Neverland 28. Estiramientos.
Nueva reunión familiar..
Mi hijo por fin estuvo recuperado al 100 y para festejarlo decidimos irnos temprano a Neverland. Mi David iba todo alegre porque al fin volvería a andar desnudo, al aire libre. – te gusta andar encuerado?- mi hijo asiente con la cabeza y en su boca se dibuja una sonrisa mostrando todos sus dientes -pero en casa la ropa es opcional- y mi mano sacude su cabeza y su cabello largo.
-si, pero en casa de mamá tengo que usar ropa y siento que me estorba!- su cara de frustración se noto aún cuando bajo su cabeza hasta casi tocar el suelo. El celular suena y en la pantalla el contacto SUEGRO aparece. -ya vienen?- se escucha en el alta voz, apenas iba a contestar cuando mi hijo se adelanta y gritando le dice a su abuelo -si abuelo, estamos frente al parque antes de llegar a tu casa- mi suegro ríe del otro lado y cuelga la llamada. Aún cuando es madrugada ya hay personas en la calle, vecinos de mi suegro Oscar.
Al llegar con mi suegro se ha cortado el bigote y se ha dejado crecer la barba por completo lo que le da una apariencia más jovial. Subimos sus cosas, no eran muchas y arrancamos a Neverland por fin, un fin de semana enteramente de hombres. Después de unas horas de viaje y algunos arrumacos entre mi hijo, su abuelo y yo nos encontramos frente al muro de piedra perimetral de Neverland. Ingreso la contraseña y frente a mi el gran portón se abre. No me he estacionado por completo cuando mi hijo David y su abuelo Oscar ya están desnudos. Me dejan solo bajando las mochilas y solo alcanzo a vislumbrar dos pares de nalgas blancas antes de que entrasen corriendo a Neverland.
Al fin desnudo, los encuentro a ambos dándose un chapuzón en la alberca…
Mi hermano y los gemelos llegaron unas horas después. Por fin la familia está reunida y completa otra vez.
Mi hijo y yo decidimos después de comer decidimos hacer nuestros ejercicios especiales. Él completamente boca abajo, sus brazos cruzados bajo su pecho mientras sus piernas están juntas y estiradas. Yo, sobre él, mis brazos hinchados de las flexiones que he realizado, mis piernas abiertas y estiradas por completo mientras mi verga dura, la entierro una y otra vez con un ritmo tranquilo y lento en la cálida cavidad de mi bebé.
Su rostro a veces está pegado al suelo y otras se levanta y torciendo su cuello me alcanza y nuestros labios se cierran en un beso tierno. –papiiiii me gusta, papiiiii más — yo gustoso y caliente le hago caso.
Su espalda está mojada con mi sudor, al igual que su cabello. Mi cuerpo lo cubre por completo, mientras su boca inhala y exhala con un ritmo musical. Para no cansarse, saca sus brazos de debajo de su pecho y acaricia mi cadera y cintura. O abre con ambas manos sus glúteos para permitirme, a mi, su padre, entrar con más enjundia.
Los nenes del sitio nos ven unos segundos y vuelven a lo suyo. Mientras otros adultos sostienen la mirada por mucho más tiempo debajo de sus lentes de sol. A los gemelos les escucho gemir fuerte y solo tengo que levantar la mirada para ver qué ambos están montando una verga cada uno. Uno de los gemelos a su padre y el otro a mi suegro. Ambos adultos lo están dando todo, elevando sus caderas sobre el suelo, levantando a los gemelos hasta casi hacer que estiren sus piernas delgadas. Las vergas de mi hermano y mi suegro se ven hinchadas y llenas de venas, húmedas y brillantes. Alrededor de la base una espuma blanca empieza a formarse. La cosa es seria. Los primos de mi hijo, se sientan de forma casi violenta, en estocadas fuertes que abren sus culos infantiles y calientes.
Sus bocas diminutas están por completo abiertas jalando aire a sus pulmones. Sus labios son humectados por sus lenguas, de vez en cuando. Tanta es la potencia en sus embestidas de mi hermano y mi suegro que los niños meten sus manos para tratar, eso, tratar de detener la bestial cogida que les están dando. Pero los adultos, sobre todo mi hermano, retirá las manos de su hijo y reanuda con mayor fuerza la cogida. Pobre de mi sobrino, mi hermano tiene buen grosor…
El sol es testigo de cuanto amo a mi pequeño David. Y él me ama de la misma forma o más fuerte. Mi pecho ya está completamente pegado a la espalda de mi David. Mis caderas se mueven rítmicamente, ayudando a que mi verga caliente lime más paredes anales de mi hijo. Llenó de besos su cabello húmedo, que me sabe a sal. Mis manos y brazos están aferrados a las suyas bajo su pecho. Mientras él levanta un poco, tanto como mis empujones le permiten , su pelvis. Sus piernas entrelazadas ya hacen entre las mías. Su sudor y el mío hace que ambos cuerpos resbalen.
Mi nariz se entierra entre sus sedosos cabellos e inhaló su aroma. Me vuelvo loco.
Mi lengua se pasea por la piel de su cuello y sus orejas. Levanta su cabeza y la gira haciendo que una lucha de fuerzas entre él y yo de inicio. Lleva las de perder.
Los gemidos de los gemelos son muy sonoros, por no decir que casi están gritando. Ahora están en cuatro y han intercambiado al adulto. Ambos nns están uno frente al otro, obligados a darse besos. Mientras mi suegro y hermano los empujan con la fuerza de sus caderas y jalan las cabelleras de los nenes frente a ellos. Mi suegro es el primero en depositarle la leche a mi sobrino. Sus manos grandes se han aferrado a la cadera de mi sobrino, mientras que las rodillas de mi suegro se levantan ligeramente del suelo y su mirada fija el frente, sintiendo el placer invadiendo su maduro cuerpo.
Yo no lo puedo evitar y mi leche sale disparada, rellenando el culo de mi David. Mis compulsiones le hacen sentir placer a mi hijo y también le hacen saber que su padre le ha llenado con todo su amor. Por su parte mi hijo ha dejado un diminuto charco de lubricante y meos debajo de él. El masaje prostático que le hago da buenos resultados.
Por último y después de varios minutos mi hermano, con las piernas temblorosas, deja su semilla caliente en el primo de mi hijo. De uno de los ojos del nene escurre una lágrima, pero es difícil saber si es por el sudor que escurre de su frente o por el placer/dolor que su padre le acaba de dar.
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