Por querer dármelas de héroe, me dieron hasta por el culo….
Un Joven que observa a una pandilla de delincuentes hostigando a una chica, decide ir en su rescate, haciéndole frente al grupo, cuando recibe un golpe a traición, y al despertar se da cuenta de que le han comido el culo….. .
Había ido, yo solo al cine a ver una película de acción, esa noche, al salir de ver la película, al atravesar una de las calles, que veo a una chica desesperada, corriendo en mi dirección seguida de cerca por varios tipos, como de mi edad.
Rápidamente pasó por mi lado, cuando no sé porque loca idea a mí se me ocurrió salir a defenderla, obstaculizándole el paso, a sus perseguidores, como tenía cierto conocimiento en artes marciales, me puse en guardia, diciéndoles a todos ellos, con voz engolada. “Si se meten con ella, se meten conmigo”
La verdad es que pensé, que eso los disuadiría de seguir persiguiéndola, cuando no se dé donde, demonios alguien me ha dado un tremendo golpe en la cabeza, que hizo que yo perdiera el sentido.
Cuando vine recobrando el sentido, aparte de que me encontraba con mi cabeza sumamente, adolorida, al igual que todo mi cuerpo, me di cuenta de que mis manos, y pies se encontraban separados pero sujetados con unos trozos de tela, encima de eso, también me di cuenta de que yo estaba completamente desnudo, acostado boca abajo sobre un largo banco de madera, dentro de lo que parecía ser, una oscura habitación.
De momento escucho la voz de un tipo, que dé tras de mi les dijo a sus cómplices. “Vengan que ya el pendejo se despertó.” Yo aun no salía de la confusión, cuando uno de ellos les dijo a los otros. “Por culpa de este entrometido, se nos escapó, el trans al que le queríamos comer el culo.” Así fue que me enteré que aquella linda chica que iba corriendo, realmente era un tipo, vestido de mujer.
Justo cuando yo iba a decirles que me soltaran, que uno de ellos se me acercó, y me dijo. “Así que tú querías ser un héroe, verdad, por lo que ahora seguirás dejando que te demos por el culo, por meterte en lo que no te importa.”
Si de por si me encontraba asustado, por encontrarme atado, y completamente desnudo, al escuchar a ese tipo decirme eso, como dicen, terminé por cagarme del miedo, casi de inmediato traté de asustar a esos delincuentes, diciéndoles que no se atrevieran a tocarme, o les pesaría.
Cuando otro de los tipos esos, me dijo agarrándome por el cabello, y jalando mi cabeza hacia atrás. “Ya escuchaste al socio, por meterte en lo que no te importa, te vamos a volver a comerte el culo.”
A todas estas seguía amenazándolos, hasta que uno de ellos se colocó tras de mí, y con toda su calma, tras bajarse los pantalones, dirigió su verga al centro de mis nalgas.
Comencé a gritar, profiriendo insultos y amenazas, las que en lugar de hacer que me soltasen, como que los excitó más a todos ellos, ya que a medida que yo seguía insultándolos, y queriendo amedrentarlos, más se acercaban a mí, en especial aquel que se quitó los pantalones.
Al voltear mi rostro hacia él, y darme cuenta que el tipo ese, además de tener facciones bien toscas, era mucho más alto y corpulento que yo, y también me di cuenta de que su verga era prácticamente el doble que la mía, lo que me asustó más aún.
En el momento en que el tipo ese, que se había quitado los pantalones y mantenía su verga agarrada entre sus manos, dijo. “No sé por qué ahora haces tanto alboroto, si más temprano te cominos el culo, y no dijiste nada, es verdad que estabas sin sentido, pero aun y así ni te quejaste.”
Al escucharlo decirme eso, y lo que otros de ellos habían dicho de “volverme a comer el culo.” Hizo que me quedase paralizado, dándome cuenta del dolor que sentía entre mis nalgas, además de la manera en que me encontraba atado sobre ese banco con mis piernas y brazos separados, y mis nalgas al aire, además para colmo me tenían completamente desnudo.
En mi cabeza todo daba vueltas, hasta que de momento comencé a sentir una cosa dura y caliente presionando mi esfínter, casi de inmediato sus manos se colocaron sobre mis caderas, y zas… Que el hijo de la gran puta ese, me clavo toda su verga, haciendo que yo soltase un terrífico grito de dolor, al tiempo que comencé a llorar por todo el fuerte dolor que sentía en mi culo.
A medida que las lágrimas rodaban por mi rostro, me quedé en silencio, preguntándome a mí mismo como era posible que eso me estuviera pasando, ya ni tan siquiera los amenazaba, solamente lloraba en silencio, a medida que aquel tipo seguía clavándome toda su verga dentro de mi culo.
Tenía la mirada perdida, hasta que de momento sentí que me cachetearon varias veces, y no fue con una mano, sino con una verga, cuando de momento otro de los hijos de puta que me tenían secuestrado, me agarró por el cabello, y haciendo que levantase la cara me dijo. “Quiero que me mames la verga, pero cuidado con morderla porque te juro que te corto el cuello.”
En ese momento colocó una vieja navaja, bastante afilada, de esas que llaman lora, o pico de loro, al tiempo que sentía que su compañero continuaba calvándome toda su verga, por el culo, por lo que por el miedo a que me fueran a matar, sumisamente resignado a mi mala suerte, no me tocó de otra que obedecerle, abriendo mi boca y casi de inmediato sentir como ese desgraciado me hacía tragar toda su verga, al grado que hasta me provocó nauseas.
Así que mientras uno me daba por el culo, al otro por miedo a que me fuera a cortar el cuello, no sé cómo pude aguantar las ganas de vomitar, y comencé a mamar su verga, mientras que el resto de esos desgraciados nos observaban, riéndose, bebiendo, fumando, burlándose de mí.
Después de un rato, el que me daba salvajemente por el culo, extrajo toda su verga de mi adolorido culo, viniéndose sobre mis nalgas y mis piernas, mientras que el otro continuaba obligándome a seguir mamando toda su verga, hasta que finalmente se vino dentro de mi boca y garganta, obligándome a su vez a que aun en contra de mi voluntad terminara tragándome gran parte de toda su leche.
Cuando al que le estaba mamando su verga, en contra de mi voluntad, la sacó de mi boca, ilusamente pensé que todo había terminado, pero no fue así, otro de esos desgraciados, agarrando mis pantalones, los usó para limpiarme las nalgas y las piernas, y sin perder tiempo, tras hasta vaciar un poco de agua sobre mi culo, también me clavó toda su verga, al tiempo que otro, colocaba la suya frente a mi boca.
Pero a diferencia de los dos primeros, estos a medida que me fueron clavando sus vergas, uno de ellos me fuero diciendo que yo tenía un sabroso culito, mientras que el otro solamente se limitaba a decirme. “Mama, mama, maricón.”
Todo eso se volvió a repetir como dos veces más, ya que apenas uno retiraba su verga de mi boca o de mi culo, de inmediato era sustituido por otro, hasta que llegó el último, y a medida que sus compañeros se fueron retirando, comenzó a hablarme.
Quien tras al igual que los otros limpió mis nalgas con mi pantalón o mi camiseta, pero en lugar de inmediato penetrarme, se dedicó acariciar todo mi cuerpo, diciéndome en un tono lastimero, lo mucho que habían abusado de mí, pero que él iba ser diferente.
En el estado en que me encontraba, es me confundió mucho más todavía, pero a medida que siguió acariciando todo mi cuerpo, me siguió diciendo que él me iba a tratar mucho mejor, en eso a medida que él seguía hablando, sentí como su mano se fue introduciendo bajo mi cuerpo, hasta que agarró firmemente mi verga.
De inmediato pensé que ese tipo era el maricón del grupo, pero a medida que fue apretando mi verga con su mano, sentí como suavemente me acariciaba las nalgas, y poco a poco, tras derramar un poco de aceite que ni tengo idea de donde lo sacó, comenzó a ir introduciéndome sus dedos, dentro de mi culo.
Al principio uno, luego dos, y así sucesivamente hasta que prácticamente me había enterrado toda su mano dentro de mi recién desflorado culo, al principio no sabía ni que pensar, al tiempo que él seguía, diciéndome lo mucho que sentía que me hubieran lastimado tanto, su mano seguía enterrándose por completo dentro de mis nalgas.
Lo peor de todo para mí, fue que en medio de todo eso, lo que el desgraciado gordo ese me estaba haciendo, me dejó mucho más confundido, ya que sin querer en varias ocasiones se me escaparon profundos gemidos de placer, de los cuales me avergonzaba.
Luego al extraer sus dedos de mi cuerpo, se bajó los pantalones, y si las vergas de uno que otro de los que primero abusaron de mí, eran grandes, y me produjeron mucho dolor, la de este tipo gordo, era muchísimo más grande, y gruesa.
Pero a diferencia de los primeros, el gordo se fue dedicando a pasar la cabeza de su glande por entre mis nalgas, y quizás por el aceite que usó, y la manera en que me fue tratando, la experiencia con él fue bien distinta y diferente.
Ya que a medida que comenzó a penetrarme, en lugar de resistirme, me di cuenta que voluntariamente facilité todo, por lo que a medida que fui sintiendo como aquella enorme cosa me penetraba, yo creo que instintivamente comencé a mover mis nalgas, hasta que sentí todo su cuerpo sobre el mío, sus bolas chocando sabrosamente contra mis nalgas.
Por lo que cuando comenzó a besarme las orejas, y a chupar mi cuello, algo dentro de mí, transformaba todo eso en un gran placer, en esos momentos pensé que de haberme tratado así desde el principio, yo no hubiera sufrido tanto, además de todo eso, en un dos por tres, el condenado gordo hizo que yo me viniera entre sus dedos, al tiempo que no paraba de meter y sacar toda su gruesa verga de mi adolorido culo.
Por lo agotado que estaba me debí quedar dormido, por lo que, al despertarme, me encontré con que los trapos con los que me tenían sujetos al banco de madera, estaban cortados.
Lentamente y aún muy asustado me fui poniendo de pie, me dolía la cabeza, el culo, las muñecas, los tobillos, las piernas, en fin, todo mi cuerpo, el lugar donde me encontraba era una especie de choza, hecha de cartón, y uno que otro pedazo de madera, algunas prendas de mi ropa estaban tirada sobre la tierra, todas llenas de tierra, y lamparones de semen.
Al asomarme me di cuenta que era de noche, lo único que de inmediato pude ver fue monte, y un viejo barril plástico lleno de agua, con la cual me pude en parte limpiar, luego de no quedarme más remedio que volverme a poner mis pantalones y mi camiseta, ya que el resto de mi ropa, ni mis zapatos, ni mis medias, ni mi camisa, no los pude encontrar, fue que en medio de la noche salí de ese lugar.
Para darme cuenta de que prácticamente me encontraba en la ciudad, en uno de esos terrenos que se quedan pegados entre las autopistas, y de las columnas que mantiene a los pasos a desnivel.
Como pude atravesé la autopista, y apenas vi a unos policías de tránsito, que me detuvieron por andar a pie por la autopista, les conté sin entrar en detalles que me habían asaltado.
Mientras me llevaron al hospital, uno de ellos, me preguntó cuántos me habían comido el culo, yo no pude responderle, y aunque pensé negarlo, de inmediato me puse a llorar.
Tras ser examinado por un par de médicos, me realizaron un profundo lavado, luego me inyectaron no sé cuántos antibióticos, me suturaron dos heridas que tenía en la cabeza, y me dejaron en observación por varios días, hospitalizado.
Una vez que salí del hospital, me juré a mí mismo que me iba a vengar, y que no descansaría hasta que todos esos nueve hijos de la gran puta pagaran, lo que me hicieron, en especial el condenado gordo ese.
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