Padre e hijo, un romance prohibido, capitulo 0
En este capítulo les contaré como empecé a verme obligado a buscar lo que mi esposa no era capaz de darme..
Hola, Buenos días, buenas tardes y buenas noches dependiendo de la hora en la que me leen, mi nombre es Carlos, ( nos remontamos entre inicios y mitad del mes de enero del año 2022, el año en dónde todo comenzó. )
Yo, Carlos, de 34 años, originario de Colombia pero actualmente radicado en Estados Unidos, un padre cabeza de familia, responsable y trabajador, casado desde varios años con una esposa y un hijo de 5 añitos para esa fecha, vivíamos relativamente «felices» y en una casa de tamaño mediano, en un vecindario tranquilo, yo arquitecto y contador de profesión trabajando 8 horas diarias de lunes a viernes en una oficina y mi esposa ama de casa, en general una vida «tranquila» en familia, una familia con una rutina cómoda pero también una rutina bastante aburrida y poco interesante.
La verdad mi matrimonio nunca ha sido la gran cosa, especialmente porque mi mujer es muy poco fogosa, poco caliente. Ella es una mujer muy cerrada de mente y también muy poco abierta de mente (especialmente en el tema sexual) no le gusta nada relacionado con el tema, no le gusta el sexo oral y mucho menos está de acuerdo con el sexo anal, además de que su creencia tan aferrada a Dios le hace creer que tener relaciones sexuales mas allá se procrear no es correcto y eso que solamente habíamos tenido un hijo que para esa fecha ya tenía 5 añitos.
Con todo eso, ya se imaginaran como está yo. La verdad… ya estaba bastante cansado, muy arto de esa situación, los hombres somos seres muy sexuales, animales fornicadores, depredadores sexuales, esa es nuestra naturaleza como hombres y por desgracia, con mi mujer no había podido llenar del todo mi deseo carnal, y por más que yo trataba de explicarle y hacerla entender a mi mujer que los hombres naturalmente tenemos necesidades, ella parecía no importarle, simplemente se hacía la de los oídos sordos, y debo decir que incluso llegué a tener una amante que me duro varios años, una compañera de trabajo, era solo sexo, nada serio, nada estable y aunque no fuera suficiente para mí, si me servía para tratar de calmar mi deseo de pasión, pero no me ayudaba a saciarlo del todo mi deseo carnal. También recurrí a la masturbación y a mirar pornografía, una práctica muy común en nosotros los hombres, podía hacerlo para tratar de auto complacerme y aunque podía ser divertido para mi, aún seguía sin ser suficiente, En este punto, se preguntarán porque seguía casado, y bueno, la respuesta es muy sencilla.
Mi hijo, mi hijo David quien en ese entonces apenas contaba con 5 escasos añitos de edad, todo en David es perfecto, su voz, su risa, su mirada, su cabello, todo. Mi hijo era y es mi motor, mi fuerza y mi razón de seguir adelante, mi razón de vivir, mi razón de trabajar y mi razón para levantarme todos los días para seguir aparentando una familia perfecta y un matrimonio «feliz», aunque la realidad era otra, una realidad muy diferente y una realidad que cada vez era más diferente de lo que se pudiera ver desde fuera de mi familia. Mi hijo, era literalmente el sostén de la familia, también incluso el sostén de mi matrimonio y sobre todo el sostén mío.
Mientras mi hijo hacia que mi familia siguiera unida sin siquiera ser el mismo consiente de la situación familiar, mi mujer por su parte, lo único que hacía era evadir sus responsabilidades como mi mujer en la cama, discutíamos literalmente todas las noches por el mismo tema (la falta de sexo en el matrimonio) ya era suficiente que faltará en ese sentido pero con el paso del tiempo las cosas se pusieron aún peor, empezó a descuidar su imagen, su cuerpo, también empezó a engordar, aclaro, hay hombres con gustos por mujeres voluptuosas, mujeres con curvas, pero ese no es particular mi gusto, especialmente cuando el cuerpo de mi mujer estaba más lleno de grasa y manteca en lugar de curvas. Eso y su falta de atención sexual hacia mi, combinado con el disgusto por nuestra falta de comunicación sexual llegó al punto de hacerme querer dormir lejos de ella en algunas ocasiones, con el paso del tiempo, incluso quería dormir lejos de ella por varias noches, cuál era mi solución ? Dormir en el sofá de la sala, mirar una película porno y simplemente masturbarme para tratar de frenar mi deseo sexual, incluso aunque no eso no fuera un consuelo suficiente, pero una noche oscura y fría me puse a pensar en mi hijo, en lo lindo que era y en lo tierno que se portaba conmigo y ahí, en ese momento tuve un pensamiento, una idea, la idea de ir en mi mitad de la noche a su habitación para dormir con el, dormir muy abrazado con mi niño.
(En los siguientes capítulos les contaré como fue empezando a surgir un romance entre mi hijo David y yo, y les contaré como es que me ví envuelvo en pensamientos impuros y sucios, pero llenos de mucho deseo).
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