Mis amigos se aprovecharon de mi sinceridad…
Un chico borracho le confiesa a sus amigos, que a él le han dado por el culo, por lo que sus amigos llenos de interés le piden que les cuente como fue que pasó eso, por lo que en parte él les cuenta que había sido secuestrado, por unos tipos que lo obligaron a vestirse de mujer y dejarse coger. .
Mis amigos se aprovecharon de mi sinceridad…
Bueno eso es lo que yo quiero pensar en ocasiones, cuando me acuerdo, de lo que me sucedió.
La verdad es que soy gay de closet, y en esa ocasión caí como un verdadero pendejo, por estar bebiendo y hablando de más, como dice mi actual macho, boludeces.
Mis amigos y yo, teníamos la costumbre de reunirnos en la vieja casa de uno de ellos a beber, la casa era de sus padres.
Las últimas personas en habitarlas fueron sus tías, las que se mudaron a la ciudad, quedándose mí amigo con las llaves.
Como de costumbre, llevamos varias cajas de cerveza, y nos pusimos hablar de todo un poco, hasta que uno de los presentes comentó. “Que, para ser gay, hay que ser muy macho, ya que eso de soportar una verga enterrada por el culo, no cualquiera puede hacerlo.”
Yo sin hablar, ni opinar sobre el tema me dediqué únicamente a escuchar los comentarios de varios de los chicos que nos acompañaban.
Unos decían que sí, otros que no, pero finalmente, quizás por lo mucho que había bebido, no sé cómo se me ocurrió preguntar a cuantos les habían comido el culo, a lo que todos respondieron que a ninguno.
Como ya dije, quizás por la cerveza, o porque en el fondo quería decírselos, me levanté y les dije. “A mi si me comieron el culo, hace unos meses.”
Todos se quedaron asombrados, y de inmediato comenzaron a preguntarme como había sido eso.
A lo que yo sintiéndome el centro de atención de todos ellos, se lo conté, aunque exageré un poco las cosas, para no quedar tan mal parado ante todos ellos.
La realidad es que un tío mío, hace más de tres años me viene comiendo el culo, ya que se dio cuenta de que me llamaba mucho la atención su verga, y poco a poco, de ir dejando que se la viera, y luego la tocara, al poco tiempo ya me tenía mamando, y cuando menos me lo esperé, ya también me tenía bien ensartado.
Cosa que ahora les digo de verdad que me gusto, pero a mis amigos les dije que una noche que regresaba a casa, varios hombres me asaltaron, me secuestraron, me desnudaron y me obligaron a que me dejase hacer todo lo que ellos me ordenaban, apuntándome con un cañón en mi cabeza.
Yo como les dije exageré, un poco, diciéndoles que, tras desnudarme, quizás como tenía mi cabello largo, como en esos momentos, me obligaron a que me pusiera una ropa de mujer, que seguramente se habían robado en alguna casa cercana.
Y que, por espacio de varios días, me tuvieron tratándome como si yo fuera una chica, y dándome por el culo, y poniéndome a mamar sus vergas, bajo la amenaza de ser asesinado, o por lo menos golpeado si no lo hacía.
Fue cuando el que tenía las llaves de la casa, me pidió que le explicase a él y al resto de los chicos, detenidamente como había sido eso.
Yo continué contándoselo, inventando gran parte de las cosas que les decía, cuando uno de los chicos, le propuso al de la casa, que permitiera que me pusiera algún vestido de sus tías, para que todos ellos tuvieran una mejor idea de lo que me sucedió.
De inmediato mi amigo dijo que si, y mientras me tomaba otra cerveza me fui desnudando frente a todos ellos, para luego ponerme un viejo vestido de una de sus tías, que él mismo me sacó de una de las cajas, con pantis, sostén, hasta medias y un liguero.
Lo que me fui poniendo frente a todos ellos, al tiempo que les iba contando que, en esos momentos, cuando estaba con mis secuestradores, asustado yo estaba llorando, y pidiendo que no me fueran a matar.
Los chicos me pusieron mucha atención, y cuando ya estaba completamente vestido, y con mi cabello suelto.
Él se me acercó y dándome otra cerveza, me preguntó. “Entonces, te agarraron así, y se te tiraron encima.” fue cuando él me agarró por detrás, que sentí su caliente verga, aun por encima de la tela de su pantalón, como chocaba con mis casi desnudas nalgas.
A lo que yo le respondí que no, les inventé en ese momento, que lo siguiente que me obligaron hacer, fue ponerme a bailar, con la gran mayoría de todos ellos.
Mientras que yo seguía llorando del miedo, y pidiéndoles que no me fueran hacer daño, al tiempo que me besaban por el cuello, y me agarraban las nalgas, y mis pequeños pechos, una y otra vez.
Entonces uno de los chicos del grupo, se levantó y haciendo música con su boca, dijo. “O sea que te tomaron de mujer.”
Al tiempo que, para dar el ejemplo, él me agarró entre sus gruesos brazos, y se puso a bailar conmigo, según yo les había dicho, que aquellos falsos delincuentes de mi imaginación me habían obligado hacer.
Así que al poco rato la gran mayoría de mis amigos, bailaron conmigo, me agarraron las nalgas, y hasta hubo uno que otro, que me llegó a meter su dedo por mi culo, al tiempo que me besaban o mordisqueaban mi cuello y hasta mis orejas.
Ya al poco rato, yo seguí sin decir nada, mientras que mis amigos, me fueron quitando parte de la ropa, dejándome en patis, medias, liguero y sostén.
Yo seguí bebe que bebe, y cuando me vine a dar cuenta, ya me tenían acostado boca abajo sobre un sofá.
Como se lo podrán imaginar el primero en clavare su verga fue el dueño de la casa, que de no ser porque yo acostumbro ocasionalmente penetrar mi culo con algún objeto algo grueso, seguramente me hubiera dolido un montón.
Pero al sentir sus dedos llenos de su propia saliva sobre mi esfínter, no me quedó la menor duda de que a partir de ese momento, sería considerado como la puta del grupo.
Esa noche él y el resto de nuestros amigos, no tan solo me comieron el culo, un sin número de veces, sino que también me pusieron a mamar todas sus vergas.
Ya al día siguiente, cuando me desperté, con mi culo bien abierto, él se me acercó, y me dijo al oído. “Tremendo cuento el que te inventaste anoche, pero dime la verdad, quien fue el primero que te dio por el culo.”
Yo resignado, y algo avergonzado por haber sido descubierto en mi pequeña mentira, le dije que había sido mi tío, a lo que él me dijo. “Ya lo sabía tenía que ser él, es que el hijo de puta tiene una cara de sádico, que no sé cómo tus padres, no se dieron cuenta.”
Él no les dijo a mis otros amigos la verdad, aunque para los efectos, como ya les dije, soy la puta del grupo, y cuando viajo a mi pueblo, todos mis amigos, me lo recuerdan al tiempo que me están dando nuevamente por el culo….
Perverso y feliz anecdota