Nenito mal portado. Versión padre 1

Un hombre que no se puede negar a las peticiones de su nenito amado, termina por volverse en el juguete sexual de su hijo pequeño .
 

Siempre he sido absolutamente incapaz de negarle nada a mi nenito, sea lo que sea, si él me lo pide se lo doy, pues mi amor por él es enorme.

 

Y creo que él lo sabe bien, pues siempre que me pide cosas hace una carita que simplemente me derrite el alma y me veo obligado a cumplir sus caprichos.

 

Muchas veces me han dicho que eso está mal, que no puedo dejar que mi nenito me controle, que es importante enseñarle sobre límites y la autoridad. Y yo mismo sé que es cierto, que conforme por mi culpa nenito es muy caprichoso y está acostumbrado a obtener todo lo que él quiere. Pero es que de verdad me resulta imposible negarle nada…lo que nunca imaginé fue hasta qué punto él tenía poder sobre mí y las cosas tan retorcidas que estaban por suceder.

 

Todo empezó una tarde, en la que descuidadamente me hacía una paja en mi cama, no supe en qué momento nenito entro al cuarto y me observaba con curiosidad.

 

– ¿Que estás haciendo? Pregunto con una sonrisa, como si ver a su padre masturbándose fuera algo gracioso.

 

Yo salte de la cama muy asustado y como pude me guarde la verga en el pantalón. Le pedí que saliera del cuarto, pero me ignoro y volvió a preguntar qué era lo que estaba haciendo.

 

– nada nenito, papá solo estaba jugando con su pajarito. Le dije resignado a qué no me dejaría tranquilo hasta no saber que ocurría. Y la verdad es que sé no debí decir algo así, pero fue lo primero que se me ocurrió, pues yo seguía nervioso por haber sido descubierto por mi hijo a media paja.

 

– déjame verte, sigue jugando con tu pajarito.

 

Le expliqué que no debía ver eso, pero él no entendía razones, así que me lo volvió a pedir, haciendo esa carita de súplica que siempre le funcionaba.

 

Dude unos instantes, sabía que eso estaba muy mal, pero como siempre, me fue imposible negarme a su petición. Me sentía muy culpable, pero, aun así, saqué mi verga y se la mostré.

 

El la veía con interés, riendo, mi verga le parecía divertida.

 

– pero juega con tu pajarito, como le estabas haciendo,me dijo en un tono que parecía más una orden que una petición.

 

Y ahí voy yo a obedecerlo sin rechistar, sin darme cuenta de lo que realmente estaba pasando, empecé a sacudir mi verga frente a sus ojitos, el reía y me miraba con una mueca muy extraña.

 

– jajajaj Papi, haces unas caras muy chistosas.

 

– es que se siente rico, hablé de nuevo sin pensar.

 

Esto le hizo interesarse aún más en mi verga y empezó a pedir, no, a ordenarme, como hacerme la paja, aumentaba o disminuía el ritmo y la fuerza con la que mi mano jalaba el pellejo, según sus órdenes.

 

Fueron unos 15 minutos, y paso lo inevitable, mi verga escupió la leche frente a su carita, mientras yo gemía ruidosamente.

 

Cuando todo terminó, le suplique de rodillas que no le dijera nada a nadie, él me dijo que lo haría, con la condición de que lo dejara verme jugando con mi pajarito de nuevo.

 

Pensé que lo olvidaría rápidamente, pues era solo un nene. Pero me equivoqué, ese mismo día por la noche, me ordeno que jugará con mi pajarito después de la cena.

 

Y yo de nuevo fui incapaz de desobedecer, me bajé los pantalones y ahí mismo en la sala me volví a masturbar frente a su carita. Mi nenito me hizo hacerme tres pajas seguidas, riendo y disfrutando del espectáculo.

 

Afortunadamente él se cansó del espectáculo y me dejó terminar, pues después de tres venidas, mi verga ya no podía más.

 

– papi, quiero verte de nuevo jugando con tu pajarito jiji. Me dijo al día siguiente

 

– pero nenito, eso está mal, ya te lo dije, debemos detenernos.

 

– no papi, quiero verte, hazlo ahora.

 

– ¿Por qué te gusta tanto verme así nenito?

 

– por qué te ves muy chistoso Papi, me gusta verte así, haciendo caras divertidas.

 

Me calmo un poco ver qué para él, esto no tenía nada de sexual, solo era algo divertido. Así que accedí una vez más. Este juego se convirtió en una rutina diaria, todas las noches nenito después de la cena me ordenaba que me quitara los pantalones y me sentará en el sillón, él se arrodillaba entre mis piernas y me ordenaba que jugará con mi pajarito. Y ahí iba yo a pajearme como poseso frente a su tierna mirada y risas.

 

-mmmm papi que bonitos se te ven los huevitos del pajarito…jejej se te mueven mucho, me dijo mientras estiraba la manita y tomaba mis testículos, para jugar con ellos entre los dedos. Mientras que yo me hacía la tercer paja de la noche.

 

– nooooo….huuuuoooo…nenitoooo…no me toques ahiiii… grité asustado, pero al mismo tiempo fui consciente de lo mucho que me calentaba que mi nenito amado me sobra los huevos, de hecho, fui incapaz de detener mi mano que aumento la velocidad de la paja.

 

Por supuesto que mi nenito no me hizo el más mínimo caso, y con placer, masajeaba mis huevos, riendo divertido con mis muecas de dolor y placer. Pues a ratos apretaba y sobaba delicadamente, pero también como que le daban impulsos sádicos, pues llegaba a apretar con fuerza, lastimándome.

 

Tuve unos de los orgasmos más intensos de mi vida, gracias a las caricias de mi inocente nenito.

 

Esa misma noche, nenito decidió que quería dormir conmigo y yo claro que no le pude decir que no. Me ordeno que me acostara desnudo y paso acariciando mi cuerpo por varios minutos, no me tocaba con morbo, más bien era curiosidad. Finalmente se quedó dormido, cobijando mis huevos entre sus manitas, apretando aún dormido.

 

Me costó mucho dormir, pues los apretones de nenito me llegaban a lastimar, no supe cuando logré conciliar el sueño, pero desperté sobre saltado al poco tiempo, mi cuerpo sudaba y se retorcía en la cama, sentía una descarga de placer me recorría la verga, me costó un poco entender que pasaba, pero al fin me di cuenta.

 

Nenito había despertado, estaba arrodillado entre mis piernas, me había destapado y tenía ambas manos subiendo y bajando por mi verga.

 

– noooooooo….nenitooooo….paraaaa, para por favor…eso es malo…no me hagas esoooooo….hooooo.

 

Yo brincaba en la cama, mientras nenito, torpemente me hacía terrible paja a dos manos, riendo y mascullando cosas entre dientes, era irreconocible, no entendía como en tan poco tiempo mi hermoso nenito se había convertido en ese perverso pequeño que casi con furia me masturbaba a su antojo.

 

– déjate papi, deja que ahora yo juegue con tu pajarito.

 

– mmmmm….hoooooo, dios, nenito, no lo hagas por favor, detente, te lo ruego, está mal que le hagas estooooo, a tu padre…. huuuuy.

 

El hecho de que mi nenito amado, el ser al que más he querido en toda mi vida, me estuviera dando tanto placer con las manitas, me volvía loco.

 

– grita papi, me gusta eso, jejeje este pajarito es mío ¿Verdad?

 

– mmmmm hoooooo nenitoooooo, mi nenitooooo….hooooo….siiiii, si lo quieres es tuyo para que juegues con él.

 

Ya no podía ocultarlo más, el placer superaba por mucho a la culpa y así que deje que nenito me hiciera lo que quisiera.

 

Viendo mis reacciones nenito empezó a mejorar, sin necesidad de instrucciones a pajearme bien rico, entendió muy rápido la fuerza y velocidad que más placer me daba, el gozaba haciéndome esto.

 

– nenito, nenitoooo, por favor, para…paraaaa…hoooooo nenitoooooo, que ricoooooo huuuuuiu.

 

Nenito me hizo venir, se bañó las manitas con mi leche, pero para él, eso no era indicativo de parar, sus manitas siguieron matándome de placer por unos minutos que se me hicieron eternos.

 

Cuando al fin n se cansó, se fue al baño a limpiarse, regreso, me dio un beso en la mejilla y me dio las buenas noches.

 

– acuérdate que tú pajarito es mío Papi, mañana jugaremos más con él y se durmió como si nada.

 

Yo solo pude llorar en silencio, la situación se había salido totalmente de control.

Sin quererlo, acababa de convertirme en el juguete sexual de mi perverso y amado nenito.

Me esperaba una vida de sufrimiento y placeres, mi nenito tan pequeño, se volvería mi perverso dueño.