Neverland 10: cosas de la sangre.
Lalo no podría estar más orgulloso de su hijo David..
–¿Lalo, eres tú?– se escuchó una voz fuerte y autoritaria, y, al ser tan familiar no pude evitar detenerme y voltear la cabeza en la dirección de dónde venía esa voz.
–Abuelito!!!– gritó el pequeño David, quien raudo fue a abrazar el cuerpo desnudo de su abuelo materno. Ya no había una apice de aquel niño tímido. Su desnudez nunca fue un problema tan solo es que era retraído, pero ya no.
Ambos, adulto y niño se fundieron en un abrazo fuerte muy familiar, el hombre de cabellera blanca, un bigote espeso y mucho más alto que yo, tuvo que arrodillarse para que su nieto le quedará a la misma altura. Con esto sus testículos quedaron colgados en el viento y su pene discretamente les acompañaba en un movimiento casi imperceptible.
–suegro, qué hace aquí?– le pregunté, tragando una gran cantidad de saliva y cambiando de color y con el corazón a punto de salir. No daba crédito a lo que pasaba frente a mis ojos. Mi suegro, el padre de mi ex esposa y abuelo de mi hijo. Estaba frente a mí completamente desnudo, abrazando a su nieto y llenando lo de mimos y besos.
–tranquilo Lalo, suelo venir a mi casa de campo de vez en cuando. Hacer números y recordar viejos tiempos…–
Mi suegro es un hombre alto, delgado de cuerpo, firme pues había sido soldado en su juventud y atleta en la actualidad, con lo que conserva un cuerpo que cualquier hombre joven envidia.
Al levantarse, su nieto, apenas y le llegaba abajo de las costillas. Le da una pequeña nalgada a su nieto y le manda al área del comedor. Voy detrás de mi suegro e hijo tomados de la mano, quienes van hablando como si fueran por la calle o estuvieran en medio de la sala de la casa. Ellos estuvieron muy platicadores en el comedor de la casona. Mi suegro le hacía cosquillas a mi hijo y le revolvía el cabello con su mano. Yo solo atinaba a mirar. Vigilaba a mi suegro, sabía que ahí no había peligro alguno pero la excitación estaba latente. Mi cuerpo entero estaba electrificado. El mínimo viento hizo que mi piel se erizará y mi verga ni tan dura se habia recuperado de la faena matutina. Mi cabeza era un caos, no podía hilar un pensamiento tenía mil preguntas y muchas ideas se formularon en mi cabeza.
Salimos del comedor y mi hijo David salió corriendo para alcanzar a los otros nenes en la alberca. Al fin, mi suegro y yo nos quedamos solos. Yo alcance una toalla para tapar mi desnudez pero al ver la cara y los ojos que mi suegro desistí y nos sentamos a hablar…
Me lo contó todo, como fue que nació Neverland. Quienes eran los otros fundadores de ese paraíso y cuáles eran las reglas a seguir. Yo escuchaba atento la voz cálida y suave de mi suegro. Atento también a mí hijo dentro de la alberca. Pero en ocasiones mi mirada también se desviaba hacia los enormes testículos de mi suegro que reposaban sobre el camastro junto con su verga.
Al rato de estar hablando y mi suegro diciéndome lo afortunado que era de tener a mi pequeño David. Una idea creció en mi cabeza, con lo cual hizo que se me acelerara el corazón y bombeara un montón de sangre a mi nabo que terminó de levantarse grueso y altivo: mi hijo y mi suegro juntos, ellos… Llame a mi hijo y salió de la alberca, escurriendo agua se acercó a mí. Le di un beso de pico en sus labios y le abrace el cuerpo húmedo y frío. Vi que mi suegro no le quitaba la mirada de encima a mi hijo así que le abrí las nalgas dejando al descubierto su pequeño culo caliente. Mi bebé respondió dándome un beso más profundo y me abraza del cuello. Nuestras bocas fundidas en un beso, un beso lleno de lujuria y pasión. Mi suegro no perdía detalle de lo que estaba sucediendo y eso me calentó.
–bebe, también tu abuelito quiere un beso…– le digo a mi hijo, al tiempo que lo agarro de sus pequeñas caderas y lo giro poniendo lo de frente a mi suegro quien ya mostraba una erección portentosa. Mi bebé da un paso y alcanza a mi suegro a quien también lo abraza del cuello y le empieza a llenar el rostro de piquitos. Mi suegro se deja querer por mi hijo David. Lo toma de la cintura con sus manos y lo acerca a él. En un momento el y mi hijo comienzan a darse pequeños picos en sus bocas para en un siguiente segundo devorarse las bocas. Mi bebé se ríe y le dice a mi suegro –abuelito tu bigote me hace cosquillas– y mi suegro entierra su cara en el cuello de mi hijo arrancándole sonoras carcajadas. Lo carga y lo sube sobre su cuerpo, recostando se ambos en el camastro. Mi hijo sobre mi suegro. Las manos de mi suegro comienzan a recorrer toda la piel de mi bebé, quien continúa dándole pequeños pesos en los labios a su abuelo.
–oye bebé, sabes que le gustaría más a tu abuelo!? Que juegues también con su verga, que la llenes de besos tambien– los ojos de mi hijo David se abrieron como dos grandes platos de cocina y una sonrisa se dibujo en su rostro. Su abuelo cerro los ojos y moviendo su cabeza de arriba a abajo dando su aprobación. Mi hijo David solo tardo unos segundos en acomodarse entre las piernas musculosas de mi suegro, boca abajo. Con su mano derecha agarra la verga de mi suegro, la mueve de izquierda a derecha varias veces como analizando y se un solo bocado… Se mete en su boca la mitad del pene de mi suegro.
Mi suegro cierra sus ojos y exclama un –ahhhhh– cerrando sus ojos y pellizcando sus tetillas. El cuerpo de mi suegro se tensa, marcando sus músculos y me doy cuenta lo fuerte y musculado que está. La boca de mi bebé rodea la circunferencia del pene de su abuelo. Arriba y abajo. Lento y suave. Veo que su boca se ve diminuta al ir tragando el grueso miembro de mi suegro. Mi bebé a aprendido mucho en Neverland y por lo que me han contado otros es el mejor chupando vergas.
Mi suegro me voltea a ver y veo en sus ojos agradecimiento, satisfacción, amor. Complicidad de hombres, su lengua moja sus labios muchas veces, tantas, como chupetones le hace mi pequeño David. Mi verga para ese entonces ha alcanzado su maxima plenitud. De mi uretra comienza a escurrir precum. Con mi dedo índice lo junto todo, aplicando presión para que salga más y lo llevo a la boca de mi David. Que volteando me a ver, suelta la verga de mi suegro un segundo y se mete mi dedo en la boca, tragando mi líquido seminal. Veo con sorpresa que mi suegro tiene un glande grueso, gordo y rojo pero a mi David eso no parece molestarle porque reanudando su mamada vuelve a tragar buena parte de la verga de mi suegro.
–Lalo, eres un gran padre y este–señalando a mi hijo entre sus piernas –es mi nieto favorito– y como no, era el único nieto varón de la familia de mi suegro.
Ambos estaban muy metidos en su papel de darse y recibir placer. Mi hijo no dejaba rincón sin lamer o chupar. Y mi suegro eso lo tenía al borde del éxtasis. Yo tengo mi verga en mi mano moviendo de arriba abajo con mis dedos medio y pulgar. Tomo un poco de lubricante que hay en cada camastro, lo distribuyo en mi glande y reanudó el movimiento de masturbación. Cuando levanto la mirada, mi pequeño David está sentado sobre la cara de mi suegro, con el culo bien abierto y la lengua de mi suegro entrando y raspando las paredes anales de mi bebé. David por su parte se sostenía precariamente de sus piernas a la vez que su rostro se sonroja y abre su boca para jalar aire, está excitadisimo. Me paro y voy hacia donde está mi bebé, tan solo me agachó un poco y beso su boca llenando la con mi lengua. Lo agarro de la nuca para crear mayor unión entre nosotros. Puedo escuchar los sonidos ahogados de mi suegro, puro placer al chupar el culo de mi hijo. –tengo gusta bebé, te gusta lo que tu abuelo Oscar te está haciendo?– mi niño mueve su cabeza afirmando y cierra sus ojos para concentrarse en lo que está sucediendo.
Me masturbo con mas agresividad pero no estoy dispuesto a que esto termine tan rápido. Me colocó detrás de mi hijo y lo levanto desde sus piernas manteniendo las abiertas. Mi suegro se nos queda mirando sorprendido y leyendo me la mente, alcanza el lubricante y deja escurrir una gran castigada por todo su miembro. Mi nene me tiene agarrado del cuello y torciendo su cuello nos damos besos de lengua. Miro como mi suegro termina de embarrar el líquido viscoso en su pene y me indica con las manos que le entregué a su nieto.
Yo mismo colocó a mi hijo David sobre el pene de mi suegro Oscar quien sostiene su erección entre sus manos y de a poco dejo caer el cuerpo de mi bebé sobre él.
El rostro de mi suegro se calienta y abre su boca, en éxtasis puro para recibir el culo de mi hijo… Poco a poco mi hijo desciende con ayuda mía y permite con todo mi amor, que su abuelo se albergue dentro de él. Un segundo los ojos de mi hijo se cierran y nos detenemos para que su culo se acostumbré al grosor de la verga de mi suegro, que a decir verdad es mayor que la mía. Mi suegro está acostado, con sus piernas flexionadas hacia afuera, respirando profundamente, mirándome, retando me con la mirada.
–David, hijo, me quieres?– mi hijo con sus ojos cerrados afirma con su cabeza. –te voy a dejar en manos de tu abuelo, que también te quiere, aguanta si!?– mi hijo vuelve a afirmar con su cabeza y sus ojos continúan cerrados. Volteo a ver a mi suegro, quien también afirma con su cabeza y su mirada se mantiene dura e inexpresiva. Colocó los pies junto a la caderas de mi suegro dejo caer su peso por completo y lo suelto. Mi bebé termina de descender y sus nalgas tocan el pubis de Óscar, mi suegro… su abuelo.
Nadie se mueve, doy unos pasos hacia atrás y tomo de nuevo mi verga entre mis manos. Por su parte el abuelo de David lo agarra de su diminuta cintura, para hacer más presión, vamos, para enterrar más su miembro en el interior de mi nene.
Mi niño comienza a moverse en círculos colocando sus manos en el abdomen pulcro de su abuelo. Comienza el placer para ambos, abuelo y nieto. Los hombres alrededor no dan crédito a lo que sucede, se quitan sus lentes de sol, se acercan para ver mejor la escena o dejan de hacer lo que estaban haciendo. Los nenes continúan jugando en la alberca de poca profundidad y los jóvenes pubertos que hay ahí miran, con erecciones incluidas, lo que mi hijo le hace a su abuelo. No perdiendo detalle.
Abuelo y nieto comienzas a coger con sonora fuerza, mi hijo no se corta y de su boca escapan gemidos de placer –ay abu… ay abu… Dame más abu… Dame mmmmas..– miro como mi bebé se entrega al placer por completo. Mi suegro Oscar está perdido en el placer, su cadera se mueve a un buen ritmo, mandando ondas de éxtasis al cuerpo de mi hijo. Ambos están entregados a la lujuria.
Yo me siento a la orilla del camastro y ahí hay un puberto, nos miramos un segundo y él se apodera de mi verga con su boca. Yo lo dejo que haga, pues estoy más interesado en lo que pasa en el camastro de alado. Mi hijo brinca ya sobre la verga de su abuelo, que para ese entonces da estocadas más fuertes y entierra con mayor fuerza su verga en el culo de mi David. En un segundo mi suegro de levanta cargando con un brazo a su nieto, lo deposita sobre el camastro dejándolo en posición de perrito, se pone detrás de él y coloca su cabeza a un lado de la oreja de su nieto –en está pose le hice cinco hijas a tu abuela– y llevando su verga hasta la entrada anal de mi hijo se la deja ir de una!!!
Mi bebé abre sus ojos grandes y de su boca sale un largo aaaaaayyyy. Mi suegro Oscar le agarra de su cabellera y lo monta, como si fuera un caballo de carreras. En esa posición el tamaño era más que notorio. El enorme cuerpo de mi suegro sobre el pequeño y flaco cuerpo de mi hijo David. Le enterraba su verga hinchada hasta lo mas profundo que podía y por los gemidos de mi bebé estaban siendo muy profundas sus arremetidas.
Yo no podía aguantar más así que me levanté rápido brinque el camastro y me coloque frente a mi hijo, quién al verme atino a abrir su boca y le hundí mi glande. Apenas sentir el calor de la boca de mi hijo hizo que depositara dentro de él todo mi amor… toda mi leche caliente. Cerré mis ojos para concentrar todo ese placer, mi hijo movía su lengua dandome un mayor placer. Mis bolas se movían mucho tanto que me dolía pero un gozo dio un pasó al frente. Mi suegro continuaba bombeando el culo de mi David –ayyy David… Ayy mi amor… Ahí te va….– y con un solo empujón en la cadera de su nieto, depósito el mismo amor que le tenía. No se movió en un buen rato, ninguno lo hizo.
Ambos abrieron los ojos, mi hijo volteo la cara hacia su abuelo y ambos se fundieron en un beso caliente. Yo no perdí ningún detalle. Mi pecho se hincha de orgullo por mi querido hijo David.
Sigue escribiendo, súper me calienta está historia
Como sigue? Necesito más
Me acabo de leer toda la historia y tengo que decir que estoy super excitado… menuda paja me hice mientras la leia.
Me encanta esta historia y me excita muchísimo… por fa sigue escribiéndola.
Me encanta Neverland… quiero seguir sabiendo mas cosas… espero que nos las sigas contando.
Que delicia de historia, es muy caliente y siempre que la leo me pone la verga muy dura.
Uff.. menuda excitación y calentura tengo después de leer el relato… estoy ansioso de saber como continua la historia.
Maravilloso relato! 10