MIS PRIMEROS CLIENTES IV
Los dos hombres pactan con el padre de Sergio quedárselo un poco más. El pequeño pasará toda la noche satisfaciendo los deseos más oscuros de estos dos pervertidos… y sus amigos..
Aun estaba medio dormido, intentando asimilar donde estaba y lo que acababa de pasar, reposado en el sofá de unos desconocidos, lleno de semen medio seco por todo el cuerpo, adolorido y cansado. Me aclaré la vista y vi a esos dos hombres, que hasta hacía unas horas no sabia ni quien eran, reír y mirarme con mucha lujuria. Se les veía ocupados, preparando algo en la mesa de la cocina en aquella pequeña sala.
Al cabo de unos segundos y algo más consciente, me incorporé y me senté en el sofá a observar la escena que se desarrollaba ante mis ojos. Dos hombres, uno mayor de unos 65 años sentado en una silla de madera completamente desnudo, con su polla dura como una roca mientras preparaba unos polvos blancos en forma de rayas en la mesa, a su lado y de pie, otro hombre de unos 40, que de paso era su hijo, con un bóxer blanco que marcaba su paquete semi erecto, ayudándole con lo que parecía un asunto de vida o muerte.
-A que esperas? Llama al padre del crio y dile que nos lo quedamos toda la noche- Dijo el hombre más joven.
-Cuanto le digo que vamos a pagarle? Es casi el doble del tiempo que habíamos pactado- Contestó el anciano.
-Ofrécele el triple de lo acordado… no se negará y con lo que nos darán los invitados hasta ganamos algo- Mientras hablaba me miraba con ojos de lujuria, me sonreía con malicia.
Pasaron algunos minutos, yo permanecía inmóvil sentado en el sofá, si algo había aprendido durante todos los años de entrenamiento con mi papá era que durante las sesiones de sexo yo no tenía el derecho a moverme o hablar si no me lo pedían… y visto que mi papá me había dejado claro que o me comportaba o me esperaría una paliza de recordatorio al llegar a casa, me quedé inmóvil, observando y esperando. En esas que me estaba distrayendo mirando quien sabe donde vi como el viejo cogía su móvil y marcaba un número.
-Hola Miguel, como andas?- Le hablaba el viejo al aparato.
…
-Se está portando muy bien, de momento está más que aprobado. De hecho, quería pedirte si nos lo podemos quedar hasta mañana?- El viejo se sobaba el pollón y se relamía los labios mientras hablaba y me miraba lascivamente.
…
-Te pagaremos el triple de lo que dijimos… y sólo son unas horas más, puedes venir a buscarlo mañana. Que dices?- Me guiñó un ojo mientras hablaba y seguía tocando su polla dura.
…
-A tu mujer dale cualquier excusa… dile que vais a acampar, que se ha hecho tarde… puedes pasar por el Garaje y pedirle una nena a Gonzalez… te dará su coñito gratis por esta vez si nos dejas al crio- Le dio un trago a su cerveza.
…
-Chico listo, nos vemos mañana, no vengas hasta las 12h- Sin despedirse colgó el teléfono.
-Lo tenemos?- Dijo el otro hombre.
-Es todo nuestro hasta mañana al medio día- El viejo estaba exultante.
En ese momento me quedó claro que habían hablado con mi padre y que lo que debía concluir en un par de horas se alargaría toda la noche. Apenas eran las 20h del sábado y yo me quedaría con ellos y “sus invitados” hasta las 12h del día siguiente, eso eran… hacia los cálculos con mis deditos… 16 horas más! Me preguntaba que haríamos y si tendría tiempo de dormir, estaba realmente agotado.
-Niño, ven aquí- Me dijo con voz autoritaria el más joven de los señores, el que se presentó a mi como mi papá para esa noche.
Me acerqué tímidamente, mirando al suelo. Cuando llegué a su lado le mire y le dije dulcemente…
-Dime papi- Ya he dicho que estaba muy bien entrenado.
-Tienes hambre pequeñín?- Mientras hablaba compartía miradas de lujuria con el abuelo.
-Un poco…- No quería pedir nada ni resultar insolente.
-Te hemos preparado una comidita especial. Ves esto?- Señalando a unas rayas de polvo blanco en una bandeja que había sobre la mesa.
-Es una comida especial para esta noche. Pero no se come por la boca, esto te lo tienes que meter por la nariz. Nosotros lo haremos primero para que veas como se hace- Sin dudarlo se acercó a la mesa y esnifó una de las rayas.
-Pones la pajita en tu nariz y absorbes muy fuerte, como si se te cayeran los mocos, pero con toda la fuerza que puedas, mira…- Dijo el viejo tomando otra de las rayas que había en la bandeja.
Yo estaba concentrado viendo como lo hacían, no quería hacerlo mal y que me regañaran o le dijeran a mi papá que no me había comportado. El viejo me hizo un gesto para que me sentara en su regazo y así lo hice. Con su polla dura le daba golpes a mis piernas que se apoyaban sobre él.
-Ahora tu, has entendido lo que tienes que hacer?- El viejo me acariciaba la espalda mientras me hablaba.
-Si abuelito, creo que podré hacerlo- Le respondí entre curioso y tímido.
Mientras el abuelo me tocaba por todas partes, el que sería mi papá esa noche, acerco la bandeja a su cara.
-Un último ejemplo- Esnifó con fuerza.
Se acercó y puso la bandeja con las rayas cerca de mi cara, me pasó la pajita que debía meter en mi nariz y me dijo – Ahora tu pequeñín, demuestra que aprendes rápido y eres obediente.
Esas palabras eran como un hipnotizante para mi… ser bueno, obediente, respetar a los hombres… era lo que me habían inculcado desde siempre así que me concentré, puse un extremo de la pajita en mi nariz y con el otro apunté a la raya como habían hecho ellos. Imaginé que tenía muchos mocos y esnifé… Apenas entró algo de ese polvo blanco.
-Tienes que hacerlo mas fuerte- El viejo me dio un capón en la cabeza por no hacerlo bien.
Me concentré más, tenia que conseguirlo. Repetí la operación y esta vez si pude meterme todo el polvo en mi pequeña nariz. Sentí mis ojos inundarse de lágrimas y un calor extraño recorrió mi pequeño cuerpo de la cabeza a los pies, más intensamente ese calor se concentró entre mis piernas y mi colita. Volvieron a acercarme la bandeja a la cara haciéndome señales para que tomara otra, obedecí.
-Ay… me pica- Dije con cara de tontaina.
-Es normal bebé- Los dos hombres se reían al ver como me iba colocando.
-Bien vamos a preparar la habitación- Dijo “papá”.
-Tú ve al baño y límpiate bien, como para tu padre- Me habló el abuelo.
Antes de levantarme puede ver como abrían una de las puertas que daban a la sala principal, era un espacio minúsculo, con apenas espacio para una cama. Los dos hombres entraron, sacaron una caja de debajo del somier y empezaron a sacar cosas, yo estaba de pie frente a la puerta mirándolo todo, vi que a uno de los lados de la cama había un trípode con una cámara de video apuntando a la cama, quería ver mas, que había en la caja?
-A que esperas? A la ducha, es la puerta de al lado- La voz autoritaria del “abuelo” hizo que me fuera directo al baño dando un brinco.
El baño también era muy pequeño, había una pequeña ducha, un retrete y un pequeño lavamanos, entré y me metí en la ducha a lavarme a fondo como había aprendido a hacer antes de cada sesión de sexo con mi papá. Me sentía extraño, excitado… cuando me tocaba para enjabonarme sentía una sensación de placer que no conocía, mi pequeño pene estaba duro y mi culito palpitaba. Me gustaba esa sensación de calorcito en mis partes. Algo distraído por esas sensaciones continué con mi tarea y acabé de prepararme. Al salir de la ducha me di cuenta de que no había toalla para secarme.
-No hay toallas- Grité sin vergüenza.
-Ven así, mojadito… no hace frio y te secaras al aire- Oía a lo lejos.
Salí del baño chorreando y caminé hasta la otra habitación. Ahí estaban los dos hombres de pie, cada uno a un lado de la cama. Vi que habían cuerdas atadas a cada uno de los extremos, habían colocado una sabana con dibujos de Spiderman y unos cuantos peluches y junto a ellos la bandeja con las rayas. También había un antifaz de seda en color negro y dos pasamontañas a los pies de la cama.
-Ven pequeñín, vamos a empezar un juego y tu vas a hacer todo lo que te digamos, de acuerdo?- El abuelito hablaba mientras se tocaba las bolas.
-Está bien, que tengo que hacer?- Me sentía eufórico y no tenia ni miedo ni vergüenza de nada.
-Verás bebé, quiero que te sientes en el borde de la cama, mires a la cámara y cuando la haya encendido digas “Hola soy Sergio, tengo siete años y está noche voy a ser vuestra putita. Después de eso tienes completamente prohibido hablar ni quejarte, te queda claro?- El abuelo estaba excitado mientras hablaba.
Sin darme tiempo a contestar, los dos hombres cogieron los pasamontañas y se los pusieron. El abuelo se acercó a la cámara de video que apuntaba a la cama y la encendió. Me hizo gesto con la cara para que hablara.
-Hola, soy Sergio, tengo siete años y esta noche voy a ser vuestra putita- Yo estaba tan colocado que no tenia ningún reparo.
Apenas acabé la frase los dos se acercaron, me cogieron de un brazo cada uno y me dieron la vuelta, conducían mis movimientos para colocarme como ellos querían, me pusieron boca abajo con mi pecho apoyado en las rodillas y el culo mirando hacia la cámara. Me hicieron tomar un par de rayas más, ellos hicieron lo mismo y luego procedieron a atarme. Los brazos en alto y cada muñeca atada a un lado de la cama. Para asegurarse de que mi culo quedara al aire toda la noche pusieron una cuerda que iba desde la parte trasera de mis rodillas a mi espalda, dejando mis muslos entremedio y evitando que pudiera estirar las piernas. Los tobillos los ataron a la parte posterior. Me pusieron uno de los peluches a forma de almohada y el antifaz en los ojos. El viejo se acercó a mi oido y susurró.
-Ahora vamos a empezar a jugar, no se te ocurra gritar, moverte o intentar quejarte o le diremos a tu papá que no has pasado la prueba. Si te duele te metes el pulgar en la boca y te lo chupas como un bebé pero ni se te ocurra abrir la puta boca- Me dio un capón y un par de nalgadas.
Pasaban los segundos, yo oía algunos ruidos, esnifadas… y de golpe… Paaaam, Pammm, Paaaam! Empezaron a azotarme con lo que parecía un cinturón una y otra vez, me dolía pero al mismo tiempo estaba excitado, supongo que el efecto de la droga me había dejado más dócil de lo normal e incluso hacia que me sintiera bien aun siento azotado con fuerza. Me llevé el pulgar a la boca. Otra vez… Pam, paaammm… paaammm!! Perdí la cuenta de cuantos azotes me dieron.
Volví a oír ruidos, estaban preparando algo cuando sentí unos dedazos mojados y viscosos jugar en la entrada de mi culo, luego y sin previo aviso empezaron a meter y sacar uno, dos y hasta tres dedos, mi culo se abría con total facilidad, estaba muy relajado. De pronto sentí algo más fino y duro, parecía de plástico, meterse en mi agujero, una vez dentro sentí un liquido frio entrar en mi pequeño hoyo dilatado. Apenas unos segundos después sentí un calor muy fuerte en mi culito y en todo mi cuerpo, me sentí algo mareado y muy excitado. Después de eso mis recuerdos de esa noche se vuelven borrosos… Me habían inyectado un potente sedante.
Recuerdo oír el timbre de la puerta sonar varias veces, recuerdo pollas entrando y saliendo de mi culo, de mi boca, recuerdo algunos azotes, risas, chorros de leche cayendo sobre mi… Pero nada concreto, solo tengo algunos flashes. Una enorme polla corriéndose en mi boca, una mano en mi cabeza obligándome a tomar otra raya, dolor en mi culito y algo muy grande entrando muy adentro. Más risas, el timbre que sonaba de nuevo, otra polla babosa abriéndome la garganta mientras, lo que parecían dos pollas se iban abriendo paso en mi agujero ya bien dilatado y maltratado, más chorros de leche, otra polla, el timbre de nuevo, risas, más azotes y de repente… el vacío. No recuerdo nada, todo negro.
Me desperté desnudo en la cama donde estuve toda la noche, no había ninguna cámara ni cuerdas ni ninguna señal de que ahí hubiera ocurrido nada. No había sabanas ni peluches… estaba desnudo y lleno de leche seca por todo mi cuerpo tirando en el colchón. Me levanté como pude, me dolía todo el cuerpo. Al apoyar las piernas al suelo casi me caigo, no tenia fuerza, me agarré al colchón y seguí andando como pude. Llegué a abrir la puerta y en el salón vi a mi padre, riendo y tomando cerveza con los dos hombres que me habían recibido el día anterior.
-Hombre campeón, estas despierto!- Dijo sonriente mi papá.
-Vístete que nos vamos, es tarde- Me lanzó la ropa que cayó a mis pies.
Mientras me vestía mi papá se acabó su cerveza, se puso de pie y muy sonriente y feliz saludó a los dos hombres con la mano, diciéndoles que era un placer hacer tratos con ellos y que esperaba verlos pronto. Apenas acabé de vestirme se acercó, me agarró del brazo y me arrastró hacia afuera.
-Un placer Sergio, esperamos verte pronto- Dijeron los dos hombres prácticamente al unísono.
Me giré a mirar a los dos hombres mientras mi padre me arrastraba a la salida y lo único que me salió fue una tímida sonrisa y una mirada de perrito obediente.
Llegamos al coche y mi padre me condujo al maletero, lo abrió. Era una furgoneta así que era un maletero grande y espacioso.
-Que tal has pasado la noche putita? Quiero ver como te han dejado el culo esos cabrones- De un empujón me tiró dentro del maletero.
-Bájate los pantalones, el calzoncillo y ponte a cuatro patas con el culo en pompa- Me indicó autoritario mi papá.
Obediente y como era habitual, mirando al suelo, empecé a desvestirme. Me dolía todo, parecía que me iba a estallar la cabeza, pero hice lo que me pidió y me coloque de rodillas boca abajo y le saqué el culo todo lo que pude.
-Joder, esos cabrones te han marcado de lo lindo, tendré que evitar que tu madre te vea desnudo antes de que se te vayan todas estas marcas- No parecía enfadado o molesto más bien estaba excitado.
-A ver ese hoyito como está- Con una mano en cada nalga las separó y miró mi maltratado agujero.
Mientras seguía a cuatro patas, giré la cabeza para ver que hacía. Vi como se empezó a desabrochar el pantalón, se le notaba la polla dura. Se bajó también el bóxer, dejando ambas prendas caer hasta sus tobillos. Se acercó, se mojó dedos con saliva, me escupió en el ojete, lo comió brevemente, volvió a escupirse los dedos y empezó a metérmelos en el culo, uno luego dos… Mi culo estaba abierto y entraban con facilidad pero también estaba muy irritado de la noche anterior y me escocia mucho, me estaba haciendo daño pero como ya he dicho había aprendido a callar y aguantar.
-No veas como te han dejado el culo maricón, apuesto a que has disfrutado como una perrita- Su voz sonaba babosa y pervertida.
-Una última corrida y te llevo a comprar la bicicleta que quieras- Hablaba mientras se agarraba la polla y la acercaba a mi entrada.
Como era habitual, la metió de golpe, sin ninguna compasión. Permaneció unos segundos en el fondo de mi recto, acariciando mi ombligo con su glande. Cuando ya mi culo estaba listo, empezó a meterla y sacarla con fuerza, la sacaba toda y volvía a entrar, luego bombeaba fuertemente a un ritmo acelerado, me tapaba la boca con la mano mientras me llamaba putita, maricón, chupapollas, y todos los improperios que le venían a la cabeza… Unos minutos de intensa folllada y mi agujero se llenó de la caliente leche de mi papá. No se porque, pero todo el dolor que sentía mientras me follaba, se me pasaba de golpe cuando sentía su semen inundar mi culito.
Salió de mi interior, se subió los pantalones, los calzoncillos y se abrochó el cinturón.
-Pequeñín, estoy orgulloso de ti. Estos hombres han quedado encantados contigo, vas a entrar al grupo de nenes del señor Gonzalez. Eres un campeón!- Estaba radiante, exultante de alegría
-Anda, vístete y ponte en tu sitio que nos vamos de compras- Me revolvió el pelo de forma cariñosa.
Me vestí y me fui al asiento del copiloto pasando por dentro del coche como un pequeño mono en la jungla. Me senté, me puse el cinturón y miré al frente, viendo la cabaña donde había pasado la noche. No se de donde vino, pero un sentimiento de satisfacción y plenitud me recorrió en ese momento. Estaba orgulloso de ver a mi papá tan contento y de haber hecho las cosas bien.
-Dime campeón, ya has pensado que bicicleta quieres como recompensa por ser un niño tan bueno?-
Continuará…
Excelente relato. Como sigue?
Como sigue?
Gran relato. Ojala continues con la historia.
Cómo sigue???
Ummm que Hermoso Relato, espero que sigas contando Tus Aventuras,…
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