Retiros Espirituales – Introducción y Capítulo 1
Pablo asiste a uno Retiros Espirituales y comienzan a suceder cosas que no estaban dentro del cronograma.
Introducción
Antes de arrancar con este relato, quiero contarles que he sido lector de esta página desde hace muchos años y reconozco que uno muy exigente, cuando una de las historias aquí narradas me gusta, trato de exigirle al máximo al autor, tratando en muchas ocasiones, acomodar su historia a mis gustos y mis fetiches y sé que eso es un grave error y pido disculpas públicas por eso.
Quizás por esta razón y por el morbo que me generan muchas de esas historias, es que hoy me aventuro a comenzar a relatar mis propias historias, no me había atrevido antes a hacerlo, quizás por pereza, quizás por miedo a no hacerlo bien o quizás por falta de tiempo, pero se llegó el día de comenzar a escribir mis propios relatos. Trataré en lo posible de plasmar en estos mis deseos más íntimos y oscuros para mi propio placer y el del ustedes. Además, desde ya, les doy permiso para que me exijan mucho, obviamente de gustarles mis historias, así como en su momento yo lo he hecho con muchos de ustedes.
Antes de iniciar si quisiera aclarar algo y es que estas historias son producto de mi imaginación morbosa, nada de lo que aquí se va a narrar es real o me ha ocurrido, ¡ya quisiera yo!, así que recreen conmigo en su imaginación todo lo que aquí se narre.
Capítulo 1
Mi nombre es Pablo, soy un hombre de 42 años, bisexual, aunque inclinándome más hacia los hombres, soltero, demasiado diría yo, es decir, de muy pocas relaciones sentimentales en mi vida y esas pocas, han sido un completo fracaso. Me he dedicado de lleno al deporte por lo que he desarrollado un buen físico, soy alto, 1,85 de estatura y la gente que me conoce, dice que soy un hombre atractivo y masculino, no me va el rollo pluma, la verdad. Adicionalmente, he sido un buscador constante de mi crecimiento personal y espiritual, de ahí el título de mi primera historia, porque fue precisamente en esa búsqueda que llegué a estos retiros espirituales por recomendación de una muy buena amiga.
El día del inicio de los retiros llegó, sábado por la mañana, nos encontramos en el paradero de buses de un centro comercial muy famoso de mi ciudad, porque es por esa vía que se llega a varios municipios cercanos de donde vivo y en uno de esos municipios se llevaría a cabo el evento. Nos recogió un bus a la hora acordada, éramos 20 manes, me faltó ese detalle, algo que me llamó la atención de estos retiros, fue que eran sólo para hombres, el trabajo que se iba a realizar estaba pensado y diseñado para hombres y esta fue la razón por la que mi amiga me los recomendó y la cual me hizo tomar la decisión de asistir.
La salida fue muy temprano en la mañana, yo la verdad he sido muy malo para madrugar toda la vida y en el “mood” que me encontraba, dormido aún, fue muy poca la atención que le presté al resto de manes que iban en el bus.
Luego de estar acomodados y sentados en nuestros puestos, se suben dos manes jóvenes, le calculo yo que unos 25 a 30 años, se presentaron como Daniel y Andrés, Andrés, un man alto, barbado, peli negro, bastante velludo y grande para mi gusto, no me van mucho los tipos “osos”, pero debo reconocer que el man tenía cara bonita. Por otro lado, estaba Daniel, rubio, delgado, se veía marcado de gimnasio, muy lampiño, de cara muy aniñada pero bonita, no se le veía vello facial ni corporal y con algo de pluma, ambos nos dieron la bienvenida y se presentaron como los monitores de Carlos, quien sería el encargado (maestro) de dirigir el evento y nos estaba esperando en la casa finca donde se llevarían a cabo dichos retiros para iniciar las actividades programadas, luego de bajaron del bus y se montaron en una van negra que los llevaría también al lugar de destino.
Luego de las presentaciones, el bus inicio el viaje, yo pude respirar tranquilo porque no vi en los dos monitores ningún rasgo que llamara mi atención, por lo que iba a poder concentrarme en lo realmente importante, mi crecimiento espiritual y personal.
Pasada una hora de viaje, por fin llegamos al sitio indicado, una casa finca llamada El Eden a las afuera de la ciudad, al bajar del bus, nos estaba esperando Carlos, un man de 35 años aproximadamente, el man soñado, alto, pelo castaño, cuerpo de gym, barbado, cero pluma, un tono de voz que hipnotizaba, perfectamente vestido, llevaba un pantalón de cuadros ajustado al cuerpo, sin estar forrado, que marcaba unas piernas grandes, un buen bulto y un culote, ¡Dios mío!, zapatos de material, una camisa blanca por dentro, lo que dejaba ver lo bien que estaba físicamente, se le marcaba un muy buen pecho y unos brazos que mejor dicho, yo ahí por fin desperté, no podía creer ese man iba a ser el encargado de realizar todas las actividades programadas y quien en algún momento iba a acompañar algunas sesiones individuales tipo terapia, “esto va a ser para mí un suplicio”, pensaba yo de solo imaginarme el momento de aquellas terapias. Carlos se presentó como el líder, el maestro, el guía de los retiros, su voz transmitía poder y control y haciendo hincapié en la palabra “MAESTRO”, no entendí por qué en ese momento. No era sorpresivo para nadie este rasgo en su personalidad, es normal en quienes tienen a su cargo personas o alumnos y deben ayudar a alcanzar ese nivel de crecimiento personal, emocional y espiritual ideal.
Hubo dos cosas que me llamaron la atención, la actitud de Daniel y Andrés frente a Carlos, era una devoción exagerada a mi parecer y cierta incomodidad en algunos de los manes que acabamos de llegar a la casa finca, tres para ser más exacto, a estos tres los noté nerviosos, incómodos y sobresaltados, como si la autoridad de Carlos les molestara, a mí al contrario, me pareció un rasgo propio de un líder espiritual, como ya lo mencioné, bueno, debo reconocer que si me logró intimidar pero un poco no más.
Luego de presentaciones, nos invitaron a pasar al comedor donde nos esperaba un delicioso desayuno, yo di gracias por esto, porque a esa altura, moría de hambre, nos sentamos en las mesas asignadas, desayunamos y nos indicaron a cada uno un número de habitación, cabe anotar que tendríamos habitación individual, el retiro exigía momentos de estar consigo mismo, por lo que se requería una habitación individual para cada uno de nosotros. Se me había asignado la habitación 11 la cual busqué luego del desayuno, fue fácil ubicarla, al ingresar vi encima de la cama una túnica blanca que llamó mi atención y una nota que recordaba que en esta semana de retiros iríamos ligeros de equipaje, yo había llevado lo justo para 7 días, haciendo caso omiso a lo que habían exigido al momento de la inscripción, pero lo que decía la nota me hizo caer en cuenta que lo que traía en mi maleta de poco me iba a servir, bueno, ropa interior, medias y zapatos, si, de resto, tal cual fue empacado, tal cual llegó a mi casa 7 días después, ya que la túnica sería nuestra única prenda a vestir durante los días que estuviéramos en retiro espiritual, esta, algo sencilla, una tela ancha, con mangas hasta los codos, un hueco por donde sacar la cabeza y caía al largo de las rodillas. Nos dieron parte de esa mañana para descansar, acoplarnos al lugar, tomar una ducha si era necesario, cabe anotar que cada cuarto contaba con su propio baño, algo sencillo y un escritorio, muy seguramente nos pondrían tareas para lo cual necesitaríamos de un espacio adecuado para estas.
La primera actividad estaba programada para las 10 am, eran apenas las 8 am por lo que teníamos dos horas para hacer lo que quisiéramos, yo sentí ruidos afuera, una que otras voces y manes presentándose entre sí, yo me dediqué a organizar mi maleta, así no usara nada de lo que empaqué, luego dormí por una hora, necesitaba ajustar mis horas de sueño y después, justo antes de las 10, me di una ducha rápida, me sequé bien, me vestí con unos calzoncillos tipo brief, medias, túnica y zapatos, listo para mi primera actividad, me veía algo ridículo pero pensé: así están todos, qué más da. Si me preocupó un poco la delgadez de la tela y sentía que transparentaba en algo dejando ver la o las prendas que uno llevara debajo de esta.
Llegué puntual al salón donde daría inicio por fin ese retiro espiritual, ahí estaban listos Carlos y sus dos monitores, los tres vestían la misma túnica que yo, solo que la de Carlos era de un color crudo tirando a beige, me imaginé que para diferenciarlo del resto, su cara no mostraba ninguna expresión, de sólo ver a este man vistiendo su túnica, el cuerpo se me electrizó, a Carlos todo le quedaba bien, hasta esa ridícula prenda, más que un misionero católico en una misión en África, parecía un guerrero romano, me senté junto a otros manes que ya habían llegado, los notaba incómodos con su vestimenta, a mí me parecía algo incomoda pero hay manes bastante rígidos que si se pueden llegar a incomodar mucho más con una prenda de estas, yo no quitaba los ojos de Carlos, había notado en la tela de mi túnica cierta delgadez que podía dejar transparentar lo que había debajo, pero me desilusioné porque vi que la tela de la túnica del líder, no transparentaba nada, se veía más gruesa que la del resto y quizás por el color tampoco dejaba ver nada de lo que Carlos traía debajo de esa prenda, caso contrario pasaba con Andrés y Daniel, en ambos se lograba notar que llevaban puestos ropa interior tipo brief, en Andrés también se percibía el tamaño de su cuerpo, era grande, ya se los había dicho, de esos tipo “bear” que a mí poco me llaman la atención, y la cantidad de pelos en todo su cuerpo y en Daniel se podía percibir un cuerpo muy delgado pero muy fibrado, se notaba el trabajo en el gym, pero le seguía notando algo de pluma y eso para mí era desencantador en cualquier man, algo que si pude notar en un momento en que ambos monitores dieron la espalda, es que la prenda debajo de sus túnicas eran unos suspensorios, o al menos eso me pareció por el elástico que rodeaba sus culos, este detalle me pareció muy raro, no entendía el por qué estos dos manes llevaban ese tipo de prenda debajo de sus túnicas, me arreché demasiado de solo imaginar que Carlos pudiera llevar uno igual pero maldije la tela y el color de su túnica, parecía hecho a propósito.
Pasados unos minutos, entraron tres manes, precisamente a los que les había notado cierta incomodidad con la actitud de autoridad y mando de Carlos cuando nos dio la bienvenida a la casa finca, parecía que se conocían de antes, cómo si se hubieran inscrito los tres al mismo retiro y curiosamente, los tres llevaban la túnica puesta sobre los pantalones con los que llegaron al retiro, se veían bastante raros y no sé porque habían tomado esa decisión. Daniel y Andrés al verlos entrar así se pusieron rojos, no daban crédito a lo que veían e inmediatamente Carlos obligó a los tres recién llegados a parase al frente de todos, esperó que todos los otros 17 manes estuviéramos presentes y ubicados y comenzó a hablar: “Señores, no se si no fui lo suficientemente claro en decir que en estos 7 días de retiro, solo llevarán como única prenda de vestir la túnica que fue dejada en su habitación, veo que para la mayoría está orden fue clara pero para tres de ustedes, no, quiero que me den sus nombres y que me digan por qué aún veo en ustedes pantalones debajo de sus túnicas y no acepto excusa pendejas”. Los tres manes se miraron entre sí, dos de ellos un poco nerviosos lograron balbucear un Manuel y un Esteban y el tercero con más seguridad respondió por todos: mi nombre es Sebastián y no nos gustan estas prendas, nos parecen ridículas y que son más para mujeres, ya que simula más un vestido que una túnica, no quisimos vernos así y no le vemos problema en llevar el pantalón debajo, nos sentimos más cómodos y este retiro se trata precisamente de eso, de comodidad”.
Carlos puso cara de furia, pero la disimuló lo más que pudo y respondió seco y tajante: “Les dije que justificaran muy bien su respuesta y veo que no lo lograron, se les había dicho desde el momento de la inscripción que este retiro busca volver a lo elemental, a lo básico, a lo primario y ustedes aún siguen aferrados a unas prendas de vestir y a como se ven frente a los ojos del otro, dudo mucho que puedan llegar al final de este viaje si no pueden con algo tan sencillo como lo es llevar una túnica como única prenda”, chasqueó sus dedos, de inmediato Daniel y Andrés se acercaron a su líder y este les indicó que escogieran tres alumnos del grupo de 17 que estábamos sentados presenciando el espectáculo, se dirigieron a nosotros y seleccionaron a tres manes que fueron llevados al frente donde estaban Manuel, Esteban y Sebastián, Andrés les pidió que se presentaran, Camilo, Felipe y Alejandro, respondieron y Camilo fue ubicado detrás de Manuel, Alejandro detrás de Esteban y Felipe detrás de Sebastián.
Yo empezaba a pensar en que clase de retiro me encontraba, “¿no faltaba sólo un envío de estos tres manes a su cuarto a quitarse aquella prenda de más y volver?, ¿si era necesario todo eso que estaba pasando?, ¿no éramos manes ya adultos como para saber que hacer luego de repetirnos la regla y ya?”, estaba como perdido con todo esto, pero lo que iba a pasar después, me dejó aún más impactado y replanteándome mi presencia en aquel lugar.
Carlos, con su voz de mando y autoridad, pidió a Manuel, Esteban y Sebastián levantar sus manos y a los manes que tenían detrás, les pidió que levantaran las túnicas de los tres primeros y estando en esa posición, Carlos se ubicó al frente de Sebastián, Daniel, el monitor rubio, de Esteban y Andrés, el monitor oso, de Manuel y con agilidad, líder y monitores desabotonaron y bajaron de un tirón la prenda que sobraba en el ajuar de estos tres manes. Sebastián fue el primero en internar revirar, pero la mirada de Carlos fue tan inquisidora que ni se atrevió a hablar ni muchos menos moverse, Manuel y Esteban por su parte, estaban con la cara roja de la pena e intentaron bajar sus manos, como acto reflejo, para taparse y no dejarse ver en ropa interior pero la cara del líder les hizo quedarse paralizados. Carlos, Andrés y Daniel se quitaron del frente dejando ver a los tres manes con las manos arriba, la túnica levantada, en bóxer y con los pantalones en los tobillos, para ese momento yo estaba entre salir corriendo de ese lugar o quedarme a ver el desenlace de esa escena que a mi parecer, estaba tomando un tono bastante morboso, de los tres manes en bóxer y el pantalón en los tobillos, me había llamado la atención Sebastián, se notaba el típico machito retador, con actitud pedante y que le incomodaba más el tener que obedecer a alguien a estar expuesto en ropa interior ante 22 manes, cosa contraria les pasaba a Manuel y Esteban que hacían maromas con sus piernas para intentar taparse ya que sus manos seguían arriba al igual que sus túnicas, esas manos parecían atadas desde la mente de Carlos, como si su orden las hubiera anudado y tuvieran que esperar a ser de nuevo desanudadas por orden del líder.
Carlos tomó de nuevo la palabra y control de la situación y nos dijo a todos: “Aquí han venido a un retiro espiritual y todo camino hacia ese crecimiento de su espiritualidad, necesita de un líder, un guía, un maestro”, caminó de nuevo al frente de Sebastián, Esteban y Manuel, y continuó diciendo: “y lo lamento mucho por ustedes, pero esa persona SOY YO”, esas dos últimas palabras las dijo alzando la voz y muy cerca de la cara de Sebastián, a quien ya había identificado como el líder de esos tres manes.
Yo seguía muy pendiente de la situación y me pareció ver un asomo de erección en el bóxer de Sebastián, no podía creer lo que estaba viendo, ¿cómo ese man de actitud prepotente, cara de macho, ropa interior descuidada, típica en un personaje como él, un bóxer de lo más corriente, desgastado y holgado más por el uso que por el diseño, con pelos mal recortados en su pecho y axilas y una barba desarreglada, pudiera estar excitándose ante esta situación?, pero es que no era para menos, ese bóxer no dejaba nada a la imaginación, se le podía apreciar todo el contorno de su verga y al menor movimiento, se movía igual debajo de esa tela, además que lo que ahí colgaba se veían de un muy buen tamaño. De la ropa interior de los otros dos, no mucho que decir: blanca, clásica, típica en machitos de ese estilo, marcaban un bulto de tamaño promedio, pero es que eran tan simplones físicamente, que ni estando así, me lograban arrechar.
A Sebastián la cara le ardía de la rabia, pero no hacía nada para moverse y no disimulaba en nada su verga medio erecta, era como si su mente y su verga estuvieran desconectadas, Carlos no fue ajeno a esto y dibujó una pequeña sonrisa de satisfacción en su cara que disimuló de inmediato, yo seguía atento al desenlace y ya estaba sufriendo una erección en mi calzoncillo, menos mal la túnica era lo suficientemente holgada para ocultarla y más estando sentado en el suelo o de lo contrario todos los presentes hubieran notado mi excitación.
Luego Carlos dio la orden de bajar las manos a Sebastián, Manuel y Esteban, la túnica a Camilo, Felipe y Alejandro y retirarse los pantalones a los tres primeros. En esta tercera acción pude ver una actitud retadora en Sebastián quien demoró más la quitada del pantalón, levantó de nuevo su túnica para facilitar el acto, acomodó como pudo su verga semierecta, esta no tenía tela que la sujetara, entonces daba brincos a cada movimiento corporal de su dueño y yo no dejaba de mirar esa verga en ese bóxer holgado y desgastado. En esas estaba cuando noté la mirada de Sebastián, me había pillado mirándolo, yo traté de disimular, pero él me había visto y pude ver cómo con su mirada me quería asesinar. Yo me recriminé el resto de la actividad el haberme dejado pillar, después de quitarse los pantalones de sus tobillos, Sebastián, Esteban, Manuel, Felipe, Alejandro y Camilo se unieron a nosotros y Carlos, de manera más calmada, pidió que esta situación u otra situación de desobediencia, no se repitiera o la penalización iba a ser mayor.
Luego fueron las presentaciones de todos los alumnos, cada uno tuvo que pasar al frente, decir su nombre, a que se dedicaba, situación sentimental y el motivo que lo había llevado a ese lugar, la mía en particular fue angustiante porque tuve la mirada de Sebastián todo el tiempo en mi como queriéndome apuñalar y sumado a esto, una erección reciente que había dejado estragos en mi verga, lo que me hizo pararme frente todos de manera extraña para evitar que aquella túnica marcara algo en mi calzoncillo, pasé el trago de la presentación como pude, pensando en todo momento que todos los manes presentes habían notado mi calzoncillo algo más abultado de lo normal y volví a mi puesto lo más rápido que pude, hasta ese lugar me siguió con la mirada el machito retador de Sebastián.
Hubo una meditación final que para mí no surgió efecto porque mi mente estaba a mil con lo que había acabado de pasar, seguía en la encrucijada de irme o quedarme en aquel retiro, dudaba mucho si bajo esas condiciones iba a poder lograr el objetivo de dicho retiro y sacarle el mejor provecho para mi vida, pero también algo en mi me decía que ese lugar podía ofrecerme situaciones muy morbosas como las que ya había presenciado. Era apenas el inicio de este retiro espiritual y yo ya había visto una escena en donde pude ver cosas que me arrechan demasiado, un líder con rasgos de macho Alfa, dominante, severo, con voz de mando. Tres manes con actitud retadora, rebeldes, típicos machitos heterosexuales que se creen más que todos, en especial Sebastián, pero que les sale uno más bravo y hasta ahí llegan con sus ínfulas y dos monitores con una devoción y admiración exagerada hacia su líder que raya en sumisión, que aunque no me llamaban la atención físicamente, los recreé en mi mente, dejando aflorar en algún momento esa actitud sumisa frente a su líder o frente a cualquier otro man presente en esa casa finca.
En medio de todos esos pensamientos estaba cuando Andrés y Daniel anunciaron que la actividad de bienvenida había terminado y que nos esperaban en el comedor para almorzar, nos levantamos todos de suelo, envolvimos unas esteras que nos habían facilitado para la sesión de meditación y nos dirigimos al comedor, yo seguía sintiendo la mirada desafiante de Sebastián en mi espalda y no entendía el por qué…
Continuara…
Mmm creo que la idea del retiro es interesante y original pero en muchos aspectos no lo estás aprovechando.
En lo personal dejaría la sexualidad de lado, estuvo bueno que hayas «expulsados» a los gay y se queden los heteros. (Es más morboso doblegar a un hetero) jeje
Creo que deberías usar más la manipulación del Maestro. Que los alumnos empiecen a ser sometidos.
Si yo fuera Maestro y tengo a 24 hombres a mi disposición, lo haría usar la túnica sin ropa interior. Y en el caso de los rebeldes los hubieras castigado con sacarle el pantalón y dejarlos desnudos, y que por tres días no puedan usar la túnica para que aprendan a obedecer y que el resto vea lo que pasa cuando no cumplen con las ordenes del Maestro.
Y así, el Maestro empieza a doblegar sus mentes.
Contaría la historia desde el punto de vista del Maestro y no de Pablo, que al ser BI no le incómoda nada lo que le puedan pedir. Nuevamente, dejaría la homosexualidad y la bisexualidad de lado. Y me enfocaria en la manipulación del Maestro hacia los alumnos Heteros.
Saludos
Tu historia me están enganchando, quizás porque un tiempo dedique a la vida religiosa, donde había ciertos retiros, y aunque no se ponían así de cachondas las cosas, si se notaban en el ambiente mucha tensión sexual de repente, o bueno, en mi imaginación y deseos reprimiéndose, había mucha tensión. Me agrada la historia, solo de favor no intervengas en tantos detalles, se agradece que los des, pero de repente me pierdo cuando estos se extienden.
Hola, que gran relato, me encanto, también me gustaría poder contactar me contigo, ya que por como escribes se que estamos cerca
excelente escritor eres
que buena serie, separada en capitulos y cada uno de ellos detallado
ojala en un proximo relato o capitulo, agregues mas cosas como, por ejemplo «el adulto jugaba con el niño, mientras de reojo observaba a los padres que estaban a pocos metros» etc