Mis borracheras eran una tonta excusa.
Un alcohólico reconoce que se emborracha, para tener una excusa creíble, del por qué se deja dar por el culo. .
Mis borracheras eran una tonta excusa.
Desde hace algunos meses, me di cuenta de que cuando salía a beber, ya fuera con mis amigos, o con algunos conocidos, inevitablemente siempre terminaba separándome del grupo.
Supuestamente, después de despedirme, me iba a mi casa, o por lo menos eso era lo que yo les decía a mis amigos, o conocidos.
Lo cierto es que buscaba otro bar, y seguía bebiendo solo al principio, lo malo de todo eso, es que, en más de una ocasión, al despertarme me encontraba acostado con un hombre a mis espaldas.
De inmediato recordaba todo lo sucedido, y aunque me muera de vergüenza el decirlo, les diré que la gran mayoría de las veces, aunque había bebido mucho, como que estaba muy consciente, en todo momento de lo que sucedía a mi alrededor.
Solo que, ante la más pequeña insinuación, o propuesta de que me dejase dar por el culo, sin mucho esfuerzo de la otra persona, gustosamente yo terminaba accediendo.
En ocasiones cuando se me agotaba el dinero, debido a un tonto comentario que pude haber hecho, comenzaba a quitarme poco a poco toda mi ropa, a cambio de varios tragos, hasta quedar completamente desnudo.
Momento en el que al ofrecerme un trago si me dejaba dar por el culo, yo gustosamente aceptaba, cuando no era que alguno de mis acompañantes me ponía a mamar, a cambio del trago.
Como verán eso me tenía traumatizado, ya que bueno y sano, jamás ni había pensado en acostarme con otro hombre, y mucho menos dejar que me penetrase, o me pusiera a mamar su verga.
Procuré dejar de beber, pero eventualmente volvía y recaía en la bebida, y en las mismas prácticas de siempre.
En una ocasión el encargado o dueño del bar en el que estaba bebiendo, se dio cuenta de que pata yo cojeaba, en otras palabras, de lo que en realidad me gustaba.
Esa noche, invitándome un trago, me llevó a un reservado, y sin mucho esfuerzo no tan solo me fue desnudando, sino que me besó y acarició todo mi cuerpo, antes de penetrarme, y posteriormente ponerme a mamar.
Yo esa noche bebí como nunca no había hecho, y cuando él comenzó con su tocadera, yo lo dejé continuar, y como no dije nada cuando me fue quitando, cada una de mis prendas de vestir, al quedar completamente desnudo entre sus brazos, comenzó a besarme intensamente.
Para luego recostándome boca arriba, sobre el sofá que se encuentra en el reservado, tomarme por los tobillos, y al separar mis piernas, vi como él gustosamente me fue enterrando todo su buen pedazo de carne por mi culo.
Así que a medida que él me enterraba toda su verga, yo movía mis caderas, como toda una puta, o mejor dicho como todo un maricón.
Si eso hubiera sido todo lo que me sucedió, quizás yo no me sentiría tan confundido, ya que después de que el encargado del bar hizo con mi culo lo que le dio la gana, me propuso que, si yo me dejaba comer el culo por otros tipos, mientras que él me seguiría dando de beber, y lo que recuerdo fue que le dije que sí.
Lo que le dije como que lo alegró, ya que el resto de la noche, y parte de la madrugada, un sin número de clientes de ese bar, o me comieron el culo, o me pusieron a mamar sus vergas.
Y todo a cambio de varios tragos, para completar todo, al día siguiente cuando ya en mejores condiciones me desperté, aunque con un fuerte dolor de cabeza, me llevé la sorpresa de que sobre mi estaba el encargado del bar, tan desnudo como lo estaba yo, y su verga aun la tenía enterrada entre mis nalgas.
Por lo que ya no me quedaba la menor duda, de que todo lo que me había pasado era cierto.
Apenas él sacó su miembro de entre mis nalgas, me di cuenta de que me habían dejado el hueco del culo, más abierto que la entrada de un túnel, aunque cuando regresé a casa ya se había vuelto a cerrar.
Ya estando en mi apartamento, sentado en el inodoro, expulsando todo lo que me habían dejado dentro de mis tripas, pensando sobre todo lo sucedido, de algo de lo que me di cuenta fue, que eso no me sucedía cuando estaba con mis amistades.
Por lo que inventaba cualquier excusa para marcharme, y de esa manera, probar suerte en otro sitio donde no me conocieran, y al que lo más probable era que no volviera a pasar por un buen tiempo.
Y aunque la mayoría de los que les sucede eso, al día siguiente, dicen que no se acuerdan de nada.
Lo cierto es, que yo si me acuerdo de todas las cosas que hago, y de las que me dejo hacer, aunque seguramente, si alguien me hubiera preguntado o me comenta algo, lo más seguro es que dijera que no me acuerdo.
Como verán, eso me tenía tremendamente mortificado, por lo que una tarde, que mi cabeza estaba a punto de estallarme, decidí salir a caminar a una retirada, y solitaria poza que conozco, para despejar mi mente.
Al llegar a la poza, tras quitarme la ropa y ponerme mi traje de baño, de inmediato me metí al agua, donde estuve pensando en todas las cosas que borracho había hecho, y dejado que me hicieran.
También me acordaba muy claramente, de lo mucho que disfruté, y del gran placer que sentía cuando ya fuera el encargado del bar, o algún otro tipo me clavaba sabrosamente toda su verga, al tiempo que me daban ardientes nalgadas, diciéndome lo maricón que yo era, cosa que en realidad ni me molestaba, mientras que yo disfrutándolo mucho, le mamaba su verga a otro.
Al principio me decía a mí mismo una y otra vez, que todo se debía a las fuertes borracheras que yo había agarrado.
Pero al recordar mi última aventura, con aquel encargado del bar, que a diferencia de las otras ocasiones en que cuando despertaba ya estaba en mi apartamento, en esa ocasión al despertar, todavía estaba dentro del reservado del bar, con el encargado aun sobre mí, clavándome por nonagésima vez toda su sabrosa verga.
Por lo que muy a mi pesar comencé a reconocer, que el ser penetrado por otro hombre me gustaba, y mucho.
Fue cuando ya comenzando a caer la noche, llegó un tipo más o menos de mí misma edad, a la poza, tras un corto saludo, y preguntar cómo estaba el agua, y yo responderle que fresca, él comenzó a quitarse la ropa, pero cuando ya nada más estaba en interiores, vi con cierto asombro de mi parte que también se los quitó.
Y así completamente desnudo se metió al agua, quedándose a poco menos de medio metro de mi persona.
Yo lo cierto es que no despegué mi vista de su llamativa, y gruesa verga, y fue tal mi indiscreción por mi manera de quedarme viendo su instrumento que, con una gran sonrisa en su cara, el tipo ese dirigiéndose a mí me dijo. “Si quieres tocarlo, hazlo, que yo no me voy a molestar por eso.”
Lo que me sorprendió de todo eso, era que yo ni tan siquiera me había dado un solo trago en todo el día, y la verdad es que en ese instante ardía por deseos de agarrársela.
No me lo tuvo que repetir nuevamente, estiré mi mano, y agarrando su verga, sentí como se fue poniendo caliente, más y más dura entre mis dedos.
Algo que digamos que se dio de manera natural, fue que yo acerqué mi boca a su parado y erecto miembro.
Por un instante lo vi a los ojos, como buscando que me diera su aprobación, para ponerme a mamar.
Lo que de inmediato hice, así en medio de la poza, comencé no tan solo a lamer, sino que a mamar por completo toda su verga.
Hasta que él mostrándome una gran sonrisa me dijo. “Si gustas primero te doy por el culo, y luego sigues mamando.”
Sus palabras sonaron como música en mis oídos, por lo que, sacando su verga de mi boca, le di la espalda, al mismo tiempo que me quitaba yo mismo mi traje de baño.
Separé mis piernas y casi de inmediato comencé a sentir como su tremendo miembro comenzó a taladrar mi culo.
Ya a los pocos segundos, lo tenía por completo dentro de mí, por primera vez en mi vida, estaba dejando que me dieran por el culo, sin haberme emborrachado previamente, por lo que llegué a la conclusión, de que lo de las borracheras había sido por lo visto una tonta escusa de mi parte.
Así que a medida que el tipo ese continuó metiendo y sacando su sabrosa verga de mi culo, yo además de mover mis caderas con mucho gusto, y mayor placer, también apretaba mi esfínter, cuando él me enterraba su trozo de carne.
Así continuamos por un buen rato, hasta que él descargó su leche dentro de mí, yo por mi parte, después de lavar su verga, no espere a que me dijese nada, y de inmediato me dediqué a masturbarme al tiempo que se la mamaba intensamente.
Después que él se vino, dentro de mi boca, y garganta, al mismo tiempo que me masturbaba, gustosamente me trague todo su semen.
Después de eso le di mi número de teléfono, y quedamos en que me llamaría para vernos nuevamente.
Aun sigo visitando bares solo, pero ya no me emborracho como antes, y lo disfruto mucho más….
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