Parece que algo tapó el inodoro….
Un chico estando solo en su casa se pone a jugar con su consolador en el baño, eso se le escapa de las manos y cae en el inodoro, por lo que se tapa, y llama a un plomero para que lo destape..
Parece que algo tapó el inodoro….
Estaba bañándome, cuando por accidente, el juguete que estaba usando cayó dentro del inodoro.
Para colmo de males, me puse muy nervioso y accidentalmente bajé el inodoro, viendo que el nivel del agua en lugar de bajar subía, eso me dio miedo, ya que mis padres al regresar de su viaje, verían además de que fui incapaz de resolver ese pequeño problema, se darían cuenta de que estaba usando.
Por lo que rápidamente llamé a un fontanero, plomero, o como le digan, la cosa era que necesitaba que destapase cañería lo más pronto posible.
Al escuchar el timbre de la casa, como aun andaba completamente desnudito, tomé la primera toalla que encontré, y me la puse alrededor de mi cuerpo.
Pero en lugar de ponérmela a la altura de mi cintura, me la puse a la altura de mi pecho, justo debajo de mis axilas.
Por lo que, al verme al espejo, antes de ir abrir la puerta, me quedé observando mi delgado cuerpo, y mi larga melena negra, y les juro que parecía toda una linda chica.
Pero al escuchar por segunda vez el timbre, volví a la realidad, y rápidamente corrí para abrir la puerta de la calle.
Se trataba de un tipo como de unos cuarenta años, alto fornido, por no decir que bastante musculoso. Que al verme lo primero que me dijo, fue. “Señorita es de aquí de donde llamaron para destapar una cañería.”
Yo me quedé turbado, y de inmediato de manera automática, y en un tono de voz bien seria, corregí su error diciéndole. “Soy chico, no chica.”
Para luego seguir diciéndole. “La cañería del inodoro se tapó, y quisiera que fuera destapada, lo más pronto posible. Si hace el favor de seguirme. Le mostraré donde es.”
No sé, pero a medida que fuimos caminando en dirección al baño, tuve la sensación de que el tipo ese me estaba comiendo el culo, con sus ojos.
Por lo que me sentí bien en parte orgulloso y en parte incomodo, y apenas pude, le señalé la entrada del baño, mostrándole el inodoro, que ya para esos momentos había bajado casi totalmente el nivel del agua.
De manera, muy profesional, el tipo ese, tomó una pequeña linterna, y alumbró dentro del desagüe.
Luego me pareció escuchar una entrecortada risa, y de inmediato preguntarme, en un tono muy serio. “¿Tienes idea de lo que tapó la cañería? Eso me facilitaría mucho las cosas, sí sé que es lo que la obstruye.”
Yo, aunque realmente si tenía una muy clara idea de que se trataba, le respondí que no, y le dije, que cuando me fui a usarlo comenzó a subir el nivel del agua sin que yo lo llegase a usar.
Él se me quedó viendo, como diciéndome, no te creo, pero siguió con sus comentarios, que me comenzaron a poner bien nervioso, tales como. “Cuando regresen tus padres, aparte de entregarle la factura por la labor realizada, también les entregaré lo que saqué de la cañería, ya sabes son las normas de la compañía.”
Tartamudeando, le dije. “No hace falta que ellos regresen de su viaje la próxima semana, yo tengo dinero para pagarle.” Y sonriendo me volvió a preguntar qué era lo que había dejado caer dentro del inodoro.
Mientras él se sacando una larga y muy delgada tenaza de su caja de herramientas, se fue inclinando sobre la boca del inodoro, ya en ese instante, yo insistí que no tenía ni la menor idea de lo que podía ser eso.
Cuando de repente, y tras un rápido movimiento de su muñeca, extrajo el largo y grueso juguete con el que yo había estado usando.
Se me quedó viendo, de pies a cabeza, de una manera tal que me puso más nervioso, y de inmediato, bien asustado, lo primero que se me ocurrió decirle, fue. “Esa cosa es de mi mamá, que me pidió que se la lavara.”
Fue cuando él se levantó, y soltando la tenaza junto con mi juguete, agresivamente se dirigió hacia mí, diciéndome, con voz su fuerte voz. “Acepto que, a un chico como tú, le guste jugar con su culo. Pero lo que no soporto son a los mentirosos, que no quieren hacerse responsables de sus actos.”
Al tiempo que me fue diciendo eso, me arrancó la toalla en la que yo me había envuelto. Dejándome total y completamente desnudito.
No sé qué me pasó, pero su violento acto, operó en mi algo que no me esperaba, mi propio miembro se encontraba completamente erecto y parado.
Él se me quedó viendo, por unos segundos, y de inmediato me dijo. “Por lo visto te excita mucho el que yo te haya desenmascarado, pero ahora te voy a castigar por ser, un chico malo, y mentiroso.”
Llorando insistí tontamente que eso no era mío, al tiempo que él me pegó contra la pared del baño, y como si yo fuera una muñequita de papel, me dio vuelta, haciendo que yo quedase viendo de frente la pared, y dándole la espalda a él.
Yo continué tratando de mentirle, al decir que eso no era mío, que no tenía ni la menor idea, de donde había salido, pero de momento con sus botas, separó mis piernas, al tiempo que, con una de sus fuertes manos, me mantenía presionado contra la pared del baño.
Yo no paraba de decirle que no sabía de dónde había salido eso, cuando de golpe sentí, que varios de sus dedos, me los introdujo fácilmente por mi culo.
Ya que yo previamente, antes de que se me callera, había estado jugando con la cosa que sacó del desagüe.
Todavía mi esfínter y nalgas, aparte de que estaban embadurnados de vaselina, también aún se encontraba bastante dilatado.
Por lo que sus dedos se deslizaron fácilmente. cuando sentí sus gruesos dedos dentro de mí, una especie de fuerte corriente eléctrica, recorrió toda mi espalda, haciendo que me quebrase, y parase más mis blancas nalgas.
Él no dejó de decirme cosas, que me castigaría, para que aprendiera a ser responsable, que debía aceptar lo que yo era, sin estar tratando de mentirme a mí mismo.
Que al único que engañaba era a mí, ya que cualquiera se daba cuenta de que era lo que a mí me gustaba, sin necesidad de que abriese la boca, y que además mi culo estaba tan, y tan abierto, que tenía la consistencia de una vagina.
En ese instante sentí como extraía sus gruesos dedos de mi culo, y casi de inmediato sentí como esa caliente, venosa, gruesa, y viva verga, atravesó mi esfínter.
Creí que me iba a morir, pero de placer, a medida que me fue penetrando sin consideración alguna, me fue diciendo, este es tú castigo por mentiroso.
A lo que yo de manera prácticamente involuntaria a medida que seguía recibiendo todos, y cada uno de los fuertes embates de su sabrosa verga, comencé a decirle que sí que era del todo cierto, que esa cosa era mía, y que me gustaba jugar con ella mientras me duchaba, fantaseando que un tipo como él me lo empujaba.
En cierto momento me preguntó mi edad, y sin mentirle le dije que tenía 21, aunque por lo visto él pensó que yo era mucho más joven.
Y a medida que sin cesar continuó enterrándome toda su rica verga dentro de mi apretado culito, me dijo. “Así que tienes 21, pero te mueves como una sabrosa puta de 30.”
Yo no dejaba de mover mis caderas, buscando sentir más, y más dentro de mí su vigorosa, y sabrosa verga.
Sus fuertes manos me sujetaban ya fuera por mis caderas, por mis pies o por mis muslos, sin que yo dejase de menear mi culo.
Yo no podía creer que, con mi propia boca, le dijera que luego se lo mamaría, cosa que hasta esos momentos nunca antes lo había hecho.
Por lo menos no con una verga de verdad, verdad, yo no paraba de decirle que quería más y más.
Mientras que él sabrosamente, metía y sacaba casi por completo su rica verga de entre mis nalgas, hasta que finalmente se vino totalmente dentro de mi culo.
Quizás yo lo imaginé, pero juraría que sentí cada chorro de su leche derramándose dentro de mí.
No bien extrajo su sabrosa verga de mi culo, que se dirigió al lavamanos, para lavársela, con agua y jabón.
Mientras que yo me quede, todo espatarrado tirado en el piso del baño, con mi culo bien abierto, rezumando su semen por el hueco de mi culo.
Él se paró frente a mí y colocando sus manos a la altura de su cintura, con su cremallera abierta, toda su gruesa, y larga verga por fuera me dijo. “Me ofreciste que me lo ibas a mamar, así que hazlo ahora mismo, antes de que me marche.”
Yo la verdad estaba súper agotado, pero inmensamente satisfecho por el castigo que él me había dado.
Así que, sin otra manera de poder expresarle mi mayor agradecimiento, por lo que me había enseñado sobre mí, mismo.
Amorosamente agarré su mustia verga, y con todo el amor, y cariño de mi alma, comencé a lamer su colorado glande.
Poco a poco, seguí besándolo, y de esa manera sin prisa, y mientras se volvía a tonificar, me lo fui introduciendo entre de mis labios.
Con mi propia lengua seguí con el juego y a los pocos segundos ya estaña mama, que mama su sabrosa y vigorosa verga, una y otra vez.
Hasta que un fuerte chorro de su semen fue a estrellarse con el fondo de mi garganta, haciendo que, de manera viciosa, me la tragase completamente.
Cuando regresaron mis padres, de su viaje, hablé con ellos de frente, mi papá después de escucharme me dijo, en un tono de resignación. “Ya por lo menos sé, que no me mientes.”
Mi madre, al estar a solas conmigo me dijo. “Nunca antes te lo había dicho, pero la verdad es que yo siempre quise tener una hija, y en cierta forma, ahora se hace realidad mi deseo.”
Ocasionalmente, se lo podrán imaginar cuando quiero que me destapen la cañería, voy vestidita de nena, con el señor que se encarga de destaparla…
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