Neverland 27.
Sincronía. .
Neverland no es lo mismo cuando un padre y su hijo no vuelven en bastante tiempo. La ausencia de mi hermano Lalo y mi sobrino David es notable para mí y para muchos aquí dentro. Y es que cuando te abren las puertas en un sitio como Neverland, adultos y nenes se vuelven familia.
El sol es cálido, mi cuerpo velludo (no lo he recortado) brilla por el sudor que se escurre. También es en gran parte que a mis dos flancos, acostados, están mis hijos Raúl y Ramón. Ambos nenes me abrazan mientras están ‘amamantando se’. Grrrrrr que placer tan inmenso siento cuando mis dos hijos están pegados a mi y sus lenguas humedas juegan con mis pezones. -Papá cuando va a volver mi primo David y mi tío lalo- me dice Raúl quien está a mi derecha.
-En cuánto David se sienta mejor, estarán aquí. Mi hermano lo está cuidando muy bien para que eso suceda lo más pronto posible.- al terminar la frase beso su cabello húmedo mientras el nene vuelve a succionar mi pezón derecho.
-Los extrañamos- dice mi otro hijo, Ramón, quien está en mi costado izquierdo chupando con ahínco mi pezón, con la misma lujuria que su hermano gemelo. También beso su cabello húmedo y es que los cabroncitos, recien salidos de la alberca fueron a acostarse a cada lado mío. A ambos los quiero igual. Ambos se dejan querer por mi y no les gusta estar tanto tiempo separados.
Mis hijos continuaron con la faena de chupar los pezones de su padre mientras que sus manos coincidían en mi sexo peludo. Mi pene es acariciado a dos manos. Los gemelos parecen moverse en sincronia, pues al tiempo ambos se separan, dejando mis pezones húmedos y rozados para irse directo a lamer mis sobacos (axilas).
-Les gusta lamer los sobacos olorosos de papá?- les cuestionó a ambos mientras sus lenguas y cabezas ascendían por mis pectorales hasta la vellocidad de mis axilas. -mmmmmm si- gimotea Raulito.
Cierro mis ojos para concentrarme en todo el placer que este par me están proporcionando. Mis manos están detrás de mi cabeza con los dedos entrelazados, exponiendo mis sobacos a la voluntad de mis hijos. Sus cuerpos delgados están adheridos a mi cuerpo. Puedo sentir su frescura juvenil. Sus rostros están pegados por completo, mientras sus lenguas juguetonas se mueven en mis axilas.
Volteo a un lado para ver la belleza de Ramón, sus ojos cafés, llenos de vida se encuentran con los míos, brillan con una chispa de lujuria. Pero solo eso puedo ver pues la mitad de su rostro está cubierto por mi axila. Beso su frente y me sabe a sal. El agua de la alberca se ha secado y el sudor empieza a aparecer. Volteo al otro lado y contempló el mismo rostro que del otro lado, su hermano Raúl. Tan iguales, tan bello como su hermano. Sus ojos están cerrados pero su lengua se mueve igual de bien que la de su gemelo. Igual que lo hice antes con su hermano beso su frente y el mismo sabor salitroso me invade. Vuelvo mi rostro al cielo y continuo concentrado en el placer que mis hijos me dan.
Otra vez en sincronia se mueven pero está vez separándose de mi. Se paran frente a mi y jugando un piedra, papel y tijera deciden el siguiente movimiento. Mi hijo Raúl gana al sacar papel sobre la piedra de su hermano. Y haciendo una mueca victoriosa, se coloca sobre mi cabeza. Con lo cual deja a mi entera vista sus glúteos carnosos y su pequeño saco de huevos. Con sus manos abre sus nalgas y baja hasta mi rostro. Su culo queda expuesto a escasos centímetros de mi rostro así que sin perder tiempo, paso mi brazos por encima de sus piernas. Saco mi lengua y la introduzco entre sus nalgas. Comienzo un exquisito beso negro en el culo de mi hijo. Pensé que su hermano Ramón se quedaría sin hacer nada o qué iría a buscar a algún hombre dispuesto a jugar con él? Qué corto de ideas me he quedado!?
En mi verga erecta comienzo a sentir una boca húmeda. Un par de labios frescos se sitúan alrededor de la circunferencia de mi glande para luego ir bajando de a poco. Cuál es mi sorpresa al saber que quien se está tragando mi verga es Ramoncito, que en un movimiento digno de su juventud, se ha doblado por completo. Mientras él me da una chupada de agasajo en mi pene, su hermano Raúl a quien yo le lamo el culo le hace lo mismo en su culo.
Un Padre le hace un beso negro a uno de sus hijos gemelos y este a su vez le hace lo mismo a su hermano.
Ahí estamos los tres dando nos placer. Mi lengua se mueve en el culo de mi hijo Raúl. La boca de mi hijo Ramón engulle con tanta maestría la verga que le dió vida y su hermano le está haciendo lo mismo que yo, en su culo!!!
Cuánto placer, que caliente todo. Mis hijos rien y ponen en practica lo que han aprendido en Neverland. Por mi parte me concentro en dar un buen beso negro a mi primer hijo y a la vez que dejo que mi pene me de placer con ayuda de mi otro muchacho.
-Vaya, vaya… Aquí todos disfrutan por lo que veo!- la voz familiar de Tomassi, Tom el vecino de mi hermano, llega hasta mis oídos haciendo que despegue mis labios del culo blanco de mi hijo Raúl. Sonrio mostrando toda mi dentadura y vuelvo a lamer el culo de mi hijo. Al contrario mis hijos al escuchar la voz de Tom, se separan de mi y a paso veloz van a saludar y a abrazar a nuestro amigo recién llegado.
-Trajiste a David y a nuestro tio?- preguntan ambos al unisolo. Los gemelos están conectados en pensamientos y palabras. Tom se sorprende con tal acto de sincronía. -No, no vienen conmigo. Pase a verlos ayer para preguntar si hoy estarían aquí. Pero Lalo me dice que quiere esperar a que David esté mejor.- ambos nenes se voltean a ver y bajan la mirada.
Tom al verles se pone en cuclillas. Es más que yo en muchos aspectos: altura, vellocidad en su cuerpo, grosor de voz, musculado e incluso más galán, tanto que hizo que mis hijos se separaran de mi para ir corriendo con él. -Hey pero no estén tristes. Aquí estamos su papi y yo para pasar el tiempo en Neverland. O qué ya no nos quieren?- Tom fue incisivo en su pregunta. Una vez más los gemelos voltean a verse y sonríen pícaramente. Sigo acostado, con mi mano sosteniendo mi pene, mirando como mis hijos gemelos le coquetean a un hombre más grande que yo!
Nuevamente mis gemelos juegan a piedra, papel y tijera para decidir el destino del momento. En esta ocasión el ganon es mi hijo Ramón, que rápido y sin perder tiempo tomo la mano de Tom y lo dirigió hasta un camastro a un lado de mí. Raulito por su parte vuelve hasta mi y continúa con una felación a su progenitor.
Dirijo mi mirada hasta Tom que acostado sobre el camastro recibe el mismo trato que yo pero en boca de mi hijo Raúl. Todo se acelera en unos segundos. Mi corazón, la situación, todo.
Mis ojos no quitan la mirada, detrás de mis gafas de sol, a mi hijo Raúl y a Tom. Ambos se están disfrutando el uno del otro. Vuelvo mi mirada oculta a mi Ramoncito y veo como su boca engulle me verga palpitante una y otra vez. Sus labios se estiran alrededor de mi falo y su boca se abre para engullir un poco más.
Los hombres cuando estamos en completo éxtasis jadeamos o proferimos palabras altisonantes. Y a decir de lo que está saliendo de la boca mía y de Tom, estamos en un éxtasis puro. Los labios de mis hijos se mueven con agilidad y maestría que en pocos segundos la verga de Tom pasó de flácido a duro y erecto.
Mis labios están resecos pues mi boca abierta trata de jalar tanto aire como puede a la vez que pronunció frases obscenas que un padre no debería de decir a sus hijos y menos cuando uno de sus hijos tiene el pene de su padre en su boca. Pero no puedo detenerme.
Levanto mi cabeza mientras pellizco mis pezones y veo que el mundo gira a mi alrededor en Neverland. Un hombre está detrás de su sobrino de seis años, empujando su cadera para estrellarla contra las nalgas infantiles. Uno más allá sobresale de un castillo de madera, su cara encendida refleja que una boca húmeda se está comiendo su miembro viril. Lo sé, por qué yo mismo he usado ese castillo infinidad de veces. Un hombre juega a las luchas en la alberca de arena con un nene preadolescente, enseñándole llaves y sexo anal al mismo tiempo. Vuelvo mis pensamientos a mi y veo que mi hijos llevan la batuta, se han separado de Tom y de mí. Se dan media vuelta y se arrodillan. Abren ambos niños sus culos y los exponen frente a dos hombres adultos. Ni que esperar. Actuó en éxtasis absoluto y guiando mi pene lo introduzco en el culo caliente de mi hijo. Un gemido me hace voltear y veo que mi otro hijo gemelo está ya autoempalandose en el miembro de Tom. Sincronía.
Ambos niños de 10 años empiezan a moverse con un ritmo muy parecido. Sus caderas se mueven atrás para introducir miembros de adultos, esperan un segundo y se mueven hacia adelante, pero sin sacar por completo ambos penes. Un segundo después vuelven a introducirse las vergas mia y de Tom.
Mis hijos son cabrones y yo los disfrutó, ya sea en un trío padre e hijos o como en esta ocasión compartiendo los. Mi cuerpo como el de Tom estrechan la distancia que hay entre mis hijos, acercándonos e introduciendo un tanto más nuestros falos calientes. Mis hijos por su parte abren sus bocas para hablar entre ellos o con nosotros. También para recibir besos e introduciendo mi lengua y la de mi amigo Tom.
Mis nenes se mueven tan bien que me sorprende lo mucho que han aprendido desde que los descubrí besandose y teniendo un escueto sexo entre ellos.
-ahh ahhhh ahhhhhhh- un gemido hondo me hace voltear y veo como Tom empuja dramáticamente a Raulito, saca su pene de las entrañas de mi hijo y sacudiendo un poco, moja la espalda de mi niño. Una copiosa cantidad de leche va a parar al cuello, cabello y espalda de Raúl. Quién se mira extasiado y alegre. Al ver tal escena algo dentro de mi se acelera. Mi corazón empuja la sangre por mi estómago, bajando hasta mi pene y al sentir todo aquello avalanzandose dentro de mi. No hago otra cosa más que copiar lo que acabo de ver. Empujó a mi hijo Ramón y saco mi verga de sus entrañas calientes, lo sacudo tan solo un segundo y el orgasmo me invade, saliendo de mí, de mis guevos la caliente leche retenida, desde hace no se cuánto?
La espalda de mi hijo es el lugar idoneo para recibir mi leche. Abundante… tanto fue el placer que mi glande me duele. Una extraña mezcla de dolor y placer. Pocas veces lo he experimentado y todas con el culo de mis hijos.
Reposo mi cabeza en el cuello de mi hijo, ya no sale leche pero las convulsiones continúan, disminuyen pero siguen siendo intensas.
Ambos hombres adultos nos volteamos a ver, mirando primero a mis hijos, luego a nosotros y una sonrisa pícara se va convirtiendo en carcajadas. Mis hijos se unen a la alegría post orgasmo.
Como sigue??
Cuentame que te gustó?