P5 – VIAJE A LA CAPITAL QUE NI SE PUDO Y SEXO CONSENTIDO Y NI CONSENTIDO
Por pretender ser adulto antes de tiempo me han sucedido espantosas situaciones, entre ellas la que narro a continuación.
Siempre aclaro que soy persona intersexual, es decir mi biopsicosexualidad es dual, tengo genitalidad ambigua, micro pene, vulva, vagina atrofiada en cuanto a dimensiones, abertura vaginal extremadamente pequeña, cromosomas XXY, canal uretral femenino, entre otras tantas particularidades que explico en otros relatos un poco más al detalle.
Mi crianza se debatió en razón a mi estado de ánimo, unas veces al sentirme varón y otras no, sin embargo, me agradaba aparentar ser chico aun cuando mi corporalidad no se corresponde, pero es sabido que los varones tienen más soltura y libertad que las chicas.
En una oportunidad fui de visita a la capital, contaba con 16 años, me vestí cual chico normal y corriente, me quedaría unos días en casa de una de mis tías con tres hermosas primas, el trayecto con suerte era de unas diez a doce horas, me encantó que nadie me acompañaría, o sea, un voto de confianza como si se tratara de una persona adulta, mamá me dejó en el terminal, casualmente cuando cruce la calle el Dr.F, uno de mis amantes y gran enamorado de mí, me alcanzó y sujeto por el codo, reaccione bruscamente por ignorar quien me sostenía, al verle la cara sentí gran alivio, dirigiéndose a mi:
. – Mi amor ¿Qué haces, para dónde vas?
. – Para la capital a visitar unas primas, me invitaron a una fiesta, ¿tú qué haces por acá?
. – ¿Por qué vas vestida así y sola de paso?, yo voy al aeropuerto y te vi en el carro de tú mamá, le indiqué al chofer que las siguiera, cuando te bajaste, esperé que te despidieras de tu hermosa madre, te busqué, voy también a la capital, acompáñame por favor, voy solo, vamos en el avión ejecutivo de la empresa (su empresa).
. – ¿Hablas en serio?, vamos pues.
. – Si mi cielo, muy en serio, casi no te reconozco con esa gorra de pelotero, los lentes, el capuchón de esa chaqueta, esa ropa es de macho no te queda nada bien, eres muy bella mi niña y con un cuerpo espectacularmente divino, no te vistas así mi pequeña, intentas esconder lo que no puedes, eres muy hermosa, estas bien buena y rica, pareces una modelo de revista.
. – No vayas a empezar, deja tus idioteces. Se sonrió…
. – Está bien, sabes que te amo y soy tu admirador número uno, pero debes entender que esa ropa no va contigo, eres bella mi amor, tu cuello largo y delicado habla de ti, los orificios en tus orejas te delatan mami, tus manitas, tus piecitos, eres muy refinada y elegante, siempre te he dicho que te pareces a tu linda madre, con una maleta que despierta pasiones, emanas una sensualidad única, propia de una mujer especial, además ese perfume no es tan masculino, entiéndeme, es por tu bien, no te molestes conmigo, de esa forma más bien te confundirán con un chico afeminado, rarito con aires de niña hermosa, eso no es bueno, jajajajajaja.
. – Deja tu vaina, me estás haciendo molestar, no me da risa, no te soporto cuando te pones, pareces enfermo.
Llegamos al aeropuerto, el avión lo esperaba, no hubo contratiempos, él con sus influencias se encargó de mis trámites para abordar, el viaje duraría unos 55 minutos, eran aproximadamente casi las seis de la mañana, fuimos al checking, mi equipaje al parecer tenía problemas, se acercaron dos hombres pidiendo que les acompañara, no entendía qué pasaba, me asusté, ellos manifestaron que era una inspección de rutina, el «DR.F» se interpuso, le explicaron lo que sucedía, por más que intentó no desistieron, al llegar a unas oficinas me preguntaron que si no llevaba algo indebido en el bolso, le dije que no, que solo era mi ropa, me invitaron a vaciar todo lo que llevaba en un mesón, mi ropa estaba bien arreglada, entre ellas, una pijamas de tela fina, 4 o 5 shorts para dormir, una variedad de conjuntos de ropa íntima, cacheteros, bikinis, tops, cremas para el cuerpo, un pequeño estuche para maquillaje, toallas sanitarias, entre otras cosas, ellos se mostraban confundidos, me miraban mucho con caras perspicaces, me piden que me quite los anteojos oscuros, al igual que la chaqueta masculina que me quedaba holgada, debajo de esta tenía puesta una camisa y debajo de la misma una franelilla, les pareció extraño el uso de tanta ropa, debían hacerme una inspección corporal, mi nombre no les decía nada acerca de mi sexo, puesto que es un nombre poco común que no define género, entonces su pregunta fue directa:
. – Mira, debemos revisarte, tienes que quitarte la ropa, disculpa la pregunta, ¿Eres chica verdad?
El «DR.F» se adelantó diciéndole que sí lo era, que ellos no me podían revisar, tenía que ser personal femenino, llamaron a dos funcionarias, fui con ellas para otra sala, fue bochornoso, quedé solo en un minúsculo cachetero, sin tops con mis senos al aire, los cuales tapaba con mis manos, era humillante, las mujeres policías fueron muy educadas, solo me preguntaban porque vestía así, que no debía hacerlo, que mi cuerpo es hermoso, y era muy linda, sin responderles me vestí, al salir, los hombres no habían revisado bien mi equipaje, dejándolos a las dos policías quienes se encargaron de hacerlo, luego me ayudaron a ordenar todo nuevamente, entonces me indicaron:
. – Jovencita, disculpe si la hemos hecho sentir incómoda, es solo que el té que lleva en dos cajas arrojó al escáner una imagen que nos llamó la atención, al igual que su vestimenta poco usual en una muchacha tan joven como usted, mil disculpas, espero que nos entienda, es parte de nuestra rutina diaria, gracias por entender.
Tomé mi koala y mi bolso, no tenía nada que agradecerles, salimos de allí dos horas después, el DR.F camino al avión me iba diciendo nuevamente que esa ropa no iba conmigo tal como me habían dicho los policías, al llegar junto a los pilotos estos le dijeron que no podíamos abordar porque la aeronave estaba presentando fallas eléctricas, estaban a la espera de la revisión técnica, el «DR.F» solicitó un vuelo chárter, los pilotos le indicaron que ya habían hecho la solicitud pero que no había aviones disponibles, hizo unas llamadas, me dijo que había suspendido la reunión que tenía en la tarde en la capital, que nos iríamos mañana a primera hora, le dije que no quería esperar más, que me dejara en el terminal de pasajeros, que quería irme en autobús, que nunca había viajado en esos buses, me dijo:
. – Mami no tienes por qué viajar en esas vainas, es incómodo, espera a mañana y nos vamos, o si esta tarde llega un avión, ya hice varias llamadas.
. – Quiero montarme en un autobús, entiéndelo, llevame al terminal por favor, sé cuidarme, no me pasara nada.
. – Bueno vamos, quiero estar contigo mi amor, te veo y mis hormonas se alteran, entiéndeme tú también a mí, ¿No quieres que estemos juntos?
. – Noooo, ¿porque solo piensas en eso nada más?
. – No lo entenderías, así como yo tampoco te entiendo.
El chofer nos esperaba, nos ubicamos en la parte trasera de la camioneta, los vidrios eran polarizados muy oscuros, se acercó a mi lado y pasó su brazo por encima de mi hombro, corrió una cortina que nos separaba del chofer, respiraba fuerte, besaba mi largo cuello, orejas, boca, sus manos parecían a las de un pulpo, estaba notablemente excitado, sus caricias sin duda me alteraron, le correspondí a sus besos y caricias, sin darme cuenta su pene estaba fuera, tomó mi mano izquierda y la posó en su coso, que estaba a reventar de lo duro, le acaricie todo su pene hasta que llegamos al terminal. Antes de bajarnos me dijo para irnos por tierra en la camioneta, iríamos más cómodo, le dije que deseaba montarme en un autobús, que era un sueño para mí, bajamos, fuimos a comprar mi boleto, el próximo bus salía a las 7 de la noche, era como las 10 de la mañana, me invitó a desayunar, luego me llevó al cine de su propiedad, entramos por el área privada de su exclusivo uso, sabía lo que quería, en parte yo también quería compensarle, subimos al último piso, conocía muy bien el lugar, me dirigí a la hermosa y cómoda habitación, allí me despojó de toda mi ropa, su pasión me desbordaba, no dejó que fuera a bañarme, ya en la cama su enorme cuerpo cubría el mío, me besaba con pasión inusitada, no cesaba en decirme lo hermosa y sensual que le parecía, bajó a mi pequeños senos mientras los devoraba con delicadeza, podía sentir su dura erección entre mis piernas, siguió succionando mi piel hasta llegar a mi aparente vulva, allí me hizo trascender a otra dimensión, mis orgasmos se sucedían sin cesar, en un momento me dijo que ya no aguantaba el dolor en el pene que tenía que penetrarme, me acomodé desde esa posición, he de recordar que mi entrada vaginal es diminuta por lo que no es posible ser penetrada por allí, por ello ambos sabíamos lo que vendría, él centro su miembro varonil y comenzó a penetrarme delicadamente, hasta que sentí dilatada en mi zona anal, luego el furor sexual se apoderó de nuestros cuerpos, mis orgasmos anales iban y venían sin previo aviso, simplemente percibía las explosiones orgásmicas que se sucedían, no soportó más placer y entre rugidos y grandes gemidos se vino dentro, bañando mis entrañas, le arañé la espalda sin querer, quedamos exhaustos, sentía su pene palpitar expulsando las últimas gotas de su pasión, se salió dentro de mí, colocándome de lado para volver a penetrarme y quedarse quieto a profundidad, poco a poco regresó la cordura, lo sentí dormirse, roncaba como un león satisfecho.
Igualmente sentí un cansancio y un sueño inusual, me aseguré de poner la alarma en mi teléfono a los 5 y 30 minutos, tomaba las precauciones del caso, deseaba ese paseo en autobús, me desperté a las cinco en punto porque sentí que me estaban punteando delicadamente, me hice la dormida, mi amante recorre con sus cálidos labios desde mi cuello hasta mi hombro, era inevitable que mi cuerpo reaccionara, se eriza mi piel exageradamente, parece una alergia, sigo de espaldas a él, sus expertas manos van en caminos diferentes proporcionando sensaciones maravillosas, él se balancea suavemente detrás de mí dizque para no despertarme, entonces me dijo:
. – Por fin se despierta mi princesita hermosa, esperaba por ti mi amor, tengo hambre de ti.
Todo estaba a oscuras a no ser por las pequeñas luces de un equipo de sonido, tomé mi teléfono, me tranquilizó la hora, todavía tenía tiempo suficiente, sin esperar a más, mi amante dio un beso apasionado, me colocó boca abajo y él encima de mí, su pene entrenado no tardó en encontrar el camino correcto haciéndose paso entre dos voluminosas nalgas, pasó de lo tierno a lo salvaje, literalmente rebota sobre mí, tardó una eternidad para vaciarse nuevamente, hasta que estalló, percibí por un lado como su cuerpo hacía el ritual del orgasmo y por el otro el rugido de un león exteriorizando su triunfo, nos quedamos retozando en la cama, hablando de nada en concreto, sonó la alarma, fui a bañarme y vaciar la excesiva virilidad depositada en mis adentros, al salir busqué ropa limpia, me puse un lindo conjunto íntimo, él tomó el que me había quitado y con ambas manos lo olía, terminó diciendo:
. – Huele a ti mami, rico, mejor dicho, como dice tu mamá, huele a tu chiripa, el mejor aroma que existe, me quedo con esto para mí, es mi trofeo, ¿no tienes problema verdad mi reina?
. – Es mejor que no te quedes con eso, está sucio y sudado, es asqueroso.
. – No soy asqueroso mi amor, tú eres mi mujer, no te tengo asco para nada, me enamora tu olor y aroma.
. – Wuacatela, que horrible, cochino.
Salimos, fuimos a cenar, luego me llevó al terminal, eran las 6 menos cuarto, más o menos, ya el autobús estaba cargando, nos sentamos en unos bancos a platicar hasta que sonó su teléfono, le llamaban de su casa, me dijo que tenía que irse, que por favor nos quedáramos en un hotel, al otro día nos íbamos, mi respuesta fue un tajante no.
. – Eres una niña malcriada, estás acostumbrada hacer lo que quieres, eso no es bueno mamita, este sitio es sumamente peligroso, hay muchos delincuentes, droga, robos, prostitución, indigentes, sádicos, mucha gente de mal vivir, no estas acostumbrada a nada de esto, es más si te das cuenta, ahí mismo, señaló una esquina, puedes observar cómo llegan los hombres a buscar mujeres y chicos gay que cobran por sexo, unos vienen en carro y lo hacen dentro de los carros, otros se van a los hotelitos de mala muerte que están al cruzar y otros más al monte o a cualquier lado para hacer sus vainas, hasta detrás de los carros echan un rapidin, o una mamada.
Le miré con asombro, secamente le dije:
. – ¿Cómo sabes tú tanto de eso?
Se reía a carcajada,
. – No creo que estés pensando que yo he venido para acá a eso, jamás lo haría, esto es un foco de enfermedades y peligros a cada metro cuadrado.
. – ¿Puedes explicarme cómo sabes tanto de aquí?, no hay forma que hables tan convencido de lo que dices.
. – Mi amor no me mires así, te das cuenta que no tienes malicia, eres una niña de mamá y papá, solo observa, no hay que ser científico, todo el mundo sabe que existe este submundo, basta con que observes los detalles, por ello no es bueno que te quedes.
. – No me pasara nada, descuida.
. – Dame un besito de despedida mi amor
. – No por favor, estamos en la calle, no seas loco.
No le importó, me tomó la cara por sorpresa, dándome un veloz beso de lengua, al soltarme observé a mi alrededor con los nervios de punta, pensaba que nos habían visto, me tranquilizó diciéndome:
. – Nadie vio princesa, total eres mi mujer.
Se marchó riendo, no sin antes sacar dinero de su cartera dándomelo, atiné a decirle que tenía suficiente, pero me dijo que deseaba que me comprara ropa íntima para lucírsela a él, me encantó su petición de que me comprara ese atuendo, ¿A quién no?, luego le dije que no dijera que nos habíamos visto. Me recordó que al otro día estaría en la capital unos días, que deseaba que compartiéramos allá.
Llegó casi la hora de salida, todavía habíamos pasajeros sin abordar el autobús, varios hombres estaban en la parte trasera del mismo tratando de reparar algo del motor, de pronto un señor mayor se acercó al grupo donde estábamos algunos pasajeros y nos informó que lamentaba decirnos que el bus no podía salir por desperfectos en el motor, que tratarían de repararlo mañana, que pasáramos a retirar el dinero de los boletos, se formó una algarabía pero ni modo no había más remedio, sin embargo, el hombre dijo que en la parte de afuera del terminal pasada las doce llegaban los autobuses piratas, ya eran las ocho de la noche más o menos.
En ese momento, me dirigí a retirar el dinero del boleto, pensando en la otra opción de irme en un autobús pirata, llamar a mamá o al DR.F., Me senté en un banco para decidir, elegí irme en algún bus pirata, además, era ideal el momento para curiosear el movimiento al exterior del terminal, sobre todo lo que me había comentado el doctor, encendí un cigarrillo y me coloqué de nuevo mis audífonos sumergiéndome en mi mundo interior al sonido de la música, mirando a la gente ir de un lado a otro.
A los pocos minutos se sentó en un banco frente a mí, un hombre de aspecto fuerte, varonil, hacía que llamaba por teléfono, pero no dejaba de mirarme, yo le observaba de soslayo, valiéndome del capuchón de mi chaqueta y de mis anteojos oscuros, reconozco que por ser de noche yo daba mal aspecto, a mi parecer podía ser intimidatorio para algunos, por lo menos así lo creía, suponía que era como un escudo protector, sin embargo, para este hombre que tanto me miraba como que no le importó mi aspecto, comenzó a incomodarme lo descarado en su mirar, se tocaba sus partes como esperando alguna reacción de mí, me levanté sin rumbo, solo quería alejarme de la presencia de este señor de unos casi 50, me hizo señas, me dijo algunas cosas que no comprendí, me hice el desentendido, entre a las instalaciones del terminal, busqué donde ubicarme, me senté en el piso en un rincón y nuevamente la presencia del hombre observándome, se acercó a mí, a la vez que me preguntó:
. – ¿Cuánto cobras por una mamada?
Me asustó la pregunta y la actitud tan grosera hacia mí, me levanté temblando con mucho miedo, al exterior del terminal había mucho movimiento, divisé varios policías, corrí hasta allá, le indiqué a uno de ellos lo que me sucedía, él a su vez, llamó a otros dos y se reían de mí, con el que había hablado me dijo que no lo hiciera dentro del terminal porque me encerrarían, mi asombro fue descomunal, no lo podía creer, recorrí el entorno, miré un banco que estaba solo, cercando a los insolentes policías, me senté pensando mil cosas, de pronto el acosador se sentó a mi lado, no lo vi llegar, cuando ya me levantaba llegaron dos hombres más, uno se puso a mi otro lado y el tercero se quedó parado frente a mí.
Mi cabeza daba vueltas, no entendía que sucedía, el hombre que me había acosado de unos 50 años, de 1.75 quizás, cabello negro, atlético, dirigiéndose a mí me preguntó nuevamente:
. – ¿Cuánto me cobras por una mamada mariquito?, tienes rato dando vueltas, quítate la capucha y los lentes.
Mis nervios estaban al máximo, me repetía nuevamente la pregunta, se acercó a mi oído e inesperadamente me gritó:
. – ¿Cuánto cobras?
Se me salió un grito y tapé mi cara, le decía que se equivocaba conmigo, que yo solo había perdido el bus.
. – No te vi bajar del bus cuando sacaron a los pasajeros.
Le aclaré que no bajé porque estaba en la parte de afuera, pero que él me había visto retirar el dinero del pasaje.
. – No te vi retirar nada mariquito, te vi cuando el viejo te pagó después que le mamaste la paloma, todavía la boca te huele a leche.
. – Por favor como se atreve a decir eso, es mi padre, puede … me interrumpió alzando su voz:
. – Ah sí, y te da un beso en la boca, maricón.
. – Señor por favor, no es lo que usted está pensando.
Sin esperarlo me dio un fuerte manotazo en el pecho, mis senos me dolieron a más no poder y volví a gritar del susto por la agresividad del hombre, los otros dos reían.
. – No vuelvas a gritar, pareces una puta asustada, no te va a pasar nada si te portas bien, estás en mi territorio, ¿Como te llamas?
. – José, señor. – Respondí sin pensar, fue el primer nombre que se me ocurrió.
. – ¿Sabes qué José?, las putas, los maricos, las transexuales que trabajan aquí son mías, los dejo trabajar siempre que me pagan la cuota de 100 diarios, no tienes permiso para que vengas a trabajar en mi zona, ¿Viniste solo o quién te mandó?
. – Señor por favor le repito, no es lo que usted piensa, vine solamente para viajar a la capital, nada más.
Mi miedo era tal que me puse a llorar y a temblar delante de esos hombres, le suplicaba para que me creyeran, el hombre que estaba frente a mí me tomó por las solapas de mi chaqueta y me elevó alto para dejarme caer en caída libre, en ese momento llegó un cuarto hombre con un chico que por su cara era mucho más joven que yo y evidentemente amanerado, el otro hombre lo traía tomado por la nuca y caminaba delante de él, comentando:
. – Burro, mira a quien conseguí, estaba hablando con la puta Marlene y el marico del viejo Tovar.
El apodado «Burro» comentó sarcástico:
. – Fresita mañana íbamos a buscarte a tu casa, tienes casi un mes desaparecido, ¿te fuiste con el viejo “enamorao” tuyo o qué?, me debes mucho dinero, pedazo é puto.
. – No Burro, estaba preso en el retén de las flores, me agarraron con marihuana, me soltaron hoy en la tarde y me vine hablar contigo.
. – No me mientas maricón, yo sé que te fuiste con el viejo, aquí todo se sabe.
En eso el hombre que lo había traído le dio una trompada en plena cara que lo hizo caer al piso, me pareció que se desmayó, de su nariz emanaba sangre, me lleve las manos a la boca para contener otro grito de terror, intenté auxiliar al chico y una mano fuerte me detuvo al instante, mientras el que estaba frente a mí, le propinó una patada en el estómago, en ese momento no pude contener mi grito, las personas alrededor se detuvieron a mirar la terrible escena, los policías se acercaron velozmente, pensé que por lo menos me dejaría ir, uno de los policías preguntó:
. – ¿Qué carajo pasa aquí, ¿dónde está la mujer que está gritando?
. – ¿Cuál mujer?, es el marico este que parece una puta loca con la gritadera.
. – Burro mejor te vas con tus matones y estos dos mariquitos para tu bunker, ya hay mucha gente viento este peo.
Levantaron al chico y a mí me tomaron por una axila camino al autobús que estaba frente al terminal de pasajeros y les servía de almacén o tienda de venta de droga, licor, bebidas y confites,
Al llegar se notaba una gran actividad de personas de todo tipo, comprando quién sabe qué, unos vestidos muy bien, otros desaliñados, prostitutas, gay, transexuales, todos alrededor del expendio que ellos administraban, en eso nos mandaron a entrar, había cajas con licor, refrescos, venta hasta de condones y muchas cosas más, el autobús estaba dividido al final por una cortina de color azul oscuro, nos sentamos en un rincón, el muchachito se lavó la cara quitando la sangre ya reseca, saqué de mi bolso una franela muy linda color verde manzana, de inmediato se la colocó, tenía el rostro inflamado, me dijo que lo obligan a prostituirse y que si se había ido con uno de los clientes, pero que el hombre se cansó de él y lo mandó a la calle, no tenía donde ir, por eso había regresado, me preguntó por mí y le dije que era un malentendido, que me confundían con alguien, solo estaba paso.
. – No te creerán, todos dicen lo mismo para evitar que los jodan, puedes decirme la verdad, si te estabas rebuscando, no les diré nada.
. – ¿Tampoco me crees?, porque es tan difícil que comprendan, no soy de aquí.
. – Tú vienes de la calle como todos nosotros, sabes cómo es la vaina, más si te vieron mamando guevo como están diciendo, tienes que pagar, aquí no llega nadie a trabajar sin el permiso del burro ni menos del otro jefe.
. – Si te da la gana créeme, allá tú, eres tan idiota como ellos, que tengo hacer para que me crean, por favor ayudame, no sé qué hacer, puedo llamar a mis padres, ellos aclararan todo, tienen dinero, pagaran lo que les pidan si es necesario, no soy lo que piensan, por favor ayúdame te lo ruego.
. – Esta bien, no llores marica, te creo, solo ten cuidado, si es verdad lo que dices que no eres de este ambiente, cuida las vainas que le vayas a decir a esta gente, no puedes decirle que tus padres tienen dinero, los van a secuestrar, le van quitar todo y después los desaparecen, para que no les echen paja y le acaben el negocio, conozco de casos que han desaparecido a muchos por menos de lo que crees, esto es una mafia muy poderosa, hasta los policías son empleados de ellos, síguele la corriente, dile que eres pobre y te echaron de tu casa por gay, cuando puedas huye, hay muchas oportunidades de huir si tienes a donde ir, es más te digo que ellos trafican con las personas como nosotros a mí me tenían vendido, vino un hombre para comprarme, me llevaría al extranjero, no se dio la venta porque me enferme con una gonorrea y el hombre se llevó a una trans jovencita, una niña bien bella, era un poco parecida a ti, es posible que te negocien y te vendan.
Me quedé pensando en esta peligrosa advertencia, me arrepentía de mi tozudez, entonces de verdad tenía que tener cuidado con lo que decía, buscar la oportunidad para huir, el burro me sacó de mis cavilaciones y ordenó:
. – Pasalos a la oficina, que no estén ahí alumbrando este par de fresitas, más tarde viene el árabe, le hablé de este culito nuevo, a lo mejor cerramos negocio y se lo lleva mañana.
El chico golpeado se llama Jonathan, ya dentro de la oficina seguimos hablando, me confirmó que me ban a vender, por ser trans, al cabo de un rato, entró un hombre mal encarado y exclamó:
. – Apareció la puta mía, te fuiste con el viejo y no dijiste nada, échame una mamada de guevo, estoy birriondo, sácame la leche.
Frente a mí, se sacó su espada y Jonathan no se hizo repetir la orden, no tardó tanto en llenarle la boca de semen, mientras le decía:
. – Si votas una gota te doy una paliza, tragate todo.
Me di cuenta que así lo hizo, cuando el hombre se fue, tomó un vaso de agua, le pregunté cómo soportaba ese trato tan miserable y humillante.
. – Si no haces lo que te piden te golpearan hasta matarte, no les importa nada, dime algo, ¿Eres trans?, las trans son las mejores cotizadas cobran 200 por polvo, las mujeres 150 y nosotros 100, yo quiero hormonarme, hasta uso hilo dental, ¿tú qué tipo de hormonas usas?
. – Estas loco, no seas idiota, no uso nada de eso.
. – Viéndote ahora con calma, estás muy bien, hasta yo me anoto, ¿Tragas leche? jajajajajaja.
. – Que bobo eres, no sé de dónde sacas eso, me estas cayendo pesado, me provoca darte uno solo.
. – Eres muy afeminado, de ahí lo saco, si me tocas, te voy a dar una revolcada, pagarás la arrechera que tengo.
. – No quiero seguir hablando contigo, déjame en paz.
. – Prepara ese culo porque vas a llevar guevo como no tienes idea, si me dicen que te coja te lo hago.
. – Ya está bueno te dije, deja tu mariquera, no te soporto más.
En la parte de afuera se presentó una discusión con unos compradores de licor, sobre que les faltaba el vuelto, llegaron a un acuerdo y todo se calmó, me habían quitado el teléfono y a Jonathan también, pasaba el tiempo, el chico se durmió, yo no podía salir porque habían dos hombres corpulentos a la entrada del bus y otros dos en el interior del mismo, haciendo los despachos, el lugar se encontraba repleto de cajas de mercancías, entraron dos tipos a la «oficina», me miraban y se reían, hablaban en voz baja seguramente de mí, no me importo en lo absoluto, luego, me ordenaron que cruzara la otra cortina, al supuesto «reservado», no me levanté y uno de ellos me tomó del brazo y me llevó adentro, ambos tenía mal aspecto, no dejaban de mirarme descaradamente, sus miradas comenzaron a inquietarme, en eso, quitan la bombilla y solo medio se apreciaba algo de claridad proveniente del otro lugar donde se había quedado Jonathan, uno de ellos me pregunta:
. – ¿Como te llamas?
. – José – Mentí de nuevo, le respondí rápidamente.
. – Me llaman el «malo», ¿para dónde ibas, Josecito?
Extendió una mano enorme en señal de presentación, le correspondí con mucho temor, sostuvo mi mano largo tiempo, como pude me libré, se notaba el miedo que me inspiraba, tartamudeando le pude balbucear:
. – A la capital.
. – José tienes unas manos suavecitas y delicadas como tú, eres una trans muy hermosa, ¿Tienes novio?, ¿qué te gusta?
Mis ojos se salían de mis órbitas, no le respondí, me giré a ver a la nada, puso una mano en mi rodilla, me alteré y le grité que me dejara en paz, que no me tocara, se mofo a carcajadas, supongo que nadie oyó, el bullicio de las personas, la música a todo volumen, quitó su mano, luego me dijo:
. – Me gustan los pollitos afeminados como tú, ¿Desde cuándo no te coge un hombre, te gustan los hombres verdad?, soy muy cariñoso con los cachorritos bonitos y delicados, ¿Quieres un trago?
Tomé valor y me levanté del asiento para salirme de allí, cuando estaba en eso me sujeto y quedé sentado en sus piernas, batallé y caí nuevamente en mi asiento, se puso agresivo, su aliento etílico apestaba, levantó la mano y me dio una palmada con la mano abierta en la cabeza, sentí mareos, náuseas, todo me daba vueltas, cerró su puño frente a mi cara, amenazándome con golpearme hasta matarme si no me portaba bien con él, puse la palma de mi mano donde recibí el empeñon, quitó mi mano donde me cubría del golpe recibido, se acercó más a mí pasando su brazo por mi hombro derecho, mientras yo temblaba pensando en no hacerlo enojar otra vez, en eso ya eran tres hombre allí, otro de los hombres le dijo:
. – Cara é Rata deja tranquilo al “pelao”, no puedes ver un marico porque te lo quieres coger, no le gustas, no eres su tipo, el otro hombre agregó:
. – Eres muy ordinario Cara é Rata, pasalo para acá pá enseñarte.
Los tres soltaron una estruendosa carcajada, en eso me liberó, se alejó de mí, me tiró a la cara un cigarrillo que no pude encender porque mis manos temblorosas no me lo permitían, pensaba mil cosas a la vez, el arrepentimiento me invadía, no sabía cómo salir de esta situación, mis pensamientos y mi miedo volaba a mil por segundo, ellos compartían tragos directo de una botella de licor, me acurruque lo más que pude al rincón, pasó un tiempo los oí roncar, sentí cierto alivio, quise intentar pasarle por encima pero no llegaría lejos, habían muchas cajas en el angosto pasillo, era imposible salir sin que se dieran cuenta, además habían otros dos hombres más despachando y otros dos a la salida, miraba a los tres hombres roncando, cuando uno de ellos despertó, le miré de reojo, se trataba del llamado Cara é Rata, se aceró a mí, me hice el dormido, no le importó, tomo mi mano y la llevó a su pene erecto, la quité de inmediato y agarró mi cara con fuerza, me dio dos trancazos seguidos en mi cabeza, tapé mi cara y llorando le supliqué que no me hiciera daño, que llevaba dinero si eso es lo que quería, entonces sentenció:
. – No quiero dinero muchachito, quiero culo y una mamada de guevo y te dejo quieto.
. – No por favor señor, déjeme ya, se lo ruego.
. – Callate nojoda, no entiendes que te voy a coger, es la única manera que salgas vivo de aquí, primero mamame el guevo, sin morderlo porque te mato, vi como tú novio mayor te beso en el terminal, estaba detrás meando y se me paro el tolete.
Me tomó por los cabellos obligándome a bajar mi cara y hacer lo que me decía, tomó mi cabeza con ambas manos y hundió su miembro en mi boca a mas no poder, se sucedían una tras otras arcadas, casi vomito, su olor era nauseabundo, una mezcla de horribles olores pestilentes, cuando le dio la gana me hizo poner de pie y de espaldas a él, bajó mi mono de un tirón junto a mi ropa interior, por lo que no se dio cuenta del cachetero que usaba, me agache instintivamente por reflejo instintivo o pudor, para no dejarme ver, me tomó con sus dos manotas por mi cola y me hizo poner de pie, prendió la linterna del celular para verme mejor, pasaba sus manos abriendo mis nalgas para enfilar su boca en dirección a mi hendidura, exclamó mientras me besaba las posaderas:
. – Que hermoso culote, tenía tiempo que no veía uno igual, con razón el viejo te cuidaba tanto, tienes un culo apetitoso, divino, te voy a preñar mariquito.
Me hizo poner en cuatro, se levantó del asiento y centro su pene en mi hendidura, no encontró resistencia debido a que siempre uso cremas hidratantes para piel reseca, la cual tenía puesta luego del encuentro con el “DR.F”, por lo que brutalmente llegó al fondo, sentí un dolor fuerte y me eché rápidamente hacia adelante quedando su pene fuera de mí, volvió a pegarme en la cabeza, se colocó en posición y nuevamente me penetró, su vaivén era violento sin ritmo, se oía claramente el plass plass de su rebotar en mis nalgas, creo que por efecto del alcohol tardaba mucho, hasta que aceleró violentamente el ritmo, soltando estertores y rugidos de placer en señal que se había venido dentro de mí, se dejó caer en mi espalda, resoplaba en mi oreja su aliento pestilente, luego oí a otro de los hombres diciéndole que:
. – No te aguantaste, quitate que también quiero echar un polvo en ese culo, tremendo culo que tiene este mariscal.
Al tiempo que me dijo:
. – Agachate en el piso para que botes ese lechero, este “pajuo” te acabó adentro.
Hice lo que indicó, me quedé en esa posición, no quería levantarme, entonces puso su pie en mi espalda y me empujó con fuerza obligándome a colocarme nuevamente en cuatro, el Cara é Rata se había apartado, me tomo por la cintura y me hizo hacia atrás, dando paso para que el otro hombre pasara frente a mí y él quedarse detrás, era obvio lo que sucedería, mientras uno me penetraba tenía que hacerle una felación al otro, el bamboleo de movimientos le ponía como que ritmo a esta violación, no sé qué tiempo pasó, ambos hombre acabaron, uno por mi boca y el otro por mi ano, me di cuenta que el Cara é Rata les aviso a los otros dos que estaban en el pasillo despachando, pasó algo similar a lo anterior, el ano me dolía a montón, me hicieron agachar de nuevo para expulsar el semen, dos de los policías llegaron, uno de ellos uniformado y el otro de civil, quien era un hombre alto velludo me tomó por las axilas y me hizo arrodillar frente a él, un pene grueso y enorme, de color moreno, nada parecido a los cinco anteriores, por más que abría la boca no entraba más que la punta del glande, lo bueno dentro lo malo, es que no olía mal, pensé en hacerlo acabar para no tener que soportar esa columna inmensa de carne en mi culo, mientras lo succionaba con frenesí al propio tiempo le masturbaba con mis dos manitas que no le daban la vuelta completa a semejante miembro, por sus gemidos presentí que llegó el momento de explotar pero se apartó repentinamente, diciéndole al otro hombre:
. – Casi me hace acabar el puto este, lo mama sabroso, cogelo tu primero, porque lo voy a reventar y dejar bien abierto después que lo coja yo.
Me colocaron nuevamente en cuatro y el otro sin perder tiempo me sodomizó a más no poder, ya no aguantaba tanto dolor, solo lloraba pidiendo que ya no más por favor, hasta que el resoplido y la velocidad de su vaivén hablaban por sí solo, el sexto hombre se vaciaba en mí, se quedó un rato más mientras se aseguraba que expulsaba toda su esperma, luego me dijo que me agachara para que botara sus litros de leche que me había dejado dentro.
El sexto (el policía) de civil y más dotado de los hombres se sentó y con palabras soeces, entrecortadas y lujuriosas me dijo:
. – Fresita, me dicen el caballo, si te portas bien yo también lo haré, quédate tranquilito, te cogeré con calma, soy cariñoso cuando se portan bien conmigo, mamame el guevo otra vez, no pretendas hacerme acabar porque quiero cogerte ese hermoso culo de hembrita que tienes, no quiero pegarte ni maltratarte, confía en mí, ¿Lo harás?
Asentí con la cabeza, no tenía opción, estaba haciéndole la felación ordenada por él, de pronto, me tomó por los hombros para levantarme, puse resistencia, sabía que si me paraba frente a él, se daría cuenta que no era un chico completamente, me quedé de cuclillas, el frío del aire acondicionado lo sentía en mi zona anal como una rica caricia, aproveché para pujar mientras seguía expulsando semen, volvió a intentar levantarme pero le tomé el miembro con ambas manos, vislumbraban sus turgentes y grandes venas hinchadas al igual que su glande brillante y oscuro lleno de precum en medio de un torbellino de pelos enroscados a su alrededor similar a sus grandes piernas velludas, mi temor era ponerme de pie, por ello, tomé su coso entre mis manos y lo acerqué a mi boca, mi lengua hurgaba el gran orificio de su pene y el frenillo, en ese momento, una de sus manos sobaba mi cabeza como expresando lo tanto que le agradaba, no sé cuál de los hombres se agachó para acariciar mi ano, lo sentía inflamado, pero sus caricias eran deliciosas, tomó una toalla y me limpió los restos de espermas que delataba las actividades anteriores, me introducía un dedo con delicadeza, hacía que saliera más semen, sobaba mis nalgas y volvía dentro de mí con sus dedos, al poco rato el “Caballo” me pidió que me sentara en su mástil, le dije que por favor en esa posición no, pensé que por alguna razón quería ver mis partes a como diera lugar, entonces puso varias toallas en el asiento, me hizo acostar boca abajo, quede cubierta bajo el cuerpo de ese gran semental, sentí como con un dedo tanteaba mi agujero, lo hacía para tener la dirección correcta donde colocar su enorme pene, cuando estuvo seguro, me dijo:
. – Ahora vamos hacerlo mami, te haré sentir mujer, es lo que esos brutos no supieron hacerte sentir, relájate y déjate llevar, entrégate.
Ya pegado a mí, sentía la presión de su pene entrando poco a poco, literalmente me partía en dos pedazos, cuando me oía quejarme, paraba, besaba mis orejas y cuello, olía mi cabello, suspiraba y volvía nuevamente a presionar, los otros hombres miraban si yo era capaz de soportar al “Caballo”, se reían, giré la cara hacia el asiento, no quería mirarles, los otros me decían que volteara para tomarme fotos, hice caso omiso, llegó el punto en que sentí su pubis totalmente en mis nalgas, mis esfínteres no daban más, parecía que tenía un brazo grueso enterrado hasta el codo en mis entrañas, estaba tan abierta mi zona que pensé que estallaría en cualquier momento por la distensión y presión que sentía allí, el hombre se molestó preguntó la hora y dijeron que eran las 5 de la mañana, luego les dijo con voz recia y autoritaria que se fueran y lo dejaran solo conmigo, que trajeran dos buenos desayunos, su orden no se hizo esperar, me di cuenta que era el jefe de ellos, pero esa orden de alguna manera me hizo sentir que me protegía, me dio seguridad y confianza en él, empezó con movimientos suaves y pausados, sobaba mis muslos que sobresalían de su cuerpo por ser anchas revolverás femeninas, me trataba con delicadeza, se apoyaba en sus codos para no dejarme caer todo su peso, la verdad que sus movimientos de cintura eran de puro placer, tanto así que le correspondí a cada beso de lengua que me daba, por momentos dejaba salir su anaconda de carne dura para luego volver a penetrarme, jamás había visto ni tenido dentro de mi algo tan descomunal, sus vaivenes se aceleraron hasta que sus arremetidas se hicieron salvajemente deliciosas y en extremo placenteras, se afincaba con desespero a profundidad total hasta que estalló completamente, bufeaba, bramaba, parecía un toro embravecido lleno de rabia, me sentí mucho mejor al saber que todo había terminado, me beso en la boca, y me dijo:
. – Perdoname, no estaba seguro de cogerte, pareces una chica bien sabrosa, pero si lo imaginé, vístete, vámonos, recoge tus cosas.
Cuando íbamos saliendo del bus, entraban dos hombres, yo llevaba puesta la capucha de la chaqueta mirando hacia abajo para no verle la cara a nadie, mi vergüenza era inmensa, le estaban entregando las comidas y dijo incómodo:
. – Cómanse ustedes esa vaina, nos vemos más tarde, me esperan, yo los llamo.
Me tomó del brazo, llevándome a una plazoleta que ya empezaba a tener actividad buhonera, nos sentamos y empecé a llorar, no sé si por sentirme libre, o por haber pagado bien caro mi tozudez, había un gran silencio entre nosotros, ya estaba bastante claro, había un rocío refrescante, mis ojos hacia abajo mirando mis manos nerviosas que estrujaba entre ellas mismas, de pronto rompió la barrera:
. – Te pido mil disculpas, no soy ese tipo de hombre, jamás en mi asquerosa vida había hecho algo tan atroz, pero tienes algo que provocas, eres muy femenino y sensual, estoy muy arrepentido, ¿Qué quieres hacer?, haré lo que digas, asumo mi error, quiero compensar lo sucedido, perdona lo que voy a decirte, puedo ayudarte económicamente y a tu familia, tengo como hacerlo, independientemente de lo que decidas hacer, no quiero ofenderte, entiéndeme, eres obediente, te has portado bien.
Hablaba entrecortado, se contenía, miraba al horizonte, hasta que me dijo, no puedo dejarte ir, sus ojos estaban claramente humedecidos, era asombroso ver un hombre tan fuerte y grande en ese estado depresivo, sin saber qué hacer, luego puso su cara entre sus manos, su cuerpo parecía que convulsionaba mientras desahogaba su llanto, su dolor me contagio, sentí mucha pena por él, no sé qué me pasaba si la afectada era yo, me paré frente a él, le dije:
. – Solo quiero irme de aquí, no te preocupes, no diré nada a nadie, solo deseo despertar de esta horrenda pesadilla, perdona si me he comportado mal y me confundieron, para nada esa era mi intención, ha sido mi culpa, no debí montarme en ese autobús, menos vestirme de esta manera, nunca pensé que algo de esto me sucedería, ahora quiero irme, de aquí…
Me interrumpió:
. – No digas que fue tu culpa, absolutamente no tienes la culpa de nada, es mi culpa por permitir que pasara lo que paso contigo y peor aún participé en este desastre, desde que te vi supe que no eres igual a los demás, pero la droga y el alcohol no me hicieron pensar bien, no puedes irte, hay riesgo a que denuncies todo esto.
. – No lo haré, como tampoco quiero verte jamás, los odio, voy a desaparecer, jamás volverás a saber de mí, te agradezco que me dejes ir por favor, superaré todo lo sucedido, tu dinero puedes guardarlo, no lo quiero, me voy.
. – Espera, no puedes irte te dije, pasarás un tiempo conmigo y luego te dejo ir, ya no voy a negociar con el árabe, pero no me obligues hacer lo que no quiero hacer, entiéndeme por las buenas, no puedes irte, no conoces a los hombres, somos malos, la verdad que, si somos muy malos, estoy tratando de ser buena persona contigo, no quiero molestarme.
Ya se había levantado del asiento, era altísimo, me quitó los anteojos y exclamó un sonoro «ohhhhhhh»…
. – Que hermosa eres criatura, que ojos tan preciosos tienes en tu linda carita, la oscuridad no dejaba ver la hermosura de cara que tienes, podrías tener a cualquier hombre a tus pies, te cuidaré y protegeré como nadie lo ha hecho contigo, te daré lo que pidas, menos que te deje ir.
. – Por favor, necesito ir al baño, me urge ir, no aguanto más, tengo horribles dolores de estómago. – Le mentí.
. – Vamos te acompaño, espera, mejor te llevo a la pensión que tengo por acá cerca, ¿Puedes aguantar unas dos cuadras más?
. – Entiende por favor, no puedo aguantar más, tengo dolores y escalofríos terribles. – Volví a mentirle, buscando como escaparme.
Nos dirigimos al baño, entró conmigo, no estaba tan concurrido por la hora me imagino, busqué un cubículo desocupado, no podía ordenar mis pensamientos, al tardarme un poco, tocó la puerta un par de veces, me lavé con el agua del tanque de la poceta, me cambié con ropa interior limpia, al salir me esperaba con una expresión de rabia, nuevamente me tomó del brazo guiándome el camino, al salir nos dimos cuenta que habían muchas patrullas alrededor del autobús donde momentos antes me encontraba, habían hombres y mujeres acostados boca abajo en el pavimento con las manos esposadas, me soltó y se fue a paso vivo, me sentí feliz, mi alma volvía a mí, me sentí libre, había mucha gente agolpada presenciando el operativo policial y militar que se llevaba. Traían más hombres y mujeres esposados, hasta de los carros aparcados sacaban personas semidesnudas, borrachos o drogados, me devolví y fui al baño de mujeres, no sin antes observar que Jonathan de pie estaba hablando con dos policía, me imaginé que hablaba de lo que allí había ocurrido conmigo, pensaba que me buscaban a mí, tenía que actuar rápidamente me cambié de atuendos, guardé la chaqueta, me puse un mono muy femenino que resaltaba mi cuerpo, me maquillé y me coloqué unos aretes colgantes, al salir de allí, era otra persona irreconocible, en el momento en que voy saliendo entran un grupo como de siete mujeres funcionarias, me solicitan mi identificación, me miran, me preguntan qué hago en el terminal, le dije que el autobús en la noche de ayer no pudo salir por desperfectos, me dejan ir.
Del «Caballo» ni rastro, paré un taxi, le indiqué que me llevara a un hotel, solicité una habitación, en la recepción al ver mi documentación se dieron cuenta que soy menor de edad, no podían darme una habitación, quise comprar un teléfono pero me habían robado también, entré a un Call Center, hablé para hacer una llamada con pago externo, llamé al DR.F, le dije que estaba en ese hotel, que me habían robado, que no sabía que hacer, que era horrible ese lugar, me dijo que no me moviera de allí, que llamaría al hotel para habilitarme un crédito, que comiera y descansara algo, que salía inmediatamente a buscarme, eran ya las siete de la mañana, desayuné como nunca, fui a una habitación, me bañe, me cambié nuevamente, el sueño me vencía, baje al lobby del hotel a esperar al Dr., no quise quedarme en la habitación porque sabía que cuando llegara iba a querer intimar, no sé qué tiempo pasó, me despertó el «DR.F», me abrazó, me puse a llorar de la alegría, me dijo que fuéramos un rato a la habitación, le manifesté que me sentía muy mal, no había dormido en toda la noche, le inventé una historia, no le hablé de lo ocurrido, le dije que solo quería irme a mi casa,
. – Que bella estas, mi amor, eres la mujer más hermosa que han visto mis ojos, debes hacer caso mamá, te dije que ese sitio era peligroso, no quiero imaginar lo que vistes allí, vámonos te llevo a tu casa, te van a formar un peo, te dije que esos buses no sirven para una mierda, me molesta cuando te pones obtusa.
. – Está bien, te prometo que no volverá a suceder.
Al salir el señor encargado del valet parking le trajo su vehículo para mi alivio no traía chofer, al apenas sentarme me recosté a la puerta y me dormí profundamente, hasta llegar a casa, ya era mediodía, mamá se sorprendió, le conté la misma historia que le inventé al Dr. y sobre que me habían robado, le dije que me dolía la cabeza, no había dormido nada, me despedí del Dr.F.
Como sigue?
Gran relato… Como sigue? Me encanta tu forma de escribir.
Uufff… Menuda excitacion tengo encima ahora mismo… Como sigue? Necesito mas.
Como sigue?
Excelente relato… como sigue?