Prepara el culo mamá, que te lo voy a partir en dos por puta.
Un hijo recuerda como su madre hizo todo lo posible para que él rompiera la relación con una chica que no le convenia a él. .
Prepara el culo mamá, que te lo voy a partir en dos por puta.
Mi madre siempre me ha dicho que yo represento todo lo que una madre quiere que sea su hijo, aunque siempre he sido algo tímido con las chicas.
Por lo que cuando se enteró que estaba viendo a una chica de un barrio pobre, al principio no le puso mucha atención, y hasta me dijo que se alegró, ya que siempre he sido bastante tímido, cuando se trata de relacionarme con una chica.
Pero cuando la mujer de servicio que trabaja en casa le contó a mi madre quien realmente era mi novia, en pocas palabras la chica resulto ser más puta que las gallinas, tenía tres hijos, de tres tipos distintos y los tres tipos se encontraban presos.
Mi madre trató de hablar conmigo sobre dicha chica, pero cuando le comenté que ella me hacía sentir lo que nadie hasta esos momentos, de inmediato mi madre entendió que nos estábamos acostando, aunque se lo negué vehementemente.
La verdad es que la lleve al cine, y mientras nos besábamos ardientemente, hábilmente bajo la cremallera de mi pantalón, y en un abrir y cerrar de ojos se dedicó a masturbarme, para luego dedicarse a mamar mi verga, por lo que yo quede prendado de ella.
En un ataque de desesperación, un día mi madre nos agarró a los dos solos en casa, y sin perder tiempo la boto a la calle, yo me molesté mucho con mi madre, y hasta la amenacé con irme de la casa.
Mi madre hasta llegó a acudir a una psicóloga, que le hizo ver su error, en la manera en que me habló a mí, que no se trataba de un niño pequeño, sino de un hombre.
Al salir de la consulta, mi madre no sabía qué hacer, estaba desesperada, era capaz hasta de todo con el fin, de que me olvidase de esa chica, prefería cualquier cosa, que verlo de marido de ella.
El día de su cumpleaños sucedió algo diferente, mi madre me pidió expresamente que pasáramos ese día juntos, así que me invitó a cenar fuera de la casa.
Antes de salir, mi madre me pidió que la ayudase a escoger un vestido y al entrar a su dormitorio, me la encontré semi desnuda, por lo que quizás me le quedé viendo de manera extraña.
Ella aprovechó mi interés en su cuerpo, por lo que no tan solo se ponía y quitaba los distintos vestidos, sino que también se cambió en varias ocasiones su ropa íntima, frente a mi como si eso fuera la cosa más natural del mundo.
Yo estaba interesado cuando ella se dedicaba a quitarse alguno de los vestidos, o de sus pequeños pantis delante de mí, pero de la misma manera que me fijaba en su cuerpo creo que de manera inconsciente en más de una ocasión llegué a desearlo, en ciertos me puse rojo como un tomate y trataba de ocultar mi erección.
Cuando finalmente escogió el vestido que se pondría, le comenté que era bastante atrevido, que dejaba ver mucho, y mi madre me dijo que eran ideas mías nada más.
Cuando estuvimos listos, ambos salimos y a medida que ella conducía su auto, su falda se le subía a la altura de sus muslos, durante gran parte del trayecto, por lo que no pude quitarle la vista de sus muslos, mientras que ella actuaba como si nada pasara.
Al llegar al restaurante, realmente cenamos bien rápido, pero de ese lugar fuimos a bailar a pedido mi madre, ella comenzó a beber, a medida que bailaba conmigo, y procuraba rozar su cuerpo contra el mío.
Lo que realmente no se le hizo nada difícil, haciéndose un poco la borracha, a todas estas yo me sentí algo cortado, pero continúe bailando, apretando su cuerpo contra el mío, sabrosamente.
Creo que el plan de mi madre era bien simple, y era ponerme bien excitado, sobre todo mareado y llevarme con una amiga de ella, pero a cada segundo que pasaba yo estaba más excitado y me ponía más y más caliente, y comencé a pasar mis manos por sobre el cuerpo de mi madre, de la manera que un hombre se las pasa a una mujer que desea.
Mi madre dejaba que la mirase, que me distrajera, pero no estaba preparada para más nada, debido a la cercanía, nuestros labios se rozaran de manera accidental hasta que él en medio de la pista me he dado un beso de lengua, como jamás ni nunca se lo he dado a nadie.
En ese momento mi madre se desconcertó, y en medio de su confusión me pidió que regresáramos a casa.
Como me dijo que se sentía algo mareada, me pidió que condujera, ella no esperaba que la besara de esa manera tan brava, en el camino me comencé a sentir algo culpable por lo que había hecho y no dije ni una sola palabra hasta que llegamos a nuestro hogar.
Al llegar a casa la ayudé a bajar del auto, y la conduje hasta la puerta de la casa, fue cuando ella se dio cuenta de que una de mis manos, la tenía sobre su nalga izquierda casi metida bajo la corta falda de su vestido.
La verdad es que mi madre se asustó, ella no esperaba que yo reaccionase de esa manera, por lo que cuando entramos a su habitación, ya me estaba arrepintiendo de lo que había hecho, pero al despedirme de ella, no sé de dónde me salió pedirle me diera el beso de las buenas noches.
En ese momento en lugar de poner mi mejilla o mi frente para recibir su beso, coloque nuevamente mis labios sobre los de ella, lo que la asustó de verdad y comenzó a retroceder dando un tras pies, por lo que casi se cae.
De inmediato la tomé en mis brazos y evitando que diera contra el piso, le dije que se encontraba mareada, la conduje a su habitación y se quedó de una sola pieza cuando comencé a desabotonar su vestido y tras hacerlo comencé a retirárselo lentamente.
A medida que lo hacía comenzó a sentir mis labios sobre su cuello y nuca, cuando la despoje de la blusa, sortee el broche de su falda, y la fui llevando hasta su cama con mis manos a medida que le acariciaba las piernas.
En ese momento ya mi madre se encontraba semidesnuda frente a mí, ella había comenzado algo, que le provocó un inmenso pánico de que yo continuase.
Cuando termine de quitarle la falda, trato de decirme que ya estaba bien que se acostaría así, pero cuando comenzó a hablar mi boca tapo la suya, mi lengua la volvió a penetrar su boca, mis manos continuaron acariciando su cuerpo de manera tan brusca, que no pudo o no quiso decirme que me detuviera.
La verdad es que no me arrepiento de nada de lo sucedido, ya que de esa manera estoy más que seguro que mi madre me salvo a mí de pasar bastante malos ratos.
Sí trató de separarse de mi cuerpo, pero yo la seguía besando con fuerte insistencia, ambos caímos sobre su cama y mientras la acariciaba terminé de quitarle lo poco que ella tenía encima puesto hasta esos momentos.
Mi madre se encontraba del todo desnuda y acostada conmigo sobre ella, me incorporé por unos segundos, la observe y me bajee la cremallera del pantalón extrayendo con una de mis manos mi erecto miembro.
Jugueteé con mi verga por unos segundos y le dije: «Mamá ahora por metida, vas a saber lo que es jugar en serio».
Mi madre no podía dar crédito de lo que oía, se molestó y trató de sacarme de su habitación, de evitar que la penetrase, pero apenas sintió lo caliente de mi glande contra su vulva, terminó por abrir más las piernas y sujetarme con fuerza, apretándome contra el de ella.
De pronto le dije «Mamá, eres toda una puta», pero para sus oídos lejos de ser un insulto lo considero un cumplido, ella movía sus caderas contra mi miembro desenfrenadamente, yo metía y sacaba continuamente mi verga de su caliente coño.
En medio de ese desenfreno mi madre alcanzo un orgasmo, mientras que yo, continuaba clavándole toda mi herramienta.
En medio de nuestra orgía familiar, le dije que deseaba que me lo mamase, y sin pensarlo mucho apenas se lo saque del coño, lo tomó con todo cariño entre sus dedos y se lo ha llevado a la boca.
Mientras me lo chupaba, le repetí que era una puta mamona, y mi madre con mayor fuerza me lo chupaba, hasta que sentí que mi semen invadía toda su boca, y eso le provocó tragarse todo lo que salía de mi verga.
Al terminar, mi madre pensó erróneamente que con eso me bastaría a mí, pero no fue así, como un perro salvaje, comencé a meter mi rostro entre sus piernas actuaba casi como un salvaje animal en celo, lamiendo y chupando su coño con todas mis ganas.
Mi madre se quedó disfrutando de tan delicioso, regalo que yo le hacía, hasta que tras hacerle alcanzar otro orgasmo.
Luego, la tome con mis manos y la coloque boca abajo sobre el borde de la cama, y cuando sintió mis dedos mojados por mi saliva sobre el hueco de su culo.
Me supongo que le volvió a dar miedo, pero al dolor, mus dedos se incrustaron entre sus nalgas, al tiempo que le decía. “Prepara el culo mami, que te lo voy a partir en dos por puta.”
Pienso que me iba a pedir que no le hiciera eso cuando saque mis dedos del hueco de su culo, y de inmediato le empuje toda mi verga.
Aunque se quejó por el dolor, y hasta la hice llorar, no me apiade de ella, y continúe metiendo toda mi verga entre sus nalgas.
La había penetrado hasta el fondo, al tiempo que con una de mis manos le agarré su coño, y comencé a restregárselo.
Mi madre de manera salvaje comenzó también a mover su culo a medida que le enterraba y sacaba toda mi verga de su cuerpo.
Sin dejar de insultarla y decirle que culo más sabroso ella tenía, que solo se comparaba a su boca de mamona.
Eventualmente me volví a venir, los dos nos quedamos acostados en su cama, en la madrugada cuando se despertó, me tenía a su lado, me beso en la boca se levantó sin ponerme nada.
En el baño se lavó y aseó, para volverse acostar a mi lado de mi hijo, cuando me desperté, me encontraba acurrucado en sus brazos, con mi boca pegada a una de sus tetas.
La chica, según supe luego salió embarazada de quien sabe quién, me alegré de que mi madre me salvara de las garras de esa mujer.
Eventualmente terminé mis estudios, y conocí a una magnifica joven, con la que estoy por casarse, lo de mi madre y yo es nuestro secreto, aunque ocasionalmente volvemos a repetirlo.
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