Placer Prohibido – Capítulo 4
Clases particulares: Física, matemáticas… ¡Y sexo anal!.
Y bueno niñas… Por si no estuvieran ya lo suficientemente nerviosas, calientes y tiritonas con los capítulos anteriores, aquí va el relato de lo que pasó con un par de mocosas del Liceo 7 de Providencia… Y unas clases muy particulares… Con final súper feliz…
No sé si les había contado, pero si hay algo para lo que era bueno en el colegio (aparte de ser experto en penetrar a las pendex por el popín, como ustedes ya saben demás), era para los ramos científicos, especialmente física y matemáticas.
No me acuerdo cómo empezó, pero el asunto es que en algún momento, entre sesiones de sexo anal, empecé a ayudarles a Marianela y a Marisol con sus tareas. Y parece que lo hice bien, porque se corrió el rumor de que subieron muchísimo su rendimiento en el Liceo, pasaron a ser de las primeras en su nivel, y al poco tiempo me estaban pidiendo clases particulares para toneladas de mojonas. ¡Las mamás me recomendaban! Hubieran sabido lo negro caliente y depravado que era… no me habrían dejado hacerles clases a sus niñitas NIKA… Jajaja…
Bueno, cuento corto, me pasé los últimos años del colegio haciéndole clases a montones de mocosas, muchas muy bonitas y coquetonas, pero nunca pasó nada con ninguna…
Excepto por lo que voy a contarles ahora… ¡Afírmense los calzones niñitas!
Cuando estaba en mi penúltimo año de colegio, después del verano de reencuentro con Maureen, le empecé a hacer clases particulares de matemáticas a Paulina, una pendex que estaba en séptimo año en el Liceo 7 de Providencia (No, su nombre real no es Paulina… acuérdense que TODOS los nombres están cambiados… para proteger a las “NO tan inocentes”).
La linda Pauli era trigueña, tenía el pelo castaño oscuro y los ojos café claro. Y un cuerpo y un potito de miedo. La mojona siempre me estaba esperando con su jumper apretado y cortito, la pendeja era exquisita y era más calentona que la cresta.
Perdón niñas, ya me contagié con los garabatos. Les pido disculpas a mis lectoras por el lenguaje de este capítulo, pero es que esta pendex y su amigui eran más garabateras que camionero traficante, como verán.
Yo llegaba temprano después de almuerzo y Pauli siempre estaba sólo con la nana, que apenas yo llegaba, salía a comprar y no volvía hasta la tarde. Así es que con la pendex nos quedábamos solitos varias horas. Nos íbamos a su pieza y nos sentábamos en su escritorio, y se pegaba a mí como que no quiere la cosa.
La primera clase fué súper piola, pero igual me rozaba la pierna todo el rato muy coqueta. Y cuando nos despedimos, me dio un beso súper cerca de la boca. ¡Pendeja coquetona y calentona! Súper rara toda la weá, porque contrariamente a lo que Uds pudieran pensar, resultó que la pendex era súper inteligente y seca pa’ las matemáticas y todos los ramos científicos.
Cuando llegué a la segunda clase, la nana ya había salido, nos fuimos directo a su pieza y ella me dijo que estaba terminando de escribir algo en su cuaderno, que estaba abierto sobre la cama. La mocosa se tiró de guata sobre la cama y a propósito se echó un poco hacia atrás, se le levantó el jumper y le ví todo el potito y los coquetos calzoncitos blancos… ¡Pendeja calentona de mierda!
Terminó de escribir, y en vez de incorporarse girando hasta la orilla de la cama, ¡se puso en cuatro patitas con las piernas separadas y dejó que le viera todo el potito en esa posición! Y ahí recién se levantó como si nada y nos sentamos en su escritorio… ¡¡Yo ya estaba más caliente que olla hirviendo con todo lo que me había mostrado…!!
Hicimos la clase súper piola, onda “aquí no ha pasado nada”, y al final le estaba enseñando a resolver un problema y ella mirando lo que yo escribía pegadita a mí, se apoyaba con una manito en mi pierna, yo con el bulto súper grande en mi pantalón, y me dice que quiere ver mejor… ¡Y va y se sienta de lado en mis piernas…! ¡¡Pendeja caliente!! Casi acabo ahí mismo…
Pegó su poto contra mi bulto, yo sentía todo su potito y el pirulo se me puso tan duro que me dolía. Ella me sintió y se puso toda cachonda y me apoyaba la cabecita contra mi cara mientras yo trataba de terminar el ejercicio. Entonces se puso medio de lado y el potito como que le quedó sobresaliente. Terminamos de hacer todos los ejercicios y yo ya no quería más de caliente, le puse una mano muy suavemente en el potito y le empecé a hacer cosquillas y caricias en los cachetes. Ella se rió despacito, onda jijiji, se puso roja como tomate, pasó los brazos alrededor de mi cuello y me dio un beso en la mejilla. Y mientras yo le seguía manoseando el potito por encima del jumper y calzón, me fue dando besitos cada vez más cerca de la boca, hasta que no aguanté más y le dí tremendo beso en la boca, la mocosa se rajó dándome tremendo beso con lengua y yo le empecé a empujar un dedo como metiéndoselo en el pompi.
Supe de inmediato que le gustó, porque me besó más fuerte. Así empezamos a jugar a este jueguito harto rato, ella sentada de lado en mis piernas, con el potito sobresaliente en el aire, yo acariciándole la hendidura y simulando que le metía un dedo en el poto, y ella abrazada a mí dándome besos en la boca, y cada vez le punteaba el dedo con más fuerza en el popín. Entonces se levantó un poco y paró el potito, casi como a propósito para que yo le metiera la mano debajo del jumper. Ni tonto, le levanté el jumper y ella volvió a sentarse, ahora sólo los calzones separaban su potito de mis dedos. Mientras le seguía dando un beso, le metí despacito la mano en el calzón y empecé a bajar, hasta que llegué a la hendidura entre los cachetes. Le metí un dedo en la hendidura desde arriba, y lo bajé hasta que le rocé el hoyuelo del popó. Dio un respingo, la sujeté con fuerza y le empecé a meter el dedo despacito en el tierno orificio. Se quejó y trató de soltarse, pero la sujeté con más fuerza y le metí el dedo más adentro… Se separó un poco de mí, con la cara roja, los ojitos entrecerrados, los labios semi abiertos y con mi dedo bien metido en el culito, me quedó mirando fijo y me dijo “Oyeeee… Que erís cochino tuuuu…” y me dio un beso súper fuerte. Sentía cómo ella apretaba mi dedo con sus músculos anales, abriendo y cerrando suavemente el orificio.
La sujeté bien fuerte y le metí el dedo un poco más profundo, súper despacio… el dedo le entró cada vez más adentro, ella se volvió loquita y se quejaba y decía “Ayyy… Ayyy” y como que me arañaba la espalda y se abrazó a mí con los ojos cerrados… y yo seguí empujando hasta que el dedo le entró entero… Se lo empecé a meter y sacar bien despacio, onda súper suave y súper lento… la pendex me daba besos y me mordía los labios y el cuello y me apretaba y me pellizcaba los brazos… se cachaba que estaba disfrutando cada milímetro del lento mete-saca…
Yo quería puro meterle mi instrumento hasta el fondo de su lindo potito de niña, y se lo insinué, pero ella me dijo que le daba mucho susto, aunque igual estaba disfrutando intensamente esto de sentarse de lado en mis piernas y que le metiera el dedo en el poto hasta el fondo, mientras nos dábamos unos ricos besitos en la boca y en el cuello.
Y así empezamos a jugar al final de cada clase, harto rato con el mete y saca de mi dedo en su potito, después con dos dedos, y llegaba a gemir de puro caliente la mojona, hasta que como a la cuarta clase, voy llegando y me dice que quiere que veamos una película pirata que le prestó su amiga Marcela. “¿Qué película?” le pregunté, “Se llama El Ultimo Tango En París, es súper vieja pero Marce me dijo que tenía una escena súper hot… No hagamos clase y veamos la película, ¿ya? Poorfi pooorfiiii…”
Con lo adictos al sexo anal que éramos los chicos de mi barrio, alguien alguna vez ya había visto esta película y nos prestaron el DVD, así es que yo ya sabía de la famosa “escena de la mantequilla”. Le dije oye eres muy chica para ver esta película, ella se rió y me dijo saaaaaale…
Cagó la clase, y nos pusimos a ver la película…
Una explicación para las que no han visto este clásico erótico. Los protagonistas son Maria Schneider, que es una pendex de 18 que está de novia, y Marlon Brando que es un viudo onda cincuentón, el tema es que se conocen y se hacen amantes (¡y ella sigue de novia con su prometido!), se juntan a cada rato en un departamento a darle duro, y en uno de esos encuentros, la Schneider entra al depto y Brando está comiendo pan con mantequilla en el suelo, la Schneider se sienta en la alfombra frente a él y siente con la mano que hay algo hueco en el suelo, Brando se acerca y quiere abrirlo para ver qué hay adentro y ella le pide que no lo abra, entonces Brando la agarra y la dá vuelta y la deja de guata en el suelo y de un tirón le baja los jeans y los calzones y la deja a poto pelado y le dice “¿Y si abrimos esto?”
La Schneider lo mira asustada y le dice que no, que “podría haber un secreto de familia adentro”, Brando le dice “te dá susto” y ella le dice que no, entonces él agarra la mantequilla y se unta los dedos y le empieza a lubricar el hoyuelo del popó y la Schneider toda asustada le dice “¡Qué me vas a hacer!” y Brando le dice “Te voy a enseñar un secreto de familia”, se monta encima, se baja el cierre, saca su instrumento y se lo empieza a meter en el popín…
La Schneider grita noooo noooo desesperada pero el compadre la sujeta bien firme y la penetra por el poto hasta el fondo, y la Schneider gime y se le caen las lágrimas, pero goza y disfruta como perrita caliente…
Cuando Paulina vio la tremenda escena, se puso súper nerviosa y le traspiraron frías las manitos y me apretaba y decía ayyy ayyyy como si la estuvieran penetrando a ella por el culo… Quedó tan caliente y nerviosa que le temblaba la mandíbula y le tiritaban las manitos… Paré el DVD, le metí la mano debajo del jumper y le acaricié el potito… “Oyeeee… Nooo…” me decía, y se retorcía de puro nervio…
Entonces me acerqué y le susurré al oído: “Ahora vamos a jugar al Ultimo Tango en París…”
La levanté y me la llevé a su pieza. Como hacía rato que le estaba metiendo el dedo en el poto, por si acaso andaba trayendo siempre un pote nuevo de crema Nivea en mi bolsillo. Lo saqué, se lo mostré, lo abrí y lo puse arriba de la cama… La pendex estaba tan excitada que se puso como toda sumisa y obediente… La hice que se agachara sobre la cama, le subí el jumper y le empecé a bajar sus coquetos calzoncitos blancos de colegiala.
“Te voy a hacer lo mismo que en la película” le dije… Paulina tiritaba entera de puro nervio, agarró un cojín de la cama y uno de sus peluches y los abrazó bien apretados… Le eché harta crema en el hoyuelo del popín y le metí dos dedos hasta el fondo, ella se quejaba y me decía “Ayyy … Oyeee… Pucha no sé… Me dá mucho sustooo…” con la respiración entrecortada, disfrutando el mete y saca de los dedos…
Antes que se arrepintiera me bajé el cierre, saqué mi instrumento, me lo encremé hasta la base, le separé las nalgas y le puse la punta de la cabeza en el ano. La mojona dio un saltito, no quería más de nerviosa y caliente. “Respira hondo” le dije, ella me obedeció y se lo empecé a meter, usando toda mi experiencia de años anteriores con la Inglesita y las otras mocosas del barrio.
La pobre casi se desmayó… Con la previa de la película y la metida de dedos con crema, tenía el ano bien lubricado y bien relajado, así es que el primer esfínter se le abrió casi sin resistencia y la cabeza entró suavemente, ella gimió como una gatita en celo, yo seguí empujando bien suave y mi pirulo siguió entrando despacito sin parar… Paulina se retorció y gimió con desesperación y me rasguñó la pierna con su manito… Pero al mismo tiempo movía el potito y empujaba para que le entrara más…
A propósito la penetré extraordinariamente lento, pasé el segundo esfínter milímetro a milímetro, y cuando llegué a la mitad paré y empecé a retroceder y avanzar lentamente de nuevo y eso la volvía loca… Ayyyy aaayyyy decía y me golpeaba la pierna con una manito empuñada y yo seguía con el mete-saca súper lento y suave, para que gozara sufriendo… lo más posible…
Debo haber estado por lo menos unos quince minutos dándole con el ultra lento mete y saca, hasta que no aguanté más y en un último avance hasta el fondo, acabé y le mandé chorro y chorro y chorro de semen y ella gimió y soltó un “¡OOOOHHH… weóoooon… que riiiiicooooooo!” que le salió del alma…
Empezamos a repetir el rito en cada clase, curiosamente Paulina era una verdadera pendeja calentona, pero también era súper buena alumna, así es que primero hacíamos la clase y cuando terminábamos le empezaba a dar besitos y a hacerle cosquillas en el potito y terminaba penetrándola por el popó hasta el fondo, y cuando acababa dentro de ella, se volvía loca y gritaba ayyyy que ricooo me encanta weón me encantaaaa…
Obviamente, como era de esperar, Paulina le había contado todo lo nuestro a su amigui Marce desde la primera clase que le hice. Marcela era una rucia chica de ojitos celestes, una ricura la mocosa. Y obviamente había visto la película antes de prestársela a Pauli, así es que había quedado más tiritona que canasto de gelatinas con la escena de la mantequilla… Ahora que lo pienso yo creo que se la prestó a propósito, porque Paulina ya le había contado todo lo de los besitos y que yo le metía los dedos en el poto… Bueno, la cosa es que un día llegué a hacerle la clase a Paulina y me encuentro con que estaba con su amigui Marce…
Putalaweá, cagamos, pensé yo. Pero para mi sorpresa, Paulina toda coquetona y nerviosa me saluda con un beso en la boca, me presenta a su amigui y entre risitas con Marce, se acerca y me dice al oído que la nana ya salió, así es que están ellas dos solitas, y que Marce quiere quedarse a la clase, y después quiere ver cómo jugamos al Ultimo Tango en París, y si a mí no me importa que ella nos mire… Chuuuuuu la ondita, yo no sabía qué hacer, Marce era una pendeja súper rica pero no nos conocíamos… Qué par de mojonas pa’ calientes, la cagaron… Y bueno, cuento corto, me armé de valor mierda, saludé a Marce de besito en la mejilla y le pregunté ¿Estái segura que querís quedarte a ver? Se puso roja, se cagaron de la risa con Paulina y me dijo siiiii sonriendo entre asustada y curiosa…
Nos fuimos a la pieza de Paulina, y mientras caminábamos, Marce le dice a Pauli con una risita nerviosa: “¿Así es que éste es el negro malvado, ah…?”
Nos sentamos los tres en el escritorio, yo al centro con las dos pendex una a cada lado, y vamos dándole a las matemáticas… Xuxa la situación pa’ rara, resulta que estas mocosas eran de las mejores alumnas del liceo, no sólo Pauli era seca sino que las dos eran secas, y las dos querían estudiar ingeniería igual que yo…
Hicimos rapidito la guía de ejercicios que había traído, y mientras yo le explicaba el último ejercicio a Marcela, Paulina bien pegada a mí, de repente me pone la manito en el paquete debajo del escritorio… ¡Qué pendeja caliente por la cresta! Se me paró el pirulo como un fierro, Marce se dió cuenta y las dos se cagaron de la risa… Y yo entre caliente y nervioso, le dije a Pauli “espérate nomás que terminemos la clase…” Paulina se puso toda roja y cachonda y se rió de nuevo con Marce…
Por un lado me molestaba que Marcela estuviera ahí, quería puro que se fuera pa’ quedarnos solitos con Paulina, pero por otro lado como que me calentaba la idea de que mirara cuando se lo metiera por detroit a Pauli… Esto podría terminar con las dos pendejas sodomizadas por este negro caliente, como con las Francesitas años antes…
Como les contaba, hicimos todos los ejercicios y las pendejas cachaban caleta, así es que terminamos rapidito… y apenas terminamos, Paulina me agarró y me dio manso beso en la boca… Se puso de pié, se acercó a la cama, y ella solita se subió el jumper y mostró su precioso popó con sus coquetos calzoncitos blancos…
Me acerqué a ella y delante de Marce le metí la mano por debajo del coqueto calzoncito de colegiala, y le empecé a acariciar el hoyuelo entre las nalgas…
“¿Estái segura que quieres que tu amigui vea lo que te voy a hacer?” le pregunté. Se miraron y eran pura risita nerviosa… Pauli se mordía los labios bien abrazada a mí y miraba a Marce de reojo mientras yo le acariciaba el orificio, y Marce se mordía las uñas mirando todo sentada en la silla… Yo también estaba medio nervioso, hacía mucho tiempo que no tenía de “público” a una segunda mocosa, desde las dos Francesitas en el barrio cuando era más chico, pero estaba tan caliente que me dio lo mismo, y antes que lo pensaran mucho y se arrepintieran, sujeté firme a Paulina, y mientras le daba un beso le empecé a meter un dedo en el poto… se quejó como haciendo un puchero, me besó más fuerte, cerró los ojos, giró la cabeza hacia mí como para no ver a su amiga y me abrazó bien fuerte… la tuve así un rato, los dos de pie al lado de la cama, dándole besitos y con mi mano dentro de sus calzoncitos, metiéndole un dedo bien despacio en el popó, ella con los ojitos cerrados… y como que se entregó, como que ya no le importaba que Marce estuviera mirando…
Sin sacarle la mano de atrás, estiré el otro brazo y agarré uno de los cojines que a ella le gustaba abrazar… la dí vuelta hacia la cama y me pegué detrás de ella… le pasé el cojín… ella se agachó sobre la cama, lo abrazó, paró el poto, y yo le bajé la cabeza para que quedara bien boca abajo sobre la cama, con el potito paradito… lentamente le bajé sus coquetos calzoncitos blancos de colegiala, hasta dejarla a popín pelado… y saqué el pote de crema de mi bolsillo… Siempre llevaba el pote de crema cuando iba a hacerle clases…
Yo miraba de reojo a Marce como pa’ ver qué onda, y Marce miraba todo desde la silla y todavía se sonreía, pero ahora tenía como cara de susto, se comía las uñas y se retorcía en la silla toda nerviosa, como con cara de que no podía creer que fuera cierto lo que le había contado Paulina…
Seguí con el rito tal como lo hacíamos al final de todas las clases con Pauli, abrí la crema y le dí unas buenas palmadas en el poto que le dejaron los cachetes rojos, y entre palmadas le acariciaba el ano con la crema y le metía lentamente dos dedos para lubricarla y relajarla… La mocosa se aferraba al cojín con los ojos cerrados y se quejaba y gemía y le tiritaba la mandíbula de puro caliente, como siempre… Y Marce ya no se reía, estaba calladita y toda nerviosa y se mordía los labios y le temblaban las manitos…
Reconozco que yo todavía estaba algo nervioso con esta otra mojona ahí mirando, pero a la mierda, si quiere ver, que vea todo… Me bajé el cierre y saqué mi instrumento, que con toda la calentura lo tenía duro como un fierro… a mis 15 años todavía no lo tenía del porte que lo tengo ahora, pero igual Marce se llevó la mano a la boca y ahogó un gritito… pa mí que nunca había visto uno en vivo y en directo… Paulina la escuchó, giró la cabeza y me vió cómo me echaba crema en la estaca… se mordió los labios, estiró un brazo hacia atrás y me la empezó a manosear… no quería más de caliente la pendex… ella misma dirigió la punta y se la metió entre las nalgas hasta dejarla justo en el orificio… se lo dejó bien puesto y se abrazó al cojín, esperando ansiosamente el ataque…
Me sujeté la lanza bien firme con una mano, como siempre, para que no se fuera a resbalar al chochi, tomé a Paulina con fuerza de la cadera con la otra mano… Y empecé a empujar…
Sentí cómo el ano se le empezaba a abrir lentamente… Aaaahhhh qué weá más deliciosaaaa… Paulina hundió la cara en el cojín, lo apretó y le clavó las uñas y emitió una especie de gemido ahogado… con toda la excitación, mis dedos con crema y el intensivo entrenamiento de todas las “clases” anteriores, tenía los esfínteres bien preparados y relajados, Así es que el hoyuelo se le abrió sin ninguna resistencia y engulló lenta y golosamente la cabeza entera…
Ella hizo un puchero y soltó un largo aaaaayyyy que riiiicooooo weóoooon qué riiiiiiiicoooooooooo…
Seguí penetrándola milímetro a milímetro hasta punzar ligeramente el segundo esfínter… con toda mi mejor técnica, lentamente fui venciendo la escasa resistencia que le quedaba…
Paulina gemía y se quejaba y meneaba el potito para que le entrara más, pero yo a propósito me mantuve ahí harto rato, avanzando y retrocediendo con una lentitud que yo sabía que la desesperaba y la volvía loquita de deseo y ansias…
Poco a poco, la cabeza pasó el segundo esfínter, y Paulina se quejó como con un sonido gutural… mojona caliente, ya estaba totalmente relajada, excitada al máximo, gozaba y gemía, mordía y arañaba desesperadamente el cojín…
Y mezclado con los gemidos de Paulina, empecé a escuchar otros gemidos… Unos gemidos súper angustiados, casi como lloriqueo…
De repente me dí cuenta que era Marce, que estaba sentada con las piernas cruzadas hecha un nudo de nervios, se apretaba el jumper con una manito y se mordía las uñas de la otra mano, y se quejaba y le tiritaba la boquita, mirando con una mueca extraña, como mezcla de horror y de fascinación, gimiendo como si se lo estuvieran metiendo por el poto también a ella…
Con mis manos en las caderas de Paulina, seguí empujando y penetrándola milímetro a milímetro… y la estaca entró lentamente en su sensual popó… y entró… y entró… y entró… hasta el fondo…
A Paulina le temblaba la mandíbula y se estremecía descontroladamente, le daba hipo, tenía gotitas de transpiración en la nariz y en la frente… Marce miraba y hacía pucheritos y se retorcía de puro nervio… me mantuve siempre en un ángulo que dejaba que Marce viera absolutamente todo… así podía ver cómo yo retrocedía lentamente y volvía a clavarle mi negro y cruel pirulón a su amigui entero en el poto… ¡Me estaba gustando esto de tener una mirona toda nerviosa y caliente de espectadora, igual que con las Francesitas cuando era más chico…! Y me estaban dando ganas de seguir con ella…
Mientras tanto Paulina estaba en otro mundo, le importaba un carajo que su amigui estuviera viendo y escuchando todo, y disfrutaba cada milímetro de los mete-saca con los ojitos cerrados, gimiendo como loca y diciéndome cosas como “Métemelo weón… métemelo hasta el foooondoooo… así… Assíiiii… AAAAYYYYYYYY…”
Estuve unos diez minutos dándole por el popín a Pauli con el lento mete-saca… Marce se retorcía como si se fuera a hacer pipí, le temblaba la mandíbula y se mordía las uñas y los labios, pero se empinaba para ver bien cómo le entraba mi pirulo por el poto a su amigui… estaba como horrorizada, pero al mismo tiempo era obvio que estaba fascinada y caliente al máximo…
Cuando sentí que me iba a ir cortado, avancé una última vez hasta llegar al fondo y finalmente acabé, Paulina me sintió y ahí sí que se volvió loca, aaaaaahhhh que ricoooo conchetumadreeeeeee gritó y empujó para atrás con todas sus fuerzas… Marce gemía y gemía y se mordía los labios y los deditos, y cuando acabé y Paulina se volvió loca y se empaló ella misma hasta el fondo, Marce no aguantó más y gritó junto con Paulina, y de repente se paró y partió corriendo al baño…
Cuando Marce volvió, Paulina todavía estaba en la misma posición, agachada boca abajo y a poto pelado, y yo estaba tendido al lado haciéndole cariño y dándole besitos. Ya le había secado el pompi y yo me había secado el pirulón con harto papel higiénico, que Paulina tenía siempre a mano cuando hacíamos “clases”. Todo al papelero, pero después siempre nos asegurábamos de botar todo en el baño y dejar todo ultra limpio, para que no quedara ni el más mínimo rastro que pudiera encontrar su mamá.
Marce se sentó en una de las sillas del escritorio, estaba más nerviosa que las Colegialas Rusas con el esclavo negro…
“Weona casi me hago pipí de puro nervio… Mira cómo estoy temblando… Pauli la cagaste weona, gozaste como puta caliente, se te llegaron a caer las lágrimas… la cagaste weona erís enferma de caliente… y vos weón… cómo podís ser así… dónde aprendiste… quedé tiritando entera… ¡mira, mira cómo estoy tiritando! vos la cagaste weón, cómo lo hacís… ¡¡¡Weón se lo metiste entero por el poto…!!!”
Con Paulina nos miramos y nos cagamos de la risa… Paulina me miró con ojitos pícaros, se mordió los labios, miró a Marce y con una sonrisa malévola le dijo:
“Ya weona… Ahora te toca a tí…”
Marce me miró con pánico y yo miré a Paulina, no entendía qué estaba pasando, pero tenía una sospecha. Marce se mordía nerviosamente las uñas, le temblaba la boquita y decía ayyy… noooo… nika nika nikaaaa…
Paulina me empezó a explicar:
“Esta tonta no me creyó cuando le conté lo que tú me hacías… pensó que era puro cuento y que yo no me atrevería nika, así es que me apostó que no era cierto… weona quebrá, quiero ver cómo te lo mete por el poto, si no, no te creo niuna weá, me dijo. Y yo le dije “Ya weona, si yo me atrevo y lo hacemos delante tuyo entonces vos también tenís que atreverte y dejar que te lo haga a tí también…” ¡Y la weona me dijo que bueno, porque no me creía! Así es que cagaste weona… ven pacá y agáchate… yo te sujeto… jajajaja…”
Marce estaba toda tiritona y seguía diciendo “Pucha ooohhh… weona me dá cosaaaaa…” y se retorcía en la silla entre el susto y el deseo… Paulina le dijo “Saaale weona, estái enferma de caliente con el tremendo show en vivo… jajaja… Ven pacá oh…”
Se incorporó, se subió los calzones, se arregló el jumper, tomó a Marce de la mano y sin hacer caso de los pucheros y protestas de su amigui, la trajo hasta el borde de la cama.
“Ya weón, es toda tuya… trátala con cariño…” Se me acercó y me dijo susurrando al oído “Pero méteselo hasta el fondo…” y se rió mirando a su amigui… y Marce dijo con la voz tiritona “Oye qué le dijisteeeee…”
Mientras tanto, ya que me estaban dando a Marcelita en bandeja, me puse a mirarla bien, y la verdad es que aunque era un poco más baja y algo más chubby que Paulina, era preciosa la pendeja. Ojitos celestes, rubiecita, carita de muñeca, lindas curvas y potito redondito con su jumper azul de colegiala, cortito, apretado y calentón… De pie al lado de la cama, jugueteando nerviosamente con sus deditos, me miraba el instrumento y se mordía los labios, mientras Paulina tomaba el pote de crema y una almohada, para acomodar a su amigui en la posición adecuada… Marce había perdido la apuesta con Paulina, así es que iba a tener que cumplir con su promesa nomás… Chuuuu ya se me estaba parando la estaca de nuevo…
“Ya weona, te toca… date vuelta, agáchate, abrázate a la almohada… y para bien el potito… Yaaaa mi niña, no sea mamona…” le dijo Paulina entre risitas.
Marce se mordía los labios, se retorcía los dedos y hacía pucheros mirándome el instrumento, que a esa altura ya estaba creciendo de nuevo y parándose como una estaca de acero, listo para ensartar a la segunda mocosa como pollita en el anticucho…
“Ya oh, no seái gallina weona, perdiste la apuesta Así es que ahora relájate nomás y gózalo entero… ya viste que a mí me entró hasta el fondo… así es que relájate y con lo caliente que estái vai a gozar más que la cresta… jajaja…”
Marce seguía diciendo con la voz tiritona “Pucha ooohhh, weona me dá cosaaaa…”, le temblaban las manitos y seguía haciendo pucheros, pero no le quedó otra que cumplir con su promesa… y era verdad que había quedado más caliente que tetera hirviendo con los gemidos y quejidos de Paulina mientras veía cómo yo se lo clavaba sádicamente en el popó a su amigui… Así es que finalmente se dejó llevar por Paulina, que lentamente la giró contra la cama, la hizo agacharse y abrazar la almohada, le hizo cariño en el pelito rubio y le dijo con voz de niñita chica: “Yaaaa mi niñita linda preciosa, no sea mamona, relájese y pare bien el potito para que el doctor le ponga el mismo supositorio que me puso a mí…”
Marce todavía trataba de resistirse, pero ya estaba entregada… se abrazó bien a la almohada, paró el pompi, cerró los ojos y se quedó esperando, toda tiritona, nerviosa y caliente a morir… En esa posición, el jumper azul se le levantaba y se le veían los coquetos calzones blancos típicos de inocente colegiala…
Me puse de pie y me paré detrás de ella. Lentamente, le subí el jumper hasta dejarle totalmente descubiertos sus calzoncitos. Con movimientos deliberadamente lentos, le bajé poco a poco los calzones hasta dejarla a potito pelado… Chuuuuuu… qué culito más precioso… Marce era rubia y de ojitos celestes, no era tan estilizada como Paulina, pero era súuuuuuper rica igual… chucha la weá, me recordaba a Maureen… me calenté más que la cresta y se me paró el “niño” como una lanza…
Marce miraba hacia atrás y se mordía las uñas… y cuando vió cómo se me paraba el instrumento hasta quedar duro como un fierro, hizo un puchero y se quejó como una guagüita… Entonces Paulina le pasó la mano por el pelo y le dijo “Yaaaa mi chiquititaaaa… no sea mamona mi niñita linda, pare bien el potito y prepárese pa’ gozar… como putita caliente… Jajaja…”
Agarré el pote de crema y saqué una buena cantidad con los dedos de mi mano derecha… tomé a Marce de la cadera con la otra mano y le metí suavemente los dedos con crema entre los cachetes hasta rozarle el orificio… ella dio un saltito y se quejó e hizo un puchero… Paulina, sin dejar de acariciarle el pelo, se incorporó para ver bien lo que yo le hacía a su amigui… Mientras le seguía acariciando el ano con crema, me acerqué a Paulina y le pregunté al oído: “¿Ella es virgen por aquí?” Pauli sonrió con malicia y movió afirmativamente la cabeza, para que Marce no escuchara…
Mmmmmm… esto sí que era un desafío. Idealmente a las minitas que tienen el orificio trasero virgen, hay que “entrenarlas” previamente, metiéndoles uno o dos dedos en el potito poco a poco y con harta cremita, para que aprendan a disfrutar y a relajar el orificio antes de clavarles el manso pirulón, sobre todo si no son laxas… Pero ahora le iba a clavar mi estaca en el poto a Marce, sin ningún “entrenamiento” previo de cómo relajar el hoyuelo y aprender a gozar sufriendo por detrás… En realidad ya lo había hecho en la primera sesión con Marianela y Marisol (las “Francesitas”), pero eso había sido años atrás, cuando todavía tenía el pirulo de niño chico… Ahora lo tenía mucho más grande, así es que el desafío era importante… lo único bueno era que la pendex había visto cómo le entró hasta el fondo a su amigui, y estaba caliente a concho, yo sentía cómo abría y cerraba el ano nerviosamente y se retorcía de placer sintiendo las caricias de mis dedos en su orificio prohibido…
Decidí partir muy, muy despacio. La tomé con fuerza de la cadera, le puse el dedo índice en el hoyuelo y comencé a acariciarle el ano con movimientos circulares. Con la crema, estaba súper suave y resbaloso. Podía sentir cómo Marce trataba de abrir el ano y relajaba solita el primer esfínter… Después de un rato estimulándola con el índice, cuando sentí que lo relajaba, le empecé a meter la punta del dedo poco a poco… se volvió loquita, gimió y dijo ayyyyyy… el dedo le entró lentamente pero casi sin esfuerzo… y llegué hasta el segundo esfínter como si nada… ¡Ahí me dí cuenta de inmediato que Marce era hiper laxa! ¡Aleluya brother! (Pequeño paréntesis técnico: como explico en otro capítulo más adelante, cuando la minita es hiper laxa, la tarea es mucho más fácil, y la penetración por el popín puede ser hasta el fondo incluso la primera vez, aunque siempre tiene que ser con mucha suavidad, mucho cuidado y ¡mucho, mucho cariño!).
Me mantuve ahí harto rato, girando el dedo lentamente, avanzando y retrocediendo súper lento. Marce se quejaba despacito, mientras Pauli le hacía cariño en el pelo y miraba fascinada cómo le metía el dedo en el rosado hoyuelo del popó a su amiguita…
Poco a poco, con la mezcla de estimulación, excitación y placer, se le empezó a relajar el segundo esfínter… empujé el dedo un poco más y entró fácilmente hasta el fondo… Marce tembló entera y soltó un suspiro ahogado… estaba gozando cada milímetro la mojona caliente… con el dedo metido hasta el fondo, le pasé la otra mano por delante y muy suavemente comencé a acariciarle el chochi… ahí sí que Marce se volvió loquita, decía Mmmmmfff… hundiendo la cara en la almohada y cerrando los puños en un espasmo de placer… el ano se le relajó más con las caricias en el chochi, así es que aprovechando el momento le dije a Pauli “Sujétala”, Pauli sujetó a Marce bien firme contra la almohada, yo le puse un segundo dedo en el ano y empecé a empujar… el orificio se le abrió súper fácil y el segundo dedo entró hasta el fondo…
Marce trató de quejarse y protestar, pero sólo le salió un largo gemido… entre las caricias en el chochi y los dos dedos en el ano, estaba gozando tanto que ya no tenía ninguna inhibición… Y además, siendo hiper laxa, los dedos le habían entrado enteros sin ninguna dificultad… Le estimulé los esfínteres a Marce un poco más, sin dejar de acariciarle el clítoris con la otra mano, y lentamente le saqué los dedos del poto…
Paulina se mordía los labios… Entendiendo que el momento había llegado, se agachó sobre su amiga y le preguntó en voz baja: “¿Está lista mi chiquitita…? ¿Quiere que el doctor le ponga el supositorio en el popó…?”
Marce asintió con la cabeza, entre gemidos de placer… Paulina me miró con expresión pícara y con cara de “ya weón, pónselo entero…” Tomé la crema y me lubriqué la estaca hasta la base… le separé las nalgas a Marce con los dedos de mi mano izquierda, y con la derecha me tomé el pirulón y le metí la punta entre los cachetes hasta tocarle el rosado orificio… Marce dió un saltito al sentir la cabeza en su orificio prohibido, y con la voz entrecortada dijo:
“O-o-oyeee… me- mejor que n-n…”
Pero no pudo terminar la frase, porque yo la sujeté con fuerza de la cadera y comencé a empujar… Y el “no” que trató de decir, terminó confundiéndose con la lenta penetración del grueso y caliente “supositorio”…
Aaaahhh qué weá más deliciosaaaa… Penetrar por el popó a una pendeja rica como Marcelita…
La cabeza entró casi sin esfuerzo, engullida golosamente por el pequeño y relajado ano de la mocosa… Pero igual la pobre apretó las manitos y soltó un desesperado “¡¡¡MMMMMM… AAAGGHHH… A-A-AHIIII… ESSTAAA… EEEN-TRAAAN-DOOOO!!!” con la boquita torcida en una mueca extraña… Hundió la cabecita en la almohada y la mordió con toda su fuerza…
Llegué con la cabeza al segundo esfínter, la tomé de las dos caderas con mis manos y la atraje hacia mí, mientras empujaba con mucho cuidado hacia adelante, con avances calculadamente lentos, lo justo para estimularle los esfínteres y maximizar el torbellino de sensaciones de la mocosa… Sentí cómo el segundo esfínter cedió fácilmente apenas empujé un poco con la cabeza… Ya había cedido, pero igual paré y retrocedí un poco, y me mantuve avanzando y retrocediendo justo en ese punto, estimulando el segundo esfínter de Marcelita, para que gozara al máximo… La pendex emitía unos gemidos agónicos… Paulina, con una expresión grotesca en la cara, le metió una mano por debajo y comenzó a acariciarle el chochi, mientras miraba fascinada cómo mi pene se hundía suavemente, retrocedía muy lento y se volvía a hundir en el rosado ano de su amigui…
“Ooohhh… Weona estái súper mojada…” dijo Paulina con una sonrisa, y Marce no pudo contestar, sólo gimió y se abrazó más a la almohada…Paulina, sonriendo maliciosamente y sin dejar de acariciarle el clítoris, le dijo: “Aaahh weona, ¿viste que es rico…?”
Marce giró un poco la cabeza, y sin abrir los ojos, entre gemidos y con la voz totalmente entrecortada, perdió toda su compostura de niñita colegiala, se puso a hablar entrecortado, mezclando palabras con quejidos y pucheros, y no paró más: “Weona de mierda… te odioooo… puta la weá extrañaaaa… n-n-no s-sabía que era t-tan rriiicooo que te hagan sufriiir asiiii… me gusta weona me gustaaaa… tortúrame weón tortúrameeee… hazme sufrir… asíiiii… AAAHHHH… es terrible de exquisiiitoooooo… te odioooooo… ”
Después de varios avances y retrocesos suaves pasando el segundo esfínter con la cabeza completa, probé a penetrarla más profundo. Apreté mis manos en las caderas de Marce, la atraje muy suavemente hacia mí, y simultáneamente empujé con mis caderas hacia adelante… Y el “supositorio” siguió entrando muy lento, milímetro a milímetro… ¡Pero prácticamente sin esfuerzo! Aún así, la pobre Marce temblaba entera, de pies a cabeza, y comenzó a rasguñar y a golpear desesperadamente el cubrecama con las manitos empuñadas, mientras gemía “¡MMMMMFFFF… AAAAAAAGGGHHH!” y hundía la carita en la almohada…
Como casi no necesitaba empujar con fuerza, a propósito mantuve el avance ultra lento y suave, para que la pendex sintiera a concho cada milímetro estático de esta sádica penetración… La penetré muy muy lento, pero sin detenerme, y el “supositorio” le siguió entrando suavemente, más y más profundo…
Mantuve la presión, sintiendo cómo el ano se le seguía dilatando alrededor del tronco de mi pirulón, a medida que seguía entrando y aumentaba el grosor, acercándose lentamente a la base… Los blancos cachetes del redondo popó de Marce se empezaron a aplastar contra mi bajo vientre… Aumenté la presión, y el pirulón le siguió entrando, más y más profundo… Hasta que finalmente… entró entero en el lindo popó de la mocosa… Quedé pegado a ella… Y ya no pude avanzar más…
Ooohhh qué placeeeer… Había penetrado por el poto a Marcelita hasta el fondo… Le había metido mi pirulón entero en el popó, hasta la mismísima base… Con tanto preámbulo metiéndole los dedos y tanto meterle la cabeza hasta el segundo esfínter para que se relajara bien, hacía rato que Marce estaba lista para recibirlo entero, y mi pene le entró despacito, sin parar, hasta que las blancas nalgas con algo de vellitos rubios de Marce quedaron pegadas a mí… Pauli miraba fascinada, con la boquita chueca en una mueca sádica, se estaba masturbando con una mano dentro de su calzón, mientras seguía acariciándole el chochi a Marce con la otra mano… Marce, con mi pene entero dentro de su tierno popó, empujó hacia atrás y se pegó a mí moviendo rítmicamente el potito, como para sentir en toda su dimensión la estaca clavada hasta el fondo, mientras emitía unos quejidos extraños, como agónicos, casi como si fuera a desmayarse…
Marcelita estaba gozando descontrolada… tenía los esfínteres anales totalmente relajados y dilatados, así es que comencé a darle con un suave y rítmico mete-saca… retrocedía hasta la mitad del pirulón, me detenía un instante y empujaba sin piedad… y sentía cómo el ano se le abría al máximo al llegar hasta la base del tronco… Marce empezó a gemir con desesperación y se le cayeron las lágrimas… y empezó a menearse y empujar para atrás con fuerza, gozando intensamente con los avances…
Paulina me miró de reojo sonriendo con expresión maliciosa, se mordió los labios y me susurró al oído: “Esta weona se está yendo cortá… está mojada entera y chorreando…”
Estuvimos así ene rato, Paulina masturbándose y masturbando a su amigui, Marce con la cara hundida en la almohada gozando y moviendo el culo despacito de lado a lado y adelante-atrás, y yo con mis manos en sus caderas retrocedía un poco sin separarme de sus nalgas, y empujaba de nuevo lentamente hacia delante hasta quedar totalmente pegado a ella…
Paulina acariciaba a su amigui y se acariciaba ella misma cada vez más fuerte, hasta que sentí cómo Marce se acercaba a un orgasmo súper intenso y ví cómo goteaba los calzoncitos mientras su amigui le seguía acariciando el chochi y yo la mantenía pegada a mí empujando suave y rítmicamente hacia delante… La pobre tuvo varias convulsiones, hasta que colapsó con lo que me pareció un orgasmo a concho… ahí Paulina no aguantó más y me dijo: “Ya weón me toca a mí de nuevo… quiero irme cortá contigo adentro…” se agachó boca abajo sobre la cama, se bajó los calzones, paró el potito y lo movía ansiosamente…
Retrocedí muy despacio hasta salir del ano de Marcelita, que colapsó sobre la cama y se quedó quieta, bien abrazada a la almohada… y me puse detrás de Paulina, que seguía masturbándose y paraba bien el poto, lista para ser penetrada por segunda vez…
Le puse una nueva dosis de crema en el poto, le metí la punta del “supositorio” en su pequeño hoyuelo y empecé a empujar… entró con increíble facilidad, y Paulina dio un gritito de placer… la tomé con fuerza de las caderas y se lo clavé lentamente… Aaaaaahhh que weá más exquisita por la cresta… la mojona gimió desesperada y se masturbó como vuelta loca, mi pene le entró suavemente hasta el fondo, empecé a puntearla con el instrumento entero metido en su rico potito, y la pendex se fue cortada de nuevo con un grito ayyyy que riiicooooo conchatumadreeeee… yo ya había aprendido que el ano a las minas se les contrae ligeramente y como que lo apretan un poco varias veces en forma rítmica cuando tienen un orgasmo, así es que a estas pendex las caché perfecto cuando se fueron cortadas, aparte de los espasmos, grititos y gemidos por supuesto. Paulina me apretó el pene con su ano como tiritando varias veces cuando se fue cortada, puta la weá riiiicaaaa… no aguanté más, y me empecé a ir cortado yo… le mandé como seis chorros pa’ dentro, la mocosa se estremecía de placer con cada espasmo… hasta que colapsamos los dos sobre la cama…
A todo esto, Marcelita ya se había recuperado un poco y se había recostado de lado para ver a su amiga siendo penetrada por el ano de nuevo, y como que se entusiasmó porque se empezó a acariciar el chochi ella misma mientras su amigui sufría y gozaba como loca con la cruel tortura…
Cuando colapsamos con Paulina, Marce se rió y le dijo: “Weona las caritas que ponís cuando te lo están metiendo por el poto… Erís una puta caliente… Jajajaja… Sí oooh, si sé, yo también soy… jajaja”
Paulina le contestó “Saaale weona… voh erai igual de puta caliente que yo desde chiquitita weona, no te hagái la cartucha… lo único es que todavía no perdíai la virginidad del poto, pero ahora estamos iguales… y no me digái que no gozaste weona, porque me dejaste la mano toda mojada de tanto irte cortá… ¡weona caliente…! Jajajaja…”
Las dos se cagaron de la risa, y Marce me mira y me dice “Oye Aaí es que estái en el colegio *****… ¿Cómo aprendiste a hacerlo tan bien por detroit…? ¿Te enseñan ésto en ese colegio cuico? Weón la cagaste, me dejaste raja, se me llegaron a caer los mocos… jajajaja… Que erís caliente weón, te pasaste… ya poh cuénta ¿¿Cómo aprendiste??”
Les conté en forma resumida lo del famoso libro de las colegialas rusas, y el verano con la Inglesita… “¿Oye y nos podís prestar ese libro?” me pregunta Paulina con cara pícara, “no puedo” les dije, y les expliqué que el libro estuvo dando vueltas entre mis amigos harto tiempo, pero un día desapareció, pa’ mí que alguien se lo llevó y no lo devolvió más, capaz que hayan sido las minitas del barrio jajaja…
Entonces Marce me dice “Oiga profe… ¿cuándo sería la próxima clase…? jijiji… además que me quedaste debiendo… te fuiste cortado dentro del poto de Pauli dos veces y yo quiero sentirlo en mi poto también… Así es que ya sabís pa la próxima… yo también quiero mi leche… jajaja…”
“Ya weona no seái celosa…” dijo Paulina.
“La próxima clase acaba dentro del poto de esta rucia caliente pa que no se me ponga celosa la weona … jajajaja…”
Entre risas, cosquillitas y manoseos, les limpié el poto con una toalla humedecida con agua tibia y ellas me limpiaron entre las dos, nos arreglamos como que aquí no ha pasado nada y quedamos en que Marce se incorporaría permanentemente a las clases de ahora en adelante…
Y en la siguiente clase, le pagué su “deuda de leche”… ¡Con intereses y reajustes…!
A estas dos loquillas les seguí haciendo clases “intensivas” todo ese año, pero cuando pasé a cuarto medio bajamos un poco el ritmo porque a mí no me daba el tiempo para sesiones demasiado seguidas… y menos cuando entré a estudiar ingeniería, pero igual me siguieron pidiendo “ayuda” de vez en cuando… ¡Y yo feliz acudía al llamado…!
Y así pasaron varios años, hasta que un día, a principios de mi quinto año en la universidad, otra pendex ex alumna mía me llama sorpresivamente por teléfono y… bueno, ése es el tema del último capítulo de estas memorias.
Pero antes… les voy a contar todo lo que pasó con una linda primita del sur… el verano cuando egresé del colegio…
¿A alguna de Uds le gustó un primo mayor cuando chica? ¿O un tío buenmozo? ¿Se pasaron películas con él?
¿O quizás… pasó algo de verdad…?
Afírmense niñitas, porque en el siguiente capítulo está la historia completa de todo lo que este negro malvado le hizo a su linda primita del sur…
Tal vez a varias de ustedes les traiga recuerdos perturbadores… Y les den ganas de jugar otra vez a ser la niñita chica… con su primo grande… o con ese tío tan buenmozo y depravado…
Continuará…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!