Obsesión
Un hombre asocial se obsesiona con un joven pudiente, hola a todos espero les guste..
Con su reluciente belleza, me atraía como nunca nadie lo había hecho. Caminaba yo por el parque a altas horas de la noche, iba de regreso a casa después de haber estado en una fiesta que en palabras de mi amigo seria la mejor fiesta del año, mis expectativas no era altas, y yo odio salir de casa, prefiero estar en mi habitación viendo alguna serie, que gastar mi tiempo en fiestas, o cualquier actividad que involucre el tener que relacionarme con gente que no conozco.
Ese fue el caso de esta fiesta mi único conocido era mi amigo, que en cuanto llegamos a la celebración me dejo solo, y se dispuso a beber, bailar y ligar con cuanta mujer se le atravesara, la incomodidad que sentí al estar rodeado de una muchedumbre hambrienta de licor, baile y sexo, provocaba en mi una fuerte necesidad por huir, a donde quiera que miraba habían mujeres lindas y refinadas actuando como las personas mas importantes del mundo para llamar la atención de hombres que desesperados iban tras ellas, estos últimos eran lo único bueno que tenía ese lugar, hombres bien arreglados que activaban en mi la chispa del deseo, entre todos ellos relucía un chico alto, de piel blanca, ojos verdes, cabello castaño bien peinado, y una encantadora sonrisa, vestía un pantalón negro ajustado a su cintura remarcando unas nalgas que se veían bien ejercitadas, y un bulto que robaba mas de una mirada, sus pantalones eran un poco ancho de botas y llegaban hasta sus tobillos y estos estaban cubiertos por unas medias largas que se perdían dentro impidiéndome ver algo de sus piernas, sus zapatos eran de cuero y estaban bien lustrados, llevaba un camisa azul oscuro de mangas largas que estaban recogidas hasta la altura de sus codos; además llevaba su camisa medio abotonada, dejando ver su pecho blanco y trabajado, un reloj plateado acompañaba su atuendo dando aires de ser una persona que venía de una familia pudiente.
Este chico, estaba rodeado por sus amigos que alababan todas sus bromas, y lo apoyaban en todo lo que decía por mas ridículas que fueran sus afirmaciones. Pronto descubrí que solo era una cara bonita, seguramente un hijo de papi y mami. Sus amigos, mas que amigos parecían secuaces.
Me vi tan inmerso observando a este chico, que me dejo de importar la incomodidad en la que me encontraba, lo veía sonreír y alardear con sus amigos que sentí envidia de ellos, quería ser parte de su circulo, estar cerca a el, lo sentía como una necesidad, no me importaba nada en ese momento, ni siquiera el hecho de creer que aquel muchacho era solo un hueco superficial; pero su bella cara borraba todos sus defectos.
Pronto descubrí mas de su actuar, era alegre y parecía no importarle nadie, trataba a sus amigos como basura, hacia sentir a las chicas como meros objetos, llegue a escucharle decir que solo venían para buscar a putas vírgenes a lo que sus “amigos” respondieron al unísono con un sonoro —SIIIIIII—. Todo un hedonista, aunque seguramente ni el sabía que lo era.
En un momento le dieron ganas de orinar y vi que se dirigió al baño solo, por lo que no dude en seguirlo, al pasar cerca de sus amigos pude escuchar como uno de ellos se quejaba de su actitud y el resto lo apoyaba. Al ir de camino a los baños me encontré con mi amigo, estaba tan borracho y solo me dijo que no me preocupara por el, que había encontrado a una chica linda y que ya habían contratado a un chofer para que los llevara a un hotel donde pasarían el resto de noche y sin mas me abrazo y se fue con ella cogido de la mano, yo solo me prometí que dejaría de ser su amigo.
Al entrar al baño descubrí que aquel chico estaba en el ultimo cubículo, y para mi buena suerte no le había puesto seguro a la puerta, por lo que actué como si estuviera borracho y entre, el se sorprendió al verme entrar y como pudo guardo su pene en sus pantalones y salió, aproveche ese momento para abalanzarme sobre el y restregar mi polla en su culo, solo escuche como dio un pequeño respingo al notar mi verga y se deshizo de mi refunfuñando sobre que los borrachos son de lo peor, aunque el también estaba un estado evidente de embriaguez a penas si se podía mantener a pie, yo mire el inodoro y vi que estaba lleno de orines, le baje a la cisterna y salí a buscar a mi adonis, sentía que era mi destino, mi alma gemela.
Lo busque pero no lo encontraba por ninguna parte, me dirigí a donde estaba sentado pero allí tampoco estaba, en ese momento sentí un profundo miedo, me parecía que jamás lo volvería a ver, creí que el mundo me había privado de contemplar una gran belleza, hasta que escuche un fuerte estruendo, vi como una botella salió por los aires, seguido de una mesa que rodo por los suelos, y una algarabía desafinada que abucheaban una pelea, unos decían, “cójalo” otros “mátalo”, me acerque por curiosidad y vi al chico lindo tendido en el suelo y encima de el un hombre que lo tenia agarrado por el cuello y que amenazaba con golpearlo.
—que creías que hacías con mi novia, hijo de puta— grito el enfurecido hombre.
—Déjalo amor, no te metas en problemas—. Dijo su novia completamente asustada.
Yo con el corazón acelerado mire alrededor en busca de sus amigos, pero estos solo estaban de pie observando la situación y no mostraban la intención de intervenir, cuando voltee a mirar de nuevo al chico vi que el hombre se disponía a dar un golpe con toda violencia, me desespere tanto, que corrí con todas mis fuerzas tumbando a la gente que estaba frente a mi, la ira me domino por completo al ver como iban a golpear a mi amado y nadie hacia nada, apreté mi puño y con todas mis fuerzas golpee al imbécil, gotas de sangre emanaron de su rostro, y su cuerpo se estampillo contra el suelo quedando inconsciente al instante, un grito de asombro se escucho por todo el lugar, el chico lindo me miro sorprendido, se levanto y huyo del lugar, yo como pude me puse de pie para seguirlo pero una gran montonera me rodeo, la novia del sujeto que acababa de golpear me gritaba que era un monstro, uno de los amigos de mi amor se me acerco con una evidente intención de felicitarme falsamente, y de un empujón lo tire al suelo, salí del club tan rápido como pude, llegue a la calle pero no estaba por ninguna parte, me dirigí al estacionamiento con la esperanza de encontrarlo, y aunque mire carro por carro no lo encontré me desconsolé y sentí ganas de llorar pues creí que ahora si nunca lo volvería a ver.
Salí de aquel lugar con mi animo aplastado, solo podía pensar en que ya se encontraría lejos, pase la carretera y me metí en el parque que se encontraba frente al club, a esas horas nadie se atrevía a entrar porque lo consideraban peligroso, pero en el estado de desconsuelo en el que me hallaba no me importo, así era como yo me dirigía a casa a altas horas de la noche.
Caminaba en medio de la oscuridad, y solo se podía oír las ramas de los arboles siendo agitadas por el viento, la noche era fría y en aquel lugar reinaba un ambiente desolador, cuando me adentre mas en aquel inmenso parque ya no quedaba rastros de persona y de pronto escuche un leve sollozo me acerque con cautela y en una de las bancas pude ver al chico lindo sentado, con su cabeza apoyada en sus piernas y sus brazos rodeando su cuerpo como si se estuviera dando un abrazo a el mismo.
La alegría que sentí al verlo se disipo al instante en el que me percate que estaba llorando, quise correr y abrazarlo pero sabía que eso seria contraproducente y solo lograría asustarlo, me acerque a el y me puse de cuclillas y le pregunte:
—¿te encuentras bien, aquel idiota te lastimo?
El se quedo en silencio, lentamente levanto la mirada y pude ver su bello rostro emergiendo de la oscuridad, de sus ojos salían lagrimas que provocaron en mi la tristeza mas grande del mundo, me deje llevar y pose mis manos sobre sus mejillas, con mis pulgares limpie sus lagrimas, el se sorprendió pero no hizo ningún ademan de apartarme, le sonreí; y el solo cerro los ojos, apoyo su rostro en mi manos, y al fin me respondió.
—estoy bien, gracias a usted no me golpearon— suspiro y luego me pregunto— ¿Por qué me ayudaste?
—porque me pareció injusto que te agredieran y que nadie hiciera nada para defenderte.
El me miro con cierto recelo y aparto mis manos de su rostro, y probablemente influenciado por el alcohol me dijo:
—nadie me quiere— y sus sollozos se hicieron presentes— ni siquiera mis amigos me ayudaron, tal vez me lo merezco por lo mal que los he tratado.
Yo lo abrace por impulso, rodee con mi brazos su espalda, y acerque su cuerpo junto al mío, lo apretuje con firmeza y la vez con delicadeza, sus manos quedaron sobre mi pecho, su cabeza sobre mi hombro, el se entrego a mi abrazo y dejo que lo consolara, no se resistió, ni siquiera se quejo cuando comencé a desplazar mis brazos por su espalda, bajando lentamente, sintiendo cada centímetro hasta llegar a su cintura, podía sentir su aliento sobre mi cuello, y al observa como su tersa piel brillaba por la aparición la luna, le di un tierno y suave beso y fue como sumergirme en profundo océano, tranquilo lejos de todo solo existíamos el y yo, envolvió mi alma con en el gozo mas puro del mundo.
Deposite otro beso, seguido de otro hasta empezar hacer un camino de besos que iban desde su cuello hasta suave mejilla, me aparte un poco y retire mis manos de su cintura lentamente, hasta llegar a sus manos, entrelace mis dedos con los de el, y lo mire directo a los ojos. Lo bese, el no me correspondió el beso pero tampoco me aparto.
—quiero hacerte mío —susurre a su oído.
—hazlo—me dijo y de mi broto una felicidad infinita.
Lo bese con deseo, y esta vez me correspondió, nuestros labios se fundieron en un fervoroso beso, pasaba mi lengua por la suya y era como una caricia, podía probar su saliva y el la mía, el mundo se hizo mas lejano, y solo existíamos los dos, mordía sus labios con delicadeza y solo me respondía con suaves gemidos, empecé a jugar con sus dedos, de repente soltó su mano derecha de la mía y me tomo por la parte de atrás de mi cuello atrayéndome mas hacia a el, intensificando el beso, pose la mano que me quedaba libre sobre su cintura y sentí como su cuerpo se estremeció ante mi tacto.
Fui soltando lentamente la mano que aun tenia entrelazada a la de el, subiendo por su brazo acariciando con mis dedos su piel, llegando a su espalda y agarrando sus hombros, el me tomo de la cintura y yo me estremecí, sentía que mi cuerpo se elevaba a en el aire. Separamos nuestros labios para tomar aire su aliento pegaba en mi rostro y yo con todo gusto lo respiraba, el aroma del alcohol y de su saliva me embriagaban.
Tenía una gran erección, por lo que tome su mano y la dirigí hacia mi pene, me sorprendió su caricia como si de el naciera el deseo por mi, la sola idea de que el se excitara con mi cuerpo me hacía delirar. Desabroche mi correa, luego mi pantalón, baje la cremallera y deje que mis pantalones cayeran al suelo, el solo se sorprendió diciendo.
—oh, es muy grande —nunca he sido de alardear, pero de mi cuerpo hay solo dos cosas de las que me siento orgulloso, de mi estatura pues mido 1.98cm y del tamaño de mi pene, mide 25cm.
Al ver su cara de preocupación lo bese y le susurre al oído: —tranquilo seré gentil contigo.
Besaba su cuello, lo mordía, chupaba con desespero su piel, empecé a bajar y a desbotonar su camisa repartiendo besos por su torso, cada vez que desabotonaba un botón depositaba un beso, pronto llegue a su entrepierna, hice que se pusiera de pie para para bajar sus pantalones mas fácil, nos miramos y le dedique una sonrisa yo era mucho mas alto que el, me incline y deposite un beso en sus labios, al mismo tiempo que desabrochaba su pantalón. Metí mis manos por debajo de su ropa interior y agarre su miembro erecto. El en verdad lo estaba disfrutando, la emoción me invadió, así que empecé a recorrer su cintura con mis manos llegando a sus nalgas y como imagine estaban bien ejercitadas, redondas y firmes, apreté su trasero provocándole gemidos.
—eres precioso— le dije al escuchar sus gemidos —el mas hermoso.
Hice que se sentara, me arrodille ante el y sin pensarlo metí su pene en mi boca, el suspiro roncamente, yo pasaba mi lengua por su falo y lo engullía hasta mi garganta, provocándome una que otra arcada, su pene es de buen tamaño, calculo yo que unos 18 o 19cm estaba depilado, me pareció tan lindo y perfecto, no tardo mucho en venirse e mi boca y yo trague con gusto su néctar. Con una evidente vergüenza el retiro mi cabeza, sacando de mi garganta el pene que tanto estaba disfrutando, provocando que parte del semen cayera al suelo.
—escúpelo, rápido— me dijo al ver como yo conservaba parte de su esperma en mi boca.
—no me prives de este manjar—. Le dije.
—no hables con la boca llena—. Me dijo desesperadamente. Y esto me pareció tan gracioso que solo sonreí burlonamente y escupí el semen en mi mano.
—ya esta, lo siento, olvide que es de mala educación hablar con la boca llena.
Al escuchar mis palabras, su rostro dibujo una expresión de vergüenza, y desvió su mirada para que no pudiera ver su expresión. Tome su cintura con una sola mano y gire su cuerpo gentilmente, para que quedara dándome la espalda, e hice que se arrodillara en la banca, sosteniéndose con sus manos en el espaldar del asiento, su trasero carecía de bellos, y su piernas estaban depiladas dándole una suavidad indescriptible, olí su trasero y de inmediato me dispuse a lamer su ano, que estaba tan limpio y era un completo manjar, pasaba mi lengua por su agujero, deleitándome a mas no poder.
Ensalive mi dedo indicé y empecé a meterlo lentamente para no lastimarlo, moví hacia atrás y adelante, en círculos mientras lo escuchaba dar pequeños quejidos, escupí mi mano mojando un segundo dedo para meterlo, de inmediato apretó y yo deje mis dedos inmóviles para no lastimarlo, cuando dejo de apretar metí un tercero, y ahí si que dio un pujido de dolor, de inmediato agarro mi mano para que no siguiera moviéndome.
Retire mis dedos y me subí a la banca quedando detrás de el, lubrique mi pene con el semen que aun conservaba de el, y apunte directo a su agujero.
—espera, es mi primera vez con un hombre— me dijo con cierto nerviosismo.
—tranquilo, tranquilo iré despacio.
Lo bese en el cuello para tranquilizarlo, y empuje lentamente mi pene estaba tan cálido que bien pude venirme en ese instante, me detuve cuando escuche el primer quejido y me quede quieto, la luna pronto fue ocultada por unas espesas nubes y de nuevo quedamos sumergidos en una profunda oscuridad, cuando sentí que ya no me apretaba empuje unos centímetros mas en su interior y de nuevo me apretó, esta vez con fuerza, su respiración era agitada, y yo trataba de calmarlo con besos en sus mejillas. Abrace su cuerpo y moví mi cadera hacia adelante, metiendo mas de mi pene en su interior, mi amado comenzó a jadear y trataba de soportar lo mas que podía hasta que me dijo.
—ya no puedo mas.
Yo me acerque a su oído deposite un tierno beso, y le dije — ya casi esta precioso, eres el mejor.
Estas palabras parecieron gustarle porque echo su cabeza hacia atrás y la apoyo en mis hombros, aproveche su descuido, y de una solo estocada me enterré por completo en su interior provocándole un gritó de dolor, yo lo abrace fuerte mente y pegue mi cuerpo al de el para darle algo de tranquilidad.
—ya, ya, tranquilo lo puse todo, relájate, lo hiciste bien.
Los dos nos quedamos completamente quietos, yo para dejarlo que se acostumbrara a mi, y el se quedo inmóvil para poder soportar, seguramente; el intenso dolor que debía de estar sintiendo. Un poco después, su cuerpo empezó a temblar, y podía oír débiles gemidos, lo abrace para tranquilizarlo, y me aferre a su cuerpo. Mi excitación se desbordaba, sentía mi cuerpo arder, me inundaba el fuerte deseo de empezar a dar estocadas. Lentamente y sin soltarme a el, inicie mis penetraciones, me balanceaba con delicadeza, pegando mi peluda pelvis en su redondo trasero, con cada movimiento jadeaba y lo veía apretar con desespero la madera de la banca, tanto era el placer que sentía que me deje llevar, taladraba su interior con fuerza, y cada vez que chocaba mi cuerpo contra el suyo, se producía un fuerte sonido como de aplauso, yo estaba sumergido en un completo mar de éxtasis, el interior de su cuerpo ardía, pronto me encontré dando estocadas de manera frenética, el gemía fuertemente, suspiraba con desespero, muy probablemente se hallaba a la espera de que yo terminara mi acto. Agarre con firmeza su cintura y di una violentas estocadas, el gritaba entrecortadamente ya que perdía su voz a mitad del grito, se sostuvo con firmeza del asiento y con un gran esfuerzo recibió mi hombría, deposite entre varios gemidos chorros de espeso semen en su interior, sentí que perdía mi fuerza y mi agarre hacia su cuerpo se hizo mas fuerte, mi pene convulsionaba, no podía dejar de correrme dentro de el.
Caí sobre el rendido, mi respiración era pesada, nunca en mi vida me había sentido de esa manera, el era la primera persona que me hacía sentir de esta forma, las otras ocasiones en las que he tenido sexo, carecían de la pasión que encontré con este hombre, cuando llegue al clímax, era como si hubiera eyaculado por primera vez.
Escuche voces a la lejanía, parecían varias personas, por lo que me puse en pie arregle rápidamente mi ropa, mi chico se recostó en la banca exhausto, su rostro estaba empapado de lagrimas. Al percatarse que yo arreglaba mi ropa, cruzo su antebrazo por encima de sus ojos, y pude oír un leve sollozo, me senté junto el, pase mis manos por sus mejillas y le pregunte:
—oye ¿estas bien?
—¿ya te vas?
Retire con cuidado su antebrazo y lo encontré llorando débilmente, me preocupe de inmediato.
—¿Qué te pasa?
—nada —me respondió.
Con cuidado alce su cuerpo, y medio arregle su ropa, intuí que la razón por la que se encontraba en ese estado era porque creía que yo luego de haber tenido sexo con el, me iba a ir y lo dejaría botado en ese lugar, sin embargo; yo no era esa clase de persona, lo mínimo que debía hacer era conseguir algún taxi para el, pero; el en verdad me gustaba así que lo único en lo que podía pensar era en la forma de llevarlo a mi cama, y empezar a conquistarlo. Para tranquilizarlo lo tome en mis brazos y lo alce como si fuese una delicada princesa, bueno un delicado príncipe en este caso. Oía cada vez mas cerca el bullicio de quienes se acercaban, y rápido note que aquellas personas por su forma de hablar no debían ser mas que drogadictos. Camine por todo el parque, con el en mis brazos, el viento helado soplaba con fuerza, y pronto empezaron a caer pequeñas gotas de agua.
—jamás te dejaría ahí botado —le dije.
El me miro, y pude notar una pequeña sonrisa. Salimos de aquel oscuro parque y por fortuna un taxi pasaba, lo pare y deje a mi príncipe dentro del auto, entre y le di mi dirección al conductor. Advertí la mirada juzgona del taxista a través del retrovisor, pero no le di importancia. Durante todo el camino permanecimos en completo silencio, la lluvia cada empezaba a caer mas fuerte, no paso mas de media hora hasta que por fin llegamos a mi departamento, el salió primero y me espero en la entrada del edificio resguardándose así de la lluvia, pague el viaje y me dirigí a donde el estaba, lo tome de la mano, y nos dirigimos al ascensor. El silencio reinaba en aquel lugar, yo miraba de reojo a aquel adonis que hacia unos minutos atrás lo había hecho mío, al recordar aquel efímero momento me llenaba de satisfacción, mi cuerpo reacciono al recuerdo y una notaria erección se marco bajo mis pantalones, el se percato de eso.
—No me digas que has quedado con ganas de más —dijo casi en un tono de suplica.
—soy un poco insaciable, y siendo sincero contigo una sola vez no es suficiente para mí.
—No creo ser capaz de aguantar más yo…
—claro que podrás —lo interrumpí —ya te vas a dar cuenta cuando estés en mi cama que eres capas de soportar mi verga.
Su rostro se puso algo rojo, en ese instante se abrieron las puertas del ascensor, mi pene estaba goteando, lo dirigí hasta la puerta del apartamento, me perdí en sus labios y ni supe cómo entre, era como si el tiempo funcionará de manera distinta, de un momento estaba en la puerta y en el otro momento ya estaba en mi cama, la lluvia caía fuerte sobre el cristal de la ventana, su cuerpo buscaba con insistencia el mío y yo lo besaba con fiereza desatando en el todo el deseo reprimido que había estado guardando dentro de mi, solo me calme un poco cuando con desespero me deshice de nuestra ropa, su cuerpo estaba bien formado y verlo al completo desnudo me puso la verga más dura de lo que estaba, con una mirada pícara le hice saber lo que vendría, y el pareció entender que mientras estuviera en mi cama no le iba a dar la opción del descanso, lo vi apretar sus ojos, se aferró de las sábanas y yo sin pensarlo me hundí en su interior sin ningún reparo, lo vi abrir sus ojos de golpe, le brotaron unas pequeñas lágrimas y yo con cierta maldad retire mi pene dejando solo la cabeza dentro para de un solo movimiento volver a enterarme con fuerza, un grito ahogado salió de el, yo en verdad estaba disfrutando de hacerlo sufrir, se notaba que no era capaz de aguantar mi pene de 25cm estaba haciendo un esfuerzo mas allá de sus límites para poder aguantarme y yo estaba dispuesto a hacer valer su esfuerzo. Me recosté lentamente sobre el le di un corto beso en los labios, el aroma al alcohol a un permanecía, me acerque a su oido y le susurre —mas te vale que te tengas bien de mi o de la cama, porque te voy a destrozar el culo— el solo me miró con cierto temor y sin más dilaciones empuje con fuerza, esta vez el gemido fue sonoro, su ano apretaba mi pene de la manera más deliciosa posible, me movía con fuerza, con desespero. Su piel se erizaba cada que yo pegaba mi cuerpo con el de el, lo veía retorcerse debajo de mí, daba estocadas violentas y en cada estocada que daba su vientre se abultaba. Podia sentir como escurría pre dentro de el, de pronto lo vi reducido a solo darme placer, aquel niño engreído y ricachón pujaba con cada metida de verga que le daba allá afuera el era el hijo de papi y mami pero aquí el era mío, era mi puta, y pensaba hacer que me aguantara la verga cada que yo quisiera. Los minutos pasaban y el frío que se colaba por la intensa lluvia se quedaba corto con el calor que emitan nuestros cuerpos, yo escurría sudor y todo caía sobre el en un momento pare, mi verga palpitaba del placer el ya estaba con la cara llena de lágrimas y ante mi quietud el aprovecho para decirme que paramos, que en verdad quería aguantarme pero que le era imposible yo solo le di un beso para calmarlo. Le saque la verga y estaba toda mojada, me recosté bocarriba pegando mi espalda al espaldar la cama, lo atraje a mi y lo seguí besando y aprovechando el descuido que le provocaba besarme lo tome de las caderas y con gran puntería de un solo senton involuntario hice que se clavara solito toda mi verga, el grito fuertemente un grito que fue callado por el sonido intenso de la lluvia y que se prolongó porque comencé hacer que me cabalgara la verga, lo tenía firmemente cogido de las caderas y sin mayor esfuerzo lo levantaba y lo dejaba caer, con cada senton el sonido de aplauso que sonaba se mesclaba con su grito. Lo estaba en verdad destrozando y debido a los rastro de alcohol no era capaz de oponer demasiada resistencia, mi verga era un monstruo y su culo demasiado pequeño para mí pene su ano estaba estirado al máximo, ya había pasado una hora y yo me había desatado como una bestia lo estaba destrozando ya lo tenía en cuatro, lo único que quedaba afuera eran mis bolas, arremetía con fuerza, le daba unas estocadas con violencia, su ano me apretaba y solo me enterraba con brusquedad su abdomen se había abultado por completo desde su pelvis hasta su ombligo se notaba el largo y grueso de mi polla, el estaba ido solo rogando porque me viniera rápido, yo lo tomaba de las caderas y lo penetraba como nunca, metía mi verga y solo metía una y otra vez. En un punto el no fue capaz de aguantar más estando en cuatro y se desplomó en la cama y ni siquiera eso me detuvo por lo que seguí pentrandolo le puse la mano en la boca para callarlo y me desate aún más de lo que ya me había desatado. En cada estocada a él se le iba el alma, entre en frenesí el golpeteo de mi pelvis de macho provocaba un sonido más fuerte que el de la lluvia, su ano empezó a palpitar, mi verga se sentía más gruesa y el pujaba hasta que me vine solté un chorro espeso y largo de semen que estoy seguro le debió haber lavado hasta el estomago luego solté un segundo chorro igual de potente yo rugi me desplome sobre y lo aplaste con mEl peso de mi cuerpo sentí que lo iba a espichar y solté un tercer chorro, luego un cuarto y un quinto y con cada escupida de mi verga sentía que se me iba el alma, su culo me paretaba mi verga convulsionaba hasta que solté el chorro número 12 dentro de el, tenía la respiración entrecortada El me miró con una mirada cansada
—nunca voy a dejarte —dije.
El solo me sonrió y se dejó caer por completo preso del sueño. Al día siguiente se despertó desconcertado su mirada perdida y extrañada se preguntaba donde estaba, lo oí pujar levemente y luego un movimiento brusco se produjo cuando se dio cuenta que tenía mi enorme miembro dentro de su culo intento zafarse pero le rodee con mi brazo impidiendo que mi verga se saliera.
—quítate ¿Qué me has hecho?
El rastro de la embriaguez había desaparecido. Con calma lo acosté y lo abrace de cucharita.
—ayer te hice el amor —dije. — y planeo seguro haciéndote lo todos los días, recuerda que ahora eres mío.
Una leve sonrisa penosa se asomó en su rostro al recordar lo que había pasado anoche.
—esto fue solo sexo —me dijo.
—fue mucho mas que eso, y de paso fue el mejor sexo que he tenido.
Lo abrace con ternura y le dije —quedémonos juntos para siempre.
El me sonrió y supe con certeza que lo tenía para mí, empecé a mover lentamente mis caderas —tengamos un mañanero— y el asintió con la cabeza, su debilidad era el afecto y mientras le dieran un poco de afecto haría lo que yo quisiera, puse mis manos sobre su cabeza sosteniéndome en el y comenzando una embestida bestial.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!