P8- El ABUELO ME VIOLA Y TENGO MI PRMERA EXPERIENCIA LÉSBICA parte 2
Por inmadurez me moleste con mis padres, me fui de mi casa y me pasaron grandes desventuras.
Como comenté en mi relato anterior, la Dra. Olga y yo nos hicimos pareja de algún modo, luego de bañarnos y alistarnos para hacer el desayuno, me acordé que tenía el teléfono apagado, lo encendí con mucho temor, pensaba en que me reprenderían de mil maneras, hasta me asustaba que papá me humillara, en resumen, tomé valor y casualmente al encenderlo repico mi celular, era mamá, no quise responder la Doctora me increpó:
. – Jovencita, recuerda que tenemos un trato, contesta por favor, están preocupados, pon el altavoz que quiero oír también.
. – Aló, mami bendición, estoy bien, no te preocupes, estoy un poco lejos, por favor no llores, …
. – Hija mi amor dime dónde estás, ¿con quién estás?, ¿Comiste?, no ha pasado nada mi niña, nos tienes angustiados, tu papá y hermanos te andan buscando por todas partes, dime donde andas para que te busquen mi amor por favor, te lo suplico.
. – Mamá estoy bien, no te angusties, llama a papá dile que estoy lejos, no me busquen, no me van a encontrar, los llamaré a diario, estoy bien créeme mami por favor.
. – Hija ¿Hay alguna persona adulta contigo con quien pueda hablar?, te lo ruego mi niña, quiero saber cómo estas, con quien estas, ¿Por qué no aceptas la videollamada?, quiero ver tu carita, ver como estas.
La Dra. me pidió el teléfono, habló con mamá, le dijo que dentro de lo malo yo estaba bien, que ella no estaba de acuerdo con lo que hice, que seguramente todo se arreglaría, que se tranquilizara, mi madre le preguntaba que quién era ella, le pidió que aceptara la videollamada, yo le decía que no, no quería porque tenía los ojos inflamados de tanto llorar, no quería que me viera así, sin embargo, dada a su insistencia acepté la video llamada, no sin antes colocarme los anteojos oscuros.
Mamá igualmente tenía los ojos inflamados, me dio mucho dolor, mis hermanas muy alegres me tiraban besos, muecas coquetas de amor, corazones con sus manos, en ese instante llegó papá y mis hermanos, todos querían hablar conmigo, me preguntaban dónde estaba, que me irían a buscar de una vez, que no había pasado nada, que me amaban, no resistí más y lloré desconsoladamente, papá me pidió disculpas, que más nunca pasaría algo así, que si me entendía y mucho, que solo quería tenerme en sus brazos, se disculpaba a cada instante.
. – Hija, hijo, qué carajo, como lo que te sientas ahora mismo, mi amor dime donde estas, con quien estas, voy a buscarte ya, te queremos de vuelta.
. – Papá, mamá, hermanos, estoy bien, no se preocupen, quiero tomarme mi tiempo para pensar esto que he hecho, lo más difícil fue salir, pero como les deje escrito, no haré ninguna locura, entiendo si no me llegan a perdonar jamás, lo entiendo, los llamaré a diario, por favor, solo un tiempo para ordenar mis ideas.
Mamá se derrumbó, se sentó en el sofá y solo decía:
. – Mi hija no me hagas esto, siento que no aguanto más, te lo suplico vente a tu casa, te lo ruego.
No aguanté más y colgué, esperé a que llamaran nuevamente, nadie más llamó, me fui al cuarto a llorar desenfrenadamente, Olga se acostó a mi lado, intentaba consolarme, luego pasaron las horas y no recibía llamada, el día pasó sin mayores sobresaltos, a las siete de la noche llamé a mamá, me atendió muy feliz, luego se incorporaron mis hermanas, pregunté por papá y mis hermanos, me dijeron que habían salido después que hablamos en la mañana, que seguramente estarían trabajando o buscándome, que también esperaban un material que habían comprado, estuvimos hablando como hasta las once de la noche, sin darme cuenta me dormí en los brazos de Olga hablando con mamá y mis hermanas.
Desperté tal vez a un poco menos de las doce de la noche al sentir unas caricias deliciosas, delicadas, centradas en mis senos y en la piel de mi pubis, me estremecí de tantas sensaciones difusas a la misma vez, puesto que al mismo tiempo eran eróticas sin dejar de ser protectoras, seductoras, delicadas, sabiendo muy bien dónde y cómo tocarme, seguí de espaldas a ella, me besaba el cuello, la nuca, sin hacer preguntas estúpidas como hacen los hombres, tal como: ¿Te gusta?, ¿Qué sientes?, ¿Sigo?, ¿Te lo meto?, etc., solo iba de menos a más, variando la intensidad y zona de sus toqueteos, leyendo perfectamente cada gemido y gesto en respuesta a sus caricias, me puso con ternura horizontalmente para colocarse encima de mí, abriendo con sus piernas las mías, quedando en contacto nuestras zonas púbicas, la mía con una escasa vellosidad amarillenta clara, y la de ella de color negro bien definido, con un perfecto corte, ella con delicadeza, se deshizo de mi bikini, me hizo quitar la franela, para ir a mis senos, succionando y besando con rica pasión de mujer, luego nos besamos largamente, nuestros pechos duros se acariciaban mutuamente, recorrió mi cuerpo hasta llegar a mi clítoris que con habilidad mágica hizo que explotaran mis primeros orgasmos, en todo momento ella asumió la parte dominante por decirlo de alguna manera, pensaba que asumía el rol masculino pero sin violencia ni física ni verbal, iba un poco más allá, fueron horas de ardiente pasión que pasaron sin ser tomadas en cuenta, me dormí profundamente sin darme cuenta mientras ella siguió haciéndome suya, pensaba que era insaciable, no descansaba ni dejaba de tocarme lo que no impidió que el cansancio me venciera.
A las 2 pm desperté, extrañé que Olga no estaba a mi lado acariciándome, me levanté directo al baño, arreglé el cuarto y salí después de dejar todo impecable, incluyendo el baño, me puse un conjunto muy lindo, mini short y top de color beige que ellas me habían regalado, al llegar a la cocina me di cuenta que Vero estaba allí, este fue el motivo por el cual Olga no se quedó conmigo, nos saludamos, me invitaron a comer, ellas estaban en bata de casa transparente, se notaban sus cuerpos casi que perfectos, ambas sin sostenes y con un diminuto bikini, hasta el color de los mismos podía vérseles, parecían hermanas, en medio de la comida supe que tenían una invitación para una reunión en la noche en casa de unos amigos, luego de la reunión al otro día irían de camping, es decir, mañana, yo conocía el lugar, había la posibilidad que igualmente se quedarían hasta el domingo, Vero me invitó, a la vez que me decía que para la fiesta me prestaba uno de sus vestidos favoritos, que ya ellas pasaron casi que toda la mañana escogiendo que ponerse para la ocasión, les dije que no me sentía bien y no quería arruinarles la velada, por lo que me quedaría viendo televisión, si no tenían inconveniente con dejarme sola, entonces dijeron que iban a salir y que las acompañara, pregunté para donde iríamos, aun cuando ya lo imaginaba, fuimos a la peluquería, ellas se arreglaron el cabello, las uñas de pies y manos, me sugirieron que hiciera lo mismo, les dije que no, que mi cabello lo tengo bien corto, sin embargo, la Dra. casi me obligó a sentarme en una de las butacas de la peluquería, una de las peluqueras se las arregló para lidiar con mi cabello corto y darle un verdadero corte de pelo muy lindo, extremadamente femenino, no me gustó mucho pero ya estaba hecho, la verdad que me veía totalmente distinta, no una machorra sino una linda muchacha, algo que evitaba en lo posible parecer, pensé que tendría que usar gorra de beisbol en lo adelante, me reía para mis adentros, el arreglo del cabello de ellas fue bastante laborioso, puesto que los tienen más abajo de las caderas, realmente las dos son muy coquetas y hermosas, salimos como a las seis de la tarde, compramos arroz chino, al llegar a la casa, me fui al cuarto con Vero, ella me confesó que su mamá quería verse hermosa, tiene un pretendiente que la tiene loca pero que ella se hace la dura, el hombre supuestamente es cuarentón, muy guapo, elegante, con mucho dinero y la adora, se desvive por ella, pero la mamá estaba indecisa, que yo debería aconsejarle también para que le diera el sí, nos reímos de sus ocurrencias, a una nueva invitación hacía mí, les reiteré a las dos que no iría a la reunión, Olga de los nervios no podía maquillarse bien, por ello la ayude, siempre lo hacía en casa con mamá, hermanas, tías, primas que les gustaba que yo las maquillara, hasta mi amigo «MA», cuando tenía las hormonas alteradas queriendo ser chica, más o menos a las 7 pm, el galán y enamorado de Olga fue a buscarlas, lo conocí, ciertamente es un caballero muy simpático y agradable, Exclamó al verlas:
. – Olga estás preciosa mi amor, hoy bailas solo conmigo, jajajajajaja, Vero no pongas esa carita igual estas hermosa, parecen hermanas gemelas.
El hombre era muy lindo y galante a mi parecer, cuando reía se le marcaban como a mi dos hoyuelos espectaculares, me guiño un ojo y extendió su mano en señal de saludo, quiso ser cortés conmigo y también me obsequió un piropo, la verdad creo que lo hizo por cortesía y educación, yo sabía que mi facha no me ayuda, llevaba puesto unos bermudas holgados, color café y un top del mismo color que dejaba ver mis pronunciadas curvas al descubierto y un hermoso piercing en mi ombligo, el señor no me miró de malas maneras, siempre respetuoso, Olga creo que se sentía avergonzada, sus mejillas sonrojadas por los comentarios y halagos de él hacia ella, inclusive se metió conmigo, señalando mis pies descalzos preguntándome:
. – Señorita, ¿Qué talla de calzado es usted? – me dio mucha risa su cara de supuesto asombro.
. – 33, señorito, jajajajajaja.
Bromeo un rato con eso, diciendo que podía caerme por tan diminutos pies, que seguro me era difícil bailar, caminar y hasta usar tacones, madre e hija reían a carcajadas por cada ocurrencia de su galán, le dije para desquitarme que ella a lo sumo llegaban a 36, Vero corrigió:
. – Mami, 37 las dos, jajajajajaja, no te pongas así, mira como tienes la cara jajajajajaja, te sonrojaste.
Me reí igual, ni ellas ni él no sabían que mis manos y pies son parte de mi complejo por ser tan delicados, antes de irse, bromeando le dijo a la Dra. que éramos la familia perfecta, sus dos gemelos podrían ser los príncipes de sus lindas princesas (se refería a Vero, a mí y a sus hijos gemelos un año mayor que nosotras), me pareció este señor encantador y buen partido para mi «amiga» Olga, respetuoso, amable, y sobre todo muy lindo, cuando Olga se me acercó a darme un besito de despedida le dije al oído, aprovecha a este caramelote, está precioso, ella me dio cariñoso empujón de complicidad, al mismo tiempo que reía y me decía:
. – Me encanta mucho, gracias.
Decidí tomar aire y sentarme al otro lado de la calle, casi al frente de la casa, en una hermosa placita, propiedad de la misma urbanización, que al asomarme por la ventana observé que estaba totalmente sola, los habitantes de allí al parecer poco la frecuentan, los vecinos se notaba que no eran ruidosos y todo parecía muy tranquilo, constantemente la urbanización era patrullada por la vigilancia privada, me cambié de ropa a mi estilo tipo varón rockero, jean holgados, camisa masculina igual holgada, no podía faltar mi toque de locura para sentirme varón, generalmente cuando me vestía de esa manera, me las ingeniaba para hacer un falo con alguna ropa, un top, ropas íntimas, medias o cualquier prenda para luego acomodarla en mi zona púbica debajo de otra pantaleta que usaba por encima de la primera, colocando allí el pene hecho con trapos, simulando un regular miembro varonil, después me miraba al espejo asegurándome que tuviera una apariencia normal, hasta practicaba tocarme mi cosa como hacen algunos hombres que se tocan allí y como que se lo acomodan en ocasiones, me sentí muy bien con lo que veía, me puse una de mis gorras de béisbol, me quité todo lo femenino, tal como los aretes, el piercing de mi ombligo, la pintura de uñas y salí muy conforme con mi apariencia, al llegar a la plaza me senté al fondo en un lugar algo apartado, me entretuve oyendo música con el teléfono, en las sombras vi a dos vigilantes haciendo su ronda, me parecía que buscaban una zona donde detenerse, se dirigieron a la plaza, casi al lado de donde yo estaba, ellos no podían verme, uno de ellos sacó un cigarrillo, al encenderlo percibí el olor a marihuana, entendí porque trataban de esconderse, podía oír claramente su conversación, comenzaron a llegarme mensajes y el teléfono sonaba a cada mensaje, ellos se alarmaron, dieron la vuelta al árbol que nos separaba, al verme me preguntaron qué hacía allí, le dije que solo tomaba aire y estaba oyendo música con el móvil.
Uno de ellos me alumbró a la cara con una linterna, me ordenó que me quitara la gorra, discutí con él, le decía que no tenía por qué quitarme nada, que no estaba haciendo nada y ellos sí, entonces el de menor edad le dijo a otro:
. – Te das cuenta que este marico es “alzao” y no es de la zona, seguro está esperando pá meterse a robar.
Ambos se pusieron frente a mí, con actitud agresiva, me encontraba con los pies encima del banco, el mayor de ellos me dio un manotazo quitándome la gorra, me sorprendió el golpe y solté sin querer un pequeño grito de miedo y asombro por su reacción tan violenta, no me esperaba ese golpe.
. – Mira como grita la loca esta, jajajajajaja, ese cortesito de pelo es de marico donde se pare, ¿eres pato verdad?, vas detenido por ratero.
. – ¿Qué les pasa?, no soy ningún ratero, estoy de visita aquí, déjenme en paz, váyanse a fumar su droga a otra parte.
. – ¿Droga?, ahora si te metiste en peo marico, vienes con nosotros, tú no eres de aquí, alguna vaina vas hacer, por eso estas escondido.
Al saberse descubierto consumiendo droga, lo mejor era involucrarme en algo turbio, uno de ellos se sentó a mi lado dándome un manotón bajando mis pies del banco, pasó su brazo alrededor de mi cuello en forma de llave de lucha, diciendo a la vez:
. – ¿Sabes qué?, no me gusta coger marico, pero se me paró el guevo, eres un marisquito bonito y delicadito, para dejarte ir, tendrás que mamámelo primero y después me das culo, ¿Te parece?, y listo no ha pasado nada.
Ya el hombre tenía fuera un pene de considerable tamaño y grosor, reaccioné violentamente pudiendo zafarme de su agarre y levantarme del banco, a la vez que le di una sonora cachetada, entre los dos intentaron me sujetarme a la fuerza, no me dejaba, forcejeamos, caí al piso, ya casi sin fuerzas de tanto defenderme, ambos me levantaron en vilo, uno de ellos me ahorcaba, preguntándome:
. –¿No quieres pasar culo maricón?, me vas a dar culo ahora mismo, ¿Dónde te estás quedando?, no eres de aquí, ¿Cómo entraste a la urbanización?, eres sospechoso y marico también, ¿Quién te está cogiendo?, ¿A quién esperas?
Les indiqué que estaban equivocados, que solo estaba de visita, les señalé la casa donde me estoy quedando, me gritaban en la cara insultándome diciendo que era mentira, no sabía qué más decir, me encontraba en total estado de show, sin tener donde ir, en un último esfuerzo grité AUXILIO, me propinaron un golpe en el estómago, haciéndome doblar las piernas del dolor, me tomaron por la cara, ordenándome que me callara, a la misma vez preguntándome en qué casa me estaba quedando, le repetí que estaba de visita, nuevamente le indiqué la casa, les dije que me estaban faltando el respeto y lastimando sin yo hacer nada, volví a gritar AUXILIO, el pánico se apoderaba de mí, el más joven me agarró con mucha fuerza apretando por donde supuestamente yo debía tener testículos, por supuesto que al no tener nada allí, no me dolió ni sentí absolutamente, eso fue contradictorio para él diciendo:
. – Ah, no te duele y ahora. – se veía que apretaba más fuerte.
Esperaba tal vez una reacción distinta de dolor, creo que pensó en darme un castigo peor, dándome un golpe con el dorso de la mano allí en la misma zona, se extrañó nuevamente ya que no hubo reacción de dolor, se supone es la región más sensible del hombre, sin embargo, me dijo:
. – Ahora si te dolió, pero si vuelves a gritar como una mariquita te voy arrancar las bolas.
Casi a rastras me llevaron a la casa que les señalé, tocaron el timbre y al no obtener respuesta el más joven, le dijo al otro:
. – Recuerda que la Dra. salió hace un rato con el tipo que la está cogiendo y también iba la carajita, la putica bien sabrosa.
. – Coño es verdad, – dirigiéndose a mi – ahora si estás enredado mariquita, aquí no hay nadie, o me das culo o me das culo, hablas por las buenas ¿Qué haces aquí?
Con mucha decepción y miedo les dije:
. – Tengo la llave de la casa, déjeme demostrarle por favor que estoy de visita.
Intenté abrir la puerta, no podía, las manos me temblaban, no atinaba introducir la llave, me la arrebataron, al abrirla, me empujaron dentro, cerraron la puerta tras ellos, al entrar comentaban:
. – Mira está vaina como viven los ricos, aquí si hay plata y de la buena, todavía no te creo, te robaste esa llave, tenemos que hacerte una requisa, recuéstate en esa pared, hay mismo te voy a coger.
Me opuse, le rogaba que se fueran, el hombre mayor me sacó el aire nuevamente de un golpe, me levantó para darme otro golpe en cara, puse mis manos en el rostro y le suplicaba llorando que estaban equivocados.
. – ¿Por qué lloras maricón?, medio te toqué, no te di duro, ni las mujeres lloran tanto como tú, cállate la jeta, me estoy molestando, comportate como un hombrecito, eres bien afeminado carajito, yo no cojo marisco, pero si me vas a dar una mamada de guevo.
Me repetían que era imposible que yo tuviera esa llave, que no podía tener la llave de esa casa porque es un delito, me atormentaban con sus acusaciones e insultos, no eran las ocho de la noche, parecía que el tiempo se había detenido, no pasaba, pero contradictoriamente todo se sucedía a la misma vez extremadamente rápido, ellos llamaron por radio, llegaron dos hombre más, parecían bebidos, empezaron a empujarme, darme pequeños empujones en la cabeza y amenazándome con que podían matarme por haberme encontrado robando en la casa, sus palabras eran cada vez más intimidatorias, me daba la impresión que disfrutaban el momento humillándome, valiéndose cobardemente que eran cuatro, uno de los recién llegados sacó una gran navaja, la puso en mi cuello y me preguntaba mil veces cómo había entrado, que hacía en la urbanización, no querían entender lo que yo les decía hasta el cansancio, luego otro de los hombres dijo:
. – Aparte de ladrón es marico, mira se saca las cejas, y este corte de pelo es de pato, hasta como habla, seguro es uno de los marico que trae el viejo Juan y se le escapó de la casa pá ve que se roba, ese viejo rata trae son puros niñitos bien marico como este, ¿Te acuerdas el que agarramos el otro día?, le dimos una tremenda cogía por pato y quería más, ¿Te escapaste de casa de Juan, verdad?, tiene una fiesta en su casa con una partida de mariscos, los estábamos cazando, siempre hay un ladroncito maricón que se escapa hacer de las suyas.
. – Mira parguito, vamos hacer una vaina bien simpática, nos das culo y algo de real, te dejamos ir tranquilo y no ha pasado nada, ¿Te parece?
El hombre mayor gritó:
. – Esperen, este no es ningún marisquito, es una carajita, mírenle ese culote, las manitas y esa carita, ¿Verdad que eres una hembrita mami?, tiene hasta hueco en las orejas y huele a perfume de hembra.
. – Por favor, se lo suplico, váyanse, no me hagan daño, no les he hecho nada, si quieren puedo llamar a la Doctora Olga para que se convenzan que estoy de visita.
Otro de los hombres revisaba la casa, uno dijo, no se lleven nada, recuerden las cámaras, ya vieron que entramos, el más obscenos y mayor de ellos me dijo:
. – Vamos a revisarte, si no tienes nada te dejamos tranquila y nos vamos, quítate la ropa.
. – No por favor, esta bueno ya, saben muy bien que les digo la verdad, no tienen por qué revisarme, llamen a la policía entonces, a la doctora, a su superior, pero basta por favor.
Me empujaron contra la pared, entre los cuatro me quitaron la chaqueta, franela, quedó al descubierto una faja bien ajustada alrededor de mis senos para ocultarlos, oía exclamaciones grotescas de todo tipo referente a mi cuerpo, cintura, caderas, trasero, senos, así como innumerables toqueteos indecentes, sádicos, vulgares y agresivos, luego fueron por mis pantalones, al quedar en ropa interior, mi desespero y lucha era tal que no tenía descanso ante esa jauría de trogloditas que me violentaban a su antojo, yo intentaba taparme lo más que podía con mis manos, suplicaba, temblaba de miedo, llorando por sus salvajadas y sus claras intenciones, uno de ellos me tomó por la espalda con una fuerte llave de pelea, quedé en medio de ellos, seguí desesperadamente dando patadas, mordiscos, rasguños, pero el esfuerzo era tal que mis fuerzas mermaban, al estar casi neutralizada, me parecía que eran dementes sueltos de un sanatorio, excitados, borrachos y drogados fuera de sí, verdaderos sádicos acorralando a su presa indefensa, me toqueteaban sin cesar diciéndome barbaridades, el más viejo se dio cuenta que llevaba unos trapos simulando un falo, lo señaló a los otros, se rieron a carcajadas de mí, burlándose a más no poder, me despojaron de las dos pantaletas, tomaron el envoltorio que yo había hecho para simular mi supuesto pene, lo pasaban por mi cara, mis senos, mofándose de mí, no podía digerir lo que me estaba pasando, solo tenía mucho terror, temblaba sin poder contenerme, uno de los recién llegados dijo:
. – Estás bien sabrosa, te voy a coger, te pusiste esa vaina en la cuca pá sentir una paloma ahí, estás clara que te gusta un guevo.
El que había revisado la casa me cargo con violencia dirigiéndose al cuarto de servicio que ya había visto, me tiró en la cama mientras se quitaba el pantalón, los otros tres, tenían el miembro afuera y se masturbaban mientras veían, el viejo traía en la mano una de mis pantaletas, la olía, el más joven también manipulaba la otra pantaleta, se masturbaba con ella.
El que me había arrojado a la cama ya totalmente desnudo empezó a besarme el cuello, mientras uno de ellos sostenía mis manos por encima de mi cabeza, yo le suplicaba que me dejaran en paz, le daba de patadas, los otros dos me tomaron por ambas piernas separándolas para facilitarle al que estaba encima de mí su intención de violarme, el solo decía:
. – Mira cómo me tienes mami, no te resistas, será peor para ti, igualito te vamos a coger, estás bien divina, deja la lloradera, relajate para que goces mi reina, no llores más.
Podía sentir su erección en mis piernas, besaba mis senos con tal desesperación que me producía dolor, succionaba con fuerza, sus manos me acariciaban con violencia, no dejaba de llorar y luchar con mis ya disminuidas fuerzas, claramente no les importaba nada, los otros al mismo tiempo me tocaban sin contemplación alguna, yo seguía rogándoles que se fueran que no me hicieran daño, creo que mi ruego los excitaba más, los dedos de todos ellos intentaban penetrar mis partes, cuando ponía mucha resistencia, me daban fuertes nalgadas o me tapaban la boca y nariz para cortarme el aire, el hombre mayor sentenció:
. – No la golpeen, recuerden que es una chica, ella se va a portar bien, no queremos matarla a menos que nos obligue, como la niña aquella de la otra vez que tuvimos que asfixiarla para desaparecerla.
Sus palabras me dieron un terrible pánico, no dejaba de temblar y llorar, a lo mejor era mentira lo que decían, pero como saberlo, intentaban producirme más miedo, en ese momento pensaba que era verdad, el otro terminó de bajar a mi zona íntima, la cual recorría con su boca y lengua, mientras dos de ellos me mantenían las piernas separadas bien abiertas, el que estaba encima de mí, trataba de penetrarme vaginalmente, no podía debido a lo que he comentado anteriormente en otros relatos, la abertura vaginal es primitiva o muy estrecha, él parecía no entender, luchaba a mas no poder para enterrarme su mástil, me hacía daño, deje de hacer resistencia, ya no tenía, ni valor, ni fuerza física para zafarme, parecía una muñeca de trapo, hacían conmigo lo que querían, soltaron mis piernas y él hombre volvió al oral, su lengua se resignó al no entrar por la diminuta abertura vaginal, se disparó a mi ano, allí se concentró un buen rato hasta que de pronto se cambió con el hombre viejo como de cuarenta y tantos años, quien se sentó en la cama y con brusquedad me atrajo hacia él, centro su pene en mi ano, con mis piernas en sus hombros, sentía como la punta del glande presionaba con delicadeza pero con firmeza y decisión, hasta que la punta de su regordete pene entró a medias, sentí un inmenso dolor, intenté empujarle pero mis dos manos me las tenían sujeta, no podía penetrarme bien por la resequedad natural de la región anal, se untaba saliva en su pene, yo apretaba para que no me violara, uno de los hombres salió, regresando con un frasco de aceite de comer, el hombre mayor lubricó todo su pene, se colocó en sus dedos y urjo dentro de mí con la facilidad proporcionada por el aceite, me penetró, fue más adentro, el dolor era insoportable, se quedó quieto con el pene ya totalmente introducido, no sé en qué momento el dolor pasó, sentía como palpitaba mi ano involuntariamente alrededor de su engrosado miembro, me moría de vergüenza porque no tenía control de esas palpitaciones anales, comenzó un mete y saca suave que aceleraba de vez en cuando mientras me masajeaba el clítoris (micro pene también), no me atrevía a mirarle la cara, los otros se masturbaban en mi cuerpo, uno en mis pequeños senos, otro en mis diminutos pies, el más joven buscaba mi boca, podía sentir el pubis velludo de mi violador chocar contra mí, produciéndose el clásico Plass.
. – Esta puta tiene cangrejera en el culo, me chupa el guevo y me lo aprieta bien sabroso, no aguanto, pero no le voy acabar todavía.
Otro decía:
. – No le acabes adentro que faltamos nosotros.
Quien me estaba penetrando me hizo girar y quedé encima de él, como cabalgando, uno de ellos se colocó detrás de mí, besaba mi cuello y espalda, seguía sujeta por ambas manos, el que se había colocado detrás de mí, me empujó con fuerza hacía adelante tomando mis hombros jalándome hacia atrás, sin tener apoyo mi pecho cayó sobre el pecho de quien estaba debajo de mí, penetrándome, en eso siento que me estaban abriendo el culo aún más, por primera vez me estaban haciendo una doble penetración anal, mis esfínteres se resistían, no aguantaba tanto dolor, el aceite facilitaba la penetración, me desmayé, no les importo, cuando volví en sí, ya los dos parecían unos locos descontrolados, lo hacían salvajemente, podía oír que los otros dos les gritaban:
. – No le acaben adentro, faltamos nosotros, vamos a tener peo, no le acaben.
Parece que se pusieron de acuerdo porque casi simultáneamente acabaron dentro de mí, bufaban, parecían fieras embravecidas, el que estaba detrás de mí se salió en una de sus salvajes embestidas, sentí un vacío y un gran alivio a la vez, el que me tenía sentada me sostenía fuertemente por mi diminuta cintura empujando hacia abajo, como queriendo partirme en dos, hasta que su pene lo sentí flácido, intentó darme un mete y saca pero se le salió,, soltándome, me acurruqué en la esquina de la cama llorando de la impotencia, aterrada, mirando a la nada, sin verles la cara, con un agudo dolor. En eso uno de ellos me dice:
. – Párate de ahí, vamos al baño, no voy a batir la leche de estos carajos.
No le obedecí, me cargó y me llevaron al baño, mientras maldecían a los otros dos por haber dejado su semen dentro de mí, por ello uno de los que ya estaba satisfecho le dijo:
. – No te arreches, ese rico culo le saca la leche a uno, está apretadito y caliente, tiene cangrejera, ya verás, después que se lo metas no puedes sacárselo para acabar afuera, pero tranquilo eso tiene arreglo, la bañas y listo, la coges.
Los dos quisieron meterse conmigo a la ducha pero no cabíamos los tres, peleaban entre sí, parecían enemigos forcejeando, mientras los otros me metían mano por todas partes aprovechando la pelea, no entendía la desesperación de ellos, sabían que igual lo harían, en su pelea y empujones casi partieron una de las paredes de vidrio de la ducha, mientras a mí me bamboleaban de un lado a otro, su actitud era cada vez más hostil entre estos dos hombres convertidos en fieras, no sabría explicar por qué uno quería primero que el otro, si era por su ego, por quererse imponer, por jerarquización entre hombres, en fin no comprendo todavía esa actitud, ya ellos puestos de acuerdo por la fuerza, quedé con uno, me baño totalmente, sentía lo refrescante del agua en mi cuerpo, a la misma vez que pujaba para que se saliera todo el semen dentro de mí, el hombre me decía al oído con voz claramente excitada y su pene a reventar:
. – Que bonita eres mamita, qué rica estás putica, suavecita, una cinturita sabrosa y un precioso culo más sabroso todavía, mira el guevo como lo tengo, te quiero coger, volteate a la pared.
Los otros miraban a través de las paredes de vidrio, se sobaban sus penes, coreaban improperios denigrantes, estando frente a la pared de espaldas al hombre, este por ser más alto que yo, dobló sus rodillas y trataba de centrar su pene hasta que me penetró sin contemplación alguna, puse mis manos y cara en la pared para sostenerme y no golpearme, sentía sus embates cada vez más fuertes, me tenía totalmente pegada a la pared, de pronto desesperadamente me cargo por la cintura, me elevaba del piso y en un fogoso mete y saca explotó dentro de mí, parecía un manantial de semen espeso blancuzco, me liberó y me deje llevar por la inercia, quedando sentada en el piso, el hombre se irguió, quedó recostado con su codo izquierdo de la pared, jadeando, atrapándome en ese recodo donde estaba, con levantar mi cara podía ver su pene flácido, poco a poco mi violador recuperaba el aliento, pasó lo impensable, de repente empezó a orinarme, su orine caía sobre mí, traté de levantarme pero con una pierna no me dejo, el que esperaba vociferaba:
. – No seas rata, le acabaste adentro y ahora la estás meando, salte de esa vaina nojoda rata.
No podía con más humillación, ya ni lagrimas tenía, suplicaba a mis adentros que se acabara esta tortura, entró a la ducha el último hombre que faltaba, se agacho junto a mí, casi me vació el tarro de champú encima, se hizo abundante espuma, me masajeaba por todos lados, me imaginé que no lo hacía por bueno sino por limpiarme el orine de su antecesor, tomó mi mano y la puso sobre su pene, era pequeño pero grueso muy duro, parecía una roca, desde esa posición me puso en cuatro, no aguantaba más, le supliqué que parara por favor, me dio la impresión que mis suplicas lo excitó más, haciéndome entender por sus movimientos y gritos de victoria que ya había depositado todo su semen en mí, se levantó, al salirse de la ducha en un resquicio de compasión puso el agua tibia que me bañaba suavemente, me quedé en el piso, percibía como salía semen de mi culo inflamado, pensando que ya había terminado mi calvario, en eso oigo voces de hombres que llegaban a la casa, entraron al baño bromeando entre ellos, eran unos seis tal vez, me sentía como un animalito en un zoológico, todos me miraban a través de las paredes de vidrio, hablaban entre sí, sabía que también me violarían, sus palabras lo decían todo, me percaté que los cuatro anteriores se vestían y los recién llegados se preparaban para hacer de las suyas conmigo, inesperadamente se oyó una voz muy fuerte, hizo presencia un enorme hombre, muy alto y corpulento, de color negro intenso abrillantado, con barba tupida, abriéndose paso llegó donde me encontraba en el piso:
. – ¿Qué pasa aquí?, ¿Qué han hecho?, salgan y me esperan en la sala.
Se acercó a la ducha cortando el agua, tomó una toalla rosada que se encontraba en un colgadero destinado para las toallas, con voz autoritaria me ordenó que me secara y saliera de la ducha, su aspecto me impresionó, le rogué que por favor no me hiciera más daño, nuevamente me ordenó salir de la ducha, no me quitaba la dura mirada de encima, al levantarme del piso para tomar la toalla, vi con asombro como se le marcó en la zona de la bragueta un evidente y enorme pene al máximo de la erección, no podía ocultar el semejante bulto que de pronto se le marcaba, el hombre sabía que no podía disimular semejante paquete, me daba la impresión que se avergonzaba de ello, me entregó el paño y se dio la vuelta quedando de espaldas a mí mirando al espejo, tomé el paño que me ofrecía, por mis nervios, pena, pudor no me sequé, lo coloqué rápidamente alrededor de mí, tapando desde mis senos para abajo, me cargo por las axilas con facilidad sentándome en el mesón del lavamanos, tomó otra toalla y con delicadeza secó mi cabello, cara, hombros, pies, diciéndome:
. – Eres una criatura hermosa niña, muy hermosa, lamento que esto haya sucedido, ¿Qué edad tienes?
Estaba esperando lo peor, le sentía la respiración entrecortada, como que se debatía a lo interno que haría conmigo, le respondí sin mirarle la cara dado a su proximidad.
. – 14 Dentro de unos meses tendré 15, señor.
. – Tengo una hija de tu edad, ven acompáñame, no te pasara nada, confía en mí, caminé detrás de él, observé que tuvo que bajar la cabeza para traspasar el umbral de la puerta, era estrambótico de lo grande y fuerte que es, se oían voces hasta que llegamos donde estaban los hombres, yo no tenía el valor de verles la cara, me preguntó:
. – ¿Quiénes te hicieron daño?
Yo solo miraba al piso, mis nervios nuevamente me traicionaban, mi reacción fue llevarme las manos a la cara, temblar y llorar nuevamente, en eso me dijo:
. – Te pregunto una vez más, ¿quiénes fueron?, no me gusta repetir lo que digo, levanta la cara y míralos a todos.
En ese momento, les miraba los pies a todos, sin ver sus rostros, pude darme cuenta que había alrededor entre 10 o 12 hombres, yo temblaba, no tenía el coraje de levantar la cara, nuevamente el hombre con voz autoritaria me ordenó:
. – Señálame al primero que comenzó este desastre y luego a los otros, no tengas miedo, estoy aquí. No hizo falta, salieron mis violadores al frente, parecían sumisos, unos mirando al techo y otros al piso con una cara de enojo terrible, les preguntó.
. – ¿De quién fue la idea?
. – De nosotros dos primero y luego llamamos a estos.
. – ¿Y estos otros?, ¿Qué hacen aquí?
. – Acabamos de llegar patrón, nos llamaron que viniéramos urgente porque atraparon a un delincuente robando, no sabíamos lo que pasaba.
El hombre moreno oscuro, sacó un arma de fuego, colocándola en la mesa, de pronto le dio un golpe al que había confesado que había sido su idea, sonó como que se fracturaron huesos de la cara golpeada por él, el hombre cayó inconsciente con la frente abierta, otro de ellos esgrimió la enorme navaja que llamaban por la forma de la hoja, pico de perico o pico de loros, o algo así, todos se abrieron como en una especie de rueda alrededor de ellos dos, como dando espacio para la pelea, acto seguido el hombre de la navaja quién era alto y de contextura fuerte se abalanzó contra su presunto jefe, todo fue muy rápido, recibió un golpe de lleno en la cara que lo desfiguró, cayendo sin sentido, los otros dos intentaron huir y no los dejaron escapar, uno de ellos sin camisa todavía, se puso en posición de pelea, el supuesto jefe, quien ya había golpeado a dos de ellos tomó la navaja del piso y la pasó desde el hombro derecho hasta la ingle de su adversario, abriéndolo como un sándwich, era demasiado, di un grito de horror, me tapé los ojos, era extremo lo que ocurría, vi como la carne al instante se separó fácilmente producto del corte que recibía, al cuarto hombre le cortó la cara sin piedad, ordenando que los llevaran a un sitio que no recuerdo el nombre, debiendo buscar a otro sujeto que él sabía lo que tenía que hacer, seguramente ese sitio no era en la urbanización, luego ordenó:
. – Limpien todo esto, déjenlo como estaba, todavía estoy pendiente con ustedes, no me han aclarado porque vinieron para acá, vayan a trabajar, ustedes dos se quedan en la plaza, vigilando, el que se acerque a esta casa ya saben lo que le pasará, después que limpiaron todo, les Gritó – «VÁYANSE».
Me preguntó:
. – ¿Quieres ir al médico, a la policía?, ¿Te sientes mal?, ¿Qué quieres hacer?, haré lo que tu digas, no me tengas miedo, no voy hacerte daño, quédate tranquila, cálmate, ve a tu cuarto, cámbiate de ropa, ponte más cómoda, tomate tu tiempo, no quiero verte así, confía en mí, no soy como ellos, te dije que tengo una nena de tu edad, te espero aquí mismo, son casi las doce de la noche, quiero hablar contigo.
Sonó mi teléfono, estaba encima de la mesa, amablemente me lo entregó y me dijo que contestara, estaba en alta voz, era la Dra. Olga, me informó que se quedarían en un hotel porque el viaje a la playa era un hecho, que nos veríamos el domingo con seguridad, que no le abriera a nadie y cerrara bien todo, si necesitaba algo llamara a Nancy su administradora que ya ella tenía instrucciones al respecto, también me había dejado suficiente dinero para cualquier imprevisto, se despidió de mí, para finalizar me indicó que si pasaba algo irregular, como que intentarán abrir una puerta, o que alguien insistiera en llamar mi atención, no dudara en marcarle al Señor Ezequiel, él se señalaba a sí mismo con orgullo, su número está pegado en la nevera, lo reconocerás de inmediato, es un escultural hombretón, con barba, a primera impresión inspira miedo, es un gigante muy lindo jajajajajaja, vive al otro lado de la calle, es el encargado de la vigilancia, le tengo mucho aprecio y confianza tanto a él como a su familia, es muy amable, él levantaba los brazos en señal de los halagos que le correspondían, luego ella remató, pero no te fíes, es conocido como un pica flor, a mí no me puede ver porque empieza con sus vainas, bueno como todo hombre, eso lo sabemos, mi amor cualquier cosa me llamas, no importa la hora, no salgas si no necesitas hacerlo por favor. El hombre dijo:
. – Bueno ya conoces mi nombre, la doctora me tiene confianza, pero es embustera, no soy ningún picaflor, la respeto mucho, es muy educada y amable, ella pensara que la cortejo, no es así, me agrado lo que dice de mí que soy lindo y le gusto, que gran cumplido, no lo sabía jajajajajaja, ahora si voy por ella jajajajajaja, no sabía que ella me mirara de esa forma, ustedes si son complicadas, si yo le gusto porque no me lo dice y se acabó, nos conocemos, podemos tener algo bonito, ella es preciosa, muy elegante pero tiene un carácter muy fuerte, lo que acabo de escuchar es una bomba, no sabía que le gustaba a ella, dime qué piensas, le gusto a ella ¿verdad?, por favor, tú la conoces, me insistió tanto que tuve que decirle:
. – Señor Ezequiel, ella no dijo en ningún momento que gustaba de usted, solo dijo que es muy lindo, simplemente eso, no quiere decir que está enamorada, una persona puede ser linda de trato, de forma de ser en cuanto a su amabilidad o su cortesía, en fin, no se confunda, ella está con su novio ahora mismo.
. – No puede ser, ella mismo lo dijo, soy lindo para ella, le gusto, tú lo sabes, lo oíste, di la verdad.
. – Ya le dije la verdad, es tal como le digo, además usted me acaba de decir que es casado, que pensara su esposa, ahora entienda que esa palabra de lindo encierra muchas cosas, jamás mencionó que está enamorada de usted.
. – Ok, menos mal que lo aclaras, por eso es que somos diferentes, ustedes dicen cosas que nosotros interpretamos como no es, igual, al contrario, pero bueno ya me siento mejor, el corazón se me salía, jajajajajaja, ahora haga lo que dije vaya a cambiarse.
Fui al cuarto, no sabía que ponerme, lloré nuevamente, me dejé caer al piso, recordé al hombre que me esperaba, entré al baño y no dejaba de enjabonarme, pensaba que de esa manera limpiaba todo lo ocurrido, el tiempo pasó y yo seguía en la ducha, hasta que oí que tocaron la puerta preguntándome si todo estaba bien, en eso caí nuevamente en cuenta de mi realidad, le dije que ya salía. Me vestí apresuradamente, busque un mono azul claro, holgado, precioso, me coloqué una crema desinflamatoria semi mentolada en mi región anal, lo hice aun cuando ya la molestia había desaparecido en gran parte, la región anal tiene esa cualidad que los músculos poco a poco se reacomodan nuevamente a su forma natural, no se quedan distendidos, además como saben, tampoco soy virgen anal, imaginé escaparme, mala idea, no tenía por donde fugarme, era un segundo piso y la ventana estaba enrejada, desconfiaba del señor Ezequiel y de todo el mundo, le pillé mirándome disimuladamente en ciertas partes, le vi la enorme erección cuando me dio la toalla en el baño y hablando conmigo disimuladamente se tocaba en su entrepierna como que su cosota le incomodaba, al no tener como escaparme opté por salir, al verme acomodó una silla para que me sentara a su lado, me senté frente a él en un sofá de dos puestos, entonces dijo:
. – Eres una chica preciosa, mira amiguita, no soy bueno para esto, no sé por dónde empezar, me avergüenza preguntarte cualquier cosa, quiero decirte que soy padre de cinco hermosas nenas parecidas a su madre, y dos varones bien altos, ninguno de mis hijos son oscuros como yo, son achocolatados claros, mi esposa es una catira hermosa con preciosos ojos azules como los tuyos, se enamoró de este negrito hace más de 25 años y hasta ahora somos felices, doy mi vida por ellos, imagino que tú familia y sobre todo tú papá haría lo mismo por ti, quiero decirte que estos degenerados pagaran caro su cobardía, te aseguro que más nunca le harán daño a nadie, soy el encargado de la seguridad de la urbanización, vivo a la vuelta, en la otra calle, me di cuenta por casualidad que algo pasaba, no acostumbro salir de casa una vez que llego de mi última recorrida como a las 7 de la noche, pero hoy fue diferente, decidí dar una vuelta, elegí este sector por una fiesta que hay en casa de un señor conocido como «Juan el malo», sus reuniones no son tan decentes a decir de algunos, pero es puertas adentro, no hacen escándalos ni nada por el estilo, no te doy más detalles de sus particulares fiestas porque me da pena hablar de ello contigo, siempre ocurre que alguno de sus invitados se le escapan y deambulan por la urbanización, me di cuenta que no estaban pasando las rondas de vigilancia, sabía que estarían por este sector, ya que tengo denuncias de esos invitados que han sido maltratados, y otras cosas. Bueno niña, hablé de mí, dime algo de ti, no de lo que paso porque lo supongo.
. – Le dije que estaba de visita en casa de la Doctora Olga y su hija Verónica, a quien conocía desde hacía tiempo … y bla bla bla.
. – Quiero darte un sano consejo igual como lo hago con mis hijas, con los varones es diferente, no tienen mucho problema en el sentido de la maldad que tenemos los hombres, los hombres en general somos unas bestias, creo que nos educan para ser así, no te fíes nunca de ningún hombre a no ser de solo tú papá y hermanos, de resto no lo hagas, no andes sola, exponiéndote, eres muy hermosa, tienes un cuerpo de espanto, entonces como dicen por allí, no la pongas papaya, sabes muy bien que una mujer no tiene defensa ante un hombre, no me mires así, no las discrimino, pero somos diferentes en todo, ustedes no tienen malicia, el hombre siempre anda pensando en otras cosas, ustedes no así, para mí, son hermosas, bellas, delicadas y lloronas, jajajajajaja, pero sinceramente hay algo en nuestra naturaleza que es difícil de entender, no sé cómo explicarlo, el hombre es muy visual, cuando miramos a una mujer hermosa nos pasan cientos de pensamientos no muy buenos, algunos nos controlamos, otros no tienen el poder de hacerlo y suceden cosas amargas, eso creo que te lo explicaría mejor una mujer con sus propias palabras, no soy bueno para eso, mi esposa a cada momento se lo dice a nuestras hijas.
Siguió hablándome de muchas cosas, se sentó a mi lado en el sofá, mis nervios me traicionaban, me preguntó si había café, sabía que no, pero le dije que sí, solo quería estar a distancia de él, me fui a la cocina a prepararle una merengada y unos sándwich, podía verle a través de un espejo que estaba diagonal a él, observaba como se acomodaba su cosa, trataba de que no se le notara tanto o eso imaginaba yo que hacía, creo que se apretaba allí con fuerza, quizás para bajarlo de alguna forma, igual bajaba su chemisse blanca para taparse, cuando llegué de nuevo con su cena, tomó la bandeja indicándome que me sentara a su lado, era muy tarde, se devoró todo, llegó el momento en que el sueño y el cansancio me vencieron, sin darme cuenta me dormí y me pegué a él, como buscando refugio y protección, sentí que me sobaba la cabeza lo que contribuyó a sumergirme en un profundo sueño, desperté un poco antes de las seis de la mañana, me percaté que estaba recostada en una especie de roca dura, al abrir los ojos, Ezequiel me cubría con su enorme cuerpo de forma paternal, me paré de inmediato, él estaba dormido, lo detalle un largo rato, su estampa intimidaba, tenía cierto parecido al padre de «FS», un conocido acosador amigo de la familia, recogí el plato y el vaso donde le había llevado un aperitivo, quizás el ruido que hice lo despertó, le dije:
. – Disculpe señor Exequiel, lamento despertarlo, yo…
. – No te preocupes, discúlpame tú a mí, me dormí sin darme cuenta, tengo el cuerpo acalambrado, no quería interrumpir tu descanso.
Fui a la cocina, preparé café, le serví, me dijo que se iba a trabajar, que lo llamara cualquier cosa, me dispuse a limpiar la casa, al terminar me duché, recogí mi ropa sucia, la lavé y planché, el día pasó sin contratiempos, a las 9 de la noche me acosté a dormir sin pensar en lo ocurrido, utilizando mis artimañas para bloquear absolutamente todo.
Llegaron mis anfitrionas a la una de la mañana, Vero me contó que todo había salido de acuerdo a sus planes, que a su mamá la vio muy alegre y bailó toda la noche con su príncipe azul y ella con uno de los gemelos, que el chico se le declaró de una, pero que no le gustaba mucho porque a pesar que él era mayor aparentaba ser menor que ella, estuvimos platicando como hasta las dos, de pronto sonó mi teléfono, era mi hermano «M», me dijo:
. – Aló Sheylle, como estás, no quería llamarte pero es necesario que sepas que papá desde que te fuiste perdió la razón, solo habla de ti, dice que es su culpa tu partida, que te extraña, lo peor es que se tiró al abandono, tiene cuatro días que no come, no se baña, no sale de una borrachera, cuando está al extremo del alcohol, se mete a cualquier casa a buscarte, se ha peleado con mucha gente, ayer lo cortaron en una pelea, y «J» (otro de mis hermanos) también salió herido defendiendo a papá, era el que estaba con él mientras nosotros fuimos a descansar por…
. – ¿Qué le pasó a papá, está muy herido?, ¿Cómo está él y «J»?, dile a papá que lo amo, que no se ponga así, él no tiene la culpa de nada, soy yo quien provocó esto, por favor dile que lo amo, habla con él, queee…
. – Mejor díselo tú misma, te está oyendo, nos vinimos para el bar, nos llamaron de esta nueva pelea y salimos de inmediato, mamá no sabe, no quisimos decirle nada, si quieres decirle algo a papá para que se sienta mejor, hazlo tú misma y deja la lloradera, vente, solo tú puedes remediar esto, mamá también está al borde… todos estamos muy mal.
. – Aló hija, hija bella te amo, ¿cómo estás mi amor?, mi princesita ¿dónde estás mi niña?
. – Papi estoy bien, porque estás tomando tanto, perdoname por favor, te amo mucho.
. – Yo te amo más, tú no me quieres, si me quisieras me dijeras donde estas para ir a buscarte, siempre te buscare toda mi vida mi amor, dime que vuelves a tu casa, quiero abrazarte, quiero que me digas que te vaya a buscar, que te vienes a tu casa, prometelo.
. – Si papá, vuelvo a casa los extraño a todos, pero por favor no sigas tomando, prometeme que no tomarás más, no ganas nada con eso, yo no estoy tomando, estoy muy triste sí, pero sin tomar licor, ¿me lo prometes?
. – Sí Bebé, dime dónde estás.
. – Papi es muy tarde, estoy lejos, tú has estado tomando, no quiero que tomes carretera así, mañana a primera hora te envío mi localizador.
. – No, no, no, ahora, quiero estar seguro, nos vamos a la casa, me baño, afeito y duermo un rato, salimos a buscarte mañana pues, pero pasame el localizador.
. – Mira se lo pasaré a mamá, para que ella se cerciore que mañana estarás bien y podrás manejar sin riesgo, ¿Está bien?
. – Sí hija, vamos saliendo a la casa, te amo.
A esa hora llamé a mamá, atendió asustada por la hora, un poco más de las tres de la mañana, la tranquilicé, le dije todo lo que sabía de papá, y que no quería seguir fuera de la casa, que quería regresar, lloramos de la alegría, me repetía que le enviara el localizador, me dijo que me tranquilizara, saldrían mañana luego del desayuno, le dije que no quería que fuera más nadie, solo mis padres y hermanos, me aseguró que así sería, colgó llorando de la alegría.
Fuimos a decirle a Olga, ella estaba en el ritual después del baño, colocándose las cremas en todo su cuerpo, nos acostamos con ella y le contamos lo ocurrido, saltó de la cama, empezó a dar órdenes, vamos arreglar este desastre, hacer desayuno, tú anda a bañarte, arréglate, ustedes son tonta, creen que vendrán después de desayunar, seguro están por salir, llama a una de tus hermanas.
. – Paola, como estás hermana, que hacen.
. – Peleando por un baño, todos están colapsados, menos el principal, vamos a buscarte ya, te voy a dar muchos besitos, te vamos a consentir mucho muchachita, jajajajajaja, te sale pao pao.
. – Hermana por favor, fue lo primero que le dije a papá y a mamá, está oscuro todavía, esperen a que amanezca.
. – ¿Eres marica?, no, mueve esa cola y póngase bonita, vamos todosssss. chaoooo.
Olga dijo:
. – Están viendo, vamos a organizarnos.
Fui por mi equipaje, saqué un bello vestido que papá había mandado hacer con la esposa del «SrR», (Uno de mis acosadores) quien como he dicho antes, esta señora es una costurera muy cotizada, a quien conocía muy bien ya que somos vecinos, me había enseñado muchos trucos de costura, le servía de modelo a escondidas, ella sabía a la perfección mis tallas, el vestido era muy hermoso, blanco, con rosas rojas, ceñido a la cintura, de campana amplia hasta las rodillas, sin hombrera, escogí unas sandalias hermosas, rojas, sin tacones, entre al baño con el corazón en la mano de la alegría porque pronto estaría reunida toda la familia, yo llamaba a mis hermanos para saber por dónde venían, quiénes venían manejando, etc. al salir del cuarto, ayudé a Olga con sus manías ya que para ella la casa era un desorden, cosa muy lejos de ser verdad, Olga me ayudo con darme los últimos toques, maquillaje, peinado, perfume, zarcillos, se nos fue el tiempo y de pronto antes de las seis oímos un corneteo frente a la casa, eran ellos, salí a la carrera, todos nos abrazamos, lloramos, papá me cargó, no dejaba de decirme que me amaba, de pronto me tomó por las axilas y me daba vueltas y vueltas, el vestido se levantaba y se me veía todo, le grité a papá.
. – Para papá, se me ven las pantaletas.
Él riendo paró de inmediato y me dijo al oído:
. – Aja, eso quería oírte decir, que usas pantaletas mi amor, te amo. – se reía estruendosamente.
Me sonrojé, nuevamente todos nos volvimos abrazar, mi hermano mayor un semental de 2,18 metros, me cargó mientras todos me hablaban a la vez, yo miraba detenidamente a papá, buscando sus heridas, él se dio cuenta y me dijo que solo era un rasguño, luego me di cuenta que mis anfitrionas habían sido ignoradas por el calor del encuentro, en eso, las señalé, ellas se acercaron, las presenté, ellas nos invitó a entrar, mi familia solo quería irse, sin embargo los contuve, sería un desaire no aceptar su amable invitación, todos las abrazaban efusivamente, agradeciéndole su hospitalidad para conmigo, me dio la impresión que papá muy disimuladamente le miraba el culote a Olga, no podía creerlo, en eso papá me cargó y le dije al oído:
. – Deja tú vaina papá, te estoy viendo mirándole el rabo a Olga, respeta.
. – Sheylle por favor, me faltas el respeto mami, deja los celos.
. – Papá estoy pendiente de tí, portate bien.
. – Esta bien hija, no me di cuenta pues, no quiero discutir contigo, te prometo que aun cuando estoy seguro que no lo hice, evitaré mirarle, ¿estás contenta?
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