Retiros Espirituales – Capítulo 14
Diferentes situaciones cargadas de mucho morbo se viven en el complejo deportivo Ararat.
¡Hola! Mis queridos lectores.
En esta oportunidad no quise partir el capitulo en dos, reconozco que estas dos ultimas publicaciones han sido largas, pero esta vez quiero dejarles el capitulo de la visita al complejo deportivo completo, espero lo disfruten mucho, yo disfruté mucho escribiéndolo y espero también me sigan apoyando con sus calificaciones y comentario, son de gran ayuda para saber si lo que escribo es de su agrado o no.
Los dejo con el capitulo 14, un abrazo a todos…
Arrancó el bus rumbo al complejo deportivo de la parcelación y el ambiente era tenso, se sentía que lo que habíamos acabado de pasar con los caballos, nos había dejado pensativos y ofendidos a unos y doloridos a otros, este castigo había rayado la cabeza de muchos, yo estaba aún con dolor en mi culo, pude ver a Sebastián al lado mío muy pensativo, con la cabeza gacha y también con cierta molestia en su culo, David era el más incómodo de todos, al punto que tuvo que pararse para terminar el recorrido de pie porque no aguantaba estar sentado, Esteban y Manuel iban callados y se les podía ver en su cara la incomodidad y la humillación recién recibida, Luis si mostraba un poco más de tranquilidad, producto, me imaginaba yo, de su edad y madurez, el resto de compañeros iban en silencio, nadie hablaba, todo estaba en tensa calma, el recorrido al destino final fue corto, esta vez no quise arremeter más contra Sebastián, sabía que estaba incómodo y no quería incrementar más su sentimiento, sabía que no era momento de someterlo y sodomizarlo más, pero también sabía que el balón seguía en mi cancha y encontraría el momento de volver a atacar, ese macho estaba en el mejor punto para seguir mostrándole mi dominio sobre él.
Carlos anunció nuestra llegada e inmediatamente nos hizo bajar, estando todos formados a un lado del bus, nos indicó que estábamos en el complejo deportivo del lugar llamado Ararat y que este contaba con un gimnasio, una zona acuática, canchas de fútbol sala, de squash, placas deportivas para otros deportes, un lago para deportes acuáticos llamado Bethesda y una amplia zona verde para la práctica de golf y otros deportes al aire libre, se notaba que en este lugar vivían gente de mucho dinero, eso me inquietaba aún más y quería seguir explorando que más se escondía, no solo en El Edén, sino en el resto de fincas y lugares comunes de la parcelación.
Mientras caminábamos a visitar el primer lugar de este este recorrido, pude notar las molestias de los recién castigados, sobre todo de David y Sebastián, sentía en estos manes un dolor mucho más del físico y estaba sintiendo algo de lástima por ellos, pero también algo de alivio porque no quería seguir sintiendo que me tenían en sus manos, al contrario, si estas situaciones vividas me podían poner en lugar superior a ellos, lo iba a aprovechar al máximo.
Llegamos a la zona de canchas y placas deportivas, este recorrido fue rápido y pude notar que por el día y la hora en los que estábamos, el público o número de visitantes era bajo, solo unas pocas personas practicando algún deporte, luego desde una especie de deck al lado de una de las canchas de fútbol sala, nos invitaron a que divisáramos las amplias zonas verdes donde se podía ver todo el campo de golf y el gran lago.
Terminado estos primeros recorridos, llegamos al gimnasio donde se podía visualizar un gran letrero que decía: “Bienvenidos a Nazareth”, todos esos nombres se me hacían bastante clichés, todos tan religiosos, tan bíblicos y pensar en todo lo que ahí se practicaba, todo tan contradictorio, tan incongruente, pero en fin, yo estaba disfrutando de todo esto y eso era lo más importante, estando en Nazareth, un hombre mayor, le calculé más o menos 50 años, nos dio la bienvenida, obviamente de muy buen ver, sobre todo su cuerpo, había congruencia entre su físico y el lugar en el que trabajaba, se presentó como José, gerente de sede y como la persona que nos daría el recorrido por todo el gimnasio, a este hombre, como se los mencioné, se le notaba su trabajo duro en su cuerpo, músculos muy bien trabajados, se podían apreciar por el uniforme que llevaba, una camiseta tipo polo blanca y una sudadera negra, ambas prendas muy ajustadas a su cuerpo, lo cual dejaba apreciar muy bien todo en él, especialmente su bulto y su culo, de los cuales no podía despegar mis ojos, su cara no estaba mal, una barba bastante canosa al igual que su pelo y unas facciones que revelaban, no solo su edad, sino también su clase, se notaba estudiado, de buena presencia y con mucha clase.
Los más animados con el recorrido fueron Camilo y Ricardo, era de esperarse, fueron los primeros en abordar a José y mencionarle su amor por el deporte y especialmente por el gimnasio, a lo que este les contestó que Nazareth les iba a encantar.
Yo por mi parte seguía deleitado con los atributos del gerente pero a su vez, pendiente de Sebastián y David que seguían relegados del grupo, cabizbajos y achantados, el recorrido inició, era un lugar amplio, de un solo piso y dividido por grupo de músculo o tipo de trabajo, entrando al gimnasio, nos mostraron toda la zona de cardio, escaladoras, elípticas y bandas, y fue ahí donde comenzó el espectáculo, José sugirió que el recorrido fuera más didáctico y que interactuáramos con las máquinas, a lo que los dos jóvenes deportistas, animadamente, se ofrecieron de inmediato, fueron entonces montados en las bandas y comenzaron con la caminata lenta para ir subiendo de velocidad y al verlos correr, sus bultos comenzaron a moverse de una lado a otro y sus túnicas dejaban ver todo lo que ahí se movía, José de manera estratégica seguía subiendo la velocidad, recalcando la calidad y capacidad de sus máquinas y estos dos manes seguían en una maratónica carrera sin tener tiempo de siquiera preocuparse por lo que abajo les saltaba, yo no me perdía movimiento, estos dos machitos me estaban regalando imágenes muy excitantes y no pensaba perderme ni un segundo de esta visita, las máquinas fueron bajando de velocidad, Camilo y Ricardo se notaban agitados, fueron casi dos minutos de máxima velocidad, suficientes para que su respiración se agitara de esa manera, el gerente preguntó por otro voluntario, me miró directamente, yo esquivé su mirada, no quería ser el siguiente en esa banda y de la nada, sentí que Carlos empujaba a Manuel y Esteban hacia adelante, efectivamente fueron vistos por José y puestos en las caminadoras, ellos inmediatamente se quejaron y advirtieron que el deporte no era lo de ellos, recibiendo como respuesta que la velocidad iba a estar más regulada y así fue, no fueron llevados al máximo pero era más que evidente las intenciones de nuestro líder, esas vergas libres de ropa interior comenzaron a balancearse de un lado a otro, líder, gerente y compañeros no pudimos disimular la risa, ver a estos dos manes corriendo en túnica y sus vergas saltar al ritmo de su trote, se veía muy gracioso pero a la vez excitante, fueron también dos minutos los que estuvieron corriendo en esas bandas, los suficientes para poder deleitarme con esas imágenes tan morbosas, Manuel y Esteban se bajaron no solo agitados sino también apenados por haberse sentido expuestos frente al resto del grupo, Sebastián por su parte, al ver sus dos amigos en esa situación, agachó más la cabeza buscando invisibilizarse para evitar ser el próximo en trepar a una de esas caminadoras, menos mal para él, el recorrido por esta zona terminó y continuamos a la zona de poleas, diferentes tipo de músculos se trabajan en estas máquinas, de nuevo los dos deportistas del grupo se ofrecieron a usarlas, máquinas para hombros, pecho, espalda y brazos fueron probadas, estos dos manes estaban en su paraíso, disfrutaban cada ejercicio sin importar la posición que la máquina les exigiera, en algunas donde les tocaba sentarse, como en press de pecho y hombro, dejaron ver en medio de su piernas su ropa interior y obviamente sus bultos, yo no perdía detalle, pero trataba de hacerlo desde lo más atrás posible para evitar ser elegido por José para una demostración.
Esta zona de poleas terminó con dos máquinas muy especiales, abducción y aducción de cadera, yo ya me sospechaba este momento y no quería perderme detalle, efectivamente Camilo y Ricardo fueron los primeros en sentarse en estas máquinas y se encontraron con que la tela de sus túnicas no les permitían el buen movimiento de sus piernas, por lo que tuvieron que levantárselas a la altura de sus cinturas, Camilo se sentía más seguro, Ricardo logró intimidarse un poco, al punto que intentó bajarse de la máquina, pero José no se lo permitió y de manera autoritaria, lo obligó a sentarse y mostrarnos cómo se ejecutaba dicho ejercicio, ambos manes comenzaron a abrir y cerrar sus piernas, efectivamente esos bultos se marcaban mucho más de lo normal, yo estaba comenzando a excitarme, sobre todo con Camilo, que al ser consciente de lo que hacía, logró sentir algo de pena e intentó taparse un poco con las manos y acto seguido recibió una corrección muy severa de parte del gerente, aclarando que la máquina tenía sus respectivas maniguetas para asegurar la buena ejecución del ejercicio, por lo que sus manos volvieron a ese lugar y nos dejó seguir viendo ese bulto debajo de ese slip, prenda que nos dejaba ver un poco más que el bóxer de Ricardo, ya que al abrir mucho las piernas, se alcanzaban a asomar parte de sus güevas, sentía que nos estábamos demorando más de la cuenta en estas dos máquina y yo lo estaba disfrutando al máximo, esos dos bultos expuestos sin reparo me estaban haciendo reaccionar mi verga y pude notar que la de algunos de mis compañeros, acto seguido el gerente explica detalladamente el ejercicio y con las piernas abiertas de Camilo y Ricardo, posó sus manos, uno a uno, en las caras internas de sus muslos y comenzó al recalcar el músculo que se estaba trabajando, aductor mayor, menor y pectíneo y al hacerlo, sobó descaradamente desde las rodillas hasta los pliegues de los muslos, al punto de remarcar sus bultos e incluso tocarlos de manera descarada, ambos manes intentaron revirar, sobre todo Camilo que se notaba más altivo que Ricardo, José los obligó a permanecer sentados pero la fuerza del crossfitero era mucha, por lo que Carlos tuvo que intervenir, recordarles sus lugares, obligarlos a seguir como estaban o atenerse a las consecuencias, sus caras estaban rojas de la ira pero el gerente continuó con su explicación, extendiendo el tiempo de sus manos en esas piernas y bultos y el de mi excitación por tan morboso espectáculo.
El recorrido siguió la zona de pesas y mancuernas, los dos deportistas buscaron la parte más atrás del grupo, no querían ser más los que exhibían cada una de las máquinas y ejercicios, era obvia su posición, estando en esta zona, apareció un nuevo personaje que llevaba puesto una camiseta azul y el mismo tipo de sudadera del gerente, nos lo presentaron como Alex, entrenador e instructor de planta, la persona a la que podíamos recurrir para recibir ayuda en los ejercicios o rutinas cuando visitáramos Nazareth, este man se veía joven, unos 30 años aproximadamente, de cara fea, todo había que decirlo, o más que fea, de barrio, chirrete, nea, chacal o como en su país lo llamen, pero con un señor cuerpazo, se le notaban sus horas de entrenamiento duro y su gusto por el deporte, obviamente también su sudadera dejaba todos sus atributos a la vista y a pesar de su cara, no se podía negar que su cuerpo lo hacía ver muy apetecible.
Alex se puso a nuestra disposición, especialmente a la de José, quien le pidió ayuda en el recorrido para mostrarnos la ejecución de algunos ejercicios, nos llevaron directamente a las bancas de pecho plano e inclinado y se le ordenó al instructor acostarse y mostrarnos la ejecución de dicho ejercicio, al principio solo con la barra universal, luego José le fue subiendo el peso para aumentar la exigencia, llegando a un peso que le costaba un poco más a Alex, advirtiendo que necesitaría de ayuda, el gerente buscó entre nosotros quien podía acompañar la demostración y sin pensarlo mucho, me agarró del brazo y me posicionó detrás de la banca donde se encontraba el entrenador, yo me ubiqué de tal manera que pudiera soportar la barra con mis manos para ayudarlo, pero no caí en cuenta de algo y es que al momento de pedirme ayuda, esta barra me cogió un poco de ventaja, por lo que tuve que meterme más en la máquina y abrir un poco más mis piernas, logré sostener dicha barra, ayudar a subirla a sus soportes y al buscar volver a acomodarme, me encontré con la mirada fija de Alex en medio de mis piernas, era obvio lo que estaba mirando, yo logré sentir un poco de pena porque no estaba en mis planes dicha situación, pero al ver que este man seguía acostado y sin moverse, retrasé un poco mi salida de la máquina o mi paso hacia atrás para que tuviera más tiempo de ver lo que estaba viendo, no sé si seguía ahí por gusto, por pena o por obligación, pero ahí estuve unos segundos más donde pude ver una cara de disfrute en José, volvían a ser claras sus intenciones, yo volví a mi posición, Alex se puso de pie, mostrando su cara roja de la pena, pero logré ver cómo acomodaba su verga un poco más abultada de lo que la recordaba, al parecer había disfrutado de la vista.
El recorrido por esta zona terminó y fuimos llevados a una especie de terraza o zona abierta en donde había un pasamanos y diferentes estructuras metálicas, sogas amarradas a las bases de esta estructura, pesas rusas, bandas elásticas, entre otros elementos, nos dijeron que era la zona de trabajos funcionales, CrossFit y acondicionamiento militar, no nos demoramos mucho en este lugar pero si logramos ver cómo Camilo, emocionado por encontrar el lugar de su disciplina deportiva, se trepó al pasamanos, buscando activar un poco sus músculos y al realizar algunas barras, paralelas y dominadas, nos regaló de nuevo un espectáculo súper delicioso, su túnica se levantaba cada vez que se colgaba con sus manos hacia arriba, dejándonos ver ese bulto que marcada en esos slips, el man sabía lo que tenía y por eso se exhibía como lo hacía, pero si sentí en su actuar mucha contradicción, estaba feliz ahí trepado dejándonos ver todo lo que su ropa interior marcaba pero minutos antes había enfurecido por las acciones de José sobre sus piernas y bulto, ¿entonces?, creo que el gerente sintió lo mismo y de manera autoritaria, le pidió que se bajara de inmediato para continuar el recorrido, de ahí pasamos a los lockers y baños, al estar en este lugar sentí un morbo especial, siempre me han calentado mucho los lockers sobre todo, pero era difícil recrear en ese momento alguna situación morbosa, salimos rápido de ahí y nos dirigimos a la zona acuática que estaba integrada con el gimnasio.
Llegamos a Bethesda, hicimos el recorrido correspondiente, nos comentaron que las piscinas eran climatizadas y que solo eran usadas para ejercitarse, que las piscinas de diversión y entretenimiento estaban ubicadas en otro lugar de la parcelación y que habían algunas fincas con sus propias piscinas, además de esto, José logró expresarle a Carlos que era una lástima que el recorrido fuera tan corto, porque de lo contrario hubiéramos podido disfrutar un poco más de Bethesda, diseñando algún tipo de carrera entre nosotros a manera tanto de práctica de deporte como de integración, a lo que nuestro líder dijo que no contábamos con la indumentaria adecuada, el gerente tajantemente le dice que eso se podía solucionar y este responde que se podía pensar para final de semana, yo ya me podía imaginar el cuadro de todos nosotros nadando en esas piscinas a los ojos de líder y gerente, quién sabe con qué tipo de prendas o conociendo sus osadías, obligándonos a nadar empelota, en esos pensamientos estaba, cuando sentí a Sebastián, volviendo a su personalidad montadora y chavacana, decir: “patos al agua” y amagar en empujar a sus dos amigos a la piscina, Manuel y Esteban del susto reaccionan bruscamente, resbalan con el piso mojado alrededor de la piscina y por acto reflejo, buscando no caer, agarran al troglodita de su túnica y los tres terminan cayendo al agua, todos inmediatamente reímos, los tres caídos “chapalean” dentro del agua, muchos de nosotros aprovechamos el momento para distensionárnos un poco, algunos intentan repetir la broma del troglodita, comenzando forcejeos entre algunos de nosotros, yo busqué lo que más pude alejarme del borde de la piscina, no quería terminar emparamado de pies a cabeza y desde donde me ubique pude ver a Javier buscar a Camilo y Ricardo que estaban cerca del borde de la piscina para empujarlos y en el forcejeo, veo como de manera estratégica, pienso yo, el gerente del lugar, sin mucho esfuerzo y aprovechando la forcejeo de estos tres, los termina por empujar a la piscina, sumándose a Sebastián, Manuel y Esteban, en total iban 6 de mis compañeros “chapaleando” en el agua, pensé que iban a ser más cuando Carlos con voz alzada y autoritaria: “Señores, terminó la “guachafita” y ustedes 6 “nadadores”, salgan inmediatamente de ahí, parecen niños de primaria”, a mi me pareció exagerada su reacción, no veía nada de malo en lo que acababa de pasar, éramos adultos y como tal podíamos decidir sobre nosotros, el que parecía profesor de primaria era él, pero bueno, yo decidí callar y al parecer quien pensaba igual que yo fue José porque le insinuó algo parecido al líder diciéndole: “a ver Carlos, veo tu reacción un poco exagerada, no veo nada de malo en lo que acaba de pasar, solo fue un momento divertido y no más”, a lo que este le respondió: “si de aquí fuéramos directamente para El Edén, no habría problema, pero debo ir, como todos los martes, a visitar al Padre Samuel en la iglesia del pueblo y me pide expresamente que lleve conmigo a mi grupo de Retiros cuando estoy en estos y no creo que llevar así, emparamados, a estos 6 “infantes”, sea la manera correcta, tú no tienes idea de cómo es el Padre Samuel, así que tu opinión en este momento, sobra, más bien aprovecho para agradecerte por el recorrido y más adelante vuelvo para cobrarte la desautorización que acabaste de hacerme delante de mi grupo, por favor pide unas toallas para que estos 6 personajes se sequen lo que puedan y, señores de El Edén, todos directo al bus que arrancamos ya mismo para el pueblo”.
José ordenó a Alex buscar las toallas, los 6 personajes de la piscina salieron uno a uno de esta y nos regalaron un buen espectáculo, Javier, Sebastián y sus amigos nos dejaron ver sus vergas muy detalladamente, sus túnicas mojadas se pegaron a sus cuerpos que al no llevar nada debajo, pudimos verlos en todo su esplendor, “ufff”, la bromita del troglodita y Javier me estaba resultando de los más morbosa, y para rematar, Camilo y Ricardo salieron del agua igual de emparamados y aunque sus prendas íntimas no dejaban ver sus vergas, si pudimos apreciar sus cuerpos y sus bultos muy bien, pero el espectáculo no paró ahí, al comenzar estos dos últimos a caminar y quedar delante de mí, pude apreciar el buen culo de Ricardo, que al ir con ropa interior blanca, también se transparentó en esta zona y me regaló la mejor vista de ese culo y esa buena espalda, caminamos por todo Nazareth para volver a la salida, estos 6 manes dejaron reguero de agua a su paso y al llegar de nuevo a la recepción del lugar, fueron dotados de unas toallas de manos, Carlos acosó su secada, prácticamente les dio para secarse la cara, el pelo y algo del cuerpo, pidió que devolvieran las toallas y nos acosó para llegar rápido al bus porque estábamos de afán para llegar al pueblo, el líder vuelve y da las gracias y se despide de José, dejando notar de nuevo su malestar por lo ocurrido y prometiendo volver para “resolver” el in pase, a lo que el gerente solo agacha la cabeza de manera sumisa, esto último me generó mucho morbo y curiosidad, sumado a todo lo que mis ojos estaban viendo en estos 6 manes mojados.
Estando en el bus, a punta de montarnos de nuevo, Carlos obliga a los 6 en cuestión a entregarle sus túnicas y zapatos para evitar mojar la silletería del bus, Javier y Ricardo intentan negarse y el líder con ira en su mirada les recuerda su posición, pide a Adolfo traer algo de la silla del chofer, este no demora mucho en volver y antes que este pueda entregarle lo que traía, el líder arrebata una especie de correa y sin dar tiempo a nada, azota de manera frenética los culos de estos dos manes, estos intentan esquivar el golpe, pero la experticia del líder es mucha y de manera certera, atina ambos golpes, Javier y Ricardo se quejan del dolor y de inmediato se quitan túnicas y zapatos y suben al bus.
Ya estando todos dentro, Carlos vuelve a recurrir a su poder de sumisión con estos 6 manes, obligándolos a permanecer de pie para evitar mojar sillas, yo me busqué una silla estratégicamente y quedé con Ricardo y Camilo a todo el frente, prácticamente sus bultos daban en mi cara, estos dos ni cuenta se daban de lo que pasaba, sobre todo el primero, estaba aún aturdido por el golpe y yo daba gracias porque estuviera así, ya que aproveché todo el viaje hasta el pueblo para ver esos bultos en esas prendas emparamadas, en Camilo se notaba menos por ser una prenda oscura, pero si se podía ver claramente el contorno de esa verga, en Ricardo se podía apreciar más por ir con bóxer blanco, aunque esa zona de la prenda iba recubierta, dejaba ver algo más que el contorno de esa rica verga, obviamente aproveché también para ver al resto de manes que iban de pie, me enfoqué en Sebastián y me sorprendí de la buena verga que le colgaba a Javier, ese viaje estaba resultando muy agradable para mí.
Continuará…
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