Retiros Espirituales – Capítulo 7
Pablo se acerca mucho mas a Santiago y el castigo de Sebastian y sus amigos continúa en el comedor….
Me dirigí al comedor para la hora del almuerzo y me ubiqué en una de las mesas, ya estaban la mayoría de alumnos sentados esperando que les sirvieran, yo me ubiqué en una mesa que estaba sola y al rato uno de esos puestos lo ocupó Santiago, debo reconocer que esta vez me incomodó un poco su presencia, sentía que en cualquier momento tendría que contarle el porqué de la mancha en mi túnica y no quería dar detalles de eso y menos a él, el rugbier parecía que lo había notado y simplemente me preguntó a qué iba a dedicar el tiempo libre de esa tarde de domingo y me sugirió que pasáramos parte de ese tiempo juntos, ya que no tenía confianza con nadie más, yo le respondí que no había problema.
Al rato de estar ahí, hicieron presencia Sebastián, Esteban y Manuel, iban completamente desnudos, solo calzaban sus zapatos, se les veía en sus caras que no estaban bien, el mandamás de los tres intentaba tener una actitud más altiva pero lo vivido previamente no se lo permitía del todo, los otros dos si entraron y se sentaron con la cabeza gacha, sus cuerpos se veían sudados, sus vergas aún enrojecidas y sus culos moreteados y al momento de sentarse, se quejaron del dolor, logré sentir un poco de lástima por ellos pero también recordé que fácilmente yo sería el que estuviera en esa situación y se me pasó.
El almuerzo transcurrió sin ninguna novedad, salí de ahí y me dirigí a mi habitación, me alcanzó Santiago recordándome para que nos viéramos en la tarde, yo le dije que iba a dormir un rato y más tarde pasaba a su cuarto para buscar un lugar afuera de la casa para conversar, llegué a mi cuarto y dormí casi por dos horas y pasadas las 3:00 pm decidí buscar al rugbier para pasar el resto del tiempo libre con él.
Cuando me abrió la puerta de su cuarto, estaba en ropa interior, casi me muero al ver ese cuerpo semidesnudo, llevaba puesta una licra deportiva que le marcaba un paquete promedio, ¡bueno!, muy promedio para su tamaño, pero debo confesar que soy más de una verga bonita que grande, entonces esto no era impedimento para que este man me siguiera gustando, además que tenía unas patas y un culo que “válgame Dios”, ¡uff!, típicos de quienes practican ese deporte, algo de barriga, un muy buen pecho y unos brazos grandes, se notaba que aún entrenaba y conservaba masa muscular, se disculpó por no estar listo y yo pensé dos cosas: “para lo que hay que ponernos para estar vestidos, ¡pff!, y ¿me habrá recibido así de manera intensional?”, aunque con lo desprevenido que era, seguro lo había hecho con ninguna intención, efectivamente solo fue ponerse la túnica y zapatos para salir y buscar un lugar para conversar, terminamos en el ágora.
Llegamos al ágora, lugar propuesto por él y estando ahí sentí en un principio algo de escalofrío y morbo por recordar lo que había visto la noche anterior pero disimulé lo más que pude, buscamos dos cubos de cemento para sentarnos y conversamos un buen rato, lo primero que me preguntó fue por la mancha de mi túnica, tragué saliva y decidí contarle todo tal cual había pasado, no quería estar más incómodo por esta situación, obviamente omití que me había masturbado viendo la escena, pero si quise ser sincero con él, Santiago mostró algo de sorpresa, me logró decir que le parecía raro todo lo que ahí pasaba por lo que aproveché el espacio para preguntarle por los otros sucesos vividos hasta ese momento en los retiros y me dijo que el primer castigo se le pareció mucho a los que en muchos equipos de rugby practicaban, sobre todo con los jugadores que llegaban nuevos, que el de esa mañana le había parecido fuerte e innecesario, pero que él no era quien mandaba, me dijo también que en algún momento pensó en salirse de la actividad e incluso ha querido irse de El Edén, pero no quería tentar su suerte y que no estaba dispuesto a pagar alguna multa por incumplir el contrato, por lo que prefería aguantar así esos castigos estuvieran incluyendo actos sexuales entre manes, yo ahí aproveché para preguntarle por su opinión sobre la homosexualidad y la bisexualidad, me respondió que en el rugby era muy normal encontrarse con ese tipo de personas y que había aprendido a aceptarlos e incluso contaba con amigos gays, que no tenía lio con eso pero que hasta el momento se mantenía claro en qué le gustaba y disfrutaba el sexo con mujeres, yo quise ahondar en el tema de los castigos o pruebas que le hacían a los nuevos y a otros jugadores en el rugby y me contó varias cosas que eran ya institucionalizadas como el ritual de iniciación para los novatos, que alguna vez jugó en un equipo en donde el DT era bastante estricto y en ocasiones aplicaba castigos fuertes a los jugadores débiles o que los hacían perder algún partido con el fin de fortalecerlos, pero nunca habían llegado al terreno sexual, se quedaban en castigos de camerinos o al menos nunca le tocó presenciar algo que llegara a ese terreno, que rumores sí hubo pero no le constaba nada y nunca quiso averiguar más a fondo.
Después de un rato de conversación me contó que él ya había estado en ese lugar, había sido en un torneo de clubes suramericanos que se había realizado el año anterior en nuestra ciudad y su equipo quiso estar concentrado fuera de esta, por lo que estuvieron alojados en El Edén casi por 20 días que duró el campeonato, me contó que Adolfo fue quien los transportó pero que no se había quedado con ellos, que había vuelto al finalizar el torneo para llevarlos de regreso a la ciudad y que Carlos solo los había recibido y despedido, que se vieron con él en algunos momentos pero solo de paso y que por eso mismo estaba sorprendido de lo que se estaba viviendo en esta oportunidad porque nada de eso había pasado esa vez o si pasó, él no se había dado cuenta, el imaginarme a un equipo de rugby sometido a los castigos de Carlos, hizo que se me parara de inmediato, traté entonces de cambiar el tema pero Santiago continuó contando que la parcelación donde estábamos contaba con canchas de fútbol, piscinas y gimnasio para poder realizar los entrenamientos de los equipos que se alojan en ese lugar, eso ayudó un poco a que me bajara la arrechera pero seguía imaginando a algún rugbier de gran tamaño o incluso al mismo Santiago, sodomizado y humillado a manos del líder de ese lugar al punto que me preguntó que porqué estaba tan elevado y me tocó decirle que era por lo que había pasado en la primera actividad del día y que estaba ansioso por lo que podría ser mi castigo, ya que Carlos me había dejado claro que este estaba aplazado, Santiago aprovechó para decirme que le había parecido muy fuerte la escena, que no le encontraba sentido, pero que había decidido terminar los 7 días de retiros y aguantar cualquier otra cosa similar que se viniera, que desde que no fuera él el castigado, no tenía problema, simplemente observaría y sacaría el aprendizaje que de ahí pudiera sacar.
Se nos pasó el tiempo hablando casi a punto de la misa que estaba programada para las 6:00 pm, decidimos estar en esta, luego fuimos a comer, de nuevo vimos entrar a Sebastián y sus amigos completamente desnudos, que morbo ver a ese homofóbico empelota frente a un grupo de puros hombres y con su ego de macho completamente aplastado, al parecer su castigo continuaba al no ser dotados de nuevo con sus túnicas, pasaron varios minutos, ya estábamos almorzando comiendo cuando hicieron presencia Carlos, sus monitores y Adolfo, iban a sentarse los cuatro en una misma mesa, cuando vi que el anciano vio en la mesa de los que iban desnudos un puesto libre e inmediatamente se dirigió para allí, se sentó y esperó a que su comida fuera servida, ese movimiento me sorprendió pero más me sorprendió ver lo que siguió, Adolfo con sus típicos modales ordinarios y corrientes comenzó a tocarse por encima de su túnica, como lo había hecho el día anterior y cuando los tres desnudos intentaron pararse al verlo, este los detuvo al instante amenazándolos con un nuevo castigo, la cara de estos tres volvió a ser un poema, Adolfo siguió con su acto morboso y luego pasó a tocar por debajo de la mesa las piernas de Esteban y Manuel quienes intentaron reaccionar pero de nuevo fueron advertidos de no hacerlo, con su pie despojado del calzado buscó la verga de Sebastián y este al intentar pararse, se vio obligado a permanecer ahí por las manos en sus hombros de Carlos, quien le advirtió quedarse tal cual estaban y regalarle un poco de placer al chofer, acto seguido, las vergas de los dos compinches del troglodita, comenzaron a ser estimuladas por el anciano sin lograr éxito alguno, a lo que el líder de El Edén ordenó a sus monitores agacharse frente a estos dos y comenzar a mamarles las vergas para lograr erectarlas, al cabo de unos minutos, Esteban y Manuel ya estaban excitados y agarrando las cabezas de Andrés y Daniel para marcar el ritmo de esa mamada, el chofer por su parte ya se había remangado su túnica, bajado su ropa interior y empezaba a pajearse frente a todos sin ningún reparo mientras seguía estimulando con su pie la verga de Sebastián por debajo de la mesa, Carlos bajaba sus manos al pecho para comenzar a pellizcar fuertemente esas tetillas arrancándole un quejido de dolor y le decía al oído que obligara a su mente y a su verga a reaccionar si no quería pasarla mal de nuevo, el troglodita hacia fuerza con su cara y verga buscando una erección pero no la lograba lo que obligaba a Adolfo a acelerar el movimiento de su pie en esa verga y a Carlos a incrementar la fuerza en esas tetillas.
De nuevo yo estaba ahí, expectante, sin creer lo que mis ojos veían y con el agravante de tener a Santiago al lado mío, aceleré mi comida buscando salir rápido de ahí, no quería ni necesitaba un nuevo estímulo y verme obligado a otra paja al llegar a mi cuarto pero mis ojos no dejaban de mirar la escena, el anciano continuaba con su paja mientras veía como los monitores mamaban esas vergas heterosexuales, con su pie apretaba la verga de Sebastián que seguía flácida mientras Carlos seguía pellizcando las tetillas y sobando el pecho de Sebastián, al parecer Adolfo también estaba un poco sometido al líder por estar sobando una verga con su pie sin ser lo que más le gustaba y pajeandose frente a un grupo de puros manes, era claro que también estaba a merced de “nuestro maestro”.
Esteban y Manuel obligaban con las manos en esas cabezas a tragarse todas sus vergas y penetraban esas bocas de manera salvaje, entregados al momento como diciendo: “no tenemos otra opción, esto es lo que hay, no nos opondremos y a disfrutar”, al cabo de unos minutos, el chofer se paró de su silla, tomó uno de los postres de la mesa y botó toda su leche encima de este, lo partió en dos y cuando sospechó que los dos lavaperros de Sebastián estaban a punto de eyacular, al abrir sus bocas para gemir sus orgasmos, fueron obligados a comerse su parte de pastel bañado en leche, intentaron oponerse pero sus vergas fueron apretadas por las manos de los monitores, como diciéndoles: “no comentan más estupideces” y terminaron tragándose aquel “manjar” y eyaculando en la boca de los monitores, estos dos recibieron toda la leche que pudieron, algo de leche les escurría por las comisuras de sus labios e inmediatamente Carlos los obligó a no tragar nada y escupir cada mililitro de esas leches en otro de los postres ubicado en la mesa, lo bañaron todo con saliva incluida y el líder de manera “artística” pellizcó con fuerza una de las tetillas que había estado estimulado y al abrir la boca el troglodita, el postre bañado en leche y babas fue a parar en su boca para luego ser obligado a tragarlo sin objeción como castigo a no haber podido reaccionar a los estímulos y terminar eyaculando como sus amigos, “esto es para que entienda que aquí se hace lo que yo ordeno, se le pidió responder al estímulo en su verga por parte de Adolfo al punto de eyacular, no lo logró, ahora tráguese entero el postre que acabamos de prepararle, aunque deduciendo sus deseos más reprimidos, tragar la leche de sus amigos no debe ser un castigo para usted, por el contrario, debe ser un total y completo disfrute”, Manuel y Esteban miraron a Sebastián buscando respuestas, este intentó devolver el postre bañado en leche buscando mostrar asco pero al final terminó aceptando y tragó cada pedazo de aquel “manjar”, yo terminé mi comida como pude, vi a Adolfo retirarse ya vestido del comedor, al igual que a Carlos y sus monitores mientras anunciaban las actividades del siguiente día, me despedí de Santiago y me dirigí a mi cuarto algo acalorado por lo que acababa de ver, pero opté por descansar, aproveché para leer un poco, “cuanta falta me hacen mi celular y mis redes sociales”, pensaba en esos momentos, esa noche no quise aventurarme a nada, además que no escuché nada raro y la verdad quería dormir para iniciar el lunes cargado de energía, los lunes para mi eran un suplicio y al otro día estábamos citados a desayunar a las 7:00 am porque la primera actividad del día iniciaba a las 8:00 am.
Continuará…
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