Peor fue el remedio, que la enfermedad.
Un chico que es gay cuando sus padres se enteran lo inscriben en una academia militar, de la que lo expulsan de manera deshonrosa al ser encontrado vestido de nena mamando verga y dejándose dar por el culo..
Cuando estudiaba tenía un amigo, que ocasionalmente a la hora del receso, por bacilar él se colocaba tras de mí, y frente a todos, tomándome por la cintura, hacía como si me estuviera dando por dé tras, lo que yo, cuando él me decía. “No te vayas a poner bravo, esto es tan solo un vacilón.” Simplemente me reía, y no le daba importancia.
Pero como de costumbre en ocasiones nos íbamos a su casa, para pasar el rato, ya que, de tras de su casa, su familia tenía un local inmenso, lleno de viejas maquinas, así como de un gran tanque de agua, varios pequeños almacenes, los cuales siempre estaban vacíos.
Bueno desde niños jugábamos en ese lugar, pero a medida que fuimos creciendo, fue nuestro mejor escondite, ya que su familia jamás entraba a ese sitio, era donde mi amigo, y varios de nuestros compañeros de clase, y de nuestro barrio, nos escondíamos para ver un montón de viejas revistas pornográficas, en las que salían un sinfín de fotos mujeres desnudas, y en algunas de las revistas, se les podía ver teniendo relaciones ya fuera con hombres, y hasta con otras mujeres.
Pero justo cuando abrí la primera revista, me acordé, y resignado la tiré a un lado, fue cuando él me pregunto qué era lo que me pasaba, le conté, lo que me había sucedido la última vez que vi una de esas revistas, y como se me manchó todo el pantalón, después de haberme hecho una tremenda paja, por lo que mis padres, cuando se dieron cuenta me castigaron, y me tenían amenazado con meterme en la academia militar.
Fue cuando a mi amigo como que de momento se le prendió el bombillo, diciéndome. “Quítate toda la ropa, la dejas colgada en uno de los percheros, así no se te ensuciará, y haces lo que te dé la gana, la verdad es que la idea a mí me pareció magnifica, al fin y al cabo, los únicos que entrabamos a ese sitio, éramos nosotros, y ocasionalmente alguno de nuestros amigos.
Además, en ocasiones nos bañábamos desnudos en el tanque de agua, y nadie se daba cuenta de eso, me quité casi todo, pero me quedé con los interiores puestos, hasta que mi amigo, me dijo. “Mejor que te los quites, no sea que los ensucies, y tu viejo te vuelva a castigar.” por lo que, siguiendo la recomendación de mi amigo, también me quite los interiores, y hasta las medias, quedando completamente desnudo, luego nos pusimos a ver varias revistas, y comenzamos hacernos cada uno la paja.
Pero como al segundo, o tercer día, en que yo estaba ya del todo desnudo, vi que mi amigo, también se quitó toda su ropa, y mientras veíamos las revistas, nos volvimos hacer la paja, solo que, en esos momentos, al él no tener su ropa puesta, me fijé que su miembro era mucho más grande, grueso, y largo, que el mío, cosa que me dio algo de envidia.
Así continuamos reuniéndonos, hasta que como a la tercera, o cuarta vez, mi amigo me propuso que yo le hiciera la paja a él, al mismo tiempo que él me la hacía a mí, al principio le dije que no, pero de momento cambié de parecer, y termine diciéndole que sí.
Por lo que a medida que él manoseaba mi pene, yo manoseaba su verga, y cuando él comenzó a masturbarme, yo también comencé a masturbarlo a él, así seguimos haciéndolo, hasta que, en cierta ocasión, mientras estábamos mutuamente haciéndonos la paja, él comenzó a tocar mis nalgas, yo no le presté mucha atención, hasta que sentí uno de sus dedos, rozando el hueco de mi culo.
Cuando le pregunté qué hacía, lo que me dijo fue. “Es que tienes unas nalgas tan lindas, tan bien formadas, y tan redonditas, que provocan agarrarlas, contrario a las mías que son planas.” No sé, pero esa tonta excusa, como que me bastó para que yo lo dejase seguir tocándome las nalgas, además, yo disfrutaba tanto agarrando su caliente verga, entre mis manos, que le dije que estaba bien.
Y así seguimos, yo dejándome agarrar las nalgas por mi amigo, al mismo tiempo que lo masturbaba, pero como a la semana siguiente cuando nos volvimos a ver en nuestro escondite, cuando ya habíamos comenzado a disfrutar de nuestro juego, de momento me pidió que le mamase su verga, a lo que en un principio le dije que no, ya que, además, ni tan siquiera se la había lavado.
Fue cuando me condujo a una de las llaves de agua, y frente a mí, se lavó con bastante jabón, y agua toda su verga, aunque yo seguí diciéndole que no, que una cosa era que le hiciera la paja, y me dejase agarrar las nalgas, y otra muy diferente, el que me pusiera a mamar.
Fue cuando él sacando una lata grande de leche condensada, de esa que es bien azucarada, que a mí me gustaba mucho en ese tiempo, me dijo. “Si quieres lo endulzo.” De inmediato con un gran abrelatas, que sacó de no sé de dónde, le quitó la parte superior, y regando una buena cantidad sobre la colorada cabeza de su verga, me volvió a proponer que le mamase la verga.
La verdad es que, como que no me pude resistir, y comencé a chupar, y chupar, hasta que dejé su verga sin una sola gota de leche condensada, apenas quité mi boca, enterró gran parte de su verga dentro de la lata de leche condensada, y al sacarla de la lata me dijo. “Si quieres chúpamela otra vez, pero ahora hazlo más lento.” Eso lo hicimos como dos veces más, hasta que, de momento, sentí un raro sabor dentro de mi boca, la cosa es que en ese momento terminé tragándome toda la leche de mi amigo.
Eso lo volvimos a repetir en varias ocasiones, pero no solamente con leche condensada, sino que también con otro producto, a base de chocolate y avellanas que es como una pasta, que también me encantaba, así que mientras yo mamaba su verga, él se las ingeniaba para seguir agarrándome el culo, e ir penetrándome con sus dedos, a lo que yo no me oponía.
Hasta que finalmente, cuando un día me dijo. “A ver si hoy, me dejas que te lo meta.” Yo no pude decirle que no, al fin y al cabo, le había hecho un sin número de veces la paja, lo había dejado que me agarrase las nalgas, y hasta me había puesto a mamar su verga, al tiempo que me introducía sus dedos dentro de mi culo.
Esa tarde él estaba bien preparado, trajo algo como grasoso, y por un buen rato antes de enterrarme su verga, primero se dedicó a dilatar mi culo, con sus dedos, así que cuando se colocó tras de mí, y comencé a sentir la cabeza de su verga, como se iba enterrando dentro de mi culo, el dolor no fue tan grande, pero el placer que luego sentí si lo fue.
Con el tiempo, mi amigo siguió haciendo conmigo lo que le daba la gana, mientras que yo disfrutaba de todo lo que él me hacía, ya fuera moviendo mis nalgas, o chupando su verga, hasta que una tarde, justo cuando él me tenía bien clavado, llegó otro de nuestros amigos, y me encontró dejando que mi amigo, me diera por el culo, bueno, se lo podrán imaginar, a ese al principio se lo tuve que mamar, y luego dejarlo que me penetrase, y así poco a poco, la mayoría de nuestros amigos fueron descubriendo, lo que seguramente ya fuera mi amigo, o cualquiera de los otros les debieron haber dicho sobre mí.
Por lo que ya al finalizar ese año, todos en el instituto, o sabían por referencias, que a mí me gustaba que me dieran por el culo, o personalmente ya me lo habían metido, o puesto a mamar, la verdad es que nadie nunca me decía nada, hasta que llegó un nuevo estudiante, alto, moreno, con un cuerpo bien atlético, y estando en el baño de varones, vi que también era dueño de una tremenda verga.
De la cual me enamoré, pero no me atrevía ni tan siquiera a insinuarle nada, por miedo a que me rechazase, pero como mi amigo, había hecho muy buena amistad con el recién llegado, un día en que me tenía bien ensartado por el culo, le dije que me gustaría sentir la verga de aquel chico entre mis nalgas.
Mi amigo me dijo que él se encargaría de todo, y como a la semana me dijo que, al llegar a nuestro escondite, después de quitarme la ropa, me pusiera un viejo vestidito de su hermana, y que esperase acostado, sobre un viejo sofá que había en ese lugar, y que me hiciera el dormido, por lo menos hasta que ya tuviera la verga de ese chico dentro de mi culo, le obedecí, y apenas llegué me desnudé, y me puse únicamente aquel vestidito, sin más nada abajo, luego me acosté, y cuando sentí que ellos habían llegado, me hice el dormido, o mejor dicho la dormida.
Mi amigo, levantando la falda del vestido se dirigió al chico, y le dijo. “Vez como te dije, se quedó dormido, y le puse este vestidito de puta. Así que, si tú quieres comerle el culo, antes de que se despierte, es todo tuyo. Pero eso sí, me pagas lo acordado antes de hacerlo.”
Yo no podía creer, el muy hijo de la gran puta de mi amigo, le estaba cobrando al chico ese, para dejarlo que me diera por el culo, me imagino que pago lo acordado, ya que, a los pocos segundos, comencé a sentir como él separó mis piernas, me agarró las nalgas, y comenzó a enterrarme su tremenda verga, aunque procuré aguantar lo más que pude, llegó un momento en que fue tanto el dolor, que comencé a pedirle que me lo sacase.
Pero eso lejos de quitarle al nuevo chico las ganas, como que lo excitó más y más, al punto que sin consideración alguna terminó de enterrarme toda su verga dentro de mi apretado, y adolorido culito, lloré, grité, y hasta supliqué que me lo sacase, pero que va era como si le hubiera dicho todo lo contrario.
Sentí como su tremenda verga, se abrió paso entre mis nalgas, y después de un rato, yo mismo comencé a mover mis caderas, y a pedirle que me diera más y más duro, después de esa ocasión, en muchos otros momentos me volvió a enterrar toda su sabrosa verga.
Cuando terminamos de estudiar en el instituto, mis padres, que al aparecer se enteraron, de mis deslices, y sin tan siquiera consultarlo conmigo, me obligaron a que entrase a la academia militar, para que fuera un verdadero hombre, lo que, por lo visto, ellos ignoraban es que, como que fue peor el remedio que la enfermedad.
Aunque eventualmente se enteraron, cuando fui expulsado de manera deshonrada, verbalmente les dijeron a mis padres, que fui encontrado vestidito de nena, siendo clavado por el culo por un cadete extranjero, mientras que a otro cadete extranjero yo le mamaba su verga.
Gracias a una tía mía por parte de madre, que es dueña de un salón de belleza, pude irme a vivir a su casa y seguir estudiando peluquería y el manicure, además a mi tía nunca le ha molestado que yo me vista de nena, que los fines de semana me vaya a la discoteca gay, y que cuando regreso me hayan dado por el culo, y puesto a mamar vergas, un sin numero de veces.
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