Neverland 26
Recuperación..
Lo que pasó después de aquella noche en la cual mi pequeño David fue el regalo para mi suegro y sus amigos fue que mi hijo sufrió un cuadro severo de deshidratación. Lo lleve a casa al terminar la fiesta y llame a un amigo médico. El cuál solo después de hacer un examen visual recomendó suero rehidratante intravenoso.
Los días siguientes mi pequeño David no salió de mí cama, yo no fui a trabajar esa semana todo lo hice remoto. Su abuelo, mi hermano, sus primos y el vecino venían a visitarle a diario para verlo mejorar. Mi niño es fuerte y en pocos días estuvo de pie nuevamente.
Una mañana un tanto calurosa y algo húmeda, después de terminar una junta vía remoto fui a ver como seguía mi hijo. Lo ví hermoso, dormido, desnudo, con su sedoso cabello alborotado. Le doy unas palmadas en sus glúteos lo que hace que reaccione, al verme con esos ojos llenos de vida sonríe. -Hora de poner tu suero amor, amor- mi hijo se estira y contempló su completa y bella desnudez.
Después de conectarle el suero, me hice experto, me siento a un lado de eyl y le abrazó, beso su cabeza y el me devuelve su cariño acariciando mi miembro sobre la bermuda que llevo puesta. -El doctor dijo que sin ajetrearse…- se lo digo con autoridad pero a la vez con un deseo infinito por poseerlo. – ya me siento muy bien papá. Además hace días que no jugamos tu y yo solos!-
Al decirme eso mi sangre hierve y le levanto el rostro con mis dedos apoyando en su barbilla. Nos miramos unos segundos y comenzamos a besarnos con el amor que un padre tiene por su hijo. En segundos yo quedo en igualdad de condiciones que mi nene, desnudo. Nuestros labios están fundidos en un solo par. Mi boca se abre para recibir su lengua. Mis manos acarician su juvenil piel caliente, mientras que nuestros cuerpos están uno encima del otro.
Tenemos que movernos con cuidado pues mi hijo tiene en su mano una canalización para de ahí conectar el suero. Somos diestros y no hay problema para amarnos. En un punto yo estoy sentado apoyando mi espalda en mis almohadas. Mi hijo frente a mi, en cuatro besándome mientras con mi mano masajeo su culo. Ya no hay dolor, ni molestias en esa área. Y con ayuda de un lubricante puedo masajear internamente.
Mi hijo se levanta, se voltea para darme la espalda. Mis ojos quedan fijos en sus glúteos carnosos, podría decirse que hipnotizado. Se pone en cuclillas y con su mano derecha sostiene y dirige mi miembro caliente. Puedo sentir su calor abrazando mi glande, despacio con una lentitud de caracol, me introduzco en el interior de mi pequeño David, solo el glande pero fue suficiente para que padre e hijo pronunciemos un candente ahhhhhhhhh. Mis manos le dieron el sosten que mi hijo necesita para que no se canse ni baje con demasiada rapidez. Sus manos pequeñas se apoyaron en mi abdomen y su cabeza se apoyó en mi hombro.
Así estuvimos una eternidad o unos cuantos segundos, nos besamos con pasión, con lujuria ardiente. Gracias a la lubricación extra con mi falo puedo sentir la textura caliente del interior de mi pequeño. Su sudor y el mío se mezclan cada que juntamos nuestras cabezas. Mis caderas deseosas de más las levanto para hundir más mi hombría en mi pequeño. Él solo gime y glorifica el pene que le dió vida. -ayyy papi se siente tan rico… Despacito, quiero más- lo escucho decir mientras mi boca recorre su espalda, cuello y hombros. Lo lleno de besos y saliva.
Me detengo y le indico a mi hijo que se levanté, el frío del ambiente envuelve mi verga, mientras mi nene estira sus piernas cansadas. Me acuesto por completo y le digo -voltea te, quiero verte mi amor- mi hijo se voltea y vuelve a montarme. Está vez es un poco más rudo introduciendo mi verga, la verga de papi. Da comienzo un ajetreo más movido, más escandaloso. Su cadera se mueve de atrás a adelante en un Vaivén delicioso. Mi verga se hunde una y otra vez y con mis manos pellizco sus pequeñas tetillas. Mi hijo conmigo se ha vuelto un ‘superbottom’; él lleva batuta y ritmo de la faena. Yo solo soy quien disfruta de todo. Se inclina hacia adelante y nuestros labios se vuelven a unir. Mis manos masajean ambos glúteos , más que masajearlos, les estoy pellizcando, mis dedos se hunden en su piel y con las puntas puedo sentir como mi verga entra y sale a su antojo.
-ayyy papi, ya me voy a acab… – mi hijo no suelta por completo esa frase junto a mis labios, cuando siento la humedad de su orgasmo. Al ser un pequeño de 9 años aún no suelta semen, pero demonios, su próstata ya está más que experimentada a sentir orgasmos. Y gustoso yo le ayudo, yo se los provocó. Su respiración es ajetreada, respira rápido y superficial. Sus manos están en mi pecho. Despacio salgo de él, mi miembro está duro como acero, pero para nada deseo terminar aún
Quiero que mi hijo disfrute más, pero por el momento debemos poner una pausa en la faena de padre e hijo.
Uuff… ya extrañaba esta historia… Que delicia de relato.
Excelente relato… como sigue?
Como sigue?
Gran relato, ya echaba de menos esta historia. Que bien que la sigas continuando.
Como sigue?? Me encanta esta historia 🫦🫦
Menuda corrida me has provocado 💦 asi da gusto masturbarse… Me encanta está historia 🫦🤤
Excelente relato, como continua??
Que bueno que les esté gustando!