Retiros Espirituales – Capitulo 19 (relato largo)
Pablo por fin llega a El Edén, al otro día es citado a un espacio diferente al resto del grupo y se encuentra con una verdadera sorpresa… ¿Premio?, ¿castigo?.
Caminé completamente desnudo por aquella vía, ya no había nada que me preocupara, solo quería llegar a la casa finca y poder descansar de una vez por todas y así lo hice, lleno de preguntas, pero ya tendría tiempo para pensar en estas, afortunadamente en el camino nada extraordinario pasó, quizás por la hora, por el día o por ambas cosas, la parcelación estaba en silencio, todos los que ahí habitaban ya se encontraban en sus fincas, casas o casa fincas y eso facilitó mi llegada sin ningún contratiempo a mi destino, al llegar a El Edén, procuré no hacer mucho ruido para no ser visto, sabía que había incurrido de nuevo en una falta al contrato, pero mi lógica ilusa me hacía creer que si nadie me veía entrar, evitaría el castigo más adelante a manos de Carlos, pero no fue así, en la entrada de la casa me estaba esperando Andrés, quien con cara de pocos amigos me saludó, no sin antes preguntarme el por qué llegaba a esa hora y como Dios me trajo al mundo, obviamente también pude ver algo de morbo en su mirada y dirigirla completamente a mi verga enrojecida y recién pajeada, yo solo me limité a mostrarle lo que quedaba de mi túnica y explicarle lo que había pasado en el retén, sumándole a la situación para poder excusar un poco mi falta, tratando de culpar a Adolfo, Carlos y compañeros de haberme dejado ahí tirado, en medio de la nada y no asegurarse que todos estuviéramos en el bus al arrancar y al parecer, esto logró ablandar un poco al monitor, quien muy amablemente me condujo a mi cuarto asegurando que nadie nos viera y confirmándome que me llevaría más tarde una túnica ya usada por otra persona en un anterior retiro para no tener que justificarle a su líder, nuestro líder, el faltante de una de las nuevas, ya que estaban inventariadas y por ende, había que justificar muy bien el uso de una de estas, así que me pidió estar pendiente de mi puerta para poder entregármela y así lo hice.
Al ingresar a mi cuarto, lo primero que hice fue correr al baño, necesitaba una ducha de agua caliente, necesitaba relajarme un buen rato, no pensar en todo lo ocurrido y lavar mi cuerpo lo mejor posible y así lo hice, estaba tan absorto en mi baño que solo el golpeteo en la puerta me sacó de mí, supuse que se trataba de Andrés, así que medio sequé mi cuerpo con la toalla y sin anudarla en mi cintura, más bien terminándome de secar, abrí la puerta de mi habitación, afortunadamente quien estaba ahí, efectivamente era el monitor con una túnica en sus manos y su mirada nuevamente escaneando todo mi cuerpo desnudo, estaba tan metido en mí, que tuvo que ser el mismo Andrés quien me hiciera caer en cuenta que abrir la puerta como estaba, había sido una completa imprudencia de mi parte, agregando: “agradece que fui yo quien tocó tu puerta y no otra persona”, yo simplemente le respondí: “no entiendo el drama si en este “paraíso” en el que estamos, nada es normal y un hombre desnudo más en su propia habitación, ¿qué más da?”, él me miro de nuevo con cara de pocos amigos pero terminó asintiendo con su cabeza, vi también de nuevo deseo en sus ojos, mientras escaneaba todo mi cuerpo e hizo un amague para entrar en la habitación, yo inmediatamente estreñí toda mi cara, diciéndole con esta que no se equivocara y él inmediatamente se despidió, no sin antes volverme a advertir que tuviera cuidado con mis acciones, a lo que simplemente le di las gracias, cerré la puerta para caer inmediatamente en mi cama y quedar dormido de inmediato, solo avanzada la noche me despertó el frio, por lo que busqué mi cobija para seguir durmiendo.
Al otro día logré abrir los ojos cerca de las 7.00am, hora en la que comenzaba el servicio de desayuno, sabía que estaba sobre el tiempo, ya que las actividades de ese día, como era ya sabido, comenzaban a las 8:00am, así que apuré mi baño y al vestir la “nueva” túnica, pude percibir en esta un olor algo fuerte a sudor y orina, era claro que no había sido lavada y quien la hubiera usado antes, la había dejado sudada, oliendo a “zorra” y a “berrinche”, (así le decimos en mi país al mal olor del sudor en las axilas y al acumulo de olor fuerte de orina), tuve que aguantármelos y salir de inmediato rumbo al comedor, al llegar pude ver a todo el grupo ya desayunando, Carlos también se encontraba allí junto a sus dos monitores, pero daba la espalda a la entrada por lo que no me vio entrar, busqué sentarme en una mesa cerca de la puerta para evitar llamar la atención, en esta estaban sentados Víctor y Luis, quienes ya llevaban bastante adelantado sus desayunos, traté de no entablar mucha conversación con ellos para poder desayunar rápido, volver al cuarto para lavarme los dientes y terminar de arreglarme, y poder estar listo a las 8:00am en punto para evitar seguir sumando puntos negativos para mi futuro castigo y así lo hice, desayuné lo más rápido que pude, este tiempo me sirvió para visualizar el grupo de compañeros completo y pude notar que Santiago continuaba ausente, no lo había olvidado a pesar de todo lo ocurrido el día anterior, lo tenía presente y me seguía inquietando su ausencia, solo quería llegar a la primera actividad del día para que nos dieran razón de él.
Al terminar de desayunar, me paré de inmediato y volví a mi cuarto para estar listo antes que iniciara el orden del día, pero mi sorpresa fue mayúscula al llegar a este y encontrarme un sobre que había sido tirado por debajo de la puerta, inmediatamente lo abrí, en este había una nota que me eximía de asistir al primer taller de la mañana y me citaba en el teatro del tercer piso a las 9:00am, me sorprendió esta citación y me imaginé lo peor, “¿ya era hora de recibir mi castigo por todas mis faltas?, ¿estaba solo citado yo o el cambio era para todos?, ¿tenía esto que ver con lo ocurrido ayer, el retén, mi no llegada con el resto del grupo a El Edén, las cámaras de seguridad y sus copias descubiertas en los computadores de la caseta de vigilancia o era la sumatoria de todas mis faltas?, ¿me había delatado Andrés con Carlos?, en fin, un montón de preguntas inundaron mi cabeza pero traté de guardar calma, no volverme paranoico y más bien aprovechar esa hora de más que tenía para recuperarme, así que decidí dormir por casi 40 minutos más y aproximadamente, faltando 20 minutos para las 9.00am, me levanté terminé de arreglarme y salí rumbo al teatro.
Caminé al lugar de mi citación, pude percibir que en el salón del primer piso, efectivamente se llevaba a cabo la actividad del orden del día, esto me inquietó mucho más, porque significaba que solo era yo quien estaba citado al teatro, las preguntas volvieron y subí las escalas como pude porque las piernas me temblaban, por fin pude subir los tres pisos y pararme en la puerta del teatro, casi no abro esa puerta, las manos me sudaban, el silencio era total, no se escuchaba nada adentro, pero cargado de valentía y asumiendo toda mi responsabilidad, pude abrir la puerta de aquel recinto, al entrar solo pude ver las sillas completamente vacías y ordenadas, no había nadie más en el lugar, al frente pude ver una especie de cortina color granate que cubría lo que antes había visto en este lugar, una especie de tarima de madera que había servido, días atrás, de escenario para el castigo de Sebastián, Manuel y Esteban, me senté en una de las sillas de la fila del medio hacia el ala derecha del salón y esperé lo peor.
Pasados varios minutos, por fin apareció Carlos, ceremonioso como siempre y con cara de pocos amigos, su presencia me logró inquietar un poco, pero con lo que había descubierto de él el día anterior en aquella sacristía, ya no lograba intimidarme tanto, sabía que esa información me podría servir en cualquier momento y le podía también restar un poco de su poder sobre mí, él rompió el silencio del lugar: “¡Pablo, Pablo, Pablo!, ¿qué vamos a hacer con usted y sus miles de faltas al contrato?, ni crea que no me di cuenta de su llegada tarde ayer a El Edén, ya tendrá momento de dar explicaciones, yo solo espero que sean unas muy buenas, porque de lo contrario, su castigo será ejemplar”, yo intenté comenzar a hablar y a dar dichas explicaciones pero inmediatamente fui callado por el líder: “¡shhh, silencio!, nadie le ha dado permiso para hablar, como se lo acabo de decir, ya tendrá su momento, por ahora enfoquémonos en el motivo por el cual fue citado aquí, lejos de las actividades del cronograma de estos retiros y lejos del resto de sus compañeros, debo decirle que es usted muy de buenas, siempre aparece alguien que logra aplazar su castigo y hoy no es la excepción, uno de sus compañeros incumplió una de las reglas, deambular en la noche por las afueras de la casa y salir de su habitación en horario restringido, es sabido por usted y por todos los que aquí moran, que esto no está permitido y ese es el motivo que nos reúne a nosotros tres esta mañana, presenciaremos un castigo muy propio de El Edén a este compañero desobediente”, yo quedé sorprendido, ya que no veía a nadie más en el teatro, no sabía a qué tercer persona hacía referencia y más sorprendido estaba por aquello del compañero que por estar por fuera de su habitación en la noche, iba a ser castigado, cuando yo también había hecho lo mismo y no una vez, si no varias veces, Carlos continuó con su discurso solo ordenando con la palabra “adelante” para dar comienzo al “espectáculo”.
Aquella cortina granate comenzó a moverse desde el extremo izquierdo del teatro hacia el extremo derecho dejando al descubierto la tarima de madera que hacía parte de este recinto y mi sorpresa fue mayor, cuando la cortina llegó al final de su recorrido y pude ver completamente al escenario, en este se encontraba Santiago, con sus ojos vendados, completamente sometido y atado de cabeza y muñecas a un cepo de madera que lo obligaba a estar agachado hacía adelante, sus piernas estaban atadas desde los tobillos a una barra separadora y esta a su vez, atada al piso con cuerdas anudadas a unas argollas que hacían parte del piso de aquella tarima de madera, impidiendo aún más cualquiera de sus movimientos, el rugbier solo vestía un speedo color azul oscuro, traje de baño tipo slip o “narizona” como la conocemos en mi país, la escena me sacó completamente de sí, tuve cantidad de sentimientos encontrados, por un lado ver a este personaje en esta posición me excitaba completamente y más viéndolo solo llevar aquella prenda, tan típica de los rugbiers que me encantaba morbosear y fantasear en redes sociales, con la que había querido verlo siempre, desde que me enteré que ese era su deporte, por otro lado estaba el sentimiento de culpa, sabía que su castigo se debía al día que me sorprendió por la espalda en aquel árbol, cuando espiaba la escena de Carlos con Sebastián y sus “amigotes”, debía ser yo quien estuviera en ese lugar y no él, pero también sentimiento de impotencia, rabia y hasta tristeza, por ver al que consideraba, la persona con la que más cercanía había desarrollado en esos días en El Edén, iba a comenzar a hablar, casi a gritar para exigir lo soltara de inmediato, intentando también levantarme de mi silla, cuando fui sorprendido por la espalda por dos hombres, supuse yo, los cocineros a los que siempre recurre “mi líder” para someternos, y entre estos dos fortachones, me ataron a esta de pies y manos, pasaron una cuerda por la parte baja de mi pecho, obligándome a estar atado al espaldar, no sin antes arrancarme la túnica olorosa, que a ese momento ya me tenía medio mareado de tanto hedor y para completar el cuadro, me obligaron a abrir mi boca para meterme a la fuerza la misma prenda que me acababan de arrancar, anudada, simulando una bola que fue directo a mi boca y así evitar que pudiera decir cualquier cosa, si dicha tela olía a mil demonios, probarla y degustar su sabor, fue aún peor, inmediatamente se me llenó la boca de un sabor muy salado y amargo y la nariz de aquel olor insoportable que me tenía algo mareado, lo único que agradecí de este nuevo movimiento de “mi líder”, fue que me deshiciera de esa olorosa prenda que me dio Andrés y que al ser deshecha por los mismos “lavaperros” del lugar, debía ser reemplazada por una nueva sí o sí, que iluso fui.
Ya completamente desnudo y atado a la silla, y Carlos, subido ya en la tarima, comenzó con uno de sus famosos discursos de obediencia y disciplina, dando vueltas alrededor de Santiago, los dos cocineros seguían detrás de mí, asegurandose que yo no intentara ningún tipo de movimiento o acción, el rugbier por su parte seguía en su sitio, típico en él, hasta en situaciones extremas como esta, no lograba mostrar la más mínima sensación o reacción, solo pude observar algo de incomodidad en sus pies, por lo atados que estaban y algo de malestar en su espalda por la posición, de resto, su cara no mostraba ninguna expresión, permanecía inmóvil, seguramente escuchando las palabras clichés del mandamás del lugar y esperando lo peor de su castigo, por mi parte, la escena en sí, ya estaba logrando despertar en mí, todo ese lado morboso y adicto a este tipo de prácticas, mi verga ya comenzaba a reaccionar, a pesar de ser “mi amigo” el que se encontraba en esa situación, Carlos logró ver mi reacción y mi erección y solo esbozó una leve sonrisa en su rostro para continuar en lo suyo, luego de varios minutos de “parla”, hizo un movimiento que nos sorprendió a todos, agarró a Santiago de su cintura y empujándolo hacía un lado, dejó ver que aparte del suelo de madera de la tarima, había otra especie de mini tarima giratoria, gran diseño para permitirle a los espectadores no perderse nada del espectáculo y en este giro, fue el culo del rugbier el que quedó a la vista de los que hacíamos parte del público, ¡uff!, no podía creer lo que estaban viendo mis ojos, esto iba a ser una tortura no solo para Santiago, sino también para mí, ya que atado de manos, como me encontraba, iba a ser imposible el poder acompañar toda esta escena con una buena paja, iba a enloquecer, estaba seguro.
Al percibir el giro, Santiago comenzó a mostrarse inquieto, moviendo todo su cuerpo y usando algo de su fuerza intentando desatarse y salir del lugar, al ver que sus intentos no le permitían ni siquiera moverse, comenzó a hablar de manera civilizada pidiendo ser desatado y llegar a un acuerdo más razonable, Carlos solo pudo soltar una risa sonora y recordarle que no estaba en condiciones de negociar y yo, mientras tanto, más que arrecho con la escena, estaba era sorprendido con la pasividad del rugbier, yo en su lugar hubiera comenzado a moverme con mayor fuerza y hubiera gritado tanto, al punto de lograr que me escuchara alguien, no solo dentro de El Edén, sino también en alguna casa o finca vecina, pero ese era Santiago, sin embargo al verse sometido y sin posibilidades, comenzó a hablar con más fuerza, buscando intimidar a su líder, pero era más que lógico que no lo iba a lograr, la presa ya estaba cazada y solo le quedaba esperar su castigo.
Carlos abrió una compuerta en el piso de aquella tarima, lugar en donde almacenaba todos los objetos y artículos propios de sus torturas, y de allí, comenzó sacando una ball gag roja y una pala o paleta flexible de cuero negra, la bola roja fue directo a la boca del rugbier, buscando silenciarlo y con la paleta, comenzó a torturarlo mentalmente, pasándola frente a sus ojos, ya a esta altura sin la venda, para intimidarlo, Santiago comenzó a bufar a lo que le permitía aquel articulo y en aquella acción, comenzó a babear de manera exagerada, lo que fue aprovechado por nuestro líder, para untar con esta saliva, toda la superficie de aquella paleta de cuero, eran claras sus intenciones y sabía que dicho artefacto, iba a ser más doloroso cuando pegara húmedo en la piel de su castigado, para el deportista, quizás este tipo de detalles eran desconocidos, pero para mí, un devorador de porno bondage, npo, sabía muy bien lo que se avecinaba y así fue, con la pala completamente babeada y con el temor de esos ojos, se escuchó en todo el recinto, el primer azote de la mañana, no fue el más fuerte pero si el más certero, fue a dar directamente en el culo, aún cubierto por la licra de su speedo, el sonido fue fuerte o así lo sentí, aunque el castigado también lo corroboró porque comenzó a quejarse con fuerza, ahora si bufaba con desespero y agonía, se notaba que si le había dolido pero como a quien no quiere caldo, se le dan dos tazas y hasta tres o diez, el siguiente azote se escuchó más fuerte que el primero, ver a Santiago, un hombre de proporciones grandes y gruesas, con buena masa muscular y completamente masculino, sometido a los azotes de Carlos, hizo que yo comenzara a lubricar más de la cuenta, mi verga palpitaba con solo ver esta escena en aquella tarima, ya lo dije anteriormente, la tortura no solo iba a ser para el rugbier, yo iba a padecer también el ser llevado a la máxima excitación y no poder tocarme ni rozarme ni un milímetro.
Ya había perdido la cuenta del número de azotes que había recibido Santiago, no había nada que detuviera a nuestro líder en su furia, golpeaba aquel culo con maestría, cada golpe era más fuerte y más certero que el anterior, el rugbier ya no se quejaba, estaba entregado pero si se podía ver en su rostro tristeza y algo de llanto y dolor, al parecer no estaba disfrutando de aquel castigo pero no le quedaba de otra que rendirse y esperar hasta el final, y esto no fue ajeno para Carlos, quien queriendo aumentar el nivel de su tortura, procedió a arrancarle de un solo tirón la única prenda que cubría el cuerpo de su castigado dejando al descubierto un muy buen culo, se notaba las horas de ejercicio y deporte, definitivamente, este era su mejor atributo, la piel de ese culo ya estaba completamente enrojecida, aquella licra no había logrado cubrir en nada todos los azotes recibidos, también pude ver como quedaron colgando esas güevas y esa verga, ¡ufff!, desde mi posición, se pudieron apreciar perfectamente, sus güevas no eran las más abultadas ni las más grandes pero le hacían justicia al tamaño de su cuerpo, no se les alcanzaba a ver pelo, se notaban cuidadas por su dueño y de su verga, solo alcanzaba a ver parte de su glande y parte de su tronco aún en estado flácido y aunque era una verga sin circuncidar, se podía aprecia, como lo acabo de mencionar, parte de su cabeza, la escena estaba llevándome al límite, ver a “mi amigo” completamente desnudo, rendido y sometido, me tenía excitadísimo, nunca pensé que lo pudiera ver así, pero en esto tenía que estar agradecido con Carlos y El Edén, me estaban regalando una de las escenas más morbosas que había presenciado en toda mi vida y mi queridísimo líder, consciente de esto, volvió a atacar de nuevo con aquella paleta de cuero, ahora ese culo era azotado sin nada que lo protegiera, volvió a embadurnarla con babas de su castigado y se fue directo a golpearlo, se notaba su furia, era claro que lo quería dominar, quería mostramos todo su poder, enseñarnos quien era el que mandaba y el rugbier estaba sirviendo para esto, los azotes fueron más fuertes que los primeros, los quejidos empezaron a escucharse, por lo poco que podía voltear a mirar para atrás, logré ver al par de cocineros como aún conservaban sus túnicas puestas pero marcaban una suave y lenta masturbación debajo de estas, al parecer ya se habían despojado de su ropa interior, Carlos por su parte, se acomodaba, de vez en cuando, su ya abultada verga debajo de su túnica, el morbo nos invadía a todos, menos al castigado y pasados, no sé cuántos azotes, las manos de quien castigaba, se posaron en aquel culo, confirmando el calor que emanaba, esa piel ardía, se podía sentir a la distancia y el quejido de Santiago fue más en agradecimiento que en lamentación y para sorpresa de todos, su verga también fue tomada por las manos de su amo, evidenciando que aun en el estado que se encontraba, ya comenzaba a brotar semen de esta, nuestro líder y su maestría, estaba logrando que su castigado, comenzara a encontrar algo de excitación en todo esto y aunque en su cabeza, se estuviera repitiendo mil veces que no lo hiciera, su cuerpo y especialmente su verga, estaban diciendo que sí, que si lo estaba disfrutando: “así comienzan todos, revolcándose, forzando sus amarras, quejándose, gritando, llorando e implorando ser soltados y que los castigos paren, pero al final, terminan suplicando por más, no sé si sabían qué el arte del “spanking” está diseñado, no solo para someter a nuestros esclavos y dominarlos, sino también para preparar su ano y su recto para la penetración, cada golpe dado en este culo, está sirviendo para que este, contraiga y expanda todos los músculos de esta zona y al hacerlo en tantas ocasiones, está provocando que la penetración que se aproxima, no sea tan dolorosa, ¿por qué supongo, señor Santiago, que esta será la primera vez que su apetecible culo, aloje una buena verga en su interior o me equivoco?”, fueron las palabras de Carlos, mientras volvía a girar la tarima circular para que la cara del castigado pudiera observar lo que pasaba con su público.
Cuando tuve a “mi amigo” de nuevo de frente, una mezcla de sentimientos me volvió a invadir, sentí vergüenza de que me viera así, expuesto y excitado con su sometimiento, aunque para ese momento, sabía que para él, eran clarísimos mis gustos sexuales, además, sabiendo que, en parte, era por mi culpa que estuviera ahí o que era yo el que merecía con creces, estar en su lugar, sentí impotencia de no poder hacer nada para ayudarlo, pero para él también era claro que estaba completamente atado a esa silla, sentí tristeza por él, sabía por su cara que no la estaba pasando bien y sentí rabia por no ser yo quien desvirgue es apetitoso culo que estaba por estrenarse.
Carlos comenzó con sus movimientos ceremoniosos a desprenderse de su túnica, quedando solo con unos slips blancos que marcaban ya una verga bastante abultada, acomodada hacia un lado, mis sospechas siempre fueron ciertas, lo que se veía en esa tela blanca y gracias a la buena iluminación del lugar, evidenciaba un muy buen trozo de carne y él lo sabía, y por eso actuaba como actuaba, sus movimientos eran lentos, pausados, sensuales y muy bien pensados, nos regalaba una especie de danza mientras se movía por aquella tarima, las luces iluminaban perfecto su cuerpo, dejando ver claramente cada uno de sus músculos, se notaba el trabajo arduo en el gimnasio, era claro que Carlos se “machacaba” duro con las pesas, sabía que con un cuerpo de ese nivel, sería mucho más fácil un objeto de deseo y por supuesto sus víctimas caerían más fácil en sus garras y yo era una de esas, había caído desde el minuto cero que pisé ese lugar y ahora, al verlo solo vestir aquella prenda, que aquí entre nos, es uno de mis mayores fetiches, un hombre con buen cuerpo, solo vistiendo un slip o brief de color blanco, me provocaba incluso más morbo, que un hombre completamente desnudo y estaba rogando porque no parara con su ritual, quería obsérvalo detenidamente por mucho más tiempo y al parecer él lo percibió, porque no paró sino muchos minutos después y dibujando una sonrisa pícara en su rostro al encontrarse con mi cara, supongo yo, desencajada de tanta excitación y mi verga palpitante y babeante: “es una lástima, señor Pablo que no vaya a ser usted quien estrene hoy el virgen culo de su amigo, he visto como en estos días que han convivido aquí, su vínculo se ha estrechado más que el resto de compañeros, por lo que puedo sospechar que anhelaría con vehemencia poder ser quien sodomice hoy al señor Santiago, pero no pasará así, esto será parte de su castigo, aunque sigo pensando en cual sería, al final, el castigo ideal para un alumno tan rebelde, desobediente y desaplicado como usted, créame que en los años que llevo liderando estos retiros espirituales, nunca me había topado con alguien como usted, así que debo pensar en un castigo ejemplar”, con esta advertencia, el líder de El Edén cesó con sus movimientos, posándose de frente en la cara del rugbier y con su verga completamente erecta debajo de esa prenda interior, para proceder a magrearlo fuertemente, haciendo que su víctima se revolcara, negándose con un movimiento de cabeza, cosa que hizo enojar a Carlos, quien con furia amenazó: “veo que no ha entendido su posición, señor Pérez y el porqué está en esta situación”, tomando de nuevo la paleta de cuero flexible y azotando con mucha más fuerza el culo desnudo del rugbier, “le recuerdo que no está en posición de negarse pero veo que ha aprendido bastante de la desobediencia de su amigo, pero eso va a cambiar hoy mismo, pensé que en sus entrenamientos de rugby ya lo habían amansado un poco, pero veo que no, creo que tendré que averiguar quién lo entrena y enseñarle unas cuantas técnicas de entrenamiento fuerte”, continuó aireado Carlos, mientras magreaba con más fuerza con su verga la cara de su castigado, provocando en este bufidos mucho más fuertes, quejas y lloriqueos que me sorprendieron en Santiago, porque nunca antes lo había visto mosquearse por nada, y una buena cantidad de saliva que salía de su boca, producto de intentar hablar y no poder por el objeto introducido en esta.
Luego de estar magreando por varios minutos la cara de Santiago, Carlos decidió volver a girar la plataforma circular, dejando de nuevo a nuestra vista el culo enrojecido del rugbier, esta vez, dándonos la espalda completamente y dejándonos ver ese culo prieto debajo de esa prenda blanca y que le marcaba detalladamente toda su perfección, se agachó de nuevo al depósito, de tal manera que dicha tela se tensó, transparentándose un poco para regalarnos otra visual de dicho culo, él sabía muy bien lo que hacía y lo que tenía, era un maestro no solo del sometimiento, la humillación y la esclavitud, sino también de la seducción, de aquel almacén, si se podía llamar así, sacó un frasco con aceite y de inmediato lo destapó y regó un buen chorro en el culo de su castigado generando un nuevo bufido, al parecer, aquel liquido había ocasionado ardor, pero eso no importó, solo continuó embadurnando aquella zona con una buena cantidad de aceite, deteniéndose específicamente en todo el ojete del rugbier, yo ya sabía lo que venía y al parecer “mi amigo” también, porque empezó a moverse con todas su fuerzas, cuidando su zona más íntima y más preciada, la que mantenía intacta su hombría y masculinidad, aquellos movimientos hicieron moverse un poco toda la tarima de madera, por lo que Carlos tuvo que recurrir de nuevo a varios azotes más en ese culo para que Santiago se calmara de nuevo, solo paró con los golpes hasta que vio rendido a su presa, para volver de nuevo a masajear ese culo enrojecido y comenzar a jugar con toda su zona anal, a medida que presionaba su ano con uno de sus dedos, Carlos giro un poco la plataforma para permitirnos ver un poco del rostro del rugbier, esta mostraba total impotencia, estaba desencajado completamente, se notaba rendido y a merced de su amo, sabía que no podía hacer nada y que su destino ya estaba marcado, cuando se comenzó a introducir el primer dedo en su ano, lagrimas comenzaron a salir de sus ojos, yo sentí mucha compasión, pero recordé sus palabras, en donde me dijo que algún día, en estos retiros, este momento iba a llegar, así que traté de trasmitirle eso con mi mirada para que se relajara y todo esto fuera menos traumático, obviamente la escena estaba cargada de un morbo único y por ende mi verga palpitaba y babeaba presemen por montones, me angustiaba solamente una cosa y era no ser yo el que estuviera disfrutando de ese culo virgen.
En ese culo duro, redondo y perfecto, completamente brillante producto del aceite untado previamente, ya estaban entrando dos dedos de Carlos, Santiago continuaba bufando, babeando y lagrimeando, pero su cuerpo ya se había aquietado, ya no ponía resistencia, solo se dejaba hacer, el masaje prostático seguramente estaba generando en él algún tipo de sensación nunca experimentada y yo no tenía ninguna duda de que Carlos fuera un experto en este arte, seguramente llegaría el momento en que el deportista comenzaría a disfrutar de aquella estimulación, pero también podría imaginar que en su mente habían un montón de pensamientos y negativas que hacían que aquel disfrute demorara o nunca llegara, pero esto poco o nada le importaba a nuestro líder quien ya preparaba su tercer dedo y con su otra mano comenzó a sobar la verga totalmente flácida del deportista, buscando erectarla y regalarnos una nueva escena a los que silenciosamente observábamos la tarima, cuando Santiago sintió aquella mano en su verga, se tensó por completo, en su cara se reflejaba vergüenza porque, seguramente sabía que más temprano que tarde iba a terminar cediendo, yo traté de mirarlo para generale la confianza de que si eso pasaba, estuviera tranquilo y creo haberlo logrado, porque escuche un suspiro de su parte y relajar completamente su cuerpo, después de varios minutos de estar entrando tres dedos en ese culo y de estar subiendo y bajando la mano de Carlos por su verga, el cometido se estaba comenzando a lograr, la cara del rugbier se comenzó a sonrojar, de su boca comenzaron a escucharse quejidos más de excitación que de otra cosa y su verga comenzó a reaccionar: “¡veo, veo, veo!, sabía que era cuestión de tiempo, le dije al principio de todo esto que en un inicio se iba a resistir, pero que después iba a rogar que no parara, así son la mayoría de ustedes los heterosexuales” interrumpió el silencio del recinto Carlos con estas palabras, dejando libre de estimulación el cuerpo de su esclavo, provocando que este inmediatamente comenzara a moverse simulando penetrar a alguien, buscando que su verga, para ese momento, completamente erecta, no dejara de ser estimulada y que su culo fuera vuelto a ser habitado por aquellos tres dedos, “¡jajaja!, ustedes los heterosexuales son patéticos y predecibles, mírese Señor Pablo, mire como se mueve implorando que vuelva a mi experta estimulación, mire su verga como ya comienza a babear y a botar presemen, estoy seguro que nunca en su vida había sido estimulado y excitado de esta manera, va a rogar por más al final de esto, pero por ahora, hay que pasar al siguiente paso”, fueron las palabras de Carlos mientras jugaba con el presemen recién recolectado en sus dedos y nos daba la posibilidad de verlo de nuevo de frente a nosotros, ¡oh, sorpresa!, su calzoncillo transparentaba parte de su verga erecta, producto del babeo anterior de Santiago sobre esa prenda, no se podía ver a la perfección aquella verga, pero se podía ver mucho mejor a como estaba antes, yo iba a enloquecer, el líder de ese lugar era un experto, sabía cómo moverse, sabía que hacer, conocía cada detalle, como jugar con la mente de sus alumnos, solo nos dio una pequeña muestra de eso que tanto anhelaba ver y conocer porque inmediatamente dio la espalda y jugó un poco con el elástico de ese calzoncillo, dejándonos ver parte de su culo desnudo, bailó un poco con movimientos sensuales y se acercó de nuevo a la cara de Santiago, seguramente este si estaba pudiendo observar lo que pasaba por delante del líder, pero yo no y eso me estaba llevando a la locura, yo nunca he logrado un orgasmo sin tocarme mi verga, pero era tal mi excitación que creí por momentos que lo iba a lograr.
En ese baile estaba, cuando sorpresivamente paró con la quitada de aquella prenda íntima y comenzó a ordenar: “Kevin, Yeison, vengan aquí que les voy a premiar su lealtad y buen trabajo durante los meses que llevan trabajando conmigo”, estos dos sujetos corrieron de inmediato al frente de la tarima y yo maldije todo lo que estaba pasando porque, una vez más, me iba a quedar con la ganas de ver a mi líder completamente desnudo y aunque el muy estratega me había regalado una pequeña muestra de su verga en ese calzoncillo babeado y transparentado por las babas de Santiago, no había sido suficiente para mí, quería y necesitaba más, pero tenía claro que su plan era también torturarme y lo estaba logrando.
Con ambos cocineros ya en aquella tarima, la orden de Carlos fue que se desnudaran por completo, ahí pude identificar al negro, el más acuerpado, fuerte y grande de todo el personal de servicio, detallando su cuerpo, se notaba el ejercicio porque era pura fibra, además tenía una verga bastante considerable de tamaño, circuncidada, no muy gruesa pero si muy larga, le calculé unos 20 cms y unas güevas no muy grandes y comprimidas al cuerpo, “pobre Santiago”, pensé yo en mi mente, al sospechar cuales eran las intenciones de Carlos y el rugbier también sospechó lo mismo porque al ver ese par de cuerpos desnudos y ese par de vergas pajeadas estimuladas por sus dueños, puso cara de pánico, comenzó de nuevo a bufar y tratar de soltarse de aquel cepo de madera sin ningún éxito, este estaba bastante bien clavado a esa tarima, el segundo cocinero nos mostró un muy buen cuerpo también, al parecer era condición para trabajar en aquel lugar, sus músculos muy bien trabajados y definidos, un color de piel blanco, una verga más corta que la de su colega pero mucho más gruesa, sin circuncidar, sospeché unos 17 cms y unas güevas de muy buen tamaño colgaban de aquel miembro viril, Carlos volvió a esculcar el lugar donde guardaba todos los artefactos para sus sometimientos y sacó de allí una mordaza en forma de aro para luego dirigirse a su presa y con la ayuda de sus dos nuevos acompañantes, despojarlo de la ball gag roja para reemplazarla por este nuevo objeto, “mi amigo” aprovechó los pocos segundos libre y pegó un alarido que se debió escuchar en todo El Edén y sus alrededores, esto sacó de todas su casillas a Carlos, quien con su cara enrojecida, se apropió de nuevo de la paleta de cuero flexible y arremetió contra su esclavo sin ninguna compasión, los golpes en ese culo, no sé cuántos fueron, se escucharon por todo el auditorio y mientras lo hacía, advertía que no quería volver a escuchar un berrido de aquella magnitud porque de lo contrario, recurriría a un objeto mucho más doloroso, Santiago trató de calmarse pero la fuerza ejercida por nuestro líder en esos azotes, habían sobrepasado cualquier límite, se notaba la rabia en su rostro y en su cuerpo, no sé de dónde venía porque lo hecho por Santiago no había sido para tanto, es más, para mí fue algo completamente normal, puro y físico mecanismo de defensa, “¿o qué pretendía aquel sádico, que Santiago, un hombre 100% heterosexual y obligado a experimentar todo esto no intentara siquiera defenderse para evitar aquel castigo por más que su firma estuviera en aquel contrato?”, pensaba yo mientras continuaba observando agónicamente la escena, era algo más que normal la reacción del rugbier pero Carlos parecía salido de si, lo desconocía por completo y estaba llevando el arte del BDSM a otro terreno, se estaba perdiendo el disfrute y el placer de aquella práctica y más en alguien completamente novato, hubo un momento en que cruzamos miradas y traté de decirle con esta que volviera en sí mismo y recuperara su centro, pero se notaba ido y no sé por qué recordé lo que había pasado el día anterior en aquel despacho parroquial y sospeché de ahí podía venir su ira y su frustración, estaba descargando en “mi amigo” toda su rabia e impotencia y no era justo, yo continuaba con la mirada fija en él y al parecer obtuve algo de éxito porque de inmediato se bajó de aquella tarima, se sentó en una de las sillas de la primera fila, meditó unos minutos, respiro profundo y volvió a subir, el rugbier, ya con la mordaza en la boca solo se limitó a mover su cabeza, mientras le era sobada la piel en casi carne viva de su culo para calmar su ardor, luego el cepo fue graduado de tal manera que la cabeza y manos del sometido llegaron hasta el suelo, obligándolo a arrodillarse para quedar en cuatro y con su culo completamente parado, la barra separadora incomodó los tobillos de la víctima, por lo que Carlos tuvo que aflojar un poco las amarras para facilitarle un poco la posición al rugbier, ya con su esclavo en la posición que quería, el líder ordenó a Yeison ubicarse de frente a Santiago, ahí pude constatar que este era el nombre del cocinero de raza negra, y luego ordenó a Kevin que se ubicara atrás del sometido, pude imaginar lo que pasaría después y no me equivoqué, ambos cocineros, siguiendo las ordenes de su jefe, comenzaron a penetrar suavemente el agujero que tenían al frente, ambos se arrodillaron, Yeison obligó a Santiago a subir un poco su cara para poder meter por su boca amordazada su vergota negra y Kevin comenzó a penetrar suavemente su culo, el rugbier se resistía, movía todo su cuerpo buscando evitar ser penetrado por boca y ano, por lo que aparecieron de nuevos los azotes, esta vez con más técnica, no tan fuertes como los últimos, pero certeros, se notaba en Carlos mayor control de sus emociones, habíamos recuperado al maestro en aquellas artes del sometimiento y la sumisión, los golpes comenzaron a amedrentar de nuevo al sometido y los dos cocineros pudieron avanzar, yo podía observar cómo ese par de vergas iban desapareciendo poco a poco, una por la boca de Santiago y otra por su culo, a Kevin se le estaba dificultando un poco la penetración, era claro que la virginidad del rugbier le estaba impidiendo realizar su acción fácilmente, pero este no paraba, el cuerpo del deportista se notaba tenso y más cuando recibía un nuevo azote en su nalgas, por su parte, Yeison solo podía meter la mitad de su verga en la boca de su esclavo sexual, ya que el exceso de saliva y de tos del deportista, no lo dejaba avanzar, ambos cocineros se notaban excitados y quien no, si estaba estrenando ambos agujeros del rugbier, yo estaba excitadísimo y aunque minutos antes había perdido un poco de esta por lo fuerte que se había puesto la escena, a este punto, la había vuelto a recuperar pero lamentaba todo el tiempo no ser yo quien estrenara el culo de “mi amigo”, Carlos paró los azotes y se agachó ante su esclavo para tomar de nuevo su verga y comenzar a estimularla, en la cara de Santiago se notó sorpresa y un poco de resignación, ya el cocinero de raza blanca penetraba su culo a merced, bombeaba como todo un experto y eso facilitó la acción del amo quien logró en poco tiempo, volver a erectar aquella verga, desde donde yo estaba, podía verla perfectamente, era una verga bastante gruesa pero no muy larga, yo le calculé unos 15 cms, el rugbier no resultó ser muy vergón, pero su buen cuerpo y especialmente su culo, compensaba todo, pasados varios minutos de constante estimulación, ambos cocineros, por orden de su jefe, cambiaron de posición, esto alertó un poco al deportista, sabiendo ya del tamaño de la verga del negro, quien sin ningún miramiento, comenzó a penetrarlo, provocando dolor en Santiago quien no lo disimuló, bufando fuertemente y tensando de nuevo todo su cuerpo, pero esto no pareció importarle al cocinero, quien continuó con su salvaje penetración, por su parte, Kevin penetró la boca del esclavo, llenándola por completo con su gruesa verga y callando sus bufidos, Carlos continuaba con su tarea, una paja lenta pero experta, sabía que yo no perdía movimiento de su mano, por lo que en repetidas ocasiones, descapuchaba por completo aquella verga, regalándome la vista de ese glande brillante y rojo de la excitación, “mi amigo» ya estaba entregado al placer, eran demasiados estímulos, de vez en cuando se podían escuchar fuertes palmadas en su culo por parte del líder, provocando, me imaginaba yo, corrientazos en todo su cuerpo, el deportista ya mostraba excitación en su rostro, era claro que se avecinaba el orgasmo, pero este estaba en manos de un experto y a punto de su eyaculación, la paja fue interrumpida y Santiago comenzó a implorar que no parara, sus ojos lagrimeaban, pero esta vez de excitación, su culo se movía de atrás para adelante, buscando una mano o algún orificio que le ayudara a su verga a terminar, pero lo único que encontraba con este movimiento, era que su culo fuera penetrado más profundo por la verga de aquel cocinero negro, estaba entregado, en su cara se podía notar su estado de éxtasis y la mía era igual, lo estábamos disfrutando al máximo, al punto que al cruzar mirada, pude ver una pequeña mueca de aprobación por parte de “mi amigo” y una matada de ojo, “¿cómo?”, pensé yo, Santiago me acababa de matar el ojo, «¿qué podía significar ese gesto?», me pregunté, muchas cosas, pero después tendría tiempo de averiguarlas, pero era claro que si había encontrado en todo esto algo de disfrute.
Carlos volvió al lugar de almacenamiento de artefactos de castigo y esta vez sacó una especie de ganchos para ropa, eran bastantes y acto seguido, volvió a su víctima para comenzar a estimular sus tetillas, las comenzó a magrear, generando un poco de dolor para luego comenzar a poner uno, dos y tres ganchos en cada una de sus tetillas, Santiago se retorcía, estaba seguro que estaba descubriendo zonas de su cuerpo altamente sensibles, luego fueron sus güevas las que comenzaron a ser magreadas, le fueron estiradas, estimuladas e incluso, palmeadas suavemente, lo estaban llevando al límite, así como me tenían a mí, yo estaba a punto de descargar sin tocarme siquiera, mi verga estaba completamente bañada en presemen al igual que el piso de madera de la tarima giratoria, la verga de Santiago no dejaba de botar presemen ni un segundo, tanto estimulo lo tenía lubricando mares, varios de estos ganchos fueron a parar en los testículos del esclavo, un nuevo nivel de sensaciones para este, su culo aceleró el movimiento de atrás hacía adelante, buscando de nuevo, sin éxito, algo que le ayudara a su verga a eyacular, Carlos rio descaradamente, pero lo que hizo a continuación nos sorprendió a todos, se agachó lo que más pudo y se metió la verga de su esclavo en la boca, comenzó a mamárselo de manera experta, yo no daba crédito a lo que estaban viendo mis ojos, Santiago blanqueó por completo los suyos, los cocineros aceleraron sus embestidas, este movimiento del líder nos arrechó muchísimo a todos, al punto que Kevin eyaculó de inmediato, llenando la boca de Santiago con su semen y los últimos trallazos fueron a dar en su cara, el rugbier solo escupió a lo que la mordaza le permitió, yo deseaba una mano, una boca, un culo o hasta una vagina que me ayudara con mi eyaculación, estaba desesperado, el siguiente que anunció su orgasmo fue Santiago, sus bufidos advirtieron a Carlos, quien expertamente dejó de mamar su verga, arrancó de dos golpes los ganchos de sus tetillas, las oprimió con fuerza generando más placer y locura en su presa y con tan solo rozar con una de sus manos la verga del rugbier, esta explotó descargando una muy buena cantidad de semen que bañó aquella mano “amiga” y todo el piso de madera de la plataforma, las contracciones de su culo por la eyaculación, hicieron que Yeison acelerara sus embestidas para segundos después llenar con su semen todo su interior, incluso logró sacar su negra verga antes de que acabara su orgasmo y varios de sus últimos trallazos, terminaron en la espalda y nalgas del deportista.
Ya con ambos cocineros de pie y sus vergas semierectas escurriendo sus últimas gotas de semen, con Santiago rendido en el piso de la tarima, aún amarrado y amordazado y con su verga más erecta que dormida y escurriendo semen, mi líder también de pie, en calzoncillos blancos y con una erección igual o más palpitante que la mía y dejando ver un poco de su verga transparentada en esa tela blanca, esta vez por su propia lubricación, yo continuaba en mi silla, completamente amarrado, babeado producto de la túnica anudada que habían introducido en mi boca y con mi verga palpitando de excitación, “Señores, ya saben entonces cuales son las consecuencias de desobedecer el reglamento del lugar”, comenzó a decir nuestro “adorado” líder, “espero que no me toque recurrir de nuevo a esto Señor Santiago, a no ser que lo haya disfrutado tanto, que quiera repetir, pero le aseguro que sería mucho más severo de lo que fui hoy y en cuanto a usted, señor Pablo, he decidido dejarlo así como está el resto de la mañana como parte de su castigo, creo que es lo justo, luego puede tomarse la tarde libre, ojalá la sepa aprovechar, ¡Kevin, Yeison!, desaten al esclavo para que regrese a su habitación y luego vuelvan a su lugar de trabajo, Señor Santiago, tiene el resto del día libre para que pueda meditar y asimilar todo lo que acaba de pasar y los espero a ambos mañana a primera hora en la primera actividad del día, ¡ah!, una nueva regla empieza a regir para ustedes dos, a partir de mañana, ambos deberán ir completamente desnudos a todas las actividades de los retiros, no habrá ropa interior, no habrá túnica, no habrá nada, esto será la manera que los demás compañeros entiendan que es lo que pasa cuando se incumplen las reglas del lugar”, fue la sentencia de Carlos para luego bajar de la tarima, no sin antes recoger algunos ganchos de ropa del piso, acomodarse esa verga erecta en su calzoncillo que tanto anhelaba ver, caminar hacia mí, apretar fuerte mis tetillas hasta hacerme quejar, sobar un poco mi verga, solo un poco para aumentar mi suplicio, dos segundos más y eyaculo en su mano, pero él lo sabía, para luego apretar de nuevo mis tetillas pero esta vez con dos ganchos de ropa en cada una y luego, simplemente desaparecer, dejándome al borde completamente, supliqué con mi cara y mis quejidos que no me dejara así, pero no le importo, los siguientes en pasar por mi lado fueron Kevin y Yeison, menos mal no intentaron nada conmigo, pasaron de largo y solo quedamos Santiago y yo en aquel recinto, el rugbier se recuperaba de “la paliza” que había acabado de recibir, sobando su culo enrojecido, su verga también los estaba y aún escurría semen, intentó buscar algunas de sus prendas pero ambas estaban destrozadas y mirándome con resignación, solo alzó los hombros como niño regañado y esbozó una tímida sonrisa.
Continuará…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!