Por estar espiando a una turista, mis dos amigos me pusieron a mamar sus vergas y me comieron el culo.
Por estar viendo como una turista, como ella sola se autosatisfacía en el patio trasero de la casa, que había rentado, terminé dejando que dos de mis mejores amigos, que me acompañaban en ese momento, se aprovecharan de mi completamente. .
Todo comenzó cuando mis amigos y yo, nos fuimos de camping, por lo general lo hacíamos en un bosque cercano a casa, pero en esa ocasión nos dio por ir a un lago, mucho más lejos.
A medida que nos fuimos acercando al lago, observamos a lo lejos una casona, de la cual nos retirarnos un poco, por lo que apenas pudimos montamos nuestro campamento, a la orilla del lago.
Casi de inmediato los tres nos metimos al agua, y así pasamos un buen rato, hasta que comenzó a oscurecer, y comenzamos a sentir algo de frío, por lo que nos salimos, en ese momento tuve la intención de secarme y volverme a vestir, pero uno de mis amigos, sacó una botella de ron.
Con la excusa de que nos quitaría el frío, comenzamos a beber, mientras prendíamos una pequeña fogata, realmente no se si fue porque me sequé bastante, o por el ron que había tomado, pero al poco rato ya ninguno de los tres nos quejábamos del frío.
Ya estábamos por acostarnos, cuando comenzamos a escuchar a lo lejos, unos profundos gemidos, por lo que llenos de curiosidad, y tal como nos encontrábamos, es decir únicamente con los trajes de baño puestos, nos dirigimos poco a poco en medio de la noche, en la dirección de donde salían aquellos gemidos.
Si nos dimos cuenta de que nos estábamos acercando a la casa que habíamos visto, cuando de momento nos dimos cuenta de que, en la parte trasera de la casa, se encontraba una mujer, bastante morena, completamente desnuda, bastante alta, y algo fornida, sin llegar a ser gorda.
En ese momento mi otro amigo, nos dijo en voz baja, que esa era la turista que había rentado la casa del bosque, que, para sorpresa nuestra, se encontraba recostada en una tumbona, con sus piernas bien abiertas, introduciéndose algo bastante grueso y largo por su coño.
Mientras que, por un gran ventanal, un enorme perro de raza indefinida, permanecía observando a su dueña desde el interior de la casa.
Nosotros tres nos encontrábamos como a unos treinta metros de ella, ocultos entre los matorrales, la estábamos observando, cuando de momento el primero de mis amigos, se bajó ligeramente su traje de baño, y comenzó a masturbarse viendo como la turista se metía y sacaba de su coño, una y otra vez, un objeto de forma fálica, bastante largo y grueso, de color negro.
Casi de inmediato, tanto mi otro amigo como yo, lo comenzamos a imitar, lo siguiente que sucedió yo no me lo esperaba, ya que, de momento, el primero de mis amigos, al tiempo que se seguía masturbando con una mano, con la otra comenzó agarrar mis nalgas.
Y no se si sería lo mucho que ya había bebido, o que, pero en ese momento como que no le di importancia a eso, por lo que él continuó no tan solo agarrando mis nalgas, sino que también me fue bajando como pudo mi traje de baño, al tiempo que lentamente, yo seguía masturbándome, observando como la turista continuaba metiendo y sacando, aquella cosa de su peludo y oscuro coño.
Al poco rato, mi amigo ya se había colocado tras de mí, y en lugar de estar acariciando mis nalgas con una de sus manos, comenzó a pasar su duro y caliente miembro por entre mis nalgas.
Lo cierto es que, desde hacía cierto tiempo, manteníamos relaciones sexuales, es decir yo dejaba que él me diera por el culo, pero hasta esos momentos, siempre habíamos estado solos, ya fuera en su casa o la mía.
Pero en esos momentos, el otro que nos estaba acompañando, y al igual que yo seguía masturbándose, viendo a la negra americana, metiéndose aquella cosa dentro de su peludo coño.
Así que mientras uno comenzó a penetrarme por el culo, comencé a sentir como su verga se fue abriendo paso dentro de mis nalgas, hasta que en cierto momento todo su cuerpo estuvo en contacto con el mío, y sus bolas chocaron con mis nalgas una y otra vez.
Por un corto instante se quedó sin moverse, para luego como de costumbre, continuar metiendo y sacando su verga, divinamente, mientras que yo movía mis caderas, y restregaba mis nalgas contra su cuerpo, al tiempo que él me mordisqueaba el cuello y las orejas.
Arrancándome profundos gemidos de placer, cada vez que me metía más y más adentro de mi culo, todo su duro miembro.
El otro al darse cuenta, de lo que el primero y yo estábamos haciendo, sin pensarlo mucho dirigió su verga a mi cara, luego me tomó por la barbilla, por lo que no me quedó más remedio que sumisamente abrir mi boca, y ponerme a mamar su verga.
Así que mientras uno seguía enterrándome una y otra vez toda su verga, al otro comencé a mamarle la suya, en esos momentos mentalmente visualicé como ellos dos me tenían, y lo único que se me vino a la mente fue que yo me veía como un pollo asado a la vara, lo que en medio de todo me causó bastante gracia.
Esa noche, ambos me dieron sabrosamente por el culo, y a los dos también les mamé sus vergas, después de que finalmente ambos se vinieron ya fuera dentro de mi culo como de mi cara y mi boca, se retiraban, dejándome tirado en el suelo, desnudo, lleno de leche por todas partes.
Me supongo que cuando eso pasó eventualmente, me quedé dormido por el cansancio, se me olvidó que, la americana estaba afuera, pero me encontraba tan agotado que ni atención le puse y hasta me quedé dormitando acostado boca abajo.
Repentinamente me desperté, al escuchar bien cerca de mí, los ladridos de un perro, su sola presencia era bastante amenazante, cuando me di cuenta ya estaba prácticamente sobre mí, de lo asustado que estaba ni tan siquiera moví un solo musculo, fue cuando sentí su hocico olfateando mis nalgas y ladrando nuevamente, hasta que de momento escuché la voz de la turista que le dio una orden al perro en inglés.
El animal se fue a su lado, y yo levanté ligeramente la cabeza, para encontrarme que ella estaba frente a mí, no sé de dónde sacó una bata que tenía puesta en esos momentos.
Pero al verme me dijo, con su marcado acento. “Así que tú eres uno de esos que le gusta espiar a las demás personas”. Yo no sabía ni que decirle, estaba tan asustado que las palabras ni me salían de la boca, pero de momento me preguntó “¿Por qué mi perro te olfateaba tanto el culo?” Si a la primera pregunta no le di respuesta, a esa segunda menos.
Fue cuando ella tomando al perro por la cadena que tenía al cuello, se acercó más a mí, y al alumbrarme con una fuerte linterna que tenía en una de sus manos, vio mis nalgas llenas de leche, riéndose me dijo. “Te estaban dando por el culo, verdad”.
Yo inútilmente traté de negarlo, hasta que ella me dijo de manera bien enérgica. “Mejor te callas, que eso que tienes entre tus nalgas, y en tu cara, es semen”.
Yo nuevamente me quedé sin saber que decir, hasta que ella dejó que nuevamente su perro olfateara mis nalgas y de momento, que siento su áspera y larga lengua pasándola lentamente sobre mi culo, me quedé petrificado, hasta que ella nuevamente le dijo algo en inglés y el perro se quedó quieto.
Cuando ella retiró a su perro, de sobre mis nalgas, de inmediato me dijo secamente, que la acompañase, lo que yo tras levantarme hice, pero al hacer el intento de comenzar a ponerme mi traje de baño, pero ella de inmediato me dijo, que no lo hiciera, que me quedase así.
Como su perro estaba a su lado, hice lo que me ordenó, ya dentro de la casa sentándose en su butaca preferida, y abriendo completamente sus piernas y mostrándome todo su peludo y oscuro coño, me dijo. “Así que te gusta que te den por el culo, bueno o me haces caso o todo el mundo se va a enterar.”
Yo simplemente me limité a quedarme callado, hasta que después me dijo. “Quiero que vayas al baño y te duches, y luego vengas hasta aquí, pero gateando”.
De inmediato le hice caso, no tan solo me di una buena ducha, sino que expulsé lo que mis amigos me habían dejado dentro de mi culo, pasaron unos cuantos minutos, y apenas salí del baño, lentamente me puse en posición de gateo, para luego obedeciéndola, acercarme a ella.
Fue cuando me dijo con voz firme. “Quiero que me pases tu legua por mi coño”. Yo, aunque con algo de repulsión comencé hacerlo, pero de momento que siento la fría nariz de su perro olfateándome el culo nuevamente, por lo que casi me desmallo, pero eso se los seguiré contando en una próxima ocasión.
Yo estaba muerto de miedo, pero continué siguiendo sus órdenes. Hasta que la mujer colocó sus manos sobre mi cabeza, y restregó mi rostro contra su coño, ella disfrutaba de la mamada de coño que yo le daba, era algo de locura, esa mujerona tenía sujeta mi cara firmemente contra su coño, el que yo lamía una y otra vez, cosa que en medio de todo yo comenzaba a disfrutar.
Hasta que de momento sentí un cálido chorro en mi cara, que me sorprendió, era su flujo vaginal, en mi vida había ni tan siquiera oído hablar de que eso podía pasar, ella dio un profundo y largo grito de placer, al tiempo que yo comencé a masturbarme, hasta que la voz entrecortada de ella, me ordenó detenerme, cosa que hice de inmediato, algo asustado, temeroso de contrariarla.
Ella se levantó de su butaca, diciéndome, con su fuerte acento. “Ahora te quedas quieto, vigilado por mi perro”. así mientras que subía a su cuarto, yo me quedé sin atreverme a mover ni un dedo. No fue hasta que ella regresó completamente bañada que finalmente el condenado perro se retiró de mi lado.
Yo estaba adolorido, cansado, sucio, sudado, hediondo a sexo, y a coño, pero increíblemente satisfecho, la vieja me tomó por un brazo, y me ayudó a caminar hasta el baño nuevamente, mientras que me aseaba, ella buscó una toalla y me la entregó para que me secase, cosa que después que hice, se la devolví, pensando en que, si se lo contaba a mis amigos, simplemente no me creerían.
La mujer le dio una orden a su perro, el cual se tiró al piso en su lugar favorito, después de eso, me ayudó a subir las escaleras y tras llegar a su habitación, luego se dirigió a un ropero y sacó entre otras prendas de vestir un vestido, y otras cosas, las que me ordenó que me pusiera.
Cosa que yo hice sin atreverme a llevarle la contraria. Cuando terminé de ponerme el vestido, me dijo. “Desde hace tiempo que deseo tener una linda esclava, así que de ahora en adelante lo serás tú”.
Ella, me tomó entre sus brazos, y comenzó a besarme, sin que yo me atreviera a oponer la menor resistencia, al rato me ordenó que me acostase en la cama, y fue cuando vi que ella agarró una de esas cosas que se metía dentro de su coño, y tras colocárselas con unas correas frente a su coño, me dijo que separase las piernas.
Casi de inmediato comencé a sentir como aquella cosa comenzó a penetrar mi culo, y aunque me dolió algo, la verdad es que a medida que me iba penetrando, me fue diciendo lo maricón que yo era, y hasta me ordenó que hablase como una niña, cosa que hice por no contrariarla, a medida que ella continuaba clavándome aquella cosa larga y gruesa entre mis nalgas.
Quedé molido, pero de momento me ordenó que me acostase boca arriba, y apenas lo hice, ella sin más ni más, se dedicó a mamar mi verga, hasta que casi al poco rato me hizo venir.
Hoy en día cuando regreso al pueblo, a pasar unos días, espero con ansias locas a que oscurezca, para irla visitar, cuando no es que me quedo en compañía de mis amigos, por los que me dejo hacer todo lo que a ellos dos le da la gana.
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