NUESTRA PRIMERA NOCHE SWINGER
Mientras ella suspiraba y gemía mi emoción de verla clavada por Andrés, no me permitía pensar, entendí claramente que ella lo estaba disfrutando, era tanta su excitación que de un momento a otro le tomo por los costados la cabeza a Andrés y empezó a.
Somos una pareja de 48 años ella su nombre Marcela y yo 52 mi nombre Martin, con muchos años de casados hemos disfrutado de una relación intima muy favorable pero en los últimos años habíamos caído en cierta monotonía y esto me puso a pensar y consultando paginas para adultos pude estar al tanto del tema swinger, al principio me excito pero luego me arrepentí pero en una noche de copas con mi esposa en medio del fragor de nuestra intimidad me arriesgue a mencionarle el tema y en principio me dio la impresión que no le agrado, pero tampoco me hizo reparos y eso dio pie a que tiempo después disfrutando de una película para adultos se diera la oportunidad de ver parejas swinger y volví a tocarle el tema, pero me respondió que le parecía algo muy arriesgado estando de por medio nuestra relación. Trate de tranquilizarla diciéndole que los dos ya éramos personas maduras y sabríamos manejar la situación, sin embargo no la vi muy convencida pero si le quedo la curiosidad, porque en otra oportunidad trato de conocer mi opinión al respecto, me dijo que el aceptar algo así podría traer consecuencia de arrepentimiento de mi parte, le dije que ya lo había pensado y esa etapa estaba superada.
Pasaban los días y hace dos meses nos invitaron a una fiesta, éramos cinco parejas, hubo mucha camaradería y mucho licor y a media noche al dueño de la fiesta se le ocurrió apagar la luz y esto se prestó a ciertas confianzas cuando hubo cambios de parejas pero nada en extremo. Cuando regresábamos a casa en el camino Marcela me dijo… por poco terminamos en una fiesta swinger como dices tú. Le pregunte porque y me respondio… Andrés el dueño de casa aprovechando que había apagado la luz, cuando estuvo bailando conmigo todo el tiempo pego su cuerpo al mio y me pareció sentir su verga muy erguida rozando constantemente mi pelvis. Si la noche se hubiera prolongado no se qué hubiera pasado porque de paso vi a su esposa que bailaba con Carlos en una situación igual y algo más. Y le pregunte… Y te excito lo que paso?, me respondió… obvio no soy de piedra, además durante todo el baile en medio de todas sus galanterías me propuso hiciéramos una reunión contigo y con su esposa, eso me hace creer que tu y el piensan igual
No dije nada sobre sus comentarios por qué de tiempo atrás tenia la fantasía de ver a mi esposa cogiendo con otro hombre, sobre todo porque un par de veces le fui infiel. En cambio ella, al contrario siempre fue leal y sumisa, una esposa hogareña dedicada a nuestros hijos mientras crecieron, ahora ya el menor de los dos tiene 26 años y se defiende solo, por eso es nuestro momento de divertirnos y pasarla bien.
Lo acontecido y comentado días atrás, no paraba de rondar por mi cabeza y al viernes siguiente la invite a que tomáramos unas copas en casa aprovechando que estábamos solos y cuando me atreví a recordar el tema, ella se ruborizó y tuve que desplegar toda mi habilidad para tranquilizarla y al lograrlo le insistí nuevamente y finalmente aceptó que habláramos abiertamente. Se animó y me dijo que lo pensaría, pero sin presiones la dejara tomar la decisión.
Así fue que, días después al regreso de una salida con amigos a una discoteca y en medio una noche de romance ella voluntariamente quiso abordar el tema y me dijo que tal si invitábamos a Andrés y a su esposa la próxima semana a nuestra casa sabríamos sus intenciones. Le dije que era buena idea y a la semana siguiente contacte a Andrés para invitarlos pero me respondió que ya tenían un compromiso, mejor lo dejáramos para la semana siguiente.
Antes de eso, el sábado de esa semana propuse a mi esposa ir a sitio donde ha media noche presentaban un espectáculo de strip tease y cuando llegó el show anunciado, Marcela se puso muy nerviosa pero estuvo muy atenta observando detenidamente al stripper, un joven alto, musculoso y atractivo, que durante la presentación se le acercó varias veces, con una verga bastante respetable, pero mayor fue mi sorpresa cuando mi mujer con voz entrecortada y animada por el licor que habíamos tomado, me dice: Mi amor que gigante esa vergota! La verdad en un comienzo sentí envidia de ese muchacho, menor que yo y con semejante miembro, más grande y grueso que el mio. A continuación vino una modelo exuberante también con hermosos atributos y eso empezó a excitar mi fantasía.
La pareja después de haberse lucido individualmente comenzaron a acariciarse y pronto estaban teniendo sexo en todas las formas posibles frente a nosotros. Esto incito mucho a Marcela y escuche su respiración muy agitada, mi mujer estaba tan excitada que no la reconocía, camino a casa, como nunca lo había hecho comenzó a acariciar mi verga por encima del pantalón y a medio camino no se resistió y tuve que ayudarla a bajar mi pantalón y enseguida se inclino y comenzó a darme una mamada que me tuvo extasiado hasta llegar a casa.
Al entrar en nuestra habitación me pidió que la desnudara lentamente y que le sobara mi dotación por todo el cuerpo, mi mujer recuerdo me miró y enseguida se concentró en acariciar mi verga con sus tetas cuando esta llegó a su máximo grado de dureza, la agarró con sus dos manos y rápidamente comenzó a besarla, lamerla, chuparla, y como nunca antes pude sentir como la empujaba hasta su garganta. Yo estaba muy caliente y excitado viendo a mi mujer bellamente excitada.
No paso mucho tiempo en que cambiamos y le di a ella sexo oral escuchándola gemir fuertemente hasta el momento en que me pidió que la penetrara, fueron momentos muy excitantes al escuchar sus fuertes gemidos y por momentos pensando en lo que sería nuestra próxima cita con Andrés y su esposa, esto hizo que explotara al unísono con los gemidos de Marcela al alcanzar su orgasmo. Quedamos extenuados y pronto nos quedamos profundamente dormimos totalmente desnudos.
Al día siguiente no hablamos nada sobre lo acontecido la noche anterior, por que los hechos fueron la clara evidencia de lo experimentado con total satisfacción por parte de ambos.
La semana siguiente afortunadamente estuve cargado de trabajo por lo cual no me quedo tiempo más que recordar el sábado en la mañana de aprovisionar suficientemente el bar para una noche de mucha expectativa.
Marcela se preparo muy bien en su presentación algo sensual, con una falda negra a media pierna, medias de nylon semi oscuras, tacón alto lo cual hacia ver su cuerpo mas estilizado y esto acompañado de una blusa con cierta transparencia que dejaba notar un hermoso brasier de encaje. De mi parte, una camisa y un pantalón casual y muy acicalado con mi mejor loción y nada más.
A las ocho que era la cita no llegaron nuestros invitados y llegue a pensar que no vendrían, no dije nada, ya que Marcela estaba hecha un manojo de nervios.
Finalmente, entro una llamada de la esposa de Andrés, excusándose de la demora indicando que habían tenido un pequeño percance pero ya estaban en camino. Media hora después estaban anunciándolos en la recepción y a continuación los vimos entrar a nuestro departamento. Sabiendo lo que le agradaba a Andrés me ocupe de dejar las luces más tenues e indirectas para lograr un ambiente muy íntimo.
Pasamos al estudio donde dos pares de sofás de cuero dobles nos esperaban acompañados de una música romántica suave y el licor que nos esperaba. Después de efusivos saludos en medio del cual Andrés miro de arriba a abajo a Marcela y soltó unos cuantos comentarios muy galantes por lo cual no tuve otra opción que hacer lo mismo con su esposa una vez que se despojo de su largo abrigo, apareciendo un atractivo cuerpo acompañado de una súper minifalda.
Entramos al estudio les hice las ofertas de licor, serví las copas y en medio de una conversación amena que se fue tornado algo picante departimos bastantes copas, las suficientes como para estar muy alegres a media noche.
Para lograr la integración, Andrés propuso que bailáramos e invito a mi esposa a que lo acompañara al hall contiguo al estudio, ya que no tenia alfombra y era lo propio para deslizar los pies. Entretanto yo me quede con la esposa de Andrés, ella se cambio de lugar y se sentó a mi lado y tratando de quedar de frente hacia mí, acomodo sus piernas de tal forma que su corta falda me mostraba perfectamente sus bragas blancas. Si antes me tenía excitado, cuando estaba de medio lado, ahora de frente mi verga se irguió inmediatamente.
La conversación rápidamente se fue dirigiendo hacia el tema swinger y cambiamos comentarios, entendiendo rápidamente que tanto ellos como nosotros deseábamos lo mismo. Cuando Andrés y Marcela regresaron al estudio, fue mi turno con la esposa de Andrés para bailar. Al cruzarnos note que el labial de Marcela había desaparecido y alrededor de sus labios se notaba cierto enrojecimiento, evidencia clara de lo que ya estaba aconteciendo, además con un disimulado guiño de ojo y su dedo pulgar hacia arriba me dio entender que todo iba como lo esperábamos.
Así las cosas, no tardaron en empezar los besos y las caricias con la esposa de Andrés y nuestras pelvis empezaron a rozarse sin ningún reparo lo cual evidenciaba el mutuo deseo sexual. Después de varios minutos invite a Silvia, la esposa de Andrés, a la habitación de huéspedes no muy distante del estudio, dejando a Andrés con mi esposa deseando que se divirtieran.
Apenas entramos a la habitación, Silvia se arrodillo frente a mí y jalando hacia abajo mi pantalón logro que aflorara mi verga y apenas la tuvo entre sus manos comenzó a recorrerla a todo lo largo con su lengua para finalmente comenzar a meterla en medio de sus tiernos labios. La excitación me atropellaba y estando a punto de explotar la detuve, la recosté sobre la cama y metiendo mis manos por debajo de su falda le arrebate sus bragas apareciendo una hermosa vagina totalmente depilada y con cierto brillo por la lubricación que empezaba a brotar. Metí mi rostro en el vértice de sus piernas y empecé a succionar su clítoris y a tratar de hundir mi lengua en medio de sus labios vaginales y ella poco a poco empezó a dejar escapar tímidos gemidos que fueron aumentando en frecuencia y volumen y cuando creí oportuno me subí sobre ella y acomode mi verga a la entrada de su vagina y ayudado por su lubricación pronto mi verga se perdió dentro de ella y comenzamos a movernos hasta lograr que Silvia gozara de un jadeante orgasmo, y al tiempo yo aproveche para correrme dentro de ella.
Al terminar nos quedamos pegados e inmóviles y en ese momento escuche pasar a Andrés y Marcela camino hacia la habitación contigua. Escuche una risa nerviosa de Marcela y evitando algún ruido de nuestra parte me concentre en tratar de escuchar que pasaba con ellos. Escuche murmullos inicialmente y más tarde jadeos. Nos miramos con Silvia y le dije… me excita escuchar los gemidos de mi esposa y me gustaría verla penetrada por tu esposo.
Así que nos separamos, y yo me acerque a la puerta de la habitación contigua y sin que ellos lo notaran me asome alcanzándolos a ver del pecho hacia abajo. Andrés estaba sobre Marcela y ella con las piernas separadas lo acogía. Tuve la oportunidad de lograr ver cuando Andrés tomo su verga y deslizándola a todo lo largo de la vagina de mi esposa para lubricarla, finalmente la dejo en su lugar y así la fue penetrando lentamente con su poderosa herramienta, esto según me comento después Marcela sobre el tamaño, ese instante para mí fue y será inolvidable.
Luego vino un mete y saca que fue creciendo en intensidad, acompañado de respiraciones agitadas de Andrés y gemidos y sollozos de Marcela, además la escuché susurrar varias veces en voz baja y apasionada, Andrés que verga tan riiiica tienes, ahhhhh dame mas, mas, mas, dámela toda, todita ohhhhhh, ummmmmm, y más adelante le pidió varias veces… métemela más adentro, mas, mas, más duro, eso, eso y otras cosas de ese tenor.
Mientras ella suspiraba y gemía mi emoción de verla clavada por Andrés, no me permitía pensar, entendí claramente que ella lo estaba disfrutando, era tanta su excitación que de un momento a otro le tomo por los costados la cabeza a Andrés y empezó a besarlo efusivamente, con pausas solo para gemir intensamente.
Luego cambiaron de posición y mi mujer se sube y comienza a cabalgar sobre él, se besaban locamente y ella chillaba de pasión, ohhhhhh, ahhhhh, ummmmm, estaba transformada, sino fuera por que yo fui quien propicio todo esto, juraría que no era ella.
Para terminar, Andrés la acomoda en posición de misionero y le clava su verga por varios minutos y cuando ella gemía intensamente gracias al orgasmo que disfrutaba, ahí es cuando el deja dentro de Marcela toda su carga. Mi esposa quedó exhausta y continuo albergando entre sus piernas el cuerpo de Adres. Ese día comenzó nuestra experiencia swinger y hasta hoy nos sentimos satisfechos de haber dado ese paso y continuamos siendo una pareja muy feliz llena de emociones.
Muy buen relato, clasico y bien narrado, «pulgar arriba»