Neverland 33.
Viejas amistades. .
La semana termina tranquila, Joaco vino a casa unos días despues para decirme lo del viaje (que si era cierto) que haría. Llega a nuestra casa temprano, al abrir la puerta veo que viene solo. Él me explica que no pudo traer a su hijo. Me daban ganas de cerrarle la puerta en la cara pero no lo hice, así que lo hice pasar.
El está impecable es su modo de vestir, que aunque va con ropa urbana, se veía ropa cara. Su cabello muy bien peinado y su rostro recién afeitado. Por mi parte me encontraba desnudo, con la típica erección matutina post coito. Mi hijo David está en la mesa terminando de desayunar sus hotcakes que le prepare con la leche especial de papás. Nos sentamos en la diminuta sala de mi casa y comenzamos a hablar. Días antes de esta reunión le estuve enviando varios videos a su celular personal, videos de mi colección privada donde estoy con mi pequeño David o le hacía videollamadas en el momento exacto en que mi hijo y yo estamos teniendo sexo.
Joaco se ve menos nervioso pero aún así cada cuánto veía hacia afuera de la casa o volteaba a ver a mi pequeño David, quien ya está terminando su desayuno. Se levanta de la mesa, deja los trastes en la tarja y comienza a caminar en dirección a su cuarto. –david… Amor… Ven papi! — David se detiene en seco, se da media vuelta y viene hacia mi. Le indico que se acueste a un lado de mi. El sofá es lo suficientemente grande para los dos (ya lo hemos comprobado muchas veces). Mi bebé se acuesta boca abajo y sin que le diga más nada, toma con su mano izquierda mi miembro y se lo lleva a la boca. Frente a nosotros los ojos de Joaco se abren como enormes platos, su respiración se hace pausada, trata de mantenerse tranquilo. Pero la escena que está viendo en primer plano es demasiado para él.
Mi nene como todo un campeón pasa su lengua por toda mi verga como solo él sabe hacerlo. Se deleita con el sabor de papá y se lo hace saber a Joaco pues le devuelve la mirada lujuriosa. Estamos a media sala a Joaco estaba que se le reventaba el pantalón de la excitación. –ya cabrón, sacala para convivir. Cómo si no nos hubiéramos visto la verga antes!?– Joaco hizo caso y con un poco de nerviosismo se sacó la verga dura, escurriendo precum. –pero nada más vas a ver, ok?– sentencie.
Su cabeza se mueve de arriba a abajo al compás del sube y baja de mi hijo y remoja sus labios con la lengua. David abre su boca grande y se mete más de la mitad de mi verga, su cara se pone roja como un tomate mientras la mano de mi amigo machaca con fuerza su verga. A decir verdad, aunque muchas veces le ví la verga a Joaco (en nuestra juventud ) ahora se ve más maduro. Una verga gruesa, quizás ligeramente más gruesa que la mia, de color moreno claro, un glande normal. Rodeado de su mano velluda, casi se la podría arrancar de tan fuerte que se está masturbando. Mi hijo saca mi verga de su boca y un grueso hilo de saliva conecta su boca con mi glande hinchado.
Joaco y yo hablamos o más bien yo trato de que él responda lo que le estoy preguntando. Pero al descubrir este mundo!? Para algunos hombres es abrumador… Excitante.
Sin aviso de su parte. Joaco se levanta del sillón desde donde nos está viendo y empujando su cadera hacia adelante un fuerte orgasmo sale a chorros y de tan fuerte qué es alcanza a mojar una mesa de centro, el hombro de mi hijo, su cabello y unas ligeras gotas calientes de semen bañan mi rodilla (que bueno que no soy asqueroso) Jejeje
— en el baño hay papel — le indicó con la cabeza donde está el baño y no es que mi casa fuese tan grande como la de Joaco. Mi hijo David limpia con su lengua la rodilla de papá y con sus dedos retira el semen de su cabello y se los mete a la boca. Cuando sale del baño mi amigo, David se ha ido a su cuarto dejando mi verga más limpia que si hubiese tomado una ducha. En la noche, David, va a querer que le haga el amor o que use algún vibrador de los que tengo para tener su orgasmo infantil. Eso que hicimos solo fue para la demostración de mi amigo Joaco quien salió de mi casa deslechado y con muchas preguntas en su cabeza.
El fin de semana siguiente nos fuimos temprano a Neverland. Al llegar ahí vimos que sería un fin de semana tranquilo pues hay poca afluencia de papis y sus nenes. Mi hermano y mis sobrinos no vendrían pues uno de ellos está resfriado en cama. Mi suegro y el vecino Tom no se reportaron así que les pondremos falta.
Mi hijo al ver poca gente y no tener más amigos con quién jugar se acomoda debajo de mi axila y le empieza a dar lengüetazos bajo el tierno sol de la mañana.
–vaya vaya, pero si miren quien está aquí? Mis parientes favoritos — al levantar mi cabeza y retirarme los lentes de sol. Veo un hombre robusto, con algo de panza. Velludo y una barba completamente cerrada que me mira. Me volteo para dejar de mirarle al revés y frente a mi está una sonrisa pícara, llena de dientes blancos. Al momento supe de quién se trataba: mi amigo Rafaél (Rafa). El hombre que me llevo de la mano a Neverland y me hizo ver qué el amor de padres a sus hijos es más fuerte y profundo en éste lugar. Tras de él, abrazado de su pierna blanca y llena de pelos hay un nene igual de blanco, gordito, con un par de prominentes nalgas y de cabellera negra. Su hijo más pequeño que si no mal recuerdo tendrá unos 6 ó 7 años. Su mirada refleja curiosidad. No hace por cubrir su desnudes al contrario se le ve natural, como si hiciese eso todos los dias. Su piel se ve cubierta por una crema blanca que resalta la falta de bronceado en su cuerpecito. Con una de sus manos abraza la pierna grande de su padre. Y con la otra, descaradamente rasca sus nalgas. El nene queda justamente debajo de las nalgas de su padre.
Me levanté del camastro en el que estaba y me dirijo a dónde se encuentra mi amigo Rafa, su cuerpo es más grande de lo que recordaba y al abrazarlo, mis brazos lo corroboraron. Nuestros penes chocan duplicando el abrazo. Mi pene queda muy cerca del rostro del hijo de Rafa, quien sin pedir permiso alguno se lo lleva a la boca, como si se tratase de su dulce favorito. –heeeeyyyy quien es este pequeño glotón?– le pregunto a Rafa, bastante sorprendido por el acto de su hijo, mientras veo como su nene manipula oralmente mi miembro.
–JAJAJAJAJA es mi hijo, el más pequeño. No te acuerdas? Conociste al mayor cuando te traje a Neverland, pero se fue a un campamento de los boys scouts así que me traje a éste. Debo de vigilar le más que al otro, porque en un descuido se mete todo a la boca– me contesta Rafa con una sonrisa jocosa en su rostro mientras que con su mano, sacude la cabellera negra de su pequeño hijo o al menos esa es la intención, que me dió!? porqué también percibí como si la mano de Rafa empujase la cabeza de su pequeño animando lo a devorar más de mi y a mi creciente erección.
Mi hijo no es celoso de a quien le prestó mi pene para que lo use, pero su curiosidad fue mucha, así que se levanta del camastro y se une al encuentro. — Ohhhh no lo puedo creer!? Pero si es el pequeño David. Cómo has crecido muchacho!– le dice Rafa a mi hijo mientras se inclina un poco para poner su rostro a la misma altura de la de mi hijo. Sus brazos gruesos se abren, lo que mi hijo contesta rápido el abrazo. Se cuales son los gustos de mi bebé y los hombres gruesos con grandes bolas están en su top y Rafa cuenta con dos puntos a favor.
Los brazos de Rafa envuelven el delgado cuerpo de mi David. Sus manos se deslizan por toda su espalda para irse a juguetear con las nalgas de mi bebé. –que guapo y alto te has puesto– le dice Rafa a David mientras le llena el rostro de besos. Por su parte, el pequeño hijo de Rafa masajea con sus manos mis bolas mientras su boquita húmeda devora con ahínco mi chota endurecida. — pero vengan vamos a ponernos al tanto de lo que nos ha pasado. Me da mucho gusto verlos…– rafa se lleva a mi hijo y nos deja a su hijo y a mi atrás.
Levanto en brazos al nene y veo su boca húmeda de tanta saliva. Con una erección entre mis piernas alcanzó a Rafa y a mi hijo. La plática se extendió varias horas. Horas en las que Junior, el hijo pequeño de Rafa, vacío mis bolas. Mientras Rafa nos pone al tanto de lo que fue de su vida, su mano acaricia la piel de mi David y con su dedo índice y pulgar exprime el precum del pene erecto de mi hijo y se lo da a comer a su pequeño retoño.
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