Por fin tuve mi primera vez… y en el extranjero
Después de unos cuantos intentos, tuve el valor (gracias al alcohol) para que me cogieran como a una putita.
Pasé muchos años, desde mi adolescencia, deseando estar con un hombre, leyendo relatos y contactando gente en chats y grupos de redes sociales, sin embargo, a la hora de fijar una cita yo terminaba arrepentido y nunca los veía, pues soy «de closet» y al ser gente de mi ciudad tenía miedo de que fueran conocidos o de que contactaran a mi familia y amigos para revelar mi secreto (el miedo hace volar la imaginación hasta puntos poco probables).
Tiempo después, al mudarme por medio año a otro país, me encontré en un lugar nuevo y sin gente conocida a mi alrededor, lo cual me abrió la posibilidad de saciar mi más grande deseo.
Me hice de amigas, con las que frecuentaba bares y antros de la ciudad, al qué más íbamos era un antro gay, en donde constantemente me hablaban y veían con una mirada atractiva los hombres del lugar, sin embargo, por tener a mis amigas cerca no ne animaba a hablarle a los chicos.
Una noche de fiesta en ese antro, mis amigas y yo bebimos mucho, cada quien estaba disfrutando de la fiesta en puntos distintos del lugar, por lo que me aparté un poco de ellas y usé la app Grindr para buscar un hombre en el antro y quedar de vernos, ya que era tímido para pedirlo de frente, así que contacté a alguien que no estaba en el lugar pero se encontraba cerca, me mandó foto de su verga y era promedio, delgada, justo como la quería para que mi primera vez no fuera dolorosa, porque en esa ciudad tuve un intento previo de penetración un mes antes que no funcionó debido al enorme pene del hombre, por eso no considero esa ocasión como «mi primera vez» sino como mi primer oral, pero esa será otra historia que publicaré después.
Antes de salir del antro me encontré a una de mis amigas, pero como ella también había bebido mucho no le tomó importancia a mi escapada del lugar, por lo que por fin podía irme a la casa de ese hombre, tomé un uber y me llegué después de 10 minutos. Llegué con un poco de pena pero sin miedo y con ganas de hacerlo, gracias a todo el alcohol qué bebí.
Una vez que entré a su casa, me pasó a su cuarto y nos empezamos a besar, rápidamente me quité la ropa y me puse en 4, pero me dijo que me sentara en la cama y me puso su verga en la cara, así que la empecé a chupar, lamía toda la cabeza y la metía lo más profundo de mi boca posible, estaba saboreando esa verga con olor a hombre, después de unos minutos me volví a poner en 4 y el se puso un condón, puso un poco de lubricante y me la metió toda, sentí tan rico que empecé a gemir de placer y a moverme rápido de enfrente a atrás, mientras el me decía «si, tú dale, sigue», luego el me empezó a reventar muy fuerte mientras me decía «qué rico culo tienes» y me nalgueaba, para ese punto ya me quería venir y me empecé a masturbar pero el me dijo que parara y me dijo que cambiáramos, así que el quedó acostado y me subí en él, mientras lo montaba el me daba cachetadas y me apretaba los pezones, se escuchaban mis nalgas rebotando fuerte en sus piernas y sus huevos, después me dijo que me acostara boca arriba, me puso las piernas en sus hombros y me la metió nuevamente, en ese momento me sentía flotando de placer, me estaba cogiendo en todas las posiciones que veía en imágenes y en videos, en todas las posiciones en las que siempre quise qué me la metieran, después de eso nos pusimos de pie frente a un espejo qué estaba en su pared, me puso frente al espejo, me inclinó y me empezó a dar muy duro, él veía mi cara de placer por el espejo, le dije que ya no podía más, me dejó descansar un par de minutos, en los que aproveché para ir al baño, volví y me volvió a poner frente a otro espejo qué estaba en un pasillo y me dio igual de duro y rico, le dije que no aguantaba más así que se quitó el condón y se sentó en la cama, yo me puse de rodillas para mamársela toda hasta que me llenó mi boca con su leche caliente, que salió a chorros potentes por lo dura que la tenía. Al terminar, nos vestimos, pedí un uber y me fuí de regreso al lugar donde vivía. De camino podía sentir impregnado en mi cuerpo su olor a macho y ese olor a sexo delicioso, mientras sentía en mi culito un dolor muy rico que me hacía excitarme más cada vez que lo sentía, esa molestia en mi culito al caminar duró dos días pero la excitación y el placer siguen durando hasta el día de hoy, ya que después de años deseándolo, por fin tuve una deliciosa verga entre mi boca y en mi culito, dándome duro y en todas las posiciones.
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