Por curiosidad terminaron abusando de mi (Parte 1)

La serie de relatos que estan por leer son verídicos por más irreales que puedan parecer y no los culpo si por algún momento dudan de la veracidad de los mismos, yo también lo haría, pero realmente sucedieron. La principal razón por la que me animé a escribirlos fue porque quería compartirlos..
Hola, mi nombre es Dani y tengo 28 años actualmente. La serie de relatos que están por leer son verídicos por más irreales que puedan parecer y no los culpo si por algún momento dudan de la veracidad de los mismos, yo también lo haría, pero realmente sucedieron. La principal razón por la que me animé a escribirlos fue porque quería compartirlos con alguien y sacarme esos recuerdos de la memoria, algunos son muy lindos, algunos sumamente cachondos y otros son de experiencias que jamás hubiera deseado que sucedieran y no le deseo a nadie que los experimente.

Algunos de los nombres que se muestran fueron alterados por razones de seguridad, así como para no difamar a los involucrados en mi vida.

Todo esta parte de mi vida empezó a los 14 años, a esa edad aún tenía ciertas dudas sobre mi orientación sexual pues me consideraba bisexual dado que a pesar de tener relaciones amorosas con chicas sentía una inclinación sexual por los hombres, así como cierto gusto por la ropa femenina entre otras cosas. Cuestión que sucedió a partir de la secundaría pues había tenido una experiencia gay con un compañero y además de sentir una atracción por un profesor, que viéndolo en retrospectiva me hubiera encantado que él me hiciera suyx en ese tiempo.

Bien en ese periodo había conseguido ropa interior femenina y me gustaba tomarme fotos, así como posar frente al espejo, la ventaja es que tenía mucho tiempo para estar solo pues mis padres trabajaban muchas horas así que lo disfrutaba tranquilamente. En ocasiones el estando vestidx me ponía a ver pornografía y empezaba a disfrutar metiéndome (hasta donde podía) cosas en mi ano, en momentos fantaseaba con estar siendo penetradx por un hombre maduro y gozar de la cogida que me pusiera, imaginando que me vaciaba su leche en mi cara o en mi ano.

Mis fantasías tomaron un giro a la realidad cuando por la calentura fantaseaba con verme un poco más femenina e ir así en público. Tuve la fortuna de que a pesar de ser niño tengo piernas gruesas, cadera ligeramente ancha, algo de cintura y un muy buen culo para mi edad, algo a lo que siempre le saqué provecho. Empecé a acomodarme los pantalones de forma que resaltara mi culo y se levantara un poquito, así estuve un tiempo pero no obtenía la satisfacción que buscaba por lo que comencé a utilizar las bragas que me compraba, aunque siendo sincerx me daba miedo por lo que aún usándolas no las relucía mucho. Un día me arme de valor para hacerlo y enseñarle a alguien ese look, solamente que elegí a las personas “incorrectas” para hacerlo.

Siempre que regresaba a casa, que era alrededor de las 3pm, tenía que pasar por una zona “abandonada”, ya que ahí era más una calle de almacenes y terrenos con casas a medio construir y donde realmente no había nadie salvo por una especie de deposito/taller de autos que era atendido por el señor Gustavo, él tenía aproximadamente 42 años si mal no recuerdo, Era un señor de estatura media, complexión algo robusta y moreno, me llamaba un poco la atención y la fortuna es que como solo pasaba de vez en cuando por ese lugar realmente no me ubicaba y en ocasiones lo llegaba a ver con sus amigos jugando o tomando, en total eran 5 hombres y todos casi del mismo estilo por lo tanto sabia que eran perfectos para hacerlo.

Llego el día, me puse unas bragas sencillas que tenía pero que aún así se me ajustaba bastante al culo, me puse unos pants pegados y me fui esperando que al regresar estuvieran todos o al menos solo el señor Gustavo. El día paso sin contratiempos, evite agitarme o sudar para no sentirme incomodo y al regresar a casa mis nervios se empezaron a acelerar, tenía mucho miedo pues no sabía si echarme para atrás o hacerlo. Llegue cerca del lugar y mi miedo se convirtió en pánico pues no solo estaba el señor Gustavo, estaban todos sus amigos, mi corazón latía con fuerza, me empecé a poner rojx y solo quería pasar corriendo pero me contuve, respire profundo y me arme de valor, no hubo vuelta atrás a partir de ese momento. Pasé caminando lentamente, contoneando un poco mis caderas, cuando pasé enfrente estaban jugando y tomando, uno de ellos me volteó a ver y yo le hice un guiño con sonrisa coqueta, la cual me respondió. Me sonroje y entones vi que le hacía señas a los demás para que me voltearan a ver, así que decidí quitarme la mochila para que vieran mis caderas y culo menearse mejor, a lo cual empezaron a chiflar, pero eso no me basto ni a ellos así que fingí que mis llaves se cayeron para empinarme y que vieran mi culo a lo cual uno de ellos dijo:

-Que rico culo se te ve mi amor.

Eso me empezó a excitar y de la emoción me reincorporé, los voltee a ver y me bajé el pants a lo cual vieron mi culo con mis bragas puestas y empezó la emoción pues empezaron a decir:

-Que buen culote se te ve.

-Putito ven a enseñarnos de cerca tu culo.

-Para bajarte ese calzón y manosearte.

La emoción era enorme y la excitación bastante a lo que sin pensarlo dos veces me volví a subir el pans, los mire y mandandoles un beso me baje el pants con las bragas hasta la base de mis nalgas y me empiné ligeramente. No lo podía creer, le estaba exhibiendo mi culo a unos extraños y eso me tenía muy excitadx, ellos disfrutaron del espectáculo y lo demostraban con sus comentarios:

-Que buen culo puta.

-Ven putito, déjame agarrarte el culote.

-Te voy a meter mi verga en esas nalgotas.

-Pinche puta, que rica estas. (entre otros comentarios muy sucios).

Estaba excitadx y asustadx, así que decidí cubrirme e irme, pero ya había comenzado todo. Cuando llegue a mi casa me masturbe y manosee con tanto gusto, me encantó lo que hice y a partir de ahí cada que podía les daba su show.

Los días transcurrieron así, quienes estuvieran en el deposito disfrutaban como desde el otro lado les enseñaba mi culo, en ocasiones me inclinaba, en otras me nalgueaba o me abría un poco la cola para que vieran más y ellos a su vez me decían de cosas y/o me chiflaban. Así transcurrió por mes y medio, yo estaba demasiado feliz y desgraciadamente muy confiadx, un día las cosas subieron de tono y cuando pase para darles su exhibición del día solo estaba Gustavo, me pidió que me acercara, yo no estaba segurx pero él siguió insistiendo hasta que accedí y fui hacía su dirección y me habló por primera vez:

-Cómo te llamas putito. (Me dijo con su voz que era muy masculina y pesada).

-Me llamo Dani (Se lo dije con voz suave y un tanto nerviosa).

-Se que te gusta andar enseñándonos tu cola, pero ya no basta con eso. Mira de lo que te pierdes por estar tan lejos (en ese momento se abrió el cierre y se saco la verga, era muy grande aún estando flácida pero no estaba segura de cuanto medía).

Estaba sin creerlo, estaba frente a una verga de maduro por primera vez, tenía un fuerte olor y se veía algo sucia, pero dentro de mí la encontraba muy excitante y solo se me escapó un ligero:

-Ay dios (Dije bajamente y abriendo los ojos muy grandes).

-Te gusta verdad putito, te dan ganas de sentirla?

Por la impresión erróneamente acenté y dije ligeramente “ajá”, lo cual lo dio como aceptación, a lo que tomó mi mano y la puso en su verga. Me asuste y con una cara de incredulidad lo volteé a ver, trate de quitar mi mano de su miembro me sujeto de la nuca y me jaló para besarme, pero no de una manera dulce, él me beso y metió su lengua en la boca, intenté separarme pero era más fuerte y mis intentos eran en vano.

Después de unos minutos poco a poco empecé a ceder a ese beso y dejé de intentar alejarme, cerré los ojos y lo sujeté de la mejilla con una mano, él me soltó la mano y yo por la excitación y voluntad propia me puse a acariciarle la verga tranquilamente mientras nos besábamos. Él de pronto dirigió sus manos a mi culo y comenzó a acariciarlo y sujetarlo, alternaba entre hacerlo de forma frenética a hacerlo de forma suave, mientras tanto con la mano que tenía en su verga sentía como se iba poniendo dura, mi mente en ese momento estaba en blanco pues no me importaba nada y quería seguir disfrutando de lo que sucedía, así después de unos 10 min me separo y me dijo:

-Te gustó que te besara y agarrara la cola verdad putito?

Con la boca ligeramente abierta y los ojos cristalizados asentí de nuevo, seguía sin asimilar lo que acababa de ocurrir, el señor Gustavo había conseguido parte de lo que quería así que solo me dijo:

-Anda ya vete de aquí y espero que mañana pases por esta banqueta meneando tu rico culote como siempre. (Me dio una nalgada apenas me volteé para irme).

Me fui sin voltear atrás, no sabía como procesar lo sucedido, por un lado era miedo y me sentía culpable… pero por el otro, me había encantado, sentir los labios y la verga de un hombre al cual, al menos eso pensaba “inocentemente” yo le gustaba. Así que me la pase el resto de la tarde y parte de la noche pensando en ello, claro que en la noche me masturbe con ganas pues recordar que en mi mano tuve su rica verga me hizo venirme con mucho placer, así que emocionadx al despertar me bañé y cambié poniéndome una bragas “cacheteras” las cuales me lucían increíble y le daban una forma exquisita a mi cola levantandomela, iba con todo ese día.

Llego el momento de pasar finalmente en la misma banqueta, al principio sentía nervios pero el recordar lo sucedido de ayer me armo de “valor” y me dirigí moviendo mis caderas. Cuando finalmente me coloqué frente a la puerta los salude con la mano y les sonreí, ellos sin dudarlo se levantaron de sus sillas y se me acercaron y empezaron a decirme:

-Miren nada más, es la putita que nos anda enseñando su culo.

-Vienes por verga, maldita zorra?

-Tienes más de esa cola para nosotros, puto?

-Claro que si corazón (se me ocurrió decirlo con un intento de voz femenina y mirándolos con ojos coquetos, no sé por qué lo hice).

Acto inmediato me quité la mochila, me dí media vuelta y empecé a bajarme lentamente mi pantalón igual hasta la base de mis nalgas. No lo podía creer, ya estaba cruzando mucho más los límites de mis fantasías, entonces me pidieron que me moviera un poco e intentara hacer rebotar mi culo, cosa que hice y eso los excito aún más. Claro que los comentarios morbosos no se hicieron esperar y de un momento a otro uno de ellos dijo “ya no aguanto” a lo que inmediatamente bajo su zipper y se saco la verga, yo me sorprendí pues también se veía una verga grande, cuando vieron mi rostro no se esperaron y todos se sacaron sus vergas. Aquello fue impresionante, si bien el día anterior no solo había visto sino también agarrado la verga de Don Gustavo, ahora no bastaba con volver a ver su verga sino que estaba frente a otras cuatro que se veían impresionantes a pesar de estar flácidas. Mi corazón golpeaba con fuerza pero no se comparaba con la excitación que sentía por lo que decidí bajarme lentamente las bragas que tenía y empinarme un poco para que vieran mi cola mucho mejor, solo que no contaba con que se irían ligeramente las cosas fuera de control, pues empezaron agarrarme mis nalgas, afortunadamente Gustavo los calmo pero me pidió que si los dejara acariciarme un poco así que lo permití. Se sentaron en sus sillas de nuevo y me hicieron pasar con cada uno de ellos, mientras que con una mano me acariciaban mi culo y con la otra se empezaban a masturbar.

Aquello fue increíble,  me sentía tan excitadx y deseadx, sentía esas manos toscas y rasposas pero que se sentían demasiado bien. Me tocaban y me acariciaban a gusto, me decían “zorra”, “puto de buena cola”, “culona rica”, “puta ofrecida” entre otras y yo sin quedarme atrás les decía cosas como “les gusta mi culo”, “siganme acariciando”, “claro que soy su zorra” y demás, hasta que vi mi reloj y tenía que irme corriendo pues mis padres podían llegar a casa en cualquier momento y yo necesitaba cambiarme y bajarme el bochorno, les mencione que debía irme aunque al principio no me querían soltar les ofrecí que si me dejaban ir en ese momento primero pasaría con cada uno y los dejaría agarrarme la cola con ambas manos y yo los masturbaría un poco a lo cual obviamente accedieron. Y así fue, una vez terminado me fui casi corriendo a casa, me bajé el bochorno y la calentura pero no podía dejar de pensar en lo sucedido en el día, cuando me duche me acaricié el cuerpo y sobre todo el culo, me masajeaba para recordar la sensación y así masturbarme deliciosamente.

Los días transcurrieron así, los dejaba acariciarme y en ocasiones los masturbaba pero con Don Gustavo era otro tema, pues cuando él se encontraba solo era volver a besarnos y a manosearnos más, me besaba como un chico a su novia colegiala detrás de los coches. Todo siguió así por alrededor de un mes, cuando su malicia salio y empecé a ser sometido, pero esa historia la contaré en la segunda parte.