Por qué será que no puedo terminar con ella…
Un hombre que en su lugar de trabajo tiene una amante, la que es más puta que las gallinas, y aunque en ocasiones quiere terminar con ella, realmente no puede por lo sabroso que mueve el culo la hija de puta. .
Por qué será que no puedo terminar con ella…
Mi esposa y yo llevamos más o menos unos 15 años de casados, pero desde hace más o menos unos dos años le vengo siendo infiel.
Realmente la culpa de todo la tiene mi esposa, como ama de casa creo que no hay quien se le pare al lado, como madre ni se diga.
Pero si le digo que se tome una cerveza, me sale con que le duele la cabeza, y en lo referente al sexo es demasiado conservadora.
Con decirles que cuando estamos en la cama comienzo acariciar sus senos y su coño o se me antoja cambiar de posición, se molesta.
Cuando a mí se me ocurre darle por el culito, se ofende, si le pido que me deje mamar su coño, me responde que eso es cosa de animales, y si me atrevo a pedirle que me mame la verga, entonces yo llorando me dice que soy un depravado sexual.
Ella es así desde que nos casamos, ya tenemos dos hijos, un varón y una hembra y todavía continua con las mismas tonterías.
Por eso cuando invité a una compañera de trabajo, la primera noche que salimos juntos, porque se dañó la línea de producción.
Es que los dos trabajamos de noche, en una planta de ensamblajes, y como ya dije ella es mi compañera de trabajo.
Como era bien temprano, me invitó a su apartamento a tomar unas cervezas, lo que me encantó de ella, fue que bebía tanto o más que yo, así que, entre cerveza y cerveza, comenzamos a besarnos.
Cuando comencé a tocar sus tetas, lejos de molestarse como mi esposa, más bien se abrió la blusa que cargaba puesta, y de ahí en adelante lo demás corrió sobre ruedas, es decir, me dejó acariciar y posteriormente mamar sus tetas.
Mientras que ella me fue quitando toda la ropa hasta que me dejó completamente desnudo, mientras que ella aun prácticamente estaba completamente vestida.
De momento se levantó del sofá donde nos encontrábamos y comenzó a quitarse toda la ropa, pero en cierto momento antes de bajarse los pantalones que ella cargaba puestos, se arrodilló frente a mí, y agarrando mi verga, comenzó a mamarla.
Yo estaba excitadísimo, tanto que después de un buen rato que estuvo cabeceando, sobre mi verga, tragándosela casi por completo, me vine como un mismo pendejo.
Pero en ese instante lejos de molestarse conmigo, chupó y chupó hasta que no dejó gota de leche, tragándosela de manera espectacular.
Yo por mi parte al ver lo que ella había hecho, y cuando finalmente se quitó los pantalones, y vi por encima de sus pantis como le salían los pelos de su coño, lo que me dieron fue ganas de mamárselo.
Así que cuando tomándose otra cerveza, se sentó a mi lado, sin perder tiempo, le quité las pantaletas, y de inmediato enterré mi cara en su peludo coño.
El chupar y mordisquear su clítoris, me excitó de manera única, tanto que ya al poco rato mi verga nuevamente se encontraba bien dura.
Después de que sentí que mi boca y mi lengua la habían hecho gozar de un tremendo orgasmo, dirigí mi verga al centro de su felpudo.
A medida que se la fui enterrando, no tan solo gimió de placer, sino que gritó, diciendo lo mucho que le gustaba que se la enterrase de esa manera.
Desde ese día, nos convertimos en amantes, aunque al poco tiempo me dio un cargo de conciencia que estuve a punto de terminar con ella, y a todas estas, mi esposa ni sospechaba lo mío con mi compañera de línea, al fin ni se conocían tampoco.
El día en que estando en la planta, durante el momento de descanso, le dije que deseaba hablar con ella, me tomó de la mano, y me llevó al más retirado de los almacenes.
Ya estando ahí sin decir una sola palabra, bajándose los pantalones y mostrándome sus blancas nalgas, me dijo. “Quieres darme por el culito aquí y ahora.”
De inmediato, reaccioné más rápido que inmediatamente, le pasé mis dedos mojados con mi saliva por entre sus nalgas y ella me dio una corta mamada, para luego, dirigir mi verga entres sus nalgas.
Fue algo poco más que glorioso, lo que sentí en esos momentos al enterrarle mi verga, ella casi ni se quejó, pero comenzó a menear sus caderas como toda una puta.
A medida que yo metía y sacaba mi verga de su culo, ella me iba diciendo lo mucho que le gustaba que le diera por el culo, al tiempo que con una de mis manos le agarraba fuertemente su peludo coño.
Con decirles que llegamos a la línea de producción con más de media hora de retraso.
Pero eso bastó y sobró para que la idea de terminar con ella se evaporara, aunque sé de sobra qué ella, al igual que yo le gusta la bebedera, y que también es más puta que las gallinas.
Aunque en varias ocasiones la haya encontrado acostada con otros, como la vez que mi mujer se fue a casa de su madre, porque su vieja estaba enferma.
En lugar de irme para mi casa, me fui a casa de ella, y como me entregó copia de su llave, entré como si fuera mi propia casa.
Si me pareció raro el ver una camioneta frente a la puerta de su casa, pero no le puse mucha atención, así que antes de entrar abrí una de las cervezas que me había detenido a comprar, antes de llegar a su casa.
Pero cuando ya estoy dentro, comencé a escucharla a ella diciendo. “Dame más duro hijo de puta.” Como es la manera en que me dice a mí en ocasiones, supe de inmediato que se estaba acostando con otro.
Así que, aunque me dieron ganas de romper la puerta de su cuarto, de una sola patada, me contuve, además la puerta estaba abierta de par en par.
Cuando me asomé vi como ella cabalgaba sobre un tipo más o menos de mi edad, él se encontraba acostado boca arriba mientras que ella sentada sobre su verga se la tragaba con su coño.
Después de que ellos terminaron, esperé, sentado en mi auto a que el tipo se marchase, y cuando finalmente lo hizo, toqué la puerta de la casa.
Ella me abrió la puerta completamente desnuda, por sus muslos corría aun la leche del tipo ese, y como si hubiera hecho una gracia, me dijo que me esperase a que se lavase el coño.
Esa noche, aunque estaba molesto, ella me comenzó a contar lo que había sucedido, como había conocido a ese tipo en la gasolinera.
Como se las arregló para llevarlo a su casa, que nada más le dijo que esperase un momento, y casi de inmediato se desnudó por completo frente a él.
El tipo por lo visto tampoco lo pensó mucho ya que cuando llegué vi claramente como se la estaba clavando.
Pero a medida que me fue contado lo que había hecho, quizás por la misma excitación que me provocaba, después de que se lavó su coño en el mismo baño me la clavé.
Como verán, sabrán y comprenderán, no puedo terminar con ella, así de fácil.
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