MIS PRIMERAS EXPERIENCIAS… Parte IV
Por algún tiempo no tuve quien me pudiera coger, algunas veces un vecino bastante mayor me hablaba a su casa y me hacia que se la mamara hasta que se venía…
Por algún tiempo no tuve quien me pudiera coger, algunas veces un vecino bastante mayor me hablaba a su casa y me hacia que se la mamara hasta que se venía, yo tenía menos de 10 años y ni siquiera me imaginaba que ese era el semen (muy rico por cierto)
Nunca supe porque nunca me cogió, quizás porque me veía muy pequeño o quizás tenía miedo que nos descubrieran. A veces me lo proponía y yo gustoso le decía que sí se bajaba sus pantalones y solo jugaba conmigo diciéndome crees que te entre todo este trozo, yo le decía que probara a ver si entraba todo eso y después solamente me decía mejor dame una mamada y ahorita vemos y era todo, a mi me gustaba mamar esa verga negra y gorda, no muy grande pero demasiado ancha diría yo.
Hacer eso lo único que provocaba en mi era dejarme bien caliente con ganas de más pero no tenía quien me dijera vamos a coger, la mayoría ya eran mayores que yo y ya los juegos a escondidas se iban acabando ya no era como antes.
Por ese tiempo sin saber, sin tener conocimiento de lo que pudiera pasar.. empecé a esconderme con mi perro y las primeras veces lo pajeaba como comúnmente se dice, sentía chorrear todo es liquido en mi cara, algunas veces lo llegué a saborear y era rico probar su semen, no me disgustaba por el contrario le empecé agarrar gusto, lo malo que igual solamente me dejaba muy caliente queriendo más, ya no era suficiente solamente pajearlo.
Un día estado solo en casa sin que nadie nos molestara quise ir más allá, estaba super decido. De esas veces que mi mente se nubla y me transforma, me metí a robarle a unos inquilinos que teníamos del otro lado de la casa, ropa sucia que dejaban en un sexto, me traje una tanga, un brasier y un vestido muy sexy que también me encontré. Me puse cada cosa sintiéndome cada vez mas caliente imaginando que iba a tener una gran faena de sexo.
Una vez que me puse todo me sentía la más buena de la colonia jaja, sentía que tenía un culazo y bueno tetas no tanto pero yo me sentía la mejor. Me daban ganas de salir así a la calle que me vieran y encontrarme un hombre que me dijera que buen culo tienes para metertela toda de un jalón, pero bueno mi yo interior no me lo permitió jaja.
Salí a buscar a mi perro al patio trasero y me lo traje a juguetear conmigo. Empecé a calentarme demasiado y comencé a pajearlo hasta que aventó los primeros chisguetes. Como puede porque era la primera vez, me quité esa tanga que de por sí ya olía a la vecina así que se aroma me envolvió más, me las ingenié para poder sentir esa verga de la cual ya estaba deseoso de sentirla, no soy ningún experto y tampoco en ese tiempo había internet o el conocimiento que hay hoy en día, no sabía si me podía enfermar o si me iba a lastimar o que podía pasar pero eso no me importó, mi calentura era ya demasiado que ya quería sentir algo dentro de mi y poder desfogar todo eso que me quemaba por dentro.
Los primeros intentos fueron fallidos ya que solamente sentía el picoteo de su verga por un lado o en mis nalgas y yo que cada vez aguantaba menos, como pude me lo subí arriba calculando el ángulo jaja para que pudiera entrar… y zaz de pronto entró y empezó a copular tan rápido y tan rico, uyyy que me sentía que iba a desmayarme en cualquier momento, una y otra y otra y otra vez sentía esa verga entrar en mi, sentía todo su semen correr entre mis piernas, debajo de mi había un gran charco yo creo que del semen que chorreaba por mis piernas, era una experiencia que no había experimentado y que me estaba gustando.
Yo estaba totalmente ido nada me importaba, si alguien hubiera llegado en ese momento quizás ni cuenta me hubiera dado, mi mente estaba en otro lugar, nada importaba solo satisfacer mis ganas salvajes de coger. A partir de ese día ese perro fue mi adoración, me estaba dando la gran cogida que yo pedía a gritos que cuando terminamos me quede sin fuerzas, recuerdo que me quedé tirado en el piso, sin ganas de nada solamente quería descansar, recuperar las fuerzas para volverlo a intentar nuevamente, no iba a dejar pasar la oportunidad de volverlo hacer. No hubo abotonamiento, si vi su bola y sí me impactó pero quizás mi inexperiencia o mi pequeño ano no lo permitió. No era un perro grande, era un perro mediano y tampoco era de raza pero para mi fue el mejor, mi amigo de grandes aventuras.
Pero esa solamente fue la primera de muchas tardes que pasé a solas con ese perro, las cuales contaré en otros relatos.
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