Que borracho no vale, no señor, borracho no vale.
Un tipo que recién se ha divorciado, entra a un bar para celébralo, en el que conoce a otro tipo que lo invita a ir a otro bar y luego a su apartamento, donde se encuentra tan borracho que se deja comer el culo, aunque se siente mal, y dice que fue porque estaba borracho, pero eso vuelve a suceder..
Que borracho no vale, no señor, borracho no vale.
Yo había escuchado un sin número de ocasiones, el estribillo de esa canción, sin ponerle realmente mucha atención, hasta el día después, que salí a celebrar mi divorcio.
Tras muchos años de discusiones sin fin, peleas, y de mala voluntad de parte, y parte, finalmente conseguí divorciarme, de la arpía de mi mujer.
Ya ni sexo llegábamos a tener, por lo que cuando tras dos años de separación, cuando la jueza nos dijo finalmente, que estábamos divorciados, no lo podía creer.
Así que decidí celebrarlo por todo lo alto, aunque fuera solo, ya que, desde que nos separamos, por no estar dando explicaciones, me retiré de nuestras amistades, y familiares.
Por lo que apenas salí del tribunal, como a eso de las cuatro de la tarde, me dirigí a un bar restaurant, de mi completo agrado, ya que aparte de que cocinan bien, las meseras son extremadamente simpáticas.
Al principio comencé a beber en la barra, ya llevaba un buen rato bebiendo, cuando a mi lado tomó asiento en la barra, un tipo como de mi edad.
Comenzamos a charlar, a intercambiar opiniones, hasta que, a eso de las siete de la noche, mi nuevo amigo y yo, decidimos irnos a una mesa para seguir charlando, y bebiendo.
Yo la verdad es que no había pensado en nada especial para celebrar, cuando mi nuevo conocido, me propuso que fuéramos a un sitio nuevo, en el que las mujeres bailan desnudas.
Yo la verdad si había escuchado hablar sobre ese sitio, pero nunca se me había ocurrido ir, por lo que por curiosidad decidí acompañarlo.
Lo cierto que ya desde la entrada, se apreciaba mucho lujo en la decoración, y apenas entramos, me quedé boquiabierto viendo tantas y tantas hembras hermosas, prácticamente desnudas por completo, bailando, y haciendo mil peripecias alrededor de un condenado tubo.
Ya saben que eso no es de gratis, así que ocasionalmente mi amigo y yo colocábamos algunos billetes entre las pequeñas prendas que ellas cargaban.
Hasta que después de un buen rato de estar bebiendo, y viendo a esas chicas, mi nuevo amigo me propuso que lo acompañase a su apartamento, para seguir bebiendo.
Además me comentó que él tenía uno que otro video, con el cual nos podíamos distraer, entre pagar casi un ojo de la cara por cada trago, y seguir bebiendo de gratis, decidí por lo segundo.
Llegamos bien rápido a su apartamento, y de la misma manera me sirvió un buen trago de ron casi puro, apenas con un pequeño cubo de hielo, y muy poca soda.
Luego prendió su tv tipo plasma, y comenzamos a ver una corta película porno, y luego otra, y luego otra.
La cosa es que, durante todo ese tiempo, yo no hice otra cosa que beber, y beber, ya había perdido yo la cuenta de cuantos tragos me había tomado, cuando él, sin más ni más me dijo que me veía algo acalorado, y que si sentía mucho calor me podía quitar la ropa.
Lo raro fue que, en ese instante, en lugar de decirle que no y marcharme, eso me causó mucha gracia, y a medida que me fui riendo, como un verdadero pendejo.
También me fui quitando todo, hasta quedar completamente desnudo, mientras que él continuaba vestido.
Tras servirme otro de esos fuertes tragos, puso un video, al que desde el principio no le presté mucha atención, hasta que el mismo sentado a mi lado, y colocando una de sus manos en mi rodilla, me dijo. “Mira como tienen a ese, que te parece.”
Yo que hasta ese momento no había reparado en el video, al levantar la vista, y ver la pantalla, vi a un tipo tan desnudo como yo, mientras que otro completamente vestido como él, se lo clavaba por el culo.
Mi único comentario fue. “Eso está duro.” Pero de inmediato, me dijo. “Pero mira la cara de felicidad que tiene el condenado que está abajo.”
Si era cierto, al que le daban por el culo se veía de lo más feliz, fue cuando me di cuenta de que él mientras me hablaba había comenzado acariciar mis muslos, y parte de mis nalgas, me preguntó que si no me gustaría probarlo.
Yo riendo le dije, pero que tú te crees, que yo soy maricón, a lo que me respondió. “Yo no he dicho eso, tan solo te digo, que si no te da curiosidad por probar eso. Porque fíjate la cara de felicidad, que tiene, al que le dan por el culo.”
La verdad sea dicha, si me llamó la atención, como el tipo ese, al que le daban por el culo, parecía estar de lo más feliz.
Yo me quedé callado, y fue cuando aprovechando mi silencio, él me dijo, de manera bien seria. “El que calla otorga, eso quiere decir que si te gustaría probarlo.”
Yo no pude, y creo que ni idea tenía como rebatir sus palabras, por lo que cuando sentí una de sus manos, que suavemente se fue deslizando por mi espalda, en lugar de dar todo por terminado y vestirme, por lo borracho que estaba, lo dejé que continuase agarrándome las nalgas.
De agarrar mis nalgas, y él comenzar a besarme, fue algo que sucedió casi inmediato, eso de sentir su lengua dentro de mi boca, y sus gruesos bigotes contra mis labios, era algo que yo no me esperaba.
Él mismo se bajó la cremallera de su pantalón y extrayendo su erecto miembro, colocó una de mis manos sobre su dura y caliente verga, diciéndome. “No te gustaría sentirla dentro de ti, anda dale un besito en la cabeza.”
Yo no dudé ni por un segundo en hacer lo que él me había propuesto, así que sin soltar su caliente, y parado miembro, dirigí mis labios a su grueso glande.
Y aunque mentalmente yo mismo me decía “¿Pero ¿qué haces? tú no eres maricón.” Sentí como mis labios entraron en contacto con su colorado pedazo de carne.
Lo fui besando de manera lenta al principio, pero algo dentro de mí me impulsó a que abriese mi boca, y en cosa de pocos segundos, ya me encontraba mama que mama, su gruesa caliente y dura verga del, como si fuera algo que yo hiciera a diario.
A medida que yo le mamaba su verga, casi tragándomela completamente, sentí como con sus dedos fue explorando mi culo.
Separó mis nalgas, y uno a uno fue introduciendo algunos de sus dedos dentro de mí.
Sin que yo opusiera la más mínima resistencia, estaba tan concentrado en la mamada que le daba a mi nuevo conocido, que él me tuvo que sacudir, un poco, para que yo dejase de hacerlo.
Fue cuando me dijo, mostrándome el video, ahora vamos a hacer eso, en ese instante otro tipo desnudo, se encontraba en cuatro patas, mientras que otro que también lo estaba, agarrando su verga se le colocó por dé tras.
Yo me quedé viendo esa escena, y bien claro vi como aquel trozo de verga fue desapareciendo dentro del culo, del tipo que estaba en cuatro patas.
Casi sin que yo mismo me diera cuenta, agarrándome por un brazo, hizo que me pusiera en cuatro patas, pero una vez que lo hice, él entregándome otro trago, me dijo. “Vamos a celebrar.” Por lo que yo, me apuré todo el trago de un solo viaje.
Casi de inmediato, se colocó tras de mí, y con sus dedos, seguramente embadurnados en vaselina, comenzó a introducírmelos, diciéndome. “Ves que no duele.”
A lo que estúpidamente le repetí lo mismo, así estuvo un rato, de un dedo, me introdujo dos, luego tres, hasta que me pareció sentir que había comenzado a usar ambas manos, para dilatar mi apretado hueco.
Yo a todas estas, no dejaba de ver e video, cuando de momento extrajo sus dedos de mi culo, y casi de inmediato comencé a sentir que había comenzado a enterrarme toda su verga.
Yo no lo podía creer que alguien al que apenas y había conocido más temprano, me estuviera dando por el culo.
Sentía su barriga contra parte de mis nalgas y espalda, él sin prisa continuó penetrándome, hasta que ya no pudo seguir.
Fue que, en ese instante, comenzó a meter y sacar su gruesa verga de mi culo, al tiempo que yo comencé a mover mis nalgas.
No dejaba de besar y mordisquear, mi nuca, y mis orejas, hasta que de momento comenzó a preguntarme. “Te gusta, ¿verdad?”
Yo la verdad es que no sé, cómo fue que le respondí, diciéndole casi a gritos. “Me gusta, me gusta, me gusta.”
Eso lo dije una y otra vez, al tiempo que con mayor fuerza seguí moviendo mi culo, él me apretaba con fuerza contra su cuerpo, al tiempo que yo creo, que yo disfrutaba profundamente, todo lo que él me estaba haciendo.
No sé ni me acuerdo, cuánto tiempo mi amante me estuvo dando sabrosa y salvajemente por el culo.
Lo que si se, es que en las condiciones en que yo me encontraba, en ningún momento le pedí que se detuviera.
Cuando finalmente se vino dentro de mí, y sacó su verga de mi culo, de inmediato me la colocó en la boca, y sin más ni más se la seguí chupando y tragando todo lo que de ella salía.
Después de eso me ayudó a vestir, preguntándome que tal me había parecido, a pesar de mi gran borrachera, le dije que todo me había gustado, incluso hasta tragarme su leche, después de lo cual ya vestido, él agarrándome por las nalgas, me acompañó hasta la puerta del edificio, después de detener un taxi, se despidió de mí.
Yo apenas llegué a casa, ni siquiera me bañé, tal y como estaba me tiré sobre la cama, al despertarme al siguiente día, de inmediato recordé todo lo sucedido, y hasta me indigné conmigo mismo, no tan solo por haberme dejado dar por el culo, sino por comportarme como lo hice, ya que nunca antes, algo similar me había sucedido nada parecido, a pesar de no ser la primera vez que me emborrachaba.
A medida que me fui bañando y que sentado en el inodoro expulsé toda la leche que se acumuló en mis tripas, fui recordando todo lo sucedido, y en medio de esos momentos, hasta me hice una tremenda paja por lo excitado que me puse, aunque después de bañarme, al salir de la ducha, comencé a sentir remordimientos, y me decía a mí mismo. “Yo no soy maricón, eso fue que me agarró borracho.”
De inmediato, me dije a mí mismo. “Borracho no vale, no señor.” En otras palabras, me dije a mi mismo que eso fue a causa del mucho ron que bebí.
Como a las dos semanas, regresé al mismo bar, y mientras tomaba, lo vi entrar a él, que de inmediato me abordo diciéndome. “Yo esperaba verte la semana pasada.” pero antes de que él continuase diciéndome algo, le dije. “No sé de qué me hablas, yo no quedé en volver a vernos.”
Él se río, y de inmediato me invitó un sin número de tragos, yo no pensaba aceptar su invitación, pero como realmente no tenía más nada que hacer, me puse a beber y charlar con él.
Después de un buen rato me invitó al mismo bar donde bailaban las chicas en el tubo, y de ahí cómo se lo habrán imaginado fuimos a su apartamento.
Consecuencia, una vez que entramos, le dije, en medio de mi gran borrachera. “Yo no voy a desnudarme, ni a darte el culo.”
Él se sonrió, y dándome un trago de coñac me pidió la chaqueta que cargaba puesta.
Luego nos sentamos, y le pregunté por qué me había comido el culo, su respuesta fue. “Simplemente me provocó hacerlo, y como tú fuiste tan cooperador, me pareció una tontería no aprovechar el momento.”
Quizás fue el coñac, o quién sabe qué, pero sentí un calor por todo mi cuerpo, que, al poco rato, sin que él me lo pidiera, yo mismo me había quitado toda la ropa, pero eso si le dije, una vez que me quedé completamente desnudo. “No te creas que me vas a comer el culo de nuevo.”
Sonriendo me dijo. “Solo haremos lo que tú quieras, si quieres ver un video, nos ponemos a verlo.”
Agarrándose la verga por encima del pantalón, me dijo. “Si me quieres mamar la verga, yo estoy dispuesto, y si quieres que te vuelva a comer el culo, solo tienes que pedírmelo.”
Yo no supe ni que decirle, cuando él con el control remoto, prendió la tele, y de inmediato nos pusimos a ver un video de una tipa rubia, que luego resultó ser un tío, al que de manera brutal le daban por el culo.
De momento mientras que yo extasiado miraba el video, sentándose a mi lado, comenzó a acariciar mis cortos cabellos, y cuando sentí sus gruesos bigotes, sobre mi piel, supe bien dentro de mí, que irremisiblemente volvería a dejar que me diera por el culo como él quisiera.
Como en efecto pasó, sigue pasando, y seguirá pasando cada vez que me emborracho, y me encuentro con él, pero ya saben, que borracho no vale, no señor, borracho no vale.
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