Red. strapon y fisting
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenía varias amigas, pero sólo una era diferente a todas. Yo la llamaba Red, por el rojo color de su cabello teñido. Era rara, y tenía un gusto especial por el piercing y los tatuajes de mariposas. Uno de ellos, sexy y atrevido, lo tenía justo arriba de sus nalgas. Nos conocíamos de primer año en la secundaria, y desde aquel entonces, ella era el blanco de mis burlas. A veces, le decía que se le estaba quemando la cabeza, y en una de mis burlas algo pesadas, le eché un vaso de agua al cabello; sin embargo ella apenas y se molestó. A pesar de todo, me llevaba bien con ella, aunque me era algo pesado. Fue entonces, que en un día cuando nos tocó hacer un convivio en su casa, me llevaría una sorpresa.
La fiesta estaba divertida y amena. La música ponía a bailar a algunos, y otros como yo, preferían quedarse sentados a ver a los demás. Entonces miré a red, que vestía de una manera muy sexy. Usaba unos leggins de latex brillosos de color negro, y unas zapatillas de un tacón alto. Vestía su pecho una blusa de spandex que apenas y le cubría el pecho, y como era strapless, parecía que cualquier barbaján intentaría bajárselo para ver sus pechos. Pero no fue así, más bien, todos le sonreían, y más de uno la pretendía. Se miraba hermosa con su pelo todo enroscado en un peinado exótico arriba de su cabeza, dejando al descubierto un cuello cubierto por collares llamativos. Al poco rato, se sentó junto a mí, y al verla guapa y con aquella ropa entallada, decidí platicar con ella sin burlarme como lo hacía cotidianamente. Me dio a beber un vaso con licor, el cual estaba relajante, muy relajante para decirlo exacto.
Me sentía como en un sueño, vagaba dentro de alguna fantasía, que de alguna manera consiente, me decía que estaba ligado a la realidad. Tuve un sueño húmedo impresionante, del cual desperté abruptamente. Fue entonces, que al abrir los ojos, me encontraba como recostado. Me sentí algo mareado, y en pocos instantes recuperé la razón. Observé inmediatamente en derredor, y noté que me hallaba sobre una cama atado de pies y manos. Además, usaba ropa de mujer. No entendía nada, pero me observaba en un espejo frontal, notando que me habían colocado un vestido corto de spandex muy ajustado de color rojo, y unas botas negras altas.
Mis manos usaban guantes transparentes de latex largos hasta arriba del codo, y mi rostro lo habían maquillado. Además, usaba una peluca de cabello lacio. Entonces, al moverme, sentí un ardor agudo en mi culo, y supe que me habían violado. Pero cosa extraña, aún tenía una erección enorme. Pero si necesitaba una respuesta, pronto la tuve, pues al abrirse una puerta, apareció mi amiga red. Extraño fue, verla disfrazada toda de enfermera. Usaba una bata ajustada de látex, medias largas blancas de hule y zapatillas de charol brillosas de color negro. Sus brazos se ocultaban en guantes largos de látex transparentes. Su rostro se ocultaba tras un cubre bocas de hule, que unido a todo el conjunto descrito, la hacían ver más que sexy. Además el rojo de su cabello sobre el mismo peinado referido, le daba un toque por demás excitante. Se acercó a mí, mientras me toqueteaba por todo mi cuerpo hasta llegar a mi miembro. Se sentó a mi lado, y mientras paseaba una mano por mi abdomen, con la otra tomó el control de su televisor y puso el play a un canal de video. Puso pausa, y antes de reproducir su contenido, me dijo con voz dominante:
__ ¡Ahora podrás observar lo que te hice mientras dormías! ¡Disfrútalo, pues lo repetiré una vez que lo hayas visto!
Miré a la pantalla, y noté como me ataba a la cama, mientras me hallaba bajo el efecto del licor que contenía algún fuerte calmante. Acto seguido, me desvestía, y miré como me vestía con los ya referidos atavíos. Luego ella salía del cuarto, y regresaba a los pocos instantes. Traía su descrita ropa, la cual una vez puesta, hizo verla sexy y atrevida. Miré como me giraba en la cama, poniéndome boca abajo. Con cierta lujuria, me subió el vestido, y comenzó a sobarme el culo.
Tomó un lubricante, del cual dejó caer unos chorros, primero sobre mi trasero, y después sobre sus guantes. Comenzó a penetrarme con un dedo, tan suavemente lo hacía, que sería difícil percibirlo de estar dormido. Entonces aumentó el ritmo y el número de dedos. Se puso de pie, y colocando la otra mano sobre mi cadera, me puso a gatas, como si hiciera una reverencia besando al suelo. Aprovechó la cercanía de mi culo abierto y lo resbaloso del lubricante, para hacer un fisting.
En poco tiempo, tenía ya toda su mano dentro de mí. Ahí la dejó unos instantes, hasta que comenzó a mover de adentro hacia afuera. Fue tan buena su loca labor, que casi todo su antebrazo, se hundió en mi cavidad. Extrajo su mano enguantada, y loca de deseo, pues gemía y jadeaba ardientemente, se desabrochó la bata, que para sorpresa mía, dejó caer un dildo enorme color negro que se ataba muy bien entre lo entallado de su ropa ajustada. Tras lubricar aquel monstruo, subió a la cama, donde arriba de mi culo me montó una vez que el dildo entró por completo en mí. Entonces, se movía salvajemente hacia atrás y adelante. Así se prolongó aquel delicioso castigo por unos minutos, hasta que extrajo el dildo, y ya que mi culo estaba dispuesto, introdujo sus manos sacando una y metiendo otra.
Justo ahí terminó el video. La miré con cierto temor, y noté que mientras se reproducía lo grabado, se tocaba sus partes a la vez que sobaba sus senos. Pero se incorporó, y sujetando el dildo, a la vez que yo no opuse resistencia, subió mis piernas en sus hombros y me dio nuevamente una deliciosa penetración.
Al término de está, me hizo llevarme a la boca su pene de plástico, donde al mamarla y simular una paja, explotó en mi cara y ropa todo su secreto y contenido liquido similar al semen. Despúes me desató, y dado que aún tenía la erección fuerte, yo la penetré con mis guantes por su vagina, hasta que el antebrazo quedó dentro de ella. Con la otra mano me masturbé, y juntos nos corrimos ardientemente.
Desde ese día, soy su sirviente sexual, y nos divertimos de lo lindo.
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