Retiros Espirituales – Capítulo 11
Carlos continua con sus charlas motivacionales y les deja un «regalo» en El Edén para recordarles la importancia de ser puntuales, obedecer y nunca abandonar con lo que se inicia….
Antes de iniciar, quiero advertirles que este capitulo se me fue un poco largo, se que puede ser tediosa su lectura, pero no quería partirlo en dos, además sentí que fue la manera de compensar un poco la demora en darle continuidad a mi historia.
Espero entonces lo disfruten igual o más de lo que yo lo disfruté escribiéndolo.
Vencido por el cansancio, me logré quedar dormido pero solo por un rato, estaba sobresaltado y no lograba dormir de corrido, solo dormía por espacios de tiempo, mi mente estaba a mil, recreando todo lo que acaba de ver, imaginando mil cosas que podrían pasar y preocupado obviamente por cuando llegara mi castigo, en esas estaba cuando sentí ruidos en las habitaciones del lado, era obvio que estaban entrando en estas los recién castigados, sentí que abrieron las duchas, fueron duchas bastante largas y supuse que Manuel, Esteban y Sebastián intentaban con agua, limpiar no solo su cuerpo, sino también su alma, volví a sentir un poco de lástima por ellos, sobre todo por Esteban y Manuel, se notaban más débiles de carácter y que habían llegado a ese punto por culpa de su “líder”, luego de esto ya pude conciliar el sueño hasta el otro día marcando las 6:30 am en el reloj, hice algo de pereza de más, sabía que estábamos citados a las 8:00 am a nuestra primera actividad del día, así que me di media hora de más para lograr recuperar un poco más de energía, pasadas las 7:00 am me levanté, me bañé y al vestirme de nuevo con esa túnica blanca, si a eso se le podía llamar blanco todavía, recordé mi situación, un free balling obligado como alerta de un futuro castigo, la situación me ponía entre el miedo y la excitación y antes de que me dominara de nuevo una erección, decidí dirigirme al comedor para desayunar.
Al llegar al comedor noté que ya casi todo el grupo se encontraba allí, me senté en una mesa con tres manes con los que nunca había compartido, se llamaban Ricardo, Víctor y Jaime, el primero de buen ver, la verdad no lo había notado pero el man aguantaba, le promedié unos 26/27 años, recordé que habló de una novia en su presentación inicial y teniéndolo cerca pude notar un buen cuerpo por debajo de su túnica, había estado tan enfocado en Sebastián, sus amigos y todo lo que había ocurrido alrededor de ellos, que no había detallado que en el resto de manes de los retiros, había uno que otro que aguantaban mucho, del segundo recordé que se presentó como médico pediatra, un señor rubio de unos 50 años, soltero, muy bien conservado para su edad, se le asomaba algo de barriga debajo de esa túnica y ya pudiéndolo detallar mejor, me dio vibra gay y el tercero, otro man también cincuentón, calvo, más bien trigueño, muy risueño y de muy buena vibra, recordé que nos contó que era de mi ciudad pero que se había casado con una mexicana con la que tenía dos hijos y que había aprovechado sus vacaciones para visitar su familia y que por recomendación de su hermana había llegado a este lugar.
Hablé lo justo con ellos buscando poder desayunar rápido, volver al cuarto a lavarme los dientes y estar puntual en la actividad para no desafiar más mi destino, aunque este ya estaba marcado.
Llegué a las 7:59 am al salón, está vez volvimos al ubicado en el tercer piso, al entrar me encontré solo con Carlos, no iba acompañado por sus perros falderos, supuse yo que estaban cansados de las varias faenas en las que habían participado, el líder, como es su costumbre me desafió de nuevo con su mirada y la luz ubicada estratégicamente a la entrada del salón, le marcaba quien cumplía con el castigo de no llevar ropa interior y quien no, obviamente cada que entraba uno de los castigados, el resto del grupo volteaba a mirar para asegurase de lo mismo, yo también lo hice con Manuel y Esteban que en esta oportunidad llegaron solos, sin la compañía de Sebastián quien ya estaba sentado en el salón cuando yo entré.
A las 8:00 am en punto cerraron la puerta del salón e inició la actividad, noté que faltaban 4 manes dentro de los que estaba Santiago, Carlos anunció que no se permitirían más llegadas tarde y quien lo hiciera, no podría asistir a la actividad y recibiría su respectivo llamado de atención, también anunció que Santiago estaba en la clínica ya que había amanecido con un dolor muy fuerte en su cabeza que lo había obligado a pedir ser llevado de urgencia al hospital más cercano, la historia me pareció algo reforzada y decidí que más tarde trataría de recorrer más anchamente El Edén para poder descubrir si esa historia era verdad o no, los otros tres que no pudieron entrar al salón fueron Camilo, el “crossfitero”, Ricardo y Alejandro, a este último lo recordé cuando ayudó en el primer castigo que tuvieron Sebastián y sus amigos, un man de unos 36 años, algo pasado de peso, bastante normal para mi gusto y recordé también que en su presentación habló de un reciente aborto del primer embarazo de su esposa, un golpe del que aún no se recupera y que lo tenía asistiendo a este lugar buscando paz en su alma, “uno buscando paz para el alma y encontrarse con un lugar lleno de sorpresas de este tipo, “pfff”, pensé yo en mi mente, yo ya solo quería que llagara la próxima actividad o el próximo día para ver a estos tres nuevos manes sin nada debajo de sus túnicas, pues, ese pensé que iba a ser el castigo y especialmente a Camilo y Ricardo, ¡jijiji!, me reí maliciosamente en silencio, aunque me duró poco la malicia al recordar a Santi y pensar si realmente estaba mal de salud o era, cómo pensé en un principio, una jugarreta del líder del lugar.
La actividad duró lo justo, Carlos habló de la importancia de la puntualidad y uno que otro valor que nos daban valor e integridad, valga la redundancia, a los hombres, yo poco pude concentrarme, solo podía imaginar y recordar a ese man en calzoncillos blancos en mi mente, no podía verlo de otra manera y creo que él lo notó, o sea, se dio cuenta que lo miraba más de la cuenta y logró hacer uno de esos gestos muy de él, entre picardía y seriedad mientras yo solo lograba acomodar mi principio de erección en esa tela que ya no tapaba casi nada.
Al terminar la actividad se nos asignó una tarea que cada uno realizaría en su habitación y al finalizarla se nos dio vía libre para pasar al comedor por la media mañana y dedicar el resto de la mañana a lo que quisiéramos, pero nos hizo énfasis importante en la palabras OBEDIENCIA Y PERSISTENCIA, sobre todo en esta última, advirtiéndonos que en El Edén podríamos encontrar señales que nos recordaran la importancia de cumplir con estos dos valores.
Salí directo a mi habitación para cumplir con la tarea, se trataba de un listado de valores a los cuales teníamos que asignarle un personaje de nuestro entorno con una situación en donde dicho personaje hubiera mostrado o evidenciado ese valor, terminé pasada casi la hora y me dirigí al comedor a tomar mi media mañana pero al pasar por el baño social de la casa vi un alboroto de varios manes que llamó mi atención.
Entré al baño y me encontré con varios manes impactados mirando hacia los sanitarios, otros como David, Víctor y Luis, se encontraban sin sus túnicas y marcando cada uno una paja, me sorprendió mucho el cuerpo de Luis, un man bastante musculado y definido a pesar de estar ya en los 50 años, adicional también me impactó el actuar de estos tres personajes y me pregunté el por qué se pajeaban sin reparo alguno delante de todos, aceleré el paso para poder ver lo que había dentro y cuál fue mi sorpresa al encontrarme a Sergio y Gabriel completamente sometidos y sodomizados, los recordé como los dos manes que anteriormente habían abandonado una de las actividades, sus espaldas estaban apoyadas en los sanitarios, sus manos y pies levantados y atados con cuerdas a la estructura metálica de cada cubículo, solo vestían unos suspensorios que dejaban al descubierto sus anos completamente lubricados previamente, sus bocas estaban amordazadas con aros obligándolas a estar abiertas, sus ojos vendados y sus cuerpos rayados y marcados con palabras como: esclavo, débil, perdedor, fóllame, oríname, entre otras y en las paredes unas frases como: quien incumple será castigado, el que abandona, pierde, sin dolor no hay ganancia y otras culadas de esas que se me hacen de lo más cliché, la verdad sentí muy forzada la escena y me sorprendió viniendo de Carlos que hasta el momento había cuidado muy bien cada detalle, también recordé “la moraleja” que nos había dejado el líder al terminar la última actividad, para los tres sujetos detrás de mí no había nada cliché en la situación y ya se estaban alistando para darse gusto con lo que Él Edén les ofrecía, inmediatamente David y Luis se encargaron de Sergio, el trigueño se fue directo a su culo, no sin antes retarme con su mirada y el solterón se fue a follar su boca, era de esperarse esta reacción en unos machos provocados que estarían encerrados por 8 días sin nada de sexo, lo iban a buscar así fuera en alguien de su mismo sexo, bueno, no todos, pero el ambiente y todo lo que allí estaba pasando, iban a terminar por encaminar al sexo gay a más de un heterosexual y así fue, ya David y Luis se daban gusto con Sergio, este solo se quejaba y lagrimeaba y yo solo podía pensar en él y en lo que su mente podría estar pensando en ese momento, que situación tan humillante, quería irme de ahí, pero mi instinto más sucio me obligaba a permanecer ahí parado, mi verga ya estaba empezando a despertar, David solo pensaba en culear, no importaba si era un man o una vieja, él solo quería satisfacerse, en Luis vi más suavidad, ya les había dicho que se me hacía algo gay y por su actitud, pude confirmar que sí, veía más disfrute en su cara y al cambiar de posición con el trigueño, pude ver más experticia en su manera de coger un culo masculino, David duró poco y llenó de leche la boca de Sergio quien se vio obligado a tragar, el solterón por su parte demoró su orgasmo y en un momento dado, corrió hacia un lado el suspensorio del castigado y comenzó a pajearlo buscando que disfrutara del momento y no lo siguiera padeciendo, Sergio solo se quejaba y aguantaba pero su verga ya estaba reaccionando al estímulo y eso pareció dolerle más, sus lágrimas aumentaron, sentir que estaba encontrando algo de placer en eso, lo hizo llorar con más fuerza y bufar con rabia, no quería aceptar que algo de toda esa situación lo estaba llevando al placer, Luis pareció leer su mente y comenzó a alargar su bombeo, empezó a lamer la parte interna de sus muslos, a acariciar su abdomen y pecho al punto de pellizcar sus tetillas y ahí Sergio se rindió, pude sentir por él ese corrientazo, por si solo comenzó a mover su culo buscando ser penetrado, estaba entregado, intentaba decir algo pero la mordaza no se lo permitía, el cincuentón seguía estimulando esos puntos que solo quien ha estado con otro hombre conoce, lo estaba llevando al límite, al punto que el sometido no aguantó más y comenzó a soltar chorros de leche que bañaron todo su abdomen y pecho, Luis aceleró sus envestidas y llenó de leche ese culo recién desvirgado y los que mirábamos no dábamos crédito, solo pude ver de reojo a Víctor que continuaba con su paja, en dos de los otros sanitarios a Manuel y Esteban arrodillados y vomitando, seguramente la escena los había llevado a la noche anterior y revuelto el estómago, también alcancé a ver a Sebastián quien ya también se estaba despojando de su túnica, este man no tenía escrúpulos, aún después de lo que vivió la noche anterior, ya se iba a disponer a darle rienda suelta a sus deseos, iba directo al cubículo donde estaba Gabriel, cuando vi que Víctor se le adelantó y se apropió de ese culo, menos mal que el pediatra no era muy dotado y la entrada de su verga no fue tan dolorosa, comenzó un bombeo lento que fue aumentando con el pasar de los segundos, se veía experiencia en su actuar, había sospechado yo desde el desayuno que el rubio cincuentón era gay y sus movimientos expertos me lo estaban confirmando, Gabriel por su parte solo podía quejarse, forzar sus amarras buscando liberarse y llorar, veía muchas más incomodidad en ese castigado, nada de lo que hacía Víctor lograba disfrutarlo, su verga fue liberada del suspensorio y por más estímulo que recibió, no lograba erectarse, el pediatra fue consciente de esto y aceleró el ritmo para no martirizarlo más, se veía buena persona pero ya estaba a punto y solo quería terminar, al cubículo entró Felipe buscando desahogo y metió su verga en la boca de Gabriel quien al sentirla comenzó a moverse con más fuerza, se notaba su agonía, yo quise intervenir pero me sorprendió Sebastián por la espalda diciéndome al oído: “veo como disfruta de la escena, es claro que lo suyo es el sexo gay, siempre lo supe y es momento de darle lo que tanto ha deseado”, yo intenté moverme pero él hábilmente metió la mano debajo mi túnica, con una mano tomó mi verga, con la otra amasó mi culo y continuó diciéndome: “¿si ve?, su verga no miente y este culo está deseoso de ser penetrado desde el día que pisó esta finca y hoy ese deseo se le va a cumplir”, yo seguía paralizado y solo me atreví a mirar a los lados para asegúrame de quienes pudieran estar viéndome en esa situación, los dos más jóvenes y a quienes les había encontrado su atractivo físico un poco tarde, estaban atentos a todo, seguían con sus túnicas puestas pero se sobaban sutilmente sus vergas por encima de esas telas, se notaba que estaban excitados con lo que veían y aunque ambos se habían presentado con novia, era de esperarse que a su edad, sus hormonas los iban a mantener siempre en lugares donde la acción, el morbo y el sexo estuvieran presentes, yo continuaba quieto, Sebastián ya me había quitado la túnica, con una mano me pajeaba y con la otra continuaba amasando mi culo mientras me seguía hablando al oído: “¿vio?, siempre supe que a usted le gustaban las vergas, su mirada siempre lo delató, yo a los “mariquitas” como usted los tengo identificados y hoy por fin va a recibir verga en este culo, aprovécheme porque en mi día a día no permitiría que algo así ocurriera, las personas como usted me dan asco”, terminó todo esto apuntando uno de sus dedos en mi ano y en mi mente solo quedó resonando la palabra “mariquita”.
En el cubículo de Sergio, ya estaban dos manes más dando rienda suelta a sus deseos más oscuros, se trataba de Javier y Diego, el primero estaba metiendo su verga en la boca del castigado y el segundo bombeaba fuerte su culo, mucho más bruscos que los dos primeros, se notaba que solo querían satisfacer sus deseos primarios, Sergio solo se quejaba, recién eyaculado ya no encontraba placer alguno pero sabía que debía aguantar, afortunadamente para él, estos dos personajes no aguantaron mucho y terminaron vaciando su leche en su respectivo agujero, en el otro cubículo, Víctor continuaba penetrando a Gabriel y no hubo talento alguno que hiciera despertar la verga del castigado, su llanto se hacía cada vez más sonoro y agobiante y al paso de varios minutos, el pediatra llenó ese culo con su leche y Felipe, un poco después y consciente de la situación, vacío la suya en la cara del castigado, evitando que cayera en su boca, me impactó como después de venirse en su culo, el pediatra hizo que el otro man saliera de ahí, cerró la puerta del sanitario y se paró vigilante para evitar que más manes entraran, cuidando que nadie más abusara de Gabriel, a mí la verdad me pareció muy doble moral su acción, pero, ¿quién era yo para cuestionarlo?, al fin y al cabo mi interés no estaba en ese cubículo, a mi Sebastián me tenía sometido a una paja lenta y a un dedeo anal que me estaba llevando al orgasmo, los dos jóvenes seguían en la misma posición, no se atrevían a más, era como si su hombría o su pudor nos los dejara avanzar, se debatían entre la escena que dábamos el troglodita y yo y el sanitario aún disponible, solo seguían tocando un poco más bruscamente sus vergas por encima de sus ropas, podían tranquilamente apoderarse del culo y la boca de Sergio, pero me supuse yo que si alguna vez intentaban algo con otro man, se asegurarían de que no estuviera en esas condiciones, ¡ideas estúpidas mías!, usado y eyaculado en todos sus orificios, podían también irse en ese mismo instante o seguir como espectadores y al parecer optaron por esta última, ya estaban con sus ojos esperando el desenlace de lo que pasaba conmigo y eso me excitó más, aunque hubiera querido estar en otra posición frente a este par de “bizcochos”
Sebastián continuaba con sus manos dándome placer pero sus palabras eran un mar de insultos y ya me estaba hartando de esto, recordé entonces la noche anterior, pude recordar al troglodita sometido y sodomizado, sin ninguna opción de rechistar, con su cara de deseo, muy oculta pero presente en él y con ese recuerdo en mi mente, me llené de valor y con una de mis manos libres, la pasé por detrás de su cuello y lo atraje a mí con tanta fuerza que lo comencé a arrastrar hacia la pared de los lavamanos, nadie nada crédito a lo que pasaba, sabía que me la estaba jugando pero ya había descubierto también en este man su lado sumiso y débil, así tratara siempre de mostrar lo contrario, allí lo obligué a doblarse y lo estaba logrando de manera fácil, él solo me miraba con sorpresa pero no ponía resistencia, estando en esa posición, tomé un poco de jabón de manos y lo pasé por todo su culo y sin darle tiempo a chistar, le clavé mi verga hasta el fondo, él solo gritó pero no hizo nada para liberarse, ¡gané!, bien sabía yo que esta posición de humillado a este man le gustaba, ¡ufff!, nunca me imaginé ese cuadro pintado de esta manera, siempre pensé terminar sometido a este machito homofóbico, pero verme ahí, dominando la situación y con mi verga ya hundida hasta el fondo, me llevó a comenzar un bombeo salvaje como nunca en mi vida lo había hecho, penetraba ese culo con fuerza, con rabia, con deseo y con el acúmulo de todo lo pasado en ese lugar, detrás de mí se ubicaron los dos jóvenes para observar más de cerca la escena, Sebastián bufaba entre la rabia y el placer, pero no buscaba que su situación cambiara, yo busqué su verga por debajo del lavamanos en el que lo apoyaba y estaba erecta y goteando presemen, muestra de que lo estaba disfrutando igual que yo, aproveché esto y le empecé a decir al oído: “¿ahora quién es el “mariquita”, quién es el que disfruta de una verga en el culo, quién es el que ha deseado por años estar así?, ¿ah?, responda, ´perro”, él no fue capaz de responder, solo intentó zafarse pero sin mucha fuerza, solo fue un intento por demostrar su hombría pero era claro que no quería zafarse, yo comencé a pajearlo mientras continuaba con el bombeo en su culo, apretaba también con fuerza su cara contra un espejo encima del lavamanos y lo obligaba a que él mismo viera su cara de placer, diciéndole al oído: “mire, mire bien quien es el marica aquí, mire su cara de placer y recuérdela bien para cuando vuelva a donde mi buscando que le dé más verga”, el miraba con rabia, con odio, pero su placer era mayor, estaba un poco incómoda la pose, entonces lo volví a coger del cuello y lo obligué a acostarse boca arriba en una banca que estaba en todo el centro del baño y con sus piernas en mis hombros comencé de nuevo con mi bombeo, seguí la paja a su verga y al ver su ojos cerrados para no darme la cara, le di un cachetadón que asustó no solo a Sebastián si no al resto de presentes, en ese instante, Manuel y Esteban salían de los sanitarios y quedaron sorprendidos al ver a su líder en esa posición y sin pedir permiso, se despojaron de sus túnicas, comenzaron a pajearse y acercaron sus vergas ya erectas a la boca del troglodita, él solo pudo comenzar a mamar, se notaba sorpresa pero también deseo en su acción, esto aumentó mi excitación, ya estaba a punto de terminar y aproveché mis últimas estocadas para pellizcar con rabia esas tetillas, luego bajar a su verga para seguir la paja, decirle delante de todos que mamara con más ganas esas vergas por las que esperó años para tenerlas en su boca, los tres amigotes me miraron impactados de que yo conociera esta información y al cabo de unos minutos más, la verga de Sebastián comenzó a eyacular, bañó todo su abdomen y su pecho con su leche, su cara era un poema, se sentía evidenciado, yo logré llegar a mi orgasmo llenando su culo de leche, no me di tiempo de nada y salí de ahí casi de inmediato, tampoco quería darle tiempo de reaccionar a Sebastián y de pronto me cogiera a golpes, por eso salí corriendo a mi cuarto, no me importó pasar por todo el lobby embola, con la verga escurriendo y mi túnica en la mano, no me importó quedarme sin saber cómo terminarían esos tres, llegué como pude y me encerré de inmediato para pasar al baño y darme una ducha, estando ahí traté de poner mi cabeza en orden, todo esto que estaba pasando en ese lugar me estaba sobrepasando y aproveché el resto del rato libre para seguir despejando mi mente, me había acabado de culear al machito homofóbico del lugar, lo había dejado en el baño a merced de sus dos amigos deseosos de “venganza”, de dos jóvenes hormónales y un cincuentón gay, ¿qué más podría haber pasado en ese baño?, ¿qué consecuencias traería esta acción con este man?, con mil preguntas estaba cuando llegó la hora del almuerzo y me tocaba dirigirme si o si al comedor.
Continuará…
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