraba de lo más tranquilo y confiado, hasta había comenzado a mover ligeramente mis nalgas, cuando de un solo empujón, el muy hijo de la gran puta me penetró por completo con toda su verga.
Lo cierto es que en ese instante pegué un fuerte chillido, el condenado viejo ese, de un solo golpe, me la había enterrado toda su dura verga.
Al tiempo que, con su otra mano, continuó apretando mi verga, y masturbándome con fuerza.
Yo la verdad es que no me esperaba eso, y el dolor que eso me había provocado en el culo era bien fuerte, y a medida que me corrían un par de lágrimas por mi cara, comencé tontamente a reclamarle, diciéndole. “¿Pero no que solo me iba a meter la cabeza?”
Mi jefe tratando de ocultar su risa me respondió, diciéndome. “Pero quien te dijo que eso tiene hombro, se me fue toda, ahora disfrútala, y continúa moviendo esas ricas nalgas.”
Yo no estaba preparado para eso, pero a medida que el continuaba metiendo y sacando toda su dura verga de mi culo, yo comencé a sentir algo completamente raro.
Aunque no me dejó de doler, no por ello dejé de seguir moviendo mis caderas, y apretando mis nalgas, a medida que él seguía enterrándome toda su verga.
Cuando menos lo pensaba involuntariamente comencé a gemir, y a seguir chillando por el placer que me producía, lo que mi jefe me estaba haciendo.
Así pasamos un largo rato, yo moviendo mis caderas como una puta, apretando y soltando mi esfínter una y otra vez, al tiempo que no paraba de pedirle que me diera más y más duro, mientras que él no dejaba de masturbarme, y de seguir clavándome toda su sabrosa verga.
A medida que mi jefe me seguía dando sabrosamente por el culo, comenzó a mordisquearme la nuca, y las orejas, por lo que mi cuerpo de forma involuntaria se quebraba.
Cuando al rato, aun sin llegar a venirse, extrajo su gruesa verga de entre mis nalgas, y señalándome el sofá de su oficina, me ordenó que me recostase bocarriba, cosa que sumisamente le obedecí.
Y no bien había terminado de hacerlo, cuando él me tomó por los tobillos, levantó mis piernas, y luego las separó.
Mientras que yo fui incapaz, de decir o hacer algo por evitar, que nuevamente me volviera a penetrar con su verga.
En ese instante, fui viendo como ante mis ojos, mi culo se fue tragando golosamente toda su verga.
Por un buen rato siguió metiendo y sacando por completo toda su verga de mi cuerpo, al tiempo que yo no paraba de masturbarme disfrutando de todo lo que ese viejo, me estaba haciendo.
Quizás piensen que exagero, pero cuando finalmente se vino dentro de mí, les juro que sentí como todo su caliente semen me llenaba por dentro.
Por lo que hasta terminé viniéndome, él se dirigió al baño, y mientras yo aun no podía creer lo que me había sucedido.
Cuando regreso, me sugirió que fuera al baño, y expulsara en el inodoro toda la leche que él me había dejado dentro y que luego en la pequeña ducha, me lavase bien el culo con agua y jabón.
Cuando regresé a su lado, él permanecía sentado en el sofá, y agarrándose la verga, me dijo. “Ahora ponte a mamar, que por lo visto para lo otro no creo que puedas”
Yo sumisamente, me arrodillé frente a él, y tal como si ya lo hubiera hecho un sin número de veces, agarré su mustia verga y comencé a lamérsela, lentamente.
De eso a que me dedicase a mamársela como debe ser, pasaron unos pocos minutos, Y ya al poco rato yo seguí con su verga dentro de mi boca, mama, que mama.
Posteriormente durante el resto de la noche, mi jefe hizo conmigo lo que le dio, gusto y ganas.
Dejando mi culo tan abierto como una ponchera, desde esa fecha, prácticamente me convertí en su esclavo sexual.
Ya que hago todo lo que el quiere, incluso ponerme ropa de mujer, y actuar como una para él y para quien él guste.
Por lo que me dan de manera incansable por el culo, cuando no es que me ponen a mamar.
M verga quedo por completo flácida, y empequeñecida.
Hay mucha maricona que va de hetero por la vida…, hasta que dan con un bisexual que le pone en su sitio.