Miranda (Parte 1)
Una chica de 10 años sintiendo su pubertad..
Esto sucedió en un pueblo muy caluroso del sur de México, donde viven no más de 2 mil personas. Ocurrió en el año 2021. Yo no soy originario de allí, pero vivo en este lugar desde finales de 2019, donde trabajo como maestro de educación física de la secundaria. Tengo de 31 años y me llamo Eduardo.
Rento un cuarto sencillo en la casa de una muy amable viejita: Doña Rita. Tiene unos 72 años de edad. Y vive con su nieta desde hace 3 años, cuando los papás de esta migraron ilegalmente a Estados Unidos buscando una mejor vida. La nieta se llama Miranda. Es una niña de 10 años.
Desde que me recibieron en su casa procuro no solo pagar la renta puntualmente, sino también colaborar con algunas reparaciones y aprovechar cualquier oportunidad para mostrar mi gratitud. Por ejemplo, desescombré su patio y sembré algunas plantas, pinté la fachada de su casa y a veces cocino. Al cuarto que rento -que está en la azotea justo encima de la habitación de Miranda- le he hecho varias mejores para hacerlo más conectado, más cómodo y más privado.
Hace cosa de 4 meses Miranda, la nieta de mi casera, cumplió 10 años de edad. Al parecer ella esperaba con ansia la llamada de sus padres y tal vez algún regalo de parte de ellos que la sorprendiera. Era un lindo viernes. La abuela había preparado un sencillo pero delicioso platillo. El preferido de Miranda. Y yo estaba invitado a comer con ellas.
La llamada nunca llegó. Mucho menos un regalo. Miranda estaba visiblemente decepcionada. Su rostro -que es muy lindo- se entristeció y provocó mi compasión enseguida ¿A quién le gusta ver a una niña afligida? Sin ninguna malicia de por medio, salí a comprar maíz para hacer palomitas, las preparé y la invité a elegir una película en Netflix, si su abuela se lo permitía. Obtuvo el permiso de Doña Rita, subimos a mi cuarto y le ayudé a elegir una película. Eligió un drama romántico de vampiros.
Yo violví a la planta baja a conversar con Doña Rita. Me compartió que los padres de Miranda -contrario a lo que yo creía- no han mandado un centavo desde que se fueron. El dinero que recibe del gobierno y lo que yo le doy de renta, es en primer lugar para pagar intereses a las deudas que dejó su hija y su marido antes de irse. Apenas les queda para procurar su salud, para comer adecuadamente y para costear los gastos de Miranda.
Nuevamente se me apachurró el corazón y quise hacer algo. Le propuse a Doña Rita llevarla al sía siguiente -sábado- a la ciudad más cercana que está a unos 45 minutos del pueblo. Le dije que le quería ayudar comprándole una buena despensa y algo que le hiciera falta a Miranda. Ella puso una mirada de gratitud y se negó, pero aceptó enseguida. Cuando Miranda bajó una vez que terminó la película, su abuela le dio la noticia y me dio el crédito: «Mañana el maestro Eduardo nos va a llevar a la ciudad» dijo. Miranda se puso feliz.
Llegó el día siguiente, bajé listo para salir. Cuando entré a la sala de Doña Rita me topé con 2 sorpresas. La primera, era que Doña Rita no podía ir a la ciudad ese día. Ella había olvidado que ese día sería la entrega bimestral de su apoyo del gobierno. La segunda sorpresa fue Miranda que hasta esos días me había pasado desapercibida.
Miranda se había puesto algo que acentuaba lo negro y ondulado de su cabello. Se puso labial rosa. Y traía encima un vestidito claro muy fresco, que dejaba sus brazos delgados totalmente libres, y sus piernas gruesas desnudas de medio muslo para abajo. Del vestido sobresalían unos minúsculos senos y una colita paradita.Su piel de un tono como la miel, se antoja tersa. Por primera vez estaba viendo a Miranda con la atención con la que un hombre ve a una mujer.Ella es una chica esbelta de más o menos 1.40 m de estatura.
El rostro de Miranda demostraba ansiedad por no saber si iríamos a la ciudad, por el compromiso que su abuela había olvidado. Por su parte, a Doña Rita se veía angustiada pues no quería decepcionar una vez más a Miranda. A mi -por otro lado- se me llenaba el pene de esas cosquillas previas a una erección, pues la pequeña Miranda se veía verdaderamente sexy.
Finalmente, la abuela me dijo frente a Miranda: ¿Puedo abusar tanto de su confianza pidiéndole que la lleva a la ciudada sin mí? Yo guardé silencio un segundo, miré a miranda su rostro casi desilusionado, y les dije: Claro que sí Doña Rita, no se preocupe ¡Vamos Miranda! Ella saltaba de gusto y gritaba: ¡Gracias abuelita, gracias! Mientras tanto, en cada salto yo aprovechaba lo que me dejara ver ese lindísimo verstido.
Se despidieron y nos fuimos a mi coche, un pequeño Gol de VW, color rojo, polarizado, modelo 2018, pero en excelentes condiciones. En el viaje ella no paraba de hablar y de hacerme preguntas: ¿De dónde eres? ¿cómo es allí? ¿Tienes novia? ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? ¿Te gustan las películas de vampiros? Tuvimos una charla muy linda todo el camino a la ciudad, una charla aparentemente inocente, salvo porque yo miraba sus hermosas piernas cada vez que podía y buena parte del camino llevé una erección debajo de mi pantalón. Tenía muchas ganas de acariciarlas.
Una vez en la ciudad fuimos a una pequeña plaza comercial donde hay de todo: tiendas de ropa, zapaterías, restaurantes, cine y un súper. No es gran cosa, ni tampoco fue la primera vez para Miranda, pero sale del pueblo tan poco que sigue causándole mucha emoción.
Lo primero que hicimos fue ir a un par de tiendas de ropa. La animé a comprarse 3 o 4 vestidos del estilo que traía puesto. Compramos un par de tenis. Varias camisetas estampadas. Y tres falditas de verano, cortas y voladas, como de tablones, que se verían genial con sus nuevas camisetas. Todo se lo probaba y salía a mostrarme. No perdí ninguna oportunidad de hacerla sentir hermosa, ya sea con palabras, ya sea con una mirada coqueta. Cada que podía alejarme un poco le tomaba alguna foto para conservar esa hermosa estampa de su cuerpo.
Miranda estaba feliz. Comimos una hamburguesa con papas en un restaurante. Fuimos al cine. Después hicimos el súper. Todo se lo iba avisando a su abuela. Fue un día emocionante para Miranda, excitante para mi.Sus bellísimas piernas, su colita parada y sus pequeños senos saltados, fueron para mi deleite todo el día.
Cuando nos subimos al coche con todas nuestras compras, Miranda exhaló un gran bostezo, estaba cansada. Ni bien salíamos de la ciudad cabeceó y se quedó dormida. Yo manejé muy despacio para mirar tranquilamente su piel tersa. El sueño de Miranda y las curvas de la ruta, hicieron que eventualmente ella abriera mucho sus pìernas. Su vestido se hizo hacia arriba, y ahora no solo miraba sus piernas sino también su coño abultadito cubierto por su calzoncito.
Llegamos. Se bajó feliz a contarle a su abuela todo lo que habíamos hecho y a mostrarle todo lo que habíamos comprado. Doña Rita no sabía que decir para agradecerme. Yo le dije que no necesitaba decir nada. El día terminó, subí a mi cuarto y le dediqué tremenda paja.
Al día siguiente -domingo- bajé temprano a buscar agua. Pues la que tenía en mi cuarto se había terminado. Bebí en la cocina y enseguida me devolví a su cuarto. Apenas me había tumbado en la cama y encendido la televisión. Cuando me sorprendió Mirando que entró corriendo, sin tocar la puerta y se me echó encima. ¡Despiértate, despiértate! decía ella con entusiasmo.
Yo estaba acostado boca arriba. Ella encima de mi, mirándome. Mi pelvis debajo de la suya. Su pelvis moviéndose por el rebote de mi cama. Mi verga se erectó enseguida. Ella traía uno de los vestiditos nuevos. Y seguía rebotando con su cuerpo. Sus piernas caían a mis lados. Mi verga erecta y su coño solo eran separados por mi pantalón de pijama y su calzoncito.Cuando notó el bulto, sin dejar de moverse, me dijo: ¿Qué tienes ahí?
Continuará.
Aunque sin mucho morbo, es un buen comienzo, promete M U C H O, espero que así sea, no tardes con la continuación que me hace volar la imaginación que tanto habrá pasado con esa nenita que a esa edad son muy pero muy curiosas, un saludo.
Aquí está la continuación https://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/dominacion-hombres/miranda-parte-2/
Esta muy bueno, pero a la mirada de lo entretenido se corto eso baja puntos
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Buen relato espero la parte 2
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Que rico relato espero que tenga una tercera parte jejeje
Espero continuación. Me tienes en ascuas por saber lo que ocurre a continuación.
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Espero y que continúe el relato, me gusto mucho
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Muy interesante. Estaré ansioso de la segunda parte.
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Buen relato espero el siguiente
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Sí, muéstrale qué tienes.
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Delicioso!
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