Retiros Espirituales – Capitulo 4
Pablo descubre quien era ese tercer hombre en el ágora y presencia escondido desde un árbol la primera sesión de sexo en El Edén….
Llegué casi a la entrada del ágora y busqué uno de los árboles que lo rodeaban para que no me vieran, escuché las voces de Andrés y Daniel y una tercera que no identificaba, me logré acomodar recostado de frente a un árbol de manera que no me vieran, poder sacar la cabeza para ver al centro del lugar y ahí pude ver al tercer hombre en la escena, se trataba de Adolfo, quien es ese momento les decía: “es hora de hacer efectivo mi chantaje con ustedes dos, par de maricas, se de todas sus andanzas y estoy harto de que me saquen excusas para no comportarse conmigo como los buenos putos que son, he visto y grabado muchos de sus encuentros con los hombres que pisan esta casa y se de sus muchas perversiones, he sido muy paciente pero ya me cansé, hoy por fin voy a cumplir muchas de las mías y si no están dispuestos, usaré todo lo que tengo en su contra para que sean expulsados de aquí y que sus vidas queden destruidas cuando sus entornos conozcan el tipo de suciedades que hacen aquí”.
Andrés trataba de mostrarse más fuerte y trató de retar al conductor, pero este de un golpe en la cara le bajó los humos, Daniel siendo más cobarde y sumiso, agachó su cabeza y expresó estar dispuesto a todo lo que con él quisieran hacer, “así me gustan las putas, bien sumisas y obedientes”, dijo el señor mayor, “deberías aprender más de tu colega” le espetó a Andrés, “desvista a este puto y póngalo de rodillas, desvístase usted y luego me desviste a mí, me gusta que mis putas me sirvan”. Andrés se dirigió a su colega, le quitó la túnica, el rubio ya presentaba una gran erección en su suspensorio blanco, se lo iba a quitar y Adolfo lo detiene diciéndole que maricas como Daniel no necesitaban la verga para nada, además que no era una zona que le gustara ver en un hombre, que solo necesitaba de su culo para su placer y quería seguir viéndolo lo más femenino posible, acto seguido Andrés obliga a su colega a ponerse de rodillas, él se quita la túnica y deja ver su cuerpo lleno de pelos, un piercing en cada una de sus tetillas y también un suspensorio blanco en donde se marcaba también una buena erección, al señor de edad le gustó verlos así de arrechos y acosa para que su túnica sea quitada, después de esto, obliga a su esclavo velludo a quitarle su ropa interior dejando ver una verga gruesa pero no muy larga, no circuncidada, con exceso de prepucio, 14 cms le calculé yo, con una mata de pelos negros y unas güevas comprimidas e igual de peludas. Yo estaba excitadísimo con la escena, sin gustarme ninguno de esos tres manes, tenía una serie de ingredientes que me hacían estar en ese punto, sometimiento, sumisión, sexo al aire libre, voyerismo, exhibicionismo, la tensión de ser descubierto, no solo por estos tres manes, si no por los otros que a esa hora supuestamente dormían, saber también que estaba haciendo algo prohibido dentro del contrato del retiro y pensar en sus consecuencias, todo jugaba para que yo estuviera al 100%.
Antes de levantarme la túnica para dejar libre mi verga y comenzar con mi masturbación, resbalé un poco y me logré sostener pegando el pecho al árbol en el que me encontrada escondido, logré ubicarme de nuevo, subí mi túnica, la agarré con mis dientes y comencé a pajerme en medio de este jardín viendo la escena que me estaban regalando estos manes, me sentía en la gloria dándome placer sin importarme nada, estaba retrasando esa eyaculación lo más que pudiera, estaba al borde prácticamente desde que salí del cuarto y me tocó hacer un esfuerzo enorme para no venirme en ese mismo instante, no quería perderme ningún detalle de lo que pasaba en ese lugar.
Daniel se encontraba de rodillas mamando la verga de Adolfo mientras este le marcaba el ritmo con las manos en su cabeza, obligándolo a comerle la verga completa, al no ser de gran tamaño, al monitor le quedaba fácil tragársela toda, su incomodidad radicaba más en lo violento que estaban siendo con él, provocándole lagrimeo y mucha saliva, el sabor de esa verga era muy fuerte, salado, sabía mucho a orina concentrada y eso le estaba generando ganas de vomitar pero este no podía hacer nada, Adolfo lo tenía bien agarrado de la cabeza y solo lo dejaba descansar por ratos cuando sentía que se estaba ahogando, ahí Daniel aprovechaba para escupir y mirar a su amo con ojos de súplica para que parara, pero eso no estaba en los planes del anciano. Andrés se paró al lado de su “amo” buscando recibir una manada igual de parte de su colega pero inmediatamente recibió otro golpe en la cara y la orden de preparar el culo del sumiso para la culeada que se avecinaba, el monitor velludo se agachó detrás de su colega y comenzó a chupar ese culo de manera experta, parecía que lo disfrutaba y alternaba su lengua con sus dedos, el rubio comenzó a gemir y se notaba excitado con el tratamiento que estaba recibiendo, en su culo ya estaban entrando tres dedos y eso lo estaba llevando casi al orgasmo sin necesidad de tocarse la verga, Adolfo notó la excitación de su esclavo y decidió dar el siguiente paso, empujó por sorpresa a Andrés que estaba concentrado en su tarea y de un solo golpe comenzó un culeo bastante fuerte y rápido, parecía un macho en celo, los golpes de su pelvis sobre ese culo yo los podía escuchar desde donde estaba, Andrés se intentó poner de pie y aprovechar que la boca de su colega había quedado libre y recibe una orden del anciano que le dice que él no está diseñado para recibir placer, sino para darlo y que deseaba una buena mamada de culo para acelerar su corrida, el monitor de manera sumisa se agacha detrás de Adolfo y comienza a lambisquear con asco notando un fuerte olor y sabor y trata de alejarse pero el anciano no lo deja y aprieta con su mano la cara a su culo para obligarlo a chupar, Andrés logra zafarse un poco y consciente de su situación accede a cumplir con su tarea pero antes escupe grande en el culo de Adolfo y recoge del suelo la túnica café para pasarla bruscamente por su raja para limpiarlo y así hacer su tarea menos desagradable, luego se dedica a chupar ese culo, se ve gran experticia en sus mamadas, se ve que disfruta del beso negro y cuando ya ve lo dilatado le mete un dedo en el ano haciendo que el anciano bufé de dolor, este reacciona con otro golpe en la cara del monitor y le advierte que no se atreva a repetir eso, pero debe reconocer que su esclavo velludo había tocado el punto exacto y le había generado, aparte de dolor, un corrientazo que le había gustado y un recuerdo de sus andanzas en la ciudad.
Adolfo era un man casado y con una sola hija con la cual no tenía buena relación porque la culpaba de que por su llegada al mundo, su esposa había dejado de atenderlo sexualmente, el anciano estuvo muchos años insatisfecho en su parte sexual y esto lo obligó a comenzar a buscar mujeres en la calle, no se le hacía fácil por su aspecto abandonado y sucio y por su trabajo en el bus que le ocupaba muchas horas al día, pero encontró en ciertos lugares nocturnos recomendados por colegas y amigos, su tabla de salvación, se volvió asistente frecuente a puteaderos baratos en donde desfogaba todas sus acumuladas fantasías de años y se convirtió en un guarro y sucio a la hora de pichar, incluso en algunas de sus borracheras, estuvo con una que otra mujer trans, estas habían intentado lo que el monitor intentó en ese momento y aunque él se negó muchas veces, en una oportunidad, dio con una más grande que él y por lo borracho que iba, lo logró someter y culeárselo, Adolfo logró sentir mucho dolor pero el alcohol lo anestesió un poco y luego de unos minutos comenzó a sentir algo de placer y por medio de una paja acelerada, se vino lo más rápido que pudo, dejó que la mujer trans terminara en su culo, la obligó a salir de la habitación donde estaban y se durmió, al otro día recordó lo sucedido, el dolor en su ano era molesto pero también recordó que el orgasmo provocado por aquella penetración había sido uno de los mejores de su vida y se dijo a si mismo algún día volver a intentarlo.
Adolfo era prácticamente el conductor transportador oficial de El Edén, era quien transportaba a todos los visitantes de ese lugar, pero solo era Carlos quien lo dejaba quedarse el tiempo que durarán los retiros, pagándole esos días de no estar produciendo en la ciudad, por esa razón fue necesario buscar la manera de desfogarse sexualmente en aquel lugar así nunca hubiera estado con un hombre gay, eran muchos días los que duraban los retiros programados por Carlos y él necesitaba desfogarse y así fue que vio la oportunidad de culearse a Andrés y Daniel, sobre todo, a este último en quien identifico rasgos y comportamientos muy femeninos que le llamaron la atención. Con los otros clientes solo era contratado para llevar y traer a los alumnos de otros retiros y huéspedes de algunas delegaciones deportivas que se hospedaban allí, no le permitían quedarse el tiempo que los visitantes duraran hospedados en aquel lugar, los llevaba desde la ciudad a El Edén y luego era citado en la fecha que terminara el retiro o el evento deportivo para llevarlos de nuevo de El Edén a la ciudad. Después del recuerdo del anciano con aquella mujer trans por el dedo en Andrés penetrando su culo, este siguió en su tarea y Daniel recibe verga de manera fuerte y constante gimiendo de placer con su cara apoyada en el césped.
Yo sigo en mi sitio observando la escena y pajeándome como hace mucho no lo hacía, retrasando lo que más podía mi eyaculación y sin estar pendiente de lo que podía estar pasando a mi alrededor, sobre todo porque desde las ventanas de la casa, cualquiera que se asomara podía verme fácilmente. En un momento de acomodarme mejor, piso una rama en la hierba y esto produce un sonido que alerta a Adolfo y Andrés, ambos alzan la mirada y yo me escondo lo mejor que puedo detrás de ese árbol, maldije mi torpeza y pensé que estaba pillado y que hasta ahí llegaría mi aventura, esperé unos minutos en silencio, pensando que en cualquier momento aparecieran a mi encuentro pero no fue así, comencé a escuchar de nuevo el golpeteo en el culo de Daniel y los bufidos de Adolfo, volví a sacar la cabeza por un lado del tronco de ese árbol, vi la escena tal cual la había dejado y continué con mi masturbación, ¡uff, que placer el que me estaba dando y que morbo el que me estaban regalando estos tres manes!.
Adolfo estaba en su excitación máxima, cosa que aprovechó Andrés para intentar de nuevo penetrarlo esperando un nuevo golpe, pero esta vez el anciano no puso objeción, se dejó dedear por su esclavo sintiendo un placer que lo acercó al orgasmo, pero este aún no quería terminar con esto y mermó el ritmo, el monitor aprovecha ese momento para rápidamente pararse, bajarse el suspensorio, cosa que me permitió verle una verga gruesa, circuncidada, le calculé unos 17 cms, con mucho pelo pero muy bien motilada y unas güevas de tamaño promedio también muy bien podadas, y de un solo golpe, penetró al anciano sin darle tiempo de reaccionar, este intentó zafarse pero Andrés aprovechó el descuido y lo logró someter y comenzar a cabalgarlo, Adolfo viéndose sometido, volvió a recordar aquella escena con la mujer trans y se abandonó al placer, ya había decidido desde aquella vez que lo intentaría de nuevo pero nunca pensó que fuera a ser de esta manera, aceleró entonces el ritmo y la fuerza de sus embestidas a Daniel, esto hizo que el esclavo en el piso empezara a quejarse fuertemente y Adolfo con temor de ser escuchados rasga una de las túnicas blancas que estaban en el suelo, hace un nudo con esta y mete el nudo en la boca del rubio monitor para que dejara de gritar, pasan unos minutos y el anciano comienza a bufar fuerte anunciando su corrida y termina preñando al monitor, Andrés acelera el ritmo de sus embestidas y siente el culo de Adolfo más apretado por su orgasmo, está a punto de venirse y es empujado sorpresivamente al piso viendo interrumpido su orgasmo, se queda pasmado sin creer lo que pasa, lo arrastran debajo de Daniel, lo obligan a correrle el suspensorio del rubio a un lado y hacerlo correr con una buena mamada. Ahí pude ver una verga bastante limpia y blanca, no circuncidada, muy delgada y larga, le calculé 20 cms, sin un asomo de vello y unas güevas sin asomo de vello, no muy grandes pero si colgaban bastante, quizás por la posición en la que se encontraba. Andrés cumple con el deseo de Adolfo mientras esté corre una de las piedras cúbicas, abre una compuerta y saca un pene de plástico bastante grueso, no puedo creer lo que veo “¿ese lugar tiene objetos escondido bajo la tierra o qué es lo que pasa?, me pregunto y me digo: “ya tendré tiempo de explorarlo”. Adolfo pisa con su pie las güevas de Andrés y le da permiso para masturbarse, comienza a sacudir su verga que seguía dura y continúa con la mamada de verga a su colega, el anciano embadurna la verga plástica con un líquido también sacado del mismo espacio, la apunta al culo del monitor que está en cuatro y de un solo golpe lo mete hasta el fondo haciendo que Daniel grite de dolor y después de dos tres penetradas con ese artefacto plástico, el rubio llenó de leche la boca de su colega, Andrés traga todo lo que puede, se queja del dolor propinado por Adolfo al pisar sus güevas y después de dos, tres sacudidas más a su verga, termina llenándose de leche todo su pecho velludo y parte de su cuello y mentón.
Mientras estos tres manes estaban recuperándose, yo me vengo a chorros contra el tronco del árbol en el que me apoyé todo este tiempo, fue uno de los mejores orgasmos de mi vida, menos mal mordía la túnica con mi boca y así pude disimular el grito de placer que emití, sacudí mi verga de los restos de semen que tenía, me bajé la túnica y aún sin recuperarme del todo, caminé silenciosamente hasta llegar a la casa y luego a mi habitación.
Continuara…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!