No es la primera vez que me dan por el culo y me ponen a mamar, por emborracharme.
Un hombre que cuando bebe demasiado, fácilmente deja que le den por el culo y lo pongan a mamar, al terminar de supervisar una obra, de camino a su casa se detiene en un bar en la carretera y tras emborrachase cuatro tipos se aprovechan de su condición, cogiéndolo y poniéndolo a mamar .
No es la primera vez que me dan por el culo y me ponen a mamar, por emborracharme.
Por lo general no acostumbro a beber mucho, simplemente porque cuando me emborracho al despertarme al siguiente día, me encuentro con que algún tipo me había dado, o me estaba dando por el culo salvajemente.
Razón por la que evitaba emborracharme, sobre todo en lugares que me conocieran, no fuera a que me creara la fama de maricón.
Pero estando, supervisando una obra en los campos, al finalizar, varios de los obreros a mi cargo me sorprendieron, luego de la inauguración y todos actos protocolare, en los cuales llegué a conocer hasta al gobernador del estado.
Los obreros a mi cargo ya tarde en la noche me invitaron a darnos unos cuantos tragos en el único bar que había por ese lugar.
Por no hacerles un desaire, acepté, pero les advertí que me tomaría tan solo un par de tragos, y que luego debía marcharme.
En efecto así lo hice, después de tomarme el segundo trago, les di las gracias, me despedí de todos y me marche, pensando que iba con rumbo a la capital, con la idea de que llegaría a mi apartamento.
Pero en el camino, después de conducir por lo menos una hora, me di cuenta de que se me habían terminado los cigarrillos.
Por suerte pasé por un pequeño poblado al lado de la carretera, en el que aún había abierto un pequeño bar.
Sus calles eran polvorientas, y frente al pequeño bar, había un viejo y destartalado camión, que por la carga que llevaba encima parecía que aun funcionaba.
Tras bajarme, de inmediato compré los cigarrillos, ya estaba por marcharme, cuando viendo a mí alrededor a unos tres o cuatro clientes, hombres jóvenes, que compartían entre ellos y el dueño del negocio.
Me provocó darme una cerveza, pero no hice nada más que pedirla, que uno de esos cuatro tipos, se me acerco y buscó conversación conmigo.
Como no tenía prisa, le invité una cerveza, y fue cuando gracias a él me di cuenta de que en lugar de ir hacía la ciudad me estaba alejando más y más.
Poco a poco los otros tipos se fueron sumando a la conversación, seguí bebiendo y pagando las rondas que gustosamente les brindaba.
Fue cuando me di cuenta de que yo había comenzado a verlos de manera diferente, mi vista de manera descarada se fijaba en sus ocultas vergas bajo los pantalones.
De inmediato procuré controlarme y dejar de estar haciendo eso, pero al encender uno de mis cigarrillos, quizás por vacilón o por quien sabe qué.
Uno de ellos comentó abiertamente, que yo chupaba el filtro del cigarrillo, como si estuviera mamándolo.
La verdad es que yo no me había dado cuenta de eso, y quizás otra persona en mi lugar, hubiera cortado por lo sano, marchándose.
Pero en lugar de hacer eso, continué bebiendo junto con todos ellos, en parte aceptando las pesadas bromas que continuaron haciendo a costillas de mi persona.
Ya era cerca de la media noche, y yo me encontraba bastante bebido, lo suficiente como para darme cuenta de que no podía manejar.
Además, difícilmente hubiera llegado a mi auto, y más difícil me hubiera sido el poder arrancarlo.
Pero los comentarios sobre mi persona no dejaron de surgir, uno de ellos me preguntó de frente si yo era maricón.
Cosa a la que no respondí, quedándome callado, y salió otro a decir. “El que calla otorga.” Y así continuaron los cuatro, vacilándome, e insinuándoseme de manera descarada, agarrando sus vergas por encima de la tela de sus pantalones.
Al punto que finalmente cuando uno de ellos me preguntó descaradamente que, si yo deseaba que me dieran por el culo, no pude contener las ganas de responderle que sí.
El dueño del negocio, al ver lo que estaba sucediendo, se les acercó y sin pelos en la lengua nos dijo. “Si quieren comerle el culo al tipo ese, lo harán en otro lugar, así que pa fuera, que voy a cerrar”
En medio de mi borrachera, antes de marcharnos pedí una caja de cerveza y un par de botellas de ron, las que pagué con el último dinero que cargaba encima.
Ya fuera del negocio, tres de los cuatro tipos se montaron en la parte trasera del camión, dejándome a mí con el conductor en la cabina, y sin yo tener la menor idea a donde nos dirigíamos él arrancó.
A medida que fue conduciendo, el chofer descaradamente se ha sacado su miembro, y sin necesidad de decirme nada, yo me puse a mamárselo, ya que fue lo que me pareció que debía hacer.
Tras unos diez minutos de transitar por una carretera de tierra, el camión se detuvo justo al lado de un gran estanque de agua.
Justo en el momento que aquel tipo se vino dentro de mi boca, obligándome en cierta forma a tragarme toda su leche.
No bien me había bajado, uno de los que iba en la parte trasera nos dio una cerveza a mí y al chofer, ya que ellos iban bebiendo mientras que yo le mamaba la verga a su compañero.
Cuando los cinco nos paramos frente al estanque, uno de ellos agarrándome por las nalgas me dijo. “Bueno, cariño vete quitándote toda la ropa.” A lo que yo sumisamente y sin oponer la menor resistencia me puse hacer en medio de mi gran borrachera.
Cuando finalmente quedé completamente desnudo, los cuatro ya con los pantalones abajo, me rodearon, y sin más ni más uno de ellos me agarró las nalgas.
Mientras que otro, hizo que me inclinase hasta que mi boca quedó a la altura de su verga, la cual sin demora alguna comencé a mamar, al tiempo que el primero comenzó a penetrarme por el culo divina y salvajemente.
Así que a medida que continué mamándole la verga a uno, el otro no dejaba de clavar y sacar su verga de entre mis nalgas.
Mientras los otros dos ya sin sus pantalones puestos, a medida que sus compañeros me daban verga, y de la buena, continuaban bebiendo cerveza o ron, diciéndome que tenía un culito digno de una puta.
No bien los primeros terminaron, al chofer que le había mamado su verga en el trayecto, me ordenó que me fuera a lavar el culo en el estanque.
Lo que más me sorprendió fue que al yo abrir la boca, mi tono de voz fue una bien aflautado y femenino, diciéndole. “Si amor no te preocupes haré lo que tú me órdenes.”
Con otra cerveza en mi mano, en la orilla de ese estanque me dediqué a lavar y expulsar de mi culo lo que su compañero me había dejado.
Al terminar de lavarme con esa agua, me caminando como si fuera una mujer me dirigí a ellos cuatro.
Bien no había llegado cuando el chofer tras ponerme a mamar por un corto rato, y su verga ponerse lo suficientemente dura, me la empujó por el culo, sin compasión alguna.
El cuarto tipo esperó pacientemente a que el chofer, se cansara de darme por el culo, pero al terminar, en lugar de venirse dentro de mi culo, lo sacó y regó toda su leche sobre mi cara.
La que apenas pude me la lavé nuevamente en el estanque, ya me había olvidado del cuarto, tipo cuando este sin consideración alguna primero me puso a mamar, y al rato separando mis piernas y tomándome por los tobillos me ha enterrado de manera salvaje y de un solo golpe toda su gruesa verga.
Mientras que yo hablando como si fuera una mujer le decía. “Papi, dame más.” Así me mantuvieron los cuatro haciendo conmigo lo que les daba la gana.
Sin que yo opusiera la menor resistencia, en una de esas uno de ellos me ordenó que me masturbase, y así lo hice.
Pero al momento de acabar, me dijo que lamiera de mi mano toda la leche que había acabado.
Lo que hice, sin detenerme a pensar lo que estaba haciendo, desconozco que hora sería, aún era bastante oscuro, cuando los cuatro me ordenaron que me tirase al suelo, y que parase el culo.
Mi mayor temor era que me fueran a caer a patadas, pero no bien no había terminado de hacerlo cuando uno de ellos bajó de la parte trasera del camión un peludo perro negro, de gran tamaño, y sin decirme nada lo pusieron a que oliera mí abierto culo.
El animal tras darme unas cuantas lengüetadas sobre mi esfínter, como si ya lo hubiéramos hecho anteriormente, se me ha trepado.
Y tras dos fallidos intentos, al tercero sentí como su verga entraba fácilmente por mi abierto culo.
Mientras que los cuatro se reían y burlaban de mí llamándome perra, yo comencé a mover mi culo, mientras que el perro sujetándome con sus patas delanteras, presionaba una y otra vez su cuerpo contra el mío.
A medida que el perro continuaba usándome como si yo fuera su perra, los cuatro continuaban burlándose de mí, cuando comencé a sentir algo que hasta ese momento no había sentido nunca.
Mientras él perro se movía su verga se recrecía dentro de mi culo, hasta que llegó el punto de que con toda certeza puedo asegurar que lo sentí venirse dentro de mí.
Uno de los tipos apenas el perro se dio media vuelta, pero aun su recrecido miembro continuaba dentro de mi culo, les dijo a los otros. “Ahora hay que esperar que se desabotonen, y no jodan al perro porque es capaz de caerle a mordiscos a la perra.”
Ellos siguieron bebe que bebe cerveza y ron, mientras que el perro y yo continuábamos pegados, y no fue hasta que paso más o menos una media hora que finalmente me sacó su pedazo de carne de dentro de mi culo.
El perro instintivamente se lamió su verga, y luego mientras que yo estaba tirado en el piso me volvió a lamer el culo.
Yo estaba súper agotado por todo lo que me habían hecho, casi durmiéndome por la borrachera, cuando sin previo aviso los cuatro se comenzaron a orinar por sobre todo mi desnudo cuerpo, pero en especial sobre mi cara en mi espalda, y nalgas.
Riéndose a carcajadas, yo me quedé tirado sobre la tierra, casi sin fuerzas, como para poder hacer algo para evitarlo.
Los escuché que seguían burlándose de mi cuando uno de ellos se me acercó y aprovechando mi condición y agotamiento me ha enterrado una botella vacía dentro de mi adolorido culo, tras lo cual escuché que destartalado camión arrancó.
El sol había comenzado a salir, cuando desperté con todo el cuerpo adolorido, sobre todo mi culo, hediondo a oriné, semen, saliva, y sobre todo a perro.
A duras penas me pude levantar y tras dar unos cuantos pasos me di cuenta de que tenía media botella de cerveza metida dentro de mi culo.
La que acercándome a la orilla me extraje, y me dediqué a bañarme en aquel retirado estanque, desnudo como me encontraba comencé a buscar mi ropa, pero no encontré nada, luego decidí seguir caminando hacia donde yo creía se encontraba el bar.
Al rato encontré mi pantalón, como mi camisa y mi ropa interior todo se encontraba sucio, manchado, lleno de tierra, y de lamparones secos de leche, al parecer alguno de ellos cuatro se debió limpiar su verga con mi ropa.
Aun así, me la puse y seguí andando bajo un sol abrasador, y después de una larga caminata llegué al pequeño bar.
Mi auto estaba intacto donde lo había dejado, pero ni idea de tenía de donde estaban las llaves, hasta que el dueño del bar al verme me llamó y me hizo pasar dentro de su negocio.
Me mostró que él tenía además mi cartera y las llaves de mi auto, luego me ofreció su baño para que me bañara.
También me dio una cerveza, para matar el dolor de cabeza que tenía, pero ya me extrañaba tanta consideración, hasta que de manera bien tranquila me dijo. “Tú escoges, o me mama la verga, o me dejas que le dé por el culo.”
En las condiciones en que me encontraba ganas de mandarlo al carajo era lo que yo quería, pero de momento al ver su parada verga voluntariamente me puse en cuatro patas, facilitándole a él que me diera por el culo, aunque luego, sumisamente también le mamé su verga a cambio de las llaves de mi auto y mi cartera.
Yo juré que más nunca iba a volver a beber, a pesar de que estaba bien consciente de que todo lo que me sucedió, fui yo quien se lo buscó, y que en gran parte también lo disfruté.
Pero lo que son las cosas de la vida, desde luego que nadie en mi trabajo se enteró de lo que me sucedió.
Pero el siguiente proyecto que se me asignó supervisar, fue el del asfaltado de la carretera de tierra, desde el pequeño poblado donde me emborraché, hasta aquel estanque donde además de que me dieron por el culo y me pusieron a mamar, además que dejé que un perro me convirtiera en su perra.
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