Retiros Espirituales – Capitulo 18 (segunda parte)
Mientras Pablo recibe verga de Jesús en la caseta de vigilantes, una tercera persona entra a formar parte de tan morbosa situación….
Yo solo pedía que acabara rápido para poder, por fin, llegar a descansar, pero que equivocado estaba, Herrera no paraba de azotarme el culo, no solo con sus manos, sino también con su verga, este man estaba decidido a acabar conmigo, se le notaba el placer en la cara, era claro que disfrutaba de someter culos como el mío, que aunque tengo experiencia en estos temas, estoy seguro que estaba lo suficientemente estrecho para darle placer a este negro, pero ¿qué culo no va a estar estrecho ante semejante vergota?, y él lo tenía claro, se ufanaba del gran tamaño de su miembro y cada que tenía oportunidad lo hacía saber, pero ese no era el único problema, este man aguantaba como ninguno, yo ya había perdido la cuenta de cuanto llevaba en ese mete y saca, su cuerpo estaba completamente sudado y en ocasiones caían gotas de su sudor sobre mí, esto no estaba dentro de mis fetiches, la situación tenía tintes bastante arrechantes pero tenía otros que hacían que estuviera padeciendo la situación, no la estaba disfrutando del todo y sumado a no poder tocar mi verga, me estaba entrando mucho desespero y solo deseaba que mi violador se viniera ya, que terminara en mi culo, mi cara, donde fuera, pero ya.
Las embestidas continuaban, cuando sentí un ruido afuera de la caseta para luego escuchar una voz: “¡Chucho, Chucho!, ya terminé la roda de las 8.00pm sin ninguna novedad extraordinaria, lo único que llamó mi intención fue el ingreso y la salida de El Edén de una patrulla y una camioneta de la policía, ¿sabes algo de esto o si ocurrió algo grave en esta finca?”, cuando dejé de escuchar esta voz, lo siguiente que vi fue a un hombre mayor, no muy alto, con una figura bastante gruesa, con barriga, su cara era bastante fea, ya denotaba su edad, le pude calcular unos 55 años, se veía agitado, era claro que por su edad, este tipo de rondas lo cansaban bastante, lo siguiente que vi en su rostro fue sorpresa, sus ojos se abrieron como platos y alzando la voz, nos gritó a los dos: “¡Jesús!, ¿qué está pasando acá?”, Chucho no mostró sorpresa alguna, era claro que sabía que su compañero llegaría en cualquier momento y no le importaba que lo encontrara culeando a otro man en su catre, este tipo se tenía confianza, se sentía seguro, por lo que continuó sin importarle lo que estaba pasando allí, solo se le ocurrió decir: “¡muy bien Don Leo, acá está pasando lo que ve, le estoy reventando a verga el culo a este putito, es uno de los alumnos que asisten a esos tales retiros espirituales en la finca El Edén, esa de donde precisamente viste salir a la policía, al parecer, el putito, no pudo ni regresar en el bus de ese tal Adolfo ni con la policía y acaba de llegar en un camión, de donde bajó con las piernas temblando y chorreando leche de camionero, al pedirme que lo dejara entrar y poder hacerle lo que yo quisiera para no anunciarlo ante su líder, yo amablemente me ofrecí a darle otra ración de verga y leche porque al parecer le quedó faltando, ¿cierto?”, yo iba a negar con la cabeza pero recibí una cachetada tan fuerte que me puso a ver lucecitas, solo pude afirmar mientras aguantaba el dolor y algunas lágrimas salieron de mis ojos, el otro vigilante logró asustarse por el golpe y volviendo a alzar la voz, dijo: “¡Jesús!, te estás pasando con este man y te puedes meter en problemas”, el negro solo rio y le contesto: “el que está en problemas es él y por eso está en nuestro catre recibiendo verga, se voló del grupo, ya sabes que cada martes que el señor Carlos tiene grupo de retiros, los lleva a la iglesia del pueblo, esta vez se retrasaron un poco, producto de un retén de rutina de la policía, pero el putito aquí presente, llegó más tarde que el resto de sus compañeros y me dio una explicación bastante reforzada, ya tendrá que dar explicaciones apenas llegue a la finca, pero mientras tanto, yo decidí sacar provecho de la situación y tu deberías hacer lo mismo, esta mañana te me estabas quejando que hace rato no mojas la mecha, así que aprovecha la boquita de este putito, ya sabes lo que dicen de los maricas, que la maman mejor que las viejas”, Leonardo mostró algo de asco en su cara pero no se movía de donde estaba, seguía de cerca cada movimiento de la verga del negro, no sé qué le estaba pasando por la mente a este señor y no me importaba, desde que continuara sin animarse a participar, para mi estaba perfecto, pero para mi sorpresa, este nuevo sujeto comenzó a acariciarse su bulto por encima del pantalón de su uniforme y se acercó hasta el catre donde estábamos, se quedó mirando mi cara por unos minutos para luego soltar de la nada: “¡oh!, a este man yo lo he visto antes, ¡claro!, es el man que he visto en las últimas noches en las cámaras de seguridad de El Edén, Chucho, es él, el que te conté que se escondía detrás de uno de los árboles a pajearse mientras espiaba como hacían cochinadas en ese lugar raro con bloques de piedra, es él, es él”, “veo, veo, ¿con qué el putito es un vicioso del sexo y le gusta espiar y pajerarse mientras que no lo vean?”, contestó Herrera, quien no había parado ni un segundo con sus envestidas, “pues ahora que aguante verga por culo y boca, Don Leo, está demorado para ponerlo a mamarle el chimbo, si es que a eso se le puede llamar chimbo, ¡jajaja!, ya verás putito, este anciano tiene un masmelo por verga”, mientras seguía riendo a carcajadas.
Leonardo, un poco intimidado por el comentario de su compañero, trató de alejarse de nuevo pero una de las manazas del negro lo detuvo, obligándolo a permanecer ahí, “¡ah ver, Don Leo!, está bien que el comentario estuvo pasado de tono, le pido disculpas, pero es que para mí cualquier verga es pequeñas comparada con la mía, mire no más la de este putito, es otro masmelo, un poco más grande que el suyo, pero masmelo al fin y al cabo, así que en confianza que yo sé que está que se babea porque la boca de este marica le chupe esa verguita, moje pues esa mechita que yo estoy que acabo y puede aprovechar que voy a dejar este culito bien abierto y bien lubricado con mi leche”, esto pareció prender del todo al tal Don Leo y sin ningún reparo, desabrochó su correa y su pantalón, dejándolo caer hasta las rodillas, en el bóxer negro que llevaba puesto, se notaba una verga pequeña ya erecta y babeando semen, yo negaba con la cabeza, no quería mamarle la verga a este personaje y esta emoción aumentó cuando pude verla sin que la tela de ese bóxer la cubriera, razón tenía Jesús, era una verga bastante pequeña, no alcanzaba los 12cms, sin circuncidar y con prepucio de sobra, con una mata de vello púbico negro con algunos pelos blancos, las güevas eran del mismo tamaño y se perdían en esa mata de pelos y lo más asqueroso, era que chorreaba mucho liquido preseminal, nunca me había tocado ver algo así y lo peor es que muy posiblemente terminaría con eso en mi boca, cuando la tuve a escasos centímetros de mi cara, negué con más fuerza y grave error de parte mía, sentí inmediatamente como el vigilante de color me ahorcaba con una de sus manos y me decía con rabia: “!a ver, Pablito”, yo sé que estas no son el tipo de vergas a la que usted está acostumbrado, por su cara, puedo sospechar que es fino y de clase, por lo que debe estar acostumbrado a otras cosas, pero no está en condiciones de exigir, está en nuestras manos, así que sin remilgos de niño rico y colaborando con la sequía de mi compañero”, me estaba faltando el aire y cuando traté de tomarlo por la boca, el anciano aprovechó para meter su verga, yo traté de evitarlo pero la fuerza que aplicó Jesús en mi cuello, me hizo arrepentirme y comenzar a mamar, casi vomito ahí mismo, esa verga tenía un sabor muy salado, muy fuerte, se notaba el sudor del día y de la ronda que acababa de dar, también el sabor a orina concentrada y aparte de todo, era mucho el semen que este señor preeyaculaba, casi no me acostumbro a esa verga, lo único que ayudó fue su tamaño, lo único que se me ocurrió fue voltear a escupir grande y volver rápido a mamar esa verga para evitar otro golpe del vigilante que me taladraba el culo.
La escena parecía sacada de una película porno, yo tirado en el catre de dos vigilantes, mientras uno me daba por el culo, el otro por la boca, estaba destinado a esto, no sé si fue buena o mala suerte, pero la verdad, no lo estaba disfrutando al 100%, trataba de encontrarle el gusto, la verga en mi culo me estaba dando algo de placer, pero el dolor era más fuerte y de la verga en mi boca no había nada agradable en esta ni en su dueño, pero me tocó esforzarme, el momento pareció excitar a Jesús, quien aceleró sus envestidas y bufando con fuerza, parecía una bestia en celo, anunció su venida dentro de mi culo, fueron varios y abundantes trallazos que sumada a la leche del camionero, comenzaron a salir de mi culo, yo descansé cuando esa verga comenzó a perder tamaño y pasados unos minutos, sentí como ese intruso que me acababa de reventar por dentro, salía de mí, sentí un gran alivio, no podía ver pero si podía sentir como mi culo estaba más abierto que las puertas de la iglesia que acababa de visitar, el aire frio del lugar, producto del aire acondicionado, me hizo caer en cuenta del trozazo de carne que me habían acabado de enterrar y del dolor que esto me produjo, sumado a esto, mis güevas me tenían atormentado, el no poder eyacular después de tanta estimulación, me las tenía llenas de leche y con un dolor insoportable, y lo peor no era eso, lo peor es que tenía claro que Don Leo iba a aprovechar que mi culo estaba libre para él también descargar su leche en este y así lo hizo.
El Señor Sánchez, como decía en el pecho de su camisa que aún no terminaba de quitarse, se ubicó en el lugar que acababa de dejar Jesús y al intentar subir mis piernas a sus hombros, yo traté de dejarlas caer con peso, disimulando que no quería ser penetrado por este sujeto, pero que pareciera que él no era capaz de alzarlas, el vigilante de color, un poco aireado, se incorporó de nuevo a nosotros, con fuerza y con la ayuda de su compañero, volvieron a poner mis piernas en alto, formando una uve, con mi culo expuesto de nuevo, dilatado, lubricado y lleno de semen, y mis tobillos en los hombros de este anciano, ayudados obviamente por Herrera, fui penetrado bruscamente por tercera vez en una sola noche, ya no aguantaba más, di gracias a Dios que esta tercera verga que entraba en mi culo era pequeña, de lo contrario, no creo haber podido aguantar, Don Leo comenzó con sus envestidas, un mete y saca violento pero bastante torpe, se notaba su inexperiencia y su falta de práctica, Chucho, al ver que su compañero ya estaba bien acomodado entre mis piernas, las soltó y se apartó de nosotros, se sentó en una de las sillas de lugar y se dedicó a observar cómo me taladraban el culo mientras con frases vulgares animaba al anciano, yo seguía sin poder masturbarme, en gran medida, esto era lo que me tenía con mayor incomodidad, la verga de este señor, aunque pequeña, me estaba generando algo de placer, pero necesitaba eyacular, mi cara era un suplicio y el negro debió notarlo, pero no se imaginó que lo que yo necesitaba era una paja, yo tampoco se lo iba a pedir y así lo supiera o se lo hubiera pedido, él no iba a estar dispuesto a ayudarme, más bien, lleno otra vez de deseo, excitación y morbo, comenzó a sobarse ese tronco de carne que ya estaba tomando otra vez grosor y tamaño, yo solo pude pensar.: “¡Dios mío!, no más!.
Sánchez continuaba con sus torpes embestidas, mientras que Herrera comenzó una lenta paja, yo no aguantaba más, deseaba poder tener un orgasmo anal, pero no llegaba, el placer que me daba este señor en el culo era muy poco, traté de concentrarme en Jesús sentado en esa silla, completamente desnudo y pajeando su vergota, la imagen podía estar cargada de mucho morbo y este al ver como no le quitaba la mirada, hizo una mueca de orgullo, de típico macho con su ego acabado de inflar y se paró de inmediato, se acercó con su trozo de carne entre sus manos y lo acercó a mi boca, “¿pa’ qué putas me quede mirando a este man?, ahora este ególatra malinterpretó todo y me va a tocar mamarle ese pedazo de carne, HP vida la mía”, fue lo único que pensé en ese instante y sumisamente abrí mi boca para que posteriormente fuera llenada con la verga del vigilante de color.
Las arcadas que esta verga me estaba provocando eran muchas, me costaba metérmela completa en la boca, era demasiado gruesa y él empujaba, buscando meterla toda, no contento con violarme el culo, ahora se estaba empecinando en violarme la boca y lo estaba logrando, la imagen logró excitar más de la cuenta a su compañero, quien comenzó a bufar con desespero y sentí como varios trallazos de leche inundaban de nuevo mi culo, su orgasmo fue tal, que terminó derrumbado sobre mi pecho, sentía su barriga sobre mi abdomen y su cabeza fue a dar al lado contrario de donde Herrera me tenía sujetado de la cara con sus manos, desde esta sujeción era que marcaba su violenta penetración en mi boca, yo sentía que ya faltaba poco, pensaba que me iba a tocar tragarme la segunda eyaculación de este man y como se los había dicho antes, no era muy de mi gusto tragar leche y menos de un desconocido, esto, claramente me angustió mucho, pero aun así, decidí acelerar el ritmo de mi mamada para que llegara rápido su orgasmo y así ocurrió, pero para mí agradable sorpresa, Jesús aprovecho la ubicación de su colega y llamándolo por su nombre, hizo que este volteara a verlo y en ese mismo instante, sacó su verga de mi boca y comenzó a eyacular, llenando no solo de leche mi cara, sino también la cara de su compañero de trabajo, “!jajajajajajajaja!, Don Leo, ahí tiene para que también saboree un poco del manjar que produce mi verga, todos y todas los que lo han probado, han querido repetir, así que no podía desperdiciar el momento para que usted también lo probara, ¡jajajajaja!, así, con carcajada incluida, cerraba su frase y su eyaculación este negro vicioso, quien le había jugado una broma bastante pesada al anciano, este intentó revirar, pero fue golpeado con un fuerte manazo en su cara, yo mientras tanto seguía ahí acostado, con mi culo reventado y chorreando leche de tres manes distintos, completamente desnudo, con mi cara llena de leche de un negro dominante y con mis manos atadas al espaldar de ese catre.
Pasaron varios minutos, en los que pude ver como Leonardo se limpiaba la cara con una toalla que colgaba al lado el lavamanos, estaba algo cabreado por la broma de su amigo pero no se atrevía a reclamar, rogaba porque se vistiera rápido, créanme que verlo desnudo de su cintura para abajo, no era muy agradable que digamos, por otro lado, Jesús ya estaba vistiéndose de nuevo también, estaba acomodando su camisa dentro de su pantalón y al buscar su correa, recordó que la había usado conmigo, se acercó al catre y desató mis manos para luego pasarla por los pasadores de su uniforme y volver a su lugar de trabajo, “Don Leo, termine de limpiar mis hijos de su cara, asegúrese de vestirse porque no me gustaría tener que seguir viendo esa miseria que cuelga entre sus piernas, ayude en lo que pueda al putito que tanto placer nos acaba de regalar y en cuanto a usted, señor Aristizabal, de más está advertirle que de esto ni una sola palabra a nadie, que su boca solo vuelva abrirse para que me regale otra rica mamada como la que me acaba de dar, porque si se le ocurre abrirla para contar algo de lo que aquí ocurrió, nos tocará recurrir a contar su llegada tarde el día de hoy a los retiros y a compartir los videos de seguridad con su líder, el señor Villamizar, en donde se puede apreciar como en las noches, usted se la pasa espiando las cochinas prácticas que en El Edén pasan, mientras se pajea, ¿estamos claros?”, fue la advertencia que recibí de quien me acababa de violar el culo y la boca.
Ya con mis manos libres, busqué algún trapo o toalla aparte a la que usaba el anciano en su cara para yo también limpiarme, no solo mi cara, sino también mi culo y mis piernas, me dolía todo, sobre todo el culo y lo sentí más agudo cuando me puse de pie, sentí un poco de mareo, lo que alertó al vigilante que aún me acompañaba, este trató de ayudarme pero yo rechacé su ayuda, algo de orgullo me quedaba, encontré otra toalla que colgaba al otro lado del lavamanos, supuse que era la del vigilante de color y con mayor ganas la tomé para luego pasarla por toda mi cara, mi culo y mis piernas, se la dejé llena de leche y volví a ponerla donde estaba colgada, acto seguido busque mi túnica o lo que quedaba de ella, la encontré tirada a un lado de la mesa donde estaban los monitores que daban visibilidad a las cámaras de seguridad, verlos de nuevo, me dio una punzada en el estómago que casi vomito ahí mismo, pero sabía que no podía hacer nada al respecto, no en ese instante, pensaría luego si había algo para hacer, si no, pues simplemente rogar porque esos videos no fueran usados en mi contra, aunque pensándolo bien, era más que obvio que a ese material no solo accedían los vigilantes, seguramente Carlos también podía acceder a esas cámaras, así que mi destino ya estaba marcado.
Me vestí de nuevo con la túnica, salí al primer cuarto de esa caseta de vigilancia, este estaba vacío y me dirigí entonces a la puerta de salida, afuera, en un costado de este lugar, estaba Jesús, fumando un cigarrillo, lo ignoré por completo y emprendí camino hacia El Edén, ese pedazo de túnica no tapaba para nada mi desnudez, yo trataba de juntar ambas partes de tela para evitar que se me viera algo, ya en la vía principal de la parcelación sentí un poco de pena al estar así, el vigilante lo notó, me chifló con sus labios y me dijo: “putito, espero que haya disfrutado de lo que acabo de pasar y ya sabe que cuando quiera repetir, aquí siempre voy a estar”, yo solo lo miré con algo de rabia pero sentí un corrientazo que me subió desde el ano hasta la cabeza y al comenzar a caminar rumbo a mi destino, mi verga comenzó a erectarse de una manera que no podía controlar, eran claras dos cosas, la situación que acababa de vivir si tuvo sus trazas muy morbosas, fueron muchas y el acúmulo con el que iba también hicieron que mi verga reaccionara, y es que la verdad, no aguantaba más, si por mi fuera, me hubiera parado ahí mismo, hubiera dejado mi verga libre y hubiera comenzado una paja violenta para descargar toda la leche y toda la excitación que tenía acumuladas de horas, pero quería llegar lo más rápido que pudiera a El Edén y no quería sumarle otra historia a mi noche, así que emprendí camino hacia mi cama sin importarme el dolor en mis güevas, ya tendría tiempo en mi cuarto de descargar.
Continuará…
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