MIS PRIMEROS CLIENTES III
El pequeño Sergio se despierta a golpe de cachetadas en el culo después de una noche de sueños húmedos. Su papá va a prepararlo para su nuevo día de aventuras….
Estaba profundamente dormido cuando empecé a sentir frio en mi pequeño trasero, en las piernas… Sentía como la brisa matutina recorría la parte baja de mi cuerpo.
Algo aturdido me desperté a ver que pasaba cuando vi a mi padre sentado a un lado de la cama, me había destapado y se estaba masturbando. Con su mirada fija en mi culito, empezó a acariciarme de forma algo agresiva, me recorría todo el cuerpo de arriba a abajo poniendo especial interés en mis nalgas y mi pequeño agujero. Mientras con una mano seguía agarrando su pollón baboso de 19cm, con la otra empezó a darme cachetadas en el culo.
-Auuu! Me duele…- Dije aún medio dormido.
-Despierta zorrita. Quieres explicarme que haces con el pijama bajado hasta los tobillos?- Oí la voz autoritaria de mi padre mientras seguía dándome cachetes en el culo.
-Para, me haces daño- Intentaba taparme el culo con las manos.
-No hasta que me digas como ha acabado tu pijama enrollado entre tus pies- Tenia una sonrisa malévola dibujada en el rostro.
-No lo sé, se me habrá bajado durmiendo- Intenté sonar convincente, lo cierto era que me había quedado dormido después de hacerme una buena paja la noche anterior, quedando el pijama en la posicional que lo dejé.
Mi padre soltó una gran carcajada, me sujetaba los brazos con una mano y con la otra seguía dándome manotazos.
-Ya veo, hasta en sueños pides polla. Tu solito te desnudas esperando tu ración de leche mañanera, menuda zorrita estás hecho maricón.- Seguía sonriendo como un pervertido.
Sin dejarme tiempo para reaccionar, aún sujetándome las manos, se colocó detrás mio, levantó mis brazos y apoyó todo su peso sobre mi. Acercó su boca a mi oído y susurró:
-Ayer por la noche te libraste, pero ahora no te libras- Me dijo mientras me sobaba el ojete con sus dedazos a lo bruto.
Levantó un poco su trasero y mientras con una mano seguía sosteniendo mis brazos, con la otra dirigió su pene a mi pequeño agujero. Sin mas lubricante que la baba natural que siempre mantenía su polla mojada, empujó con fuerza y me penetró sin compasión.
-Auu…- Grité.
-Shhh… Tranquila putita, tú aguanta- Dejó mis brazos, que ya no oponían resistencia y dirigió sus mano a mi boca, le encantaba tapármela con fuerza mientras me follaba.
-Calladita puta, otro día te lo pensarás dos veces antes de dejar tu culito expuesto de buena mañana- Su voz estaba cargada de morbo.
Con sus manos tapando mi boquita y su cuerpo completamente apoyado en mi, pasó unos minutos taladrándome el ojete. Me daba fuertes envestidas, la sacaba por completo y volvía a meterla, luego seguía follándome a lo bestia. Yo sentía que me partía en dos, pero a la vez, su respiración y sus palabras me producían excitación y el dolor se convertía por momentos en verdadero placer. No debieron pasar más de 5 minutos cuando empezó a darme envestidas más profundas, sabía que estaba a punto de vaciarse las pelotas en mi hoyito.
-Ufff putita, como me calientas, ni cinco minutos y ya tengo la leche a punto de salir- Jadeaba mientras seguía penetrándome.
-Ohh, así aprieta ese culito- Yo ya sabía como hacer para excitarlo y sacarle pronto la leche, así que cerraba y abría mi pequeño esfínter para hacerlo explotar dentro mio.
-Ahí te va zorrita, aprieta bien… Ohhh si, toma tu leche maricón- Empujó una ultima vez hasta el fondo y soltó toda su carga en lo mas profundo de mi culo.
Exhausto, se quedó dentro mio un rato más, al oído me decía lo bueno que era, me daba las gracias, me daba besitos en el cuello y en la oreja… me revolvía el pelo y seguía dándome las gracias. Cuando su pene ya estuvo flácido, lo sacó de golpe, se levantó, se puso el pantalón y me miro sonriendo, como si nada hubiera pasado.
-Levántate y date una ducha completa, ya sabes, hoy es día de aventura- Se estaba subiendo la cremallera del pantalón.
-Hoy tampoco desayunas, te quiero con hambre, sino luego no te lo comes todo…-Sonreía perversamente.
Yo quería rechistar, pero sabía que lo único que me iba a ganar eran un par de hostias bien dadas, así que baje la mirada y empecé a prepararme para la ducha como un niño obediente.
-Te he dejado preparada la ropa que tienes que ponerte hoy- Dijo mientras señalaba una pila de ropa que había en la parte alta de la cómoda.
-Cuando estés preparado bajas, te espero en el coche- Sin más, se giró y salió de la habitación.
Me levanté para coger la ropa, vi que era mi uniforme de Boy Scout: pantalones cortos beige, camisa de manga larga también beige, unos calcetines largos y unos calzoncillos con dibujos de animales salvajes. Al coger la pila un trozo pequeño de tela en color negro cayó al suelo. Era uno de los tanguitas que mi padre me ponía de vez en cuando. Lo cogí y me fui a duchar, ya sabía que tenía que hacer con eso…
Ya vestido, limpio y bien peinado me dirigí al garaje donde se encontraba mi papá.
-Que guapo estás Sergio- Mi padre solo me llamaba por mi nombre cuando había hecho algo mal o me hablaba de cosas serias.
-Gracias papi, tienes el pañuelo?- Le pregunté tímidamente.
-Si, aquí lo tengo… Ven- Se puso de rodillas enfrente mio y me colocó el pañuelo de rayas en el cuello.
-Ya está, ahora estás perfecto- Me dio un pico en los labios al tiempo que me daba la mano para guiarme hasta el asiento del copiloto.
Una vez dentro del coche y ya en marcha le pregunté:
-A donde vamos a ir hoy papi? De verdad hemos quedado con “el señor” en la montaña?- No estaba seguro si era una excusa que le había dado a mi mamá para poder vestirme así o si de verdad habíamos quedado en la montaña.
-Si pequeñín, el señor de hoy te ha invitado a su cabaña del bosque, que te parece? Es una cabaña muy especial llena de juegos- Como solía hacer para tranquilizarme, me revolvía el pelo mientras hablaba.
-Que bien, me encantan los juegos!- Yo siempre inocente.
Después de algo mas de una hora de viaje ya empezábamos a estar en lo mas profundo del bosque, dejamos la carretera a un lado y seguimos por un camino de tierra.
-Bueno Sergio, antes de que lleguemos hay un par de cosas que tienes que saber- El tono serio de su voz siempre me daba algo de miedo.
-Recuerdas que hoy ibas a ver a solas a uno de los hombres del garaje?- Me miraba fijamente.
-Si papi, lo recuerdo- Yo miraba al suelo, esperando recibir la información.
-Pues verás, finalmente serán dos hombres, el viejo amigo del señor Gonzalez y su hijo de unos 40 años… Al parecer comparten los mismos gustos.- Seguía revolviéndome el pelo cariñosamente.
Cuando iba a contestar, puso su dedo en mi boca, en señal de que no debía decir nada… Yo no tenia ni voz ni voto, así que siguió hablando él.
-Te voy a dejar en la cabaña y pasarás con ellos todo el día. Van a querer jugar a muchos juegos y quiero que seas obediente en todo- Miraba al frente, hablando mientras conducía concentrado.
-Van a ponerte a prueba, quieren saber si estás listo para entrar a formar parte del catálogo del señor Gonzalez- Seguía concentrado, pero supongo que el morbo de sus palabras lo excitó y empezó a sobarse el paquete.
Sin darme tiempo a responder, pues volvió a tapar mi boca con su mano, siguió hablando.
– Ya te he explicado lo importante que es para nosotros que te acepten, no vayas a decepcionarme. Si cuando venga a buscarte me dicen que no has pasado la prueba te daré tal paliza que no podrás andar en una semana, te queda claro?-
Yo solo asentí con la cabeza, estaba muerto de miedo, pero tenía claro que iba a hacer todo lo que me pidieran, no quería otra de las palizas memorables que me daba mi papá cuando se enfadaba conmigo.
-Muy bien, campeón. Ademas no olvides que si te portas bien, mañana te llevo a comprar la Mountain Bike que más te guste- Me dijo, con una sonrisa en la cara y su mano acariciando mi barbilla.
Ya estaba aparcando el coche, era el final del camino y al lado había una pequeña cabaña de madera rodeada de arboles, habíamos llegado. Mi padre se desabrochó el cinturón y bajó del coche dirigiéndose hacia mi lado. Abrió la puerta y con el paquete bastante hinchado me ayudó a salir.
-Bueno campeón yo ya me voy, tu acércate a la puerta y llama al timbre. Los señores te irán guiando, tu no olvides obedecer y ser un buen niño para ellos, vale?- Me cogió fuerte de la cabeza con las manos y dirigió mi mirada a sus ojos penetrantes.
-Si papi, seré bueno. Lo prometo- Tenía miedo y ganas de llorar, pero sabía que no podía mostrar lo que sentía.
-Venga campeón, a la aventura!- Me dio una palmada en el culo que me empujo en dirección a la puerta.
Yo andaba despacio, mirando a todas partes, estaba muerto de miedo. No había dado mas de 4 pasos cuando oí el motor del coche, vi como daba media vuelta y se alejaba a toda prisa. Ya no había marcha atrás, estaba a merced de dos desconocidos. Seguí andando, llegué a la entrada y soné al timbre. Unos segundos y se abrió la puerta.
-Hola Sergio, que alegría volver a verte- Me dijo cálidamente la voz de un hombre que yo no recordaba.
Era un señor mayor, viejo para ser mas claros… Debía tener unos 60 o 70 años, con el pelo blanco y una barba gris que envolvía su sonrisa. Era alto y grande, no gordo pero fuerte. Iba vestido con un pijama a conjunto de cuadros y una bata granate que le cubría hasta las rodillas. Yo le miraba de arriba a abajo, intentaba recordarle, pero nada, no tenía idea de quien era ese señor.
-Pasa, no seas tímido- Se hizo a un lado y con la mano me indicó que pasara.
Seguí sus indicaciones y me metí a la cabaña. Miraba a todos lados inspeccionando el lugar.
Era un espacio pequeño, en la misma sala se veía; una cocina al frente, con una mesa y sus 4 sillas, a uno de los lados dos pequeñas puertas y al otro un salón con un sofá y una tele. Sentado en el sofá, vestido casi de forma idéntica al viejo, había un hombre, más o menos de la edad de mi padre, que me miraba y sonreía.
-Te presento a Sergio- Dijo el viejo.
-Hola Sergio, eres aun más guapo en persona… Y ese traje que llevas, te queda de lujo- Respondió el otro hombre mientras se frotaba el paquete.
-Ho..ola, ustedes son?- Dije tímidamente sin saber que hacer.
-Puedes llamarme papi, y a él le dirás abuelito. Entiendes pequeñín?- El hombre del sofá se dirigía a mi de forma autoritaria.
-Si papi- Ya alguno de los amigos de mi papá me habían hecho llamarles papi, papa o papito… así que no me sorprendí.
El viejo me cogió por los hombros y me guió por la habitación hasta dejarme justo en frente del otro señor.
-Bueno hijo, tu abuelo me ha contado lo que hicisteis la semana pasada…-Me miraba fijamente mientras se desabrochaba la bata y la abría dejando su polla al descubierto, que ya estaba dura saliendo de la bragueta del pijama.
Me quedé embobado ante semejante pedazo de carne, debía medir mas de 20cm y era muy gorda, con un capullo particularmente grande. El hombre movía sus caderas de lado a lado haciendo que su polla rebotara y fuera dando golpes a un lado y al otro. Yo la seguía con la mirada tenía la boca entreabierta, estaba completamente hipnotizado. Zaaas…! Un capón en la cabeza me sacó del trance, el viejo me había golpeado, le miré con cara de susto y me dijo:
-De rodillas putita, enséñale a tu papi lo bien que la chupas- Me dio un empujón y caí apoyándome en las piernas del hombre sentado en el sofá, mi cara golpeo su pene y mis rodillas se apoyaron en el suelo.
Apenas pude colocarme que el viejo cogió mi cabeza con las manos y la llevo directa hacia la polla de su hijo.
-Abre la boca maricón, trágatela entera como hacías conmigo el otro día- Su mirada había pasado de reflejar a un hombre tierno y acogedor a un autentico monstruo pervertido.
Sin tiempo para reaccionar, con una mano me seguía agarrando del pelo, mientras la otra se dirigió a mi boca y metiendo los dedos bruscamente me obligo a abrirla. Ahí estaba yo, de rodillas en el suelo, con mi culito apoyado en mis pies mientras el viejo me inmovilizaba y me abría la boca con fuerza a escasos centímetros del pollón de su hijo.
-Fóllale la garganta, verás como traga el putito- Animaba el viejo a su compañero de juegos perversos.
El hombre movió sus caderas hacia adelante y se colocó al borde del sofá. Me agarró de la cabeza y aun con los dedazos del viejo desplazando mi mandíbula hacia abajo metió su olorosa verga de una embestida hasta el fondo de mi boca, se incorporó y empezó a taladrar, quería meterla hasta mi garganta.Yo estaba muerto de miedo, estos dos hombres eran mas agresivos de lo que me esperaba y mi garganta estaba bloqueada, el miedo no dejaba pasar la verga de mi esfínter bucal.
Frustrado por no poder llegar a mi garganta, el hombre más joven, sacó su polla de mi boca, me escupió y me dio unas buenas bofetadas. Pam, Paam, Paaam… Me daba cada vez más fuerte mientras me gritaba y me insultaba. A todo esto el viejo había empezado a grabarnos con el móvil.
-He pagado por una putita bien entrenada y me encuentro con esto- No dejaba de golpearme, me cogió del pañuelo de Boy Scout, apretando y dejándome sin respiración.
-Oro puro, sigue dándole- Comentó el viejo.
Mi cara estaba completamente roja por la falta de oxigeno, se me saltaban las lagrimas, pero todo el entrenamiento con mi papá me había enseñando a permanecer inmóvil y aguantarme el llanto, en ese momento era como un muñeco de trapo, mis músculos no se oponían a las sacudidas y solo me tambaleaba de un lado a otro con cada golpe que me daba.
-Ya que tienes la boca cerradita voy a usar tu culo para vaciar mis pelotas, maricón- Me cogió del pelo, me levantó y me tiró al sofá.
Empezó a desnudarme, primero me quitó el pañuelo alrededor del cuello de la camisa, luego botón a botón fue desabrochándola y la arranco con fuerza. Siguió por mi pantalón, abrió el cierre y de un empujón me los quitó, siguió por el calzoncillo, igual, de un solo movimiento estaba fuera.
-Mira lo que tenemos aquí, la zorrita viene con un tanga de puta busca vergas…-Acariciaba mi paquetito, que estaba duro a pesar de la situación violenta.
-Y lo tiene duro el maricón, te gusta que te peguen putita?- Seguía frotando mi pequeño pene sobre la tela del tanga.
Con una mano me acariciaba la entrepierna y con la otra subía el tanga para metérmelo por el culo, me dolía pero estaba tremendamente excitado. Supongo que los años de violaciones y entrenamiento por parte de mi papá habían dado sus frutos y ahora disfrutaba del sexo violento.
Con las dos manos me cogió y me dio la vuelta dejándome boca abajo en el sofá. Me daba cachetes en el culo mientras subía y bajaba la tela del tanga. De vez en cuando sus dedazos frotaban mi agujero de forma violenta… En una de esas, se llevo los dedos a la boca y escupió, luego los llevo directos a mi pequeño ano y sin mucho cuidado los metió de golpe, empezó a follarme el culo con los dedos. Yo me moría de dolor, y quería llorar, pero aguantaba como un campeón tal y como había aprendido que debía hacerlo. Así pasaron unos minutos… el viejo seguía grabando la escena.
-Bien putito a llegado la hora, abre ese coñito que te va toda adentro- Su voz estaba marcada por la lujuria.
Se colocó detrás mio, poniendo cada rodilla a un lado de mi cuerpo. Acercó su polla a mi agujero, dio un par de golpes en la entrada; un, dos… Y la metió toda de una sola estocada. No puedo describir el dolor, una polla de más de 20 centímetros, con un capullo enorme estaba completamente dentro de mi pequeño cuerpo de apenas 1’15m… Sentía su capullo queriendo salir por mi ombligo.
Después de unos segundos inmóvil, empezó a taladrar sin compasión, apoyaba todo su peso en mí, subía y bajaba la pelvis con movimientos bruscos. Yo veía la cámara del móvil acercarse y alejarse. Se concentraba en mi carita, se alejaba, luego se dirigía a mi culito y esa enorme verga entrando y saliendo, volvía a alejarse… La polla del viejo parecía que iba a explotar, estaba dura y era enorme, me resultó familiar… era la polla del viejo de los garajes Gonzalez, como olvidar semejante herramienta de más de 22cm.
Mientras era penetrado fuertemente por uno, el otro me daba golpes al grito de “maricón de mierda”… Se fueron turnando, uno me follaba y el otro grababa y me atizaba… Así pasó no se cuanto tiempo hasta que acabé inconsciente de tantos golpes y sacudidas anales…
Me desperté al rato, mojado en sudor y semen tirado en el sofá. Mi incorporé a la vez que frotaba mis ojos para aclarar mi visión. Vi a los dos hombres, completamente desnudos preparando algo en la mesa del comedor.
-Ya se ha despertado el putito- Dijo el viejo mientras acariciaba su pene, que ya estaba duro como una roca.
-Listo para el segundo asalto, pequeñín?- El otro hombre me miraba y sonreía mientras hablaba.
Continuará…
Gran relato, como sigue?
Que delicia de relato, asi da gusto disfrutar de una buena paja 🫦💦
Como sigue…? Necesito más.
Menudo calentón traigo encima… Me encanta como escribes 💦
Como sigue…?
Uufff… Menuda paja y menuda corrida he tenido 💦💦 no veo ma hora de que subas otra parte.
Excelente relato. Me encanta como va describiendo todo. No podía dejar de jalármela mientras leía. Aunque siento que fue algo corto. 😅😅😅
Ya quiero seguir leyendo, me quedé con ganas… 🥵🥵🥵