Montse penetra mi ano por primera vez
Montse, relato en el que logra convencerme para recibir sexo anal por primera vez, uno de los primeros pasos en su plan para convertirme en bisexual.
Montse fue una de mis primeras parejas femeninas, fue una chica que marcó mucho mi juventud y de la que estaba y estuve mucho tiempo enamorado.
Ambos apenas habíamos cumplido los 21 años, aunque Montse ya había tenido experiencias sexuales previas incluido con alguna de sus amigas y le encantaba el sexo, ella me enseñó todo y abrió la mente como nadie al placer del sexo, y los dos siempre buscábamos mutuamente nuevas formas de sorprendernos el uno al otro, y si vergüenza las poníamos en práctica.
Montse estaba siempre dispuesta a practicar la mayoría de las cosas que leía en las pocas revistas que por entonces hablaban de sexo, mientras que yo como todos los chicos solía buscar nuevas ideas del porno que pudiera caer en mis manos.
Una tarde, mientras nos besábamos de pie y apoyados en un muro en un solar cercano a su casa, cuando más calientes estábamos, me dijo que tenía algo nuevo para mí, bajó sus manos de las caderas a mi culo, deslizó una mano por debajo del pantalón y la ropa interior abriéndose paso hasta llegar a mi ano, el cual comenzó a masajear describiendo círculos con el dedo y preparando mi ano para ser penetrado, pero entre que estábamos en la calle y la vergüenza de ser penetrado por el culo, cuando se disponía a meter el dedo, la saqué la mano forma brusca y le dije de forma muy tajante que no me gustaba aquello y que eso era de homosexuales. Ella se quedó muy confundida y me comentó que había leído sobre ello y que los chicos heteros también lo podían disfrutar el sexo anal pero que si no quería no pasaba nada, de echo al ver lo brusco de mí reacción, llegó incluso a preguntarme si es que alguien me había violado.
Aquella tarde ya no volvimos a hablar de aquello, pero esa semana yo no podía quitármelo de la cabeza, ciertamente me había gustado mucho lo que hizo y me había dado cuenta que había sido un error haber parado ese momento, decidí que si volvía a pasar no me echaría atrás y que la dejaría continuar.
Por fin, llegó el fin de semana y como en muchas ocasiones sabía que sus padres no estarían en casa, fui a buscarla y tomamos bastantes copas en un pub de la zona y cuando ya estábamos calientes y seguros de estaríamos solos, nos fuimos a su casa, entramos en su habitación y nos desnudamos, comenzamos a besarnos, tumbados y abrazados con mi pierna dentro de las suyas, rozando suavemente su coño totalmente depilado con mí rodilla, yo estaba deseando que pusiera alguna de sus manos en mí culo, en el momento que lo hizo, la cogí la mano, ella hizo amago de apartarla al pensar que no yo no quería que me tocara allí, pero lo que hice fue llevarle la mano a la parte interna de mi culo y coloqué sus dedos en mi ano, la miré a la cara y la dije “haz lo que quieras”, ella con cara lasciva y aún asombrada por lo que había pasado me contestó “¿Estás seguro?”, yo asentí, Montse se puso super cachonda, mi rodilla seguía tocando su coño y note como empezaba a mojarse. Empezó a jugar con sus dedos y como la vez anterior comenzó a realizar círculos en mi ano, aunque esta vez hacía más presión y con movimientos más rápidos, pero sin llegar a meterlos, seguramente con la intención de hacerme desear cada vez más la penetración. Llevó sus dedos a mi boca, los sacó y los metió simulando una felación y haciendo que los mojara bien con mi saliva, los llevó de nuevo a mi ano y me metió sus dedos hasta el fondo, yo no había sentido nunca nada igual, empezó a follarme con sus dedos, era delicioso, aunque en esa postura era difícil la penetración y faltaba lubricación.
La lujuria y el deseo se veía cada vez más en la cara de Montse, me besaba cada vez con más pasión y deseo, hasta que me pidió que me pusiera a 4 patas para poder ver como sus dedos entraban dentro de mí, escupió en mi ano varias veces e introdujo sus dedos hasta el fondo, mientras yo jadeaba como una perra en celo.
Montse quería más y mi culo también, ella me pidió que me levantara y fuéramos al baño para poder lubricarse bien los dedos con alguna crema, salimos de la habitación yo delante y Montse detrás con la palma de su mano en mi culo y su dedo medio entrando y saliendo rápidamente, cruzamos el salón y la habitación de sus padres quedaba de frente y a la derecha el baño, al ir a girar al baño, Montse cambió de opinión y me metió en la habitación de sus padres, me empujó para que me tumbara mi pecho en la cama y con los pies en el suelo y el culo en pompa, abrió mis piernas, colocó sus manos en mis nalgas, abrió mi culo empezó a hacerme un beso negro, lo lubricó bien con su saliva y fue metiendo su lengua y dilatando mí ano con sus dedos que sacaba y metía poco a poco, me preguntaba si sabía cuántos dedos tenía dentro (un juego que hacía yo siempre con ella cuando la metía los dedos en la vagina), mientras con la otra mano me pajeó hasta que consiguió que me corriera.
Tras ello nos metimos en el baño y me lavo todo con delicadeza.
Y esa fue la primera vez de tantas veces que Montse penetró mi culo con sus preciosos dedos, aunque en poco tiempo Montse comenzaría mi iniciación con hombres, ya que mí culo necesitaba y pedía algo más que unos dedos, por supuesto desde ese momento la dejé claro a ella que yo estaba dispuesto a realizar cualquier práctica sexual que me pidiera, algo que ella no dudó en hacer, pero eso ya os lo contaré en otros relatos
Hola me encantó tu relato, sentía una calentura que imaginaba que era yo el que estaba en tu lugar.. Así es como deseo que una mujer me haga eso, que comience a, acariciándome las nalgas hasta penetrar sus dedos en mi culo y me coga con un dildo. Cosa que mi esposa no hacer es muy retacada en esas cosas. Por eso vivo en esa fantasía, me an penetrado algunas transsexuales. Pero yo quisiera encontrar una mujer así cómo tu novia, que me haga de todo antes de yo penetrarla….