Neverland 12.
Cómplices de batalla. .
La mañana está siendo muy fructífera, mi hijo David aún duerme arriba. No ha despertado desde lo de anoche con su abuelo y conmigo. Debo de reconocer que fuimos bastantes intensos para ser la primera vez que mi hijo hace el dos romano.
Mi suegro se levantó muy temprano para ir a correr, al volver fue a preparar el café para todos. Es domingo festivo. Hay muchos hombres con sus hijos o acompañantes en el lugar. Muchos se han despertado a penas salir el sol. Pero mi David no, el siguió durmiendo.
Al salir del comedor, me dirijo al salón central donde ubico a mi suegro Oscar con otros hombres, al acercarme veo que de rodillas hay tres niños a los cuales conozco. Los niños están de rodillas sobre una esponja cuadrada, hay cinco hombres a su alrededor con el palo bien duro y mostrando se orgullosos. Los niños van de un palo al otro, cruzándose o quedando hombro con hombro. Los adultos incluido mi suegro les apoyan e incitan para dar la mejor mamada pues el que reciba primero la leche recibirá una recompensa.
Vítores y gemidos se escuchan, primera vez que veo a mi suegro alegre y eufórico, pues para mí es el hombre estoico y formal. Nunca pensé que tuvieramos un gusto en común… A mí hijo.
-Cómo va suegro?- le digo por detrás abriendo me un espacio entre los cinco hombres y en un segundo siguiente recibir la boca humeda de licho, un nene de 10 años, flaco y con hambre voraz de verga de hombre. -Ya despertó mi nieto?- me pregunta mientras mira como licho se hunde hasta la mitad mi verga.
-No, sigue dormido allá arriba, creo que iré a despertarlo en un rato mas- licho llega a tocar con su nariz mi pubis haciendo que un gemido se escape de mi garganta.
-No te preocupes voy a despertar a ese angelito- y se retira del grupo, dejándonos otra vez en cinco y a licho con su boca devorando me.
Oscar.
Subo las escaleras hasta llegar a la habitación donde dejamos dormido a mi nieto. Al entrar lo encuentro aún en brazos de Morfeo, boca abajo, su cuerpo desnudo reposa plácidamente sobre la cama, se ve tan bello. Me acerco hasta la cama, subo y de rodillas me acerco al cuerpo desnudo de mi nieto David, abro con mis manos sus tiernas nalgas y acercando mi rostro aspiro el aroma que sale de su culo. Una mezcla de saliva, leche y lubricante inundan mis fosas nasales. Tragó saliva y sin esperar más hundo mi rostro entre las nalgas de mi David. Mi lengua se abre camino dentro de su hoyo, que aún está caliente y rosado de la faena nocturna. No hay rincon dentro de mi nieto que no me quedé por saborear. Así estoy un buen rato, con mi rostro hundido.
– papá eres tú?- escucho que mi nieto habla creyendo que soy su padre, me encantaría serlo, pero no es así. -no mi amor, soy tu abuelo. Vine a despertar te. Los niños allá abajo ya están muy activos y tú acá sigues como niño dios.- mi rostro y mis labios vuelven a reanudar la tarea que estaba haciendo, a probar la carne tierna de mi nieto.
Mi bebé se trata de enderezar pero al estar yo masajeando sus nalgas y con el rostro hundido, no pudo hacerlo. Al contrario solo levanto su torso y se apoyo con uno de sus codos, mientras que con su otra brazo alcanzo mi cabeza para acicalar mi cabello canoso. -Abuelito mmm, me… Quiero ir al baño-
Eso fue como musica para mis oídos, retire mi rostro de entre las nalgas de mi David le ayudo a darse la media vuelta y ahora su pene erecto queda de frente a mi. -Hazlo bebé, suelta el meo para tu abuelo- le digo entusiasmado a la par que con dos dedos descubro su rosado glande y pego mis labios a su uretra. Con mi lengua, con movimiento rápidos en su uretra activo la sensación para que el esfínter de su uretra se abra y suelte el líquido retenido. -Abuelito… No… Yo… Me…- y apenas dicho esos balbuceos del pequeño pene de mi nieto como si de fuente de pueblo se tratase un chorro potente de menos brotan.
Apenas si alcance a atrapar el chorro, mi boca se abre grande atrapando el pene y el escroto de mi nieto. Con mi lengua en movimiento hago que el placer de mi nieto se multiplique. Su cuerpo se contorciona, empuja hacia adelante su cadera mientras sus dedos se enredan con mi cabellera. El chorro potente y caliente llena mi boca, mis manos se deslizan por la piel delicada de David. Mientras mis ojos se llenan con la belleza de su niñez.
Poco a poco el flujo líquido fue perdiendo fuerza hasta que solo unas cuantas gotas escurrían por la uretra. Mi ojos y los ojos de mi nieto se cruzaron con una complicidad entre nieto y abuelo.
Salimos de la habitación y nos dirigimos al salón central donde yo había dejado al padre de mi nieto… Y ahí lo volvimos a encontrar.
De pie, sostenía la cadera de un niño flaco, mientras que con su cadera taladraba el hoyo de ese niño. Los gemidos dentro del salón eran sonoros. Las embestidas brutales no dejaban duda de que hombre y niño estaban poseídos por el placer.
Al llegar donde mi yerno, lo saludo con la mirada y mi nieto le da un beso en la boca – Hola licho. Te gusta mi papá?- -si.. s… Siiiii…- sale abruptamente la contestación monosilaba de la garganta de licho, su mandíbula apretada y sus manos aferradas a la cadera de mi yerno denotan todo el placer que licho está experimentando, así que no había necesidad de que contestar.
Mi nieto me abraza y yo le correspondo. Él se agarra de mi cintura y de mi verga dura. En un movimiento rápido de su cabeza, su boca fue a engullir mi glande seguido del resto de mi verga.
De pie un poco agachado o encorvado comienza a darme una muestra más del amor que nos tenemos. Mis WebOS se mueven de arriba a abajo a la par de que mis piernas se contraen. Mi manos sin querer van y toman la cabeza de nieto y le marco con un ritmo suave pero firme como es que a mí me gusta recibir una mamada.
Mi yerno por su parte, sigue embistiendo el culo del niño flaco quien no desea otra cosa que lo siga penetrando. Mi nieto se arrodilla y se acomoda mejor para tragar mi verga que para ese punto está que casi explota de tanto placer.
Los ojos de mi yerno y los míos se cruzan, en una mirada intimidante donde dos machos ya hacen lo posible por darse el mayor placer de todos. Disfrutar de la piel y caricias de infantes. Lalo pone una mano en el hombro del chico, mientras la otra sigue aferrada a la cadera, sus piernas se flexionan para mejorar el ángulo de sus embestidas. Mis piernas se han puesto duras y mis bolas ya están hasta arriba, mientras que con una mano ayudo a mi nieto a darme placer con la otra retuerzo una de mis tetillas.
El placer es único pero no eterno. Abro mis ojos y mi boca y empujando mi cadera hacia adelante llenó la boca de mi nieto con toda la leche guardada en mis bolas.
Mi yerno con un sonido salido de lo mas profundo de sus entrañas empuja su cadera y deposita su respectivo orgasmo en el interior de licho. Sudorosos los dos nos recuperamos, jalando aire a nuestros pulmones, respirando profundamente. Los niños salen del salón apresurados como si nada les hubiese pasado pues hay mucho día que disfrutar. Mientras que la mirada de mi yerno y la mía se cruzan y una sonrisa de complicidad aparece.
Como sigue? quiero mas…
Me encanta esta historia de verdad… es super excitante.
Menuda paja me he echo mientras leía tu relato.. me encanta como me excita esta historia.
Como sigue? Necesito mas… 💦😋
Uff… esta historia me caliente demasiado…
Desde que empecé a leer tus relatos, me encanto y me engancho tu forma de escribir, tanto este relato como el del pequeño Uriel los disfruto mucho y siempre disfruto de ellos mientras me masturbo.
Como sigue?