Neverland 8
Reanudamos el juego y los niños volvieron a girar..
El día ya casi se había terminado, muchos padres con sus hijos o acompañantes ya se habían ido dejándonos a unos cuantos.
La tarde-noche es calurosa en ese sitio. Así que la desnudes ayuda a solapar el vértigo del calor. Si mucho éramos ocho los hombres que quedamos niños incluidos. Mi pequeño David aún traía mucha pila para la noche, jugaba con otros niños. Mientras yo preparaba la tienda de campaña, si,si Neverland tiene habitaciones aclimatadas pero no podía negarme a la petición de mi bebé de dormir a la intemperie.
Ya entrada la noche solo quedamos 5 padres y a todos los conocía ya. Mi nene invito a los niños a mirar la fogata que su papi, yo, había hecho. Los niños se acercaron. Se veían alegres mirando el fuego, mientras en su piel brillaban las llamas candentes.
Ricardo uno de los padres se acercó y saco una bolsa con bombones grandes a lo cual todos los niños vitorearon gustosos. Pronto había cinco pequeños con sus ramas quemando bombones y degustando el dulce viscoso.
Mi hijo David se me acercó con un bombón derretido y cuando lo vi caminando hacia mi me enamoré más de él. Su cuerpo delgado, largas piernas blancas, su cabello lacio y su cara angelical hacían una combinación divina.
Miguel otro de los padres se me acerca –qué bueno que estés disfrutando de tu hijo, otros no tenemos esa suerte– mirando a mi bebé cuando me da una galleta con bombón derretido.
–crei qué samuelito era tu hijo– lo acusé –no, es mi pequeño vecino su madre cree que está en un campamento de boys scouts con mi hijo– –ahh– atiné a decir.
–pues igual Samuel es muy hermoso, tanto como mi hijo David, eso debe de ser un aliciente para ti?–
Se sentó junto a mi y llamo al pequeño Samuel. Más pequeño que mi hijo de piel morena clara, ojos grises y rostro redondo. –niños les gustaría un juego?– pregunto Miguel a lo que los niños dijeron que si rápidamente. –muy bien, traigan a sus papás o al adulto que los acompañe!– les indico Miguel y rapido los niños trajeron a resto de los adultos.
–muy bien. El juego se llama, encuentra a papá y es muy sencillo. Uds niños tendrán que taparse los ojos con una venda y adivinar mediante el tacto quién es su papá, ok?–
Los niños y mi hijo brincaron de su lugar y tomaron unos pañuelos de tela, nos pidieron a los adultos que le ayudaramos a ponerse el pañuelo sobre sus ojos. –muy bien ahora tómense de las manos y van a girar en círculo, nosotros los padres estaremos delante de ustedes y solamente mediante el tacto tendrán que adivinar quién es su papá, desacuerdo!?– los niños siguieron las instrucciones y comenzaron a girar, iban pasando cada uno frente a nosotros completamente desnudos todos con solo un paño cubriendo su rostro. –ya– indico Miguel y los niños se detuvieron, estiraron sus manos y comenzaron a tocar nuestros cuerpos, todo risa, cosquillas y nosotros tan silenciosos como podíamos.
Mi hijo fue el primero en hablar, aquí está mi papá, pero no, se equivocó. –cada que se equivoquen tendrán que dar otras vueltas y volver a comenzar– les dije yo, con lo cual mire a uno de los padres y le guiñe el ojo, él solo me devolvió una sonrisa de complicidad.
Los niños volvieron a dar vueltas –ya– grite yo y sus manos se volvieron estirar y tocaron nuestros cuerpos. León uno de los padres añadió a la dinámica –pueden usar la boca para lamer o chupar– con una voz de mando casi militar.
Los niños se pegaron como ventosas a nuestros cuerpos, sus manos recorrían nuestra piel y nosotros empezamos a reaccionar. En pocos minutos los 5 adultos teníamos una erección prominente delante de nosotros. Los niños jugaban con nuestros penes y bolas, chupaban los miembros y decían nombres. –aqui está mi papá– dijo el niño más rubio de todos, pero no volvió a comenzar todo de nuevo. Una vez mas se tomaron de las manos y giraron, por nuestra parte tomamos nuestros miembros y los acariciamos mientras veíamos pasar frente a nosotros a nuestros niños.
–por qué no probamos otra cosa?– murmullo Miguel a un lado de mi. –Epaaaa niños ahora que se detengan les ayudaremos un poco los papis, se pondrán de espaldas a nosotros y así adivinaran quien es el papá de cada uno– pero lo dijo con un acento cargado de lujuria. Adivinando las intenciones de Miguel me prepare para lo que siguió.
–ya– volví a gritar y tome por los hombros al niño que quedó frente a mi. Lo gire para que me diera la espalda y mojando mi pene con saliva apuntale mi verga hacia las nalgas del pequeño y empuje un poco. Mi miembro encontró rápido la entrada y se deslizó lentamente. El niño quieto recibió mi verga caliente en su interior. Al verme, los otros padres siguieron mi acción. Mi pequeño David fue empalado por mi nuevo amigo Miguel mientras los otros niños tenían el mismo trato.
Nuestros cuerpos se movían lento, los niños se apoyaban para recibirnos, los abrazamos para que pudieran tocarnos más. Yo le besaba el cuello a mi pequeño y pellizcaba sus diminutos pezones. Mi hijo David recibía el mismo trato. –eres tu papá toño– cuestiono uno de los nenes pero perdió o así los hicimos creer y otra vez volvió a reanudarse la dinámica, una vez más los niños se tomaron de las manos y giraron. Mientras nosotros disfrutamos de una dinámica hecha para ellos. –ya– grazno un papá. calvo y muy alto. Cuando vi su erección me sorprendió mucho, mi hijo David quedó de espaldas a él y solo se fue enterrando tremendo trozo de verga. Curva hacia arriba, redonda en todo su cuerpo y con un glande bastante cabezón. Mi niño lo sintió pero aún así siguió albergando ese miembro, vi como su cara se ponía de mil colores aún en la oscuridad, hasta quedar en un rojo encendido. No se movió durante unos segundos, agachando la cabeza. A mí me habia tocado un nene gordito de piel trigueña su papá estaba a un lado de mi amigo Miguel, disfrutando de otro nene.
Seguí mirando a mi hijo. Recordar como soporta la verga de su tío es una cosa pero verlo a un paso frente a mi como mueve su cadera de un lado al otro, girando en diminutos y lentos círculos, resoplando y apretando con sus manos sus piernas, era exquisitamente excitante. –este es mi papá –dijo el nene que me había tocado. Así que todo volvió a comenzar. Dimos una pausa para que los nenes descansarán un momento. Yo me acerque a aquel hombre calvo y le saludé, él tenía a un nene de rizada cabellera entre sus manos, lo baja y le manda hacia el fuego que aún ardía.
–Ni mi hijo aún me aguanta y tu niño se sentó por completo!– me dijo mirando a mi bebé quién nos daba la espalda.
–la verdad creí que no soportaría pero me sorprendió– y me bebí el último sorbo de agua de una botella que había tomado.
–despues de lo que vi allá arriba hoy por la tarde… A él, a ti y a tu amigo. Cómo le daban con fuerza. No lo dude, pero tengo una duda? Cómo le haces para que aguante y soporte tanto? Mi hijo no me aguanta por mas de 5 minutos.–
–Ahhh es que después de cada sesión, le doy su crema antiinflamatoria– y mi amigo calvo me miro como si le hubiera dado la fórmula para la eterna juventud.
Reanudamos el juego y los niños volvieron a girar. Todos pasaron por nosotros, todos albergaron un poco de nuestro amor, nuestra esencia. Pero casualmente los niños nunca atinaron a quien era su papá.
Que rico tu relato, me gustaría compartir experiencias contigo
A mí también!
Mmm hermosa historia. Bien morbosa.
A mí me hubiese gustado más con niñas…entre unos 8 y 10 años je
Podría armar algo con tus gustos!