REGALADO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Si: Aquellas muchachas supieron encenderme de la manera más indisimulada aprovechando que mas nadie nos veía, y con un desparpajo y desvergûenza tal me mostraban sus culos alzándose las minifaldas mas otras exhibiciones a cuál de todas más desvergonzadas, hasta que preso yo en un estado de descontrol tal llamé a una de ellas que rauda y riendo vino a escucharme, para así a ella yo, poseído en un ardor desesperado, así decirle:
"-Por favor..! Dile a tus amigas que ya no puedo resistir más…y que si ellas quieren…me entrego a todas ustedes para que hagan lo que quieran conmigo!" Se lo dije, entre sollozos y una voz entrecortada y suplicante. Aquella muchacha me escuchó riendo con una permanente sonrisa sádicamente triunfal, para partir rauda hacia donde las demás la aguardaban ansiosas y también riendo, agrupándose todas para escucharla en un femenino coro de mordaces risitas al tiempo que dirigían hacia mí sus miradas mientras yo… sentía galopar mi corazón dentro mío.
La distanci a la que me encontraba me impedía escuchar sus palabras, pero atento al máximo observaba cómo todas allí escuchaban la noticia de la recién llegada con mi mensaje, para oírlas entonces sí, estallar a todas en carcajadas cuando la noticia había sido ya transmitida. Indisimuladas y con total desparpajo reían a carcajadas dando pasos o agachándose para reír aún más, y algunas hasta alzaban sus brazos danzando en triunfal festejo. Por fin, una me gritó así diciéndome:
-"Pero no tengas timidéz muchacho, ven aquí con nosotras, ven!!!" Ardiendo como una erótica fogata, hacia ellas…fuí. Todo mi ser temblaba en una mezcla loca de pasiones entreveradas de deseo y excitaciones paroxísmicamente monstruosas, mientras las veía ahí reír y reír mirándome gozosas y burlonas en una total disposición a comenzar conmigo una diversión a la que ellas pondrían todo el sentido que sólamente ellas ponerle quisieran.
Muy cerca había un lugar , ahí nomás, a diez o quince metros, donde la privacidad encubría cualquier acción, y me dicen riendo y muy sueltas: -"Vallamos ahí tras el murallón, y ahí te desnudas para nosotras que queremos "jugar" con tu cuerpecito!" Obedecí. Hasta allí fuí y riendo fueron todas conmigo, y algunas iban brazos en alto bailando y en un minuto…ya estaba yo completamente desnudo tras el murallón, tumbado en el pasto y con todas aquellas muchachas manoseándome a sus anchas y arrancando de mí los más desesperados gemidos de atróz placer entregado a un grupo de robustas y desvergonzadas mujeres que hacían ya lo que querían con un pobre chico caliente y regalado.
Un verdadero alúd de desesperantes cosquillas atroces que por todo mi caliente cuerpo me hacían me enloquecían haciéndome gritar en desesperación atróz, pero fuertemente apresado entre sus fuertes robusteces, sólo debía soportar lo que aquello ahí ya realidad era.
Cosquillas y pajas y mamadas y pies que me pasaban por la cara y que lamérselos me hacían, y culos que ya me hacían también lamerles y anatomías todas y todo en una alocada vorágine orgiástica en la cual una dominación femenina mayúsculamente lujuriosa se había allí conmigo enzañado. Los más potentes orgasmos comenzaron a tomar todo mi ser por total asalto,y un alocado chorrear de eyaculante semen comenzaron ellas a hacerme saltar pija afuera en medio de mis alocados gritos desesperados, y el a coro reír a carcajadas de todas ellas. Si: AQUELLAS MUJERES, NO ESTABAN HACIENDO OTRA COSA QUE EJERCER EL DERECHO QUE YO MISMO LES HABÍA REGALADAMENTE OFRECIDO. De pronto, y luego de una ya prolongada sesión de cosas que allí me habían ya hecho, se les ocurre prolongar más y mejor aquella cosa, y llevarme hasta una finca que ellas disponían para sus reuniomes y fiestas, para allí poder hacerme con mucho mayor amplitud, muchas más cosas que con mayor libertad y espacio hacerme querían. Atónito y perplejo las ví disponer con rapidéz yendo una a buscar la camioneta que por allí cerca tenían, y mientras me miraban con cínicas morisquetas y risas , mi calentura atróz ahora cobraba el nuevo y desesperante ingrediente de saber que ahora, irían ellas a llevarme a un lugar en donde pasaría ya a ser…cautivo esclavo sexual de todas. Una extraña y desesperante pasión masoquista que yo no tenía en mis planes comenzaba a de mí adueñarse, y adivinándola ellas, más aún con morisquetas me miraban, entreverando en ellas unas risas que evidenciaban el goce al así verme. Y más cosquillas en los huevos me hacían, y más pajas y más mamadas y más pies por mi boca pasaban, y mi pija volvía a largar aquella leche que como a un monstruo locamente sexual, ilimitadamente me saltaba y saltaba. El ruido del motor de la camioneta llegando velóz, me puso los pelos de punta. Otra vez, las morisquetas se dibujaban en sus miradas a mí.
Como en una débil e inútil resistencia esbocé un tímido " ¡Ay…no…no…por favor nooo!" Pero había risa tímida entre mis sollozos, y ya me cargaron rápidamente a la camioneta soltando todas un coro de risas, y mientras mis ropas ahí tras el murallón quedaban tiradas, la camioneta partía como flecha en medio de un soltar de estridentes carcajadas de todas ellas, llevándome hacia mi destino del más insólito y lujurioso cautiverio en una solitaria y alejada finca en donde pasaría a ser el esclavo de todas ellas.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!