Retiros Espirituales – Capítulo 12
Pablo enfrenta a Sebastián y aprovecha una salida a conocer la parcelación en donde se encuentra El Edén para comenzar a vivir una serie de situaciones muy morbosas para él, su lider, vecinos y algunos de sus compañeros… .
Advierto que en este capitulo y seguramente en los próximos no encuentren escenas de sexo explicito, se podran leer escenas en donde predomine el exhibicionismo y una que otra situación muy morbosas pero que no llegarán al sexo explicito. No por esto quiero que me dejen de leer, al contrario, quiero que disfruten conmigo esta historia que esta llena de un montón de ingredientes que sé que a ustedes les pueden llegar a gustar igual o más que a mi.
Llegó la hora del almuerzo y si o si me tocaba dirigirme al comedor, salí con temor de mi cuarto y al llegar encontré a gran parte del grupo ya sentado, Víctor, Luis, David y los otros manes que habían aprovechado lo brindado por El Edén, ya estaban almorzando como si nada, super tranquilos, mientras yo seguía nervioso por el encuentro de esta mañana con Sebastián, quien ya estaba sentado junto a David, pude concluir que eran dos manes del mismo corte y se la estaban comenzando a llevar bien, pero al notar mi presencia logré ver que agachó la cabeza con vergüenza y continuó almorzando, ahí me sentí un poco ganador, había logrado dominar a ese machito homofóbico, logré ver una mesa en donde estaban sentados solos Esteban y Manuel y estratégicamente me senté ahí, quería averiguar algo más de lo que había pasado en el baño después de yo salir.
Al sentarme sentí el nerviosismo de estos dos manes, yo traté de calmarlos con un saludo cercano, esperé a que me sirvieran mi almuerzo y antes que yo pronunciara palabra, Esteban comenzó a decirme: “parce, lo que pasó en el baño fue muy extraño para nosotros dos, ver a nuestro amigo de toda la vida ahí, sometido, sin poner ninguna resistencia y disfrutando del sexo con otro man, nos generó muchas dudas, es claro para nosotros que este lugar nos ha obligado a experimentar muchas cosas que nunca antes hubiéramos imaginado, pero hasta ese momento todo había sido obligado por Carlos, mientras que lo que pasó en los baños, aunque tuvo el mismo tinte, vimos en Sebastián una actitud de disfrute y sobre todo al momento de mamar nuestras vergas, nosotros dos nunca imaginamos llegar a ese punto pero había algo de reclamo hacía nuestro amigo en ese “obligar” a que nos la mamara y venirnos en su cara, sentimos que hubo cierto desquite porque mal que bien nosotros llegamos a esta situación gracias a las decisiones que nos había obligado a hacer Sebastián prometiendo cuidarnos y nunca cumplió”, yo los interrumpí, les dije que los entendía y que también había aprovechado el momento como desquite a la actitud altiva de Sebastián y sus insultos, ellos terminaron dándome las gracias por haber puesto en su lugar a su amigo y me pidieron el favor de ayudarlos creando el espacio para ellos desquitar de manera más severa todo lo que su amigo los había hecho vivir en ese lugar, yo traté de decirles que me parecía difícil y algo arriesgado, sobre todo porque no estaba en mi ADN, hasta ese momento, ese tipo de acciones, pero que la situación me atraía mucho y por ende iba a tratar de ayudarlos, ellos volvieron a darme las gracias y se ofrecieron en pagarme el favor como yo quisiera, esto último me quedó sonando y les dije que algo se me ocurriría, en esa conversación estábamos cuando fuimos interrumpidos todos en el lugar por Carlos y sus monitores anunciando que en la tarde saldríamos a conocer la parcelación donde se encontraba El Edén, algunas fincas del lugar, el complejo deportivo y otros lugares más, y sumado a esto, nos informaron que al final de este recorrido, nos llevarían a la plaza del pueblo donde nos encontrábamos para visitar la iglesia principal porque todos los martes se celebraba el día de una virgen de la cual los habitantes de ese lugar eran muy devotos, a mí me pareció chistoso esto último, no entendía esa religiosidad en Carlos, me parecía algo de doble moral, pero había que obedecerle, además que me hubiera gustado aprovechar esa tarde, ya que como no había actividad programada, podría inspeccionar la finca en busca de pistas que me llevaran a paradero de Santiago porque seguía pensando que lo de su enfermedad era mentiras y algo había pasado con él, nos dieron poco tiempo para terminar de almorzar, asearnos y estar listos en la entrada de la casa para acceder al bus.
Llegué justo a la hora citada para montarnos al bus, ya estaban en fila los 14 manes que a ese momento continuábamos en los retiros, esta vez solo nos acompañaría nuestro líder y obviamente Adolfo el conductor del bus, me tocó ocupar el último lugar de la fila y esperar para montarnos al bus, cuando pude entrar lo primero que vi, fue sentado en la última banca de este, al fondo y en todo el centro, a Sebastián y a su derecha a David, el machito estaba con las piernas abiertas y al verme, descaradamente se remangó un poco su túnica para que pudiera ver su verga dormida, nadie más podía verlo, todos ya se encontraban sentados, excepto David que al lado de él, disfrutaba de su descaro, volvía el machito retador y altivo de antes, sentí un poco de susto pero no quería ceder terreno, me armé de valor y me fui directo a la silla a su izquierda y al sentarme le dije: “veo que quedó con ganas de más” y antes que pudiera revirar, le agarré las güevas con mucha fuerza y rematé diciéndole: “los machitos homofóbicos como usted siempre terminan siendo al final los que más verga piden, su jueguito no me está gustando pero cuando quiera repetimos lo del baño, me encantaría volver a llenarle ese culo de leche y verle su cara de placer”, apreté más sus güevas al punto que Sebastián, con lágrimas en los ojos, rogó porque se las soltara, así lo hice y él solo se limitó a bajar su túnica, agarrarse sus güevas por el dolor y agachar la cabeza, a lo que aproveché y le dije: “así me gusta, que ahora el “mariquita” sea usted”, David no daba crédito a lo que pasaba, solo continuó callado pero su túnica ya marcaba una leve erección, esta salida estaba iniciando de buena manera y al arrancar el bus, solo pensaba en cómo había sacado carácter de donde no había para enfrentar así a ese man.
Salimos a la carretera principal de la parcelación y nos dirigimos a la primeras fincas, nos hicieron bajar para mostrarnos dos construcciones, dos fincas que apenas estaban construyendo, en una de estas, Carlos saludo de manera muy cercana al man que la cuidaba, nos lo presentó como Jorge, me sorprendió verlo muy bien vestido , muy cuidado, se veían culto, educado y no parecía de campo, luego nos hicieron pasar a los 15 para que viéramos como iban quedando la casa, detrás de nosotros siempre iba el “mayordomo”, si es que lo podía llamar así, porque de todo parecía menos esto, al ingresar a la casa nos presentaron a los trabajadores, eran tres, un señor adulto, de unos 55 años más o menos, se notaba que era quien lideraba a los otros dos, luego me di cuenta que era el papá, y dos jóvenes que rondaban entre los 20 y 25 años, los tres se notaban de extracción humilde pero dejaban ver muy buenos cuerpos ya que sus overoles los llevaban hasta la cintura y la parte de arriba la amaban ahí mismo dejando sus torsos al desnudo, el señor asomaba algo de barriga pero sus músculos se veían desarrollados por el mismo trabajo en construcción, sus dos hijos si mostraban unos cuerpos mucho mejor trabajados, producto obviamente de su labor pero se notaba que complementaban sus trabajos con deporte, yo aproveché para deleitar mis ojos con estos tres cuerpos, debía reconocer que a pesar de sus rostros bastantes criollos, sus cuerpos eran un deleite, este tipo de personajes, solían llamar siempre mi atención, no encontré una palabra que se use en mi país para referirnos a este tipo de manes, quizás campeches, neas, chirretes o como dicen en México, chacales y estos dos estaban muy bien físicamente, su tono de piel entre trigueños y bronceados por el sol, altos, de buena estatura y con los típicos modales de alguien de sus orígenes.
Comenzamos el recorrido por esta casa, nos fueron mostrando los diferentes espacios y nos recreaban cómo iban a quedar al finalizar la obra, todo esto nos lo comunicaba Genaro, así se llamaba el señor maestro de obra, si es que le podía llamar así, noté a Carlos y el administrador del lugar siempre muy cerca vigilando el recorrido, muy cómplices y lo pude constatar cuando nos tocó subir al segundo piso, no habían aún escaleras construidas por lo que nos tocó usar una de madera apoyada en una de las paredes y ahí comenzó el espectáculo, Genaro se ofreció inmediatamente en ayudarnos uno a uno, sus dos hijos optaron por alejarse, parecían incómodos con la exhibición que dábamos cada uno de nosotros por debajo de nuestras túnicas, nuestro líder se acomodó estratégicamente y pudo observar, junto a su cómplice, todo el show que estábamos dando, yo también demoré mi ascenso buscando morbosear a mis compañeros, sobre todo a Camilo y Ricardo que ya habían despertado mi interés, extrañé tanto a Santiago en ese momento, me hubiera encantado aprovechar esta situación para poder seguir morboseando esas piernas, ese culo y esa verga que siempre marcaba en sus típicas trusas, a algunos los vi incómodos, caso Esteban y Manuel que a pesar de todo lo vivido, seguían con su pudor absurdo, trataban de taparse pero era imposible, o tomaban su túnica para pegarla a su cuerpo y evitar que algo se viera o agarraban bien esa escalera para poder subir al otro piso y no caerse en el intento, era gracioso verlos en esa incomodidad y era morboso al mismo tiempo sumado a la sobadera de verga con la que inició Genaro, se veía algo morcillona por encima de ese overol, se notaba que este señor disfrutaba del espectáculo, al ver esta situación, aproveché el momento y me dije: “si estos manes quieren acción, pues acción les voy a dar”, se estaba despertando en mi ese fetiche exhibicionista que tuve en mi adolescencia, me subí a esa escalera, mi verga ya se encontraba algo erecta, abrí lo que más pude mis piernas y retrase mi subida para que los de abajo pudieran verme y así fue, los tres que observaban se dieron gusto mirando como yo subía esa escalera y dejaba toda mi verga, mis güevas y mi culo a sus ojos, esta situación estaba muy caliente, yo seguía retando a mi líder y el parecía estar disfrutándolo, Jorge acomodó su verga disimuladamente en su pantalón, Genaro sobó su verga de manera más descarada, sus hijos a lo lejos lo miraban con algo de fastidio y nos alcanzó para terminar el tour, ya en el segundo piso, aproveché un momento para asomarme por un espacio hueco en el piso, pude ver como Carlos y Jorge se acercaban a los dos jóvenes obreros, el nerviosismo de estos dos manes era muy notorio, algo les estaban diciendo, yo no alcanzaba a escuchar y en un momento los dos hijos de Genaro negaron con la cabeza de manera enfática, las caras de los otros dos se descompuso e inmediatamente agarraron fuertemente sus tetillas, las pellizcaron, agacharon sus cabezas junto con parte de su tronco quejándose de dolor y comenzaron a afirmar con sus cabezas, era claro la dominación que existía del líder de El Edén y su amigo frente a estos dos jóvenes, me hubiera encantado haber escuchado la conversación pero podía sospechar de que se trataba todo esto, volví al grupo ya para bajar de nuevo, terminar el recorrido y volver al bus.
Volví a quedar de último en la fila para subirme al bus de manera estratégica, y ¡oh sorpresa!, de nuevo Sebastián en el mismo lugar pero esta vez solo, David no lo acompañaba y esta vez su túnica si estaba en el lugar que correspondía, yo me dirigí de nuevo a la silla a su derecha, venía con la tensión sexual de lo que había acabado de pasar y quería desahogar un poco, el troglodita logró intimidarse un poco, continuaba mostrando su debilidad, el bus arrancó a un nuevo destino, se trataba de una finca, la más lujosa de la parcelación, donde podríamos disfrutar, según nos informaron, de un buen rato para montar a caballo si así lo deseábamos, ya en camino comencé a subir mi mano por la cara interna del muslo de Sebastián, este puso cara de pocos amigos e intentó frenarme, yo estaba decidido a seguir jugando mis cartas con este man, sin darle tiempo y repitiendo lo que había acabado de ver en la construcción, pellizqué con fuerza una de sus tetillas y le dije al oído: “más le vale que abra bien esas piernas y coopere con la causa que vengo muy arrecho”, él intentó revirarme y yo pellizqué más fuerte esa tetilla, debió dolerle bastante, pero al llegar mi mano a su verga, pude sentir que ya estaba despertando, prueba de que disfrutaba de este tipo de sometimientos, “ufff”, yo estaba en la gloria y aproveché el movimiento para obligarlo a pasarse a mi derecha, arrinconarlo contra la ventanilla y así nadie pudiera vernos, estando así, comencé una paja lenta mientras que continuaba apretando una a una sus tetillas, todo se encontraba duro, su verga, sus tetillas, sus labios, se notaban secos de la excitación y no sé por qué pero deseé besar a ese macho, el trató de esquivarme pero agarré con más fuerza todo lo que tenía de él en mis manos y terminé por besarlo, este man estaba tieso, no movía nada, creía yo que nunca había besado a otro man y mientras más apretaba él más soltaba su boca, el beso comenzó a ser correspondido y la paja continuó, Sebastián se rindió y nuestras lenguas comenzaron a cruzarse, yo continuaba la paja lenta, tratando de no hacer ruido para que nadie nos notara, afortunadamente en los puestos de adelante no había nadie, éramos muy pocos para un bus tan grande, estábamos muy espaciados unos con otros y eso me dio algo de libertad, besé a ese macho como nunca había besado a nadie, pajeé esa verga igual, estaba a mi merced y cuando Carlos se paró a anunciar la llegada al próximo destino, yo separé mi boca de su boca, aceleré la paja y el troglodita comenzó a eyacular todo el espaldar de la silla de adelante, yo me reí por mi logro, tomé la leche que en mi mano había dejado, con un poco más de la del espaldar y se la pasé por toda la boca obligando a tragarse tu propia leche, intentó escupir y lo miré con tanta determinación que solo pudo acceder a obedecerme, me paré inmediatamente y lo dejé ahí, solo, recién sometido, eyaculado, desnudo de su cintura para abajo y con toda su leche en su boca y en el espaldar de esa silla, estando ya abajo, Carlos preguntó por Sebastián para iniciar el segundo recorrido de la tarde y al intentar subir de nuevo al bus a buscarlo, este apareció por la puerta con su boca y ojos rojos, la tela de su túnica manchada y una verga hinchada producto de una reciente masturbación, el líder lo miró extrañado, tratando de entender lo que había pasado pero decidió dejar así, por el momento, para darle continuidad a su cronograma, mientras yo me sentía victorioso.
Continuará…
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