Retorciéndome la voluntad. Episodio I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marinerosado.
Hace un tiempo que estoy en la prisión de un pueblo en la zona sur de mi país. No quiero hablar del pasado sino del pasado reciente desde el primer día que entre por esa puerta. No hay experiencia más estresante que pasar por un juicio donde no tienes para pagar la fianza y debes quedar recluido en lo que avanza el proceso. Los días se vuelven años.
Bajo estas condiciones entre hace 4 meses y medio por esa puerta y definitivamente con esta experiencia debo aceptar que soy otra persona, que he tenido que doblegarme y aceptar lo que me han obligado a ser.
Entre a eso de las 2:30 de la tarde, como a todos los demás reos nos llevaban esposados con una banda plástica ajustada, nos desmontaron en el área de parqueo del presidio bajo un sol extremo y altas temperaturas. Puestos todos en filas nos dirigieron hacia la puerta de entrada al edificio. En una mesa había un oficial penitenciario que manejaba los expedientes de los recién llegados. Parados en la fila, iba haciendo preguntas que no escuchaba a cada uno de nosotros. Llego mi turno, el oficial pronuncio completo mi nombre y cedula, y asentí con la cabeza indicando que era yo y que esos eran mis datos correctos. Pregunto afirmando: ¿es la primera vez que estas en un penal? No sé si por la cara de susto que tenia o porque el expediente así lo señalaba. Asentí nuevamente. El anoto algo en el papel y me mando a pasar.
Dentro de un salón estábamos los recién llegados, nos mandaron a quitar la ropa y ordenarla encima de una mesa. Desnudos, parados y esposados comencé a entender la vejación que representa perder tus derechos. Nos indicaban entrar por turno a unos cubículos más pequeños similares a las emergencias de los hospitales. Llego mi turno entre y la persona que me recibió me pregunto que si padecía de alguna enfermedad, si había tenido alguna enfermedad venérea, entre todas estas preguntas de salud. También incluyo la pregunta que si había tenido relaciones homosexuales. Respondí con toda la certeza que no. Me reviso la boca, los pulmones, el abdomen y luego me indico que me pusiera de lado en la camilla. Escuche el ruido de un mal presagio y fue el sonido de ponerse un guante de hule. Me dijo: relájese y procedió a hacerme un examen supuesto de la próstata. Estos exámenes son más bien para saber si llevas drogas, pero en mi caso hubo un comentario peculiar, dijo: ¡comprobé que es verdad que nunca te han culiado! Y después de haberme escudriñado por buen tiempo, saco su dedo y me dijo: tú valdrás mucho dinero aquí.
No entendí en ese momento a que se refería, así que salí y me indicaron que fuera a ponerme la ropa y tomar el bulto que llevaba con mis demás pertenencias. En las cárceles de nuestro país no hay uniforme debido que son dependencias sin muchos recursos. Camine detrás de la fila y llegamos a un portón con barras de acero. Se abrió automáticamente y comenzamos a entrar. Escuche que uno de los oficiales pronuncio mi nombre, lo cual resulto extraño ya que con ningún otro lo habían hecho. Me presente y me dijo: sígueme. Camine detrás de él y me llevo frente a una celda. Había 8 personas más en un espacio pequeño, entre camastros, un inodoro y un lavamanos todo abierto. Abrió la puerta y me dijo: este es tu infierno y se hecho a reír. Le pregunto a uno de los presos si quería que me quitaran la banda plástica que me las ataba las manos. El tipo, uno de los presos, le dijo que no.
Entre muy asustado, salude tartamudeando, y seguí hasta pararme en frente de lo que sería mi área de dormir. Se acercó a mí el mismo tipo al que el oficial le había preguntado si me quitaba las bandas y me dijo: ya se toda la información tuya y tuve que pagar dinero para que te trajeran a esta celda así que entiende que yo te he comprado, de ahora en adelante me perteneces. Quede paralizado, no entendía nada, no sabía a qué se refería pero mi instinto me decía que no eran buenas intenciones. Y la verdad que en ese momento nunca hubiera imaginado lo que eso ha significado.
El tipo, que le decían El Sereno porque nunca dormía, le ordeno a otra persona de la celda levantarse diciendo: tu puta levántate que tienes trabajo que hacer aquí. La persona se levantó y vino hacia mí. Me sorprendió que siendo hombre estaba vestido con ropa femenina y maquillada como una mujer. Definitivamente no entendía nada absolutamente nada. El Sereno le dijo: puta tienes que transformarlo como una puta igual que tú. Esta noche será su debut en esta celda. Me pregunto: ¿cómo te llamas puta? Yo respondí: José y el respondió: de ahora en adelante te llamaras Jossie. Te convertiré en una mujer putica, esclava y sumisa.
A la persona que había llamado para mi trasformación, le dijo: pero él no tiene ropa femenina. Y él le respondió: mira maldita puta resuélvelo tú. Y si no tiene ponle de la tuya. Y la puta como él le llamaba le dijo: pero él es más grande que yo y el size le va a quedar pequeño. Y la respuesta fue: mejor así se verá más prostituta. Trabájala para que esté lista para mí esta noche que le voy a romper la virginidad de ese culazo que tiene. Por eso pague mucho dinero por esta puta.
Quede estupefacto, impresionado, sin acabar de entender que esto pudiera pasar. Que alguien pudiera mercadearte y ofrecerte como una mercancía. Pero aun que alguien tenga el poder de someterte a lo que el quiera. Me quede solo con la puta quien me dijo: prepárate que tu vas a ser su mujer y la de todos aquellos que él quiera cobrar para entregarte como su prostituta. Yo he pasado por eso y ya me soltó en banda. Ya solo soy una de sus prostitutas que debe dejarse hacer lo que sus compradores quieran y paguen.
Bien comencemos con depilarte el cuerpo porque a él no le gusta un solo pelo pues dice que eso es de hombres. Déjame ayudarte a quitar la ropa. Le dije pero es que tengo las manos atadas. Y me respondió: no puedo hacer nada con eso, solo él puede ordenar que te las quiten. Así que quítate toda la demás ropa menos la camisa. No quería quitármelo. Y ella me dijo: no lo hagas difícil que va a ser peor para ti. El Sereno escucho mi negatividad y vino de inmediato me agarro de las manos levantándolas y las coloco por encima del hierro de la parte alta del camarote. Saco una soga fina me la coloco en el cuello y la comenzó a apretar. Estaba ahorcándome y comencé a sentir que me asfixiaba. Me movía pero no lograba soltarme. Pensé que no se daba cuenta que estaba asfixiándome hasta que llego un punto donde perdí las fuerza y me entregue a morir. En ese momento me soltó y uso la soga para atar las bandas al hierro de la parte de arriba del camastro. Dijo: eso es para que obedezcas. La otra comenzó a desvestirme ayudándome a quitarme los zapatos, bajarme el pantalón y la ropa interior.
Busco una ponchera pequeña, jabón y una navaja y comenzó a afeitarme las piernas y los pies. Siguió por los muslos hasta llegar a las partes íntimas. Con cuidado me realizo una depilación total de esa área. Continúo con mi nalga y afeito todo el ano. Con la camisa desabrochada procedió a depilar todo mi pecho. Me afeito la cara también. Luego le dijo a El Sereno: tienes que soltarle las manos para que pueda depilar las axilas. Y él le respondió: rompe esa camisa que total no volverá a usar ropa de hombre. Ella, si se puede llamar así, procedió a cortarla y luego afeito mis axilas. Terminado esto paso a depilar mis cejas. Terminando el trabajo de depilación procedió al maquillaje. Pintándome las cejas y haciéndome las pestañas. En cada paso me indicaba como debería hacerlo porque tendría que hacerlo frecuentemente. Me pinto los ojos y la boca. Dijo: ojala le gustes al Sereno porque si no hasta yo voy a sufrir las consecuencias. Todo esto me recuerda cuando yo ingrese a este antro y mira lo que soy ahora. He pasado de todo y mira hasta me han obligado a pedir a mi esposa que me traiga semanalmente ropa de ella para poder vestir aquí. Por más fuerte que uno sea él logra convertirte o sino mueres.
Ella continúo diciendo: déjame perforarte las orejas para que puedas ponerte aretes. Esto te va a doler pero tengo que hacerlo. Voy a buscar una aguja grande y la esterilizare con un fosforo. Tendrás que aguantar. Vino y me dijo: respira profundo que voy a perforarte. Y así procedió. El dolor fue intenso, no sé cómo las mujeres lo aguantan. Me perforo las 2 orejas y me coloco los aretes preocupada por si tomaba infección.
Dijo: bien quedaron a la misma altura. Voy a buscar en mi ropa que te puede servir y que te puedo poner sin quitarte lavanda que te atan. Se fue y al rato volvió, mientras yo seguía atado y desnudo. Llego y me dijo: tienes suerte encontré este vestidito sin hombros que se ata mediante tira al cuello y es descubierto de hombros. Me dijo: levanta los pies e introdujo el vestido desde abajo hacia arriba. Lo ajusto a mi pecho y amarro la tira al cuello. Al ser yo más alto me quedaba muy corto y bastante ajustado. Luego me dijo: levanta los pies nuevamente para ponerte estos pantys color lila tipo tangas. Así procedimos. Me los coloco y los ajusto. Dijo: El Sereno tiene razón se ven muy bien estas nalgas parecen de mujer.
Lo que no sé qué hacer para los zapatos. Fue donde El Sereno y le dijo que no había zapatos. Él le indico ir donde alguien para que lo consiguiera. El llamo al guardián y le indico lo que quería. Ella salió con el guardián y regreso después de ½ hora. Traía una funda y dentro de ella unos zapatos rojos de tacones finos y altos. Me dijo: creo que estos son de tu tamaño. Vamos a medirlo. Me coloco el primero y coincidía con mi tamaño. Luego coloco el otro y me los dejo puesto. Continuaba parado y atado ahora montado en unos zapatos de tacones.
El Sereno vino a ver la obra, en el espécimen que me habían convertido. Y sin decir mucho solo expreso dándome una fuerte nalgada, vas a tener que trabajar mucho para devolverme lo que pague por ti. Pero ese culo virgen vale mucho. Me dejo atado vestido de mujer lleno de incertidumbre, desesperado y decepcionado de lo que se había convertido mi mundo. Solo esperar la noche para sufrir en carne propia mi martirio.
Un par de horas después, llego el Sereno con un par de amigos y empezaron a desatarme. Ellos comentaban a su líder o jefe, esta es la mejor hembra que has tenido aquí. Mira que piernas tiene, firmes y bien contorneadas. Su figura es casi una mujer verdadera. El Sereno les dijo: hoy la voy a entrenar como puta y como esclava. Le enseñare sus deberes de puta en esta cárcel. Con el tiempo la convertiré en una prostituta que aceptara todo lo que quieran hacer con ella. Añadió recuerdan a Juliana? esa que llego tan brava y luego la sometí convirtiéndola en una cerda con la que hicimos de todo. Esas son las mujeres que tenemos para satisfacer nuestro lado pervertido sin tener consecuencias.
Me pusieron un collar de perra en el cuello de ¾ pulgadas de ancho y cerrado con un candado en la hebilla. Me ataron las manos a la espalda con una esposa de metal muy apretadas. Camine a su lado con dificultad pues no sabía caminar con tacos y con los brazos atados no tenía como equilibrarme.
Caminamos un pasillo largo y llegamos al área de comedor. Allí me pusieron en la puerta de entrada compuesta por rejas, como toda cárcel, tiraron una soga por la parte del marco de hierro la puerta y me colocaron medio a medio a la puerta abierta. Soltaron mis brazos para poder colocármelos hacia arriba cerrado de nuevo con las esposas y tirando de ellas hacia arriba. Casi diríamos que quede colgada de la soga. Allí en medio de todos vestida de mujer, con un vestido tan corto que se veía la ropa interior de mujer que llevaba. El, cuándo estuve bien sujeta, pronuncio su abochornante repertorio de humillación contra mí. Hablo de que esa noche él tendría el placer de hacerme su mujer, de quitarme la virginidad del culo, de rompérmelo y de convertirme en una puta sumisa sin voluntad propia. Continúo diciendo: y para comenzar, voy a azotarla con el fin de que aprenda a soportar todo el castigo que se merece una puta insolente que se cree hombre.
Saco de una bolsa plástica un fue un golpe severo, cortante e irritante. Mi piel desprendió la alarma por el gran dolor percibido en esa primera embestida. La manguera lacero mi parte trasera del muslo quizás a varias pulgadas de mi nalga. El zumbido de nuevo y otro tablazo golpeo de nuevo la parte trasera de mis muslos. No pude quedarme parado sobre esos tacos inestables y quede colgada de los brazos. Me ordeno pararme y tambaleante lo logre. Grito: cuenta cada vez que te de un latigazo. Llego el otro latigazo y dije: 3, y continuaron 4, 5, 6…. 15. Lloraba del dolor, de la vejación, de la impotencia. Y dijo: muy bien puta ya estas bien marcada por detrás ahora voy por delante. Se puso frente a mí y me dijo: puta de mierda sigue contando e inicio los azotes en mis muslos por la parte delantera. Ese zumbido con toda su fuerza y luego el golpetazo me hacían contraer todos los músculos de mi cuerpo. Así inicio nuevamente: 1, 2, 3, 4, 5, 6 …. Y 15 más, que laceraron mi piel de mis muslos. Así atada en medio de la puerta y bajo la vociferación de los demás presos para que me pegaran más comencé mi primera noche en la cárcel como esclava y sometida por él.
Me dejo atada como trofeo casi colgando de mis brazos con la piel en carne viva mientras ellos se burlaban y festejaban el momento. Los oficiales veían toda esta vejación y ni se inmutaron, era como si ellos estaban de acuerdo con que me ultrajaran. Luego del tiempo de cena, yo diaria como 2 horas, comenzaron a salir del comedor para las celdas y me pasaban por el lado muchos me tocaban otros me dieron nalgadas y pellizcos, amenazas de que pronto voy a cogerte o a maltratarte. Hubo uno de ellos que busco en mis mulos donde estaba sangrando y se agacho para lamer mi sangre y me dijo: te estaré esperando, para ponerte a sangrar de verdad y poder lamerla mientras brota. Cuando escuche esto temple de miedo, miedo a lo que tendría que enfrentar, miedo a morir por que estos depravados podrían hacer conmigo lo que a ellos se les ocurriera.
Cuando quedaban unos pocos, se acercaron a mí junto a él (mi amo). Y uno de ellos me dijo: mañana te llevaran al área de metalúrgica para marcarte. Déjame tomar la medida de tu nalga para forjar las letras que te marcaran para siempre. Tomo las medidas de un lado de mi nalga, la parte encima de la nalga en la espalda, la parte trasera de mi cuello y mis tetillas. El amo, desato mis brazos y soltó las esposas solo para colocarme los brazos nuevamente esposado pasándolo entre mis piernas. La mano derecha por delante y la mano izquierda por detrás. Me agarraron del brazo y me hicieron caminar junto a ellos tambaleante por lo difícil de caminar en tacones. Llegamos a la celda de mi amo y entramos. Era una celda compartida con 8 personas incluyéndome a mí. Había 4 camarotes dobles, un lava mano y un inodoro. Volvió a soltar mis manos dejando una esposa puesta en un brazo. Cruzo por entre el alambrado de la parte de abajo del camastro la parte suelta de la esposa, la saco y volvió a colocármela en el otro brazo. Quede agachado del torso, parado de piernas y culo montado sobre los tacones. El vestido se rodó hacia delante dejando ver a todos ellos el panty tanga que me habían puesto.
El amo dijo: ¡miren! vean este culito virgen por última vez. Tomo su mano y levanto el hilo que pasaba por mi culo y lo mostro a los demás. Miren que cerrado esta. A este nunca le ha entrado nada. Hoy es su día. Y dijo: después que yo lo rompa será de ustedes también. Para que vean que yo no la voy a someter solo. Cada uno hará lo que quiera con ella esta noche y las demás noches que quieran hacer lo que deseen con esta puta.
Oí el sonido de la apertura de una cremallera. Luego sentí que algo comenzaba a rozar mis nalgas, algo duro y persistente. Sabía lo que era, su pene buscando perforar mi culo. Y luego de varias estocadas logro ensartar su cabezota dentro de mi ano, rompiendo el esfínter exterior. Trate de evadirlo pero él me tenía inmovilizada con sus fuerza y sus manos agarrándome de la cintura. El dolor era extremo causado por la entrada de esa cabezota sin lubricar, sin nada de saliva, sin nada de humedad. Grite y solo me había perforado la parte de afuera. Se colocó en mejor posición, me agarro fuerte y de un tirón me rompió toda la parte interna. Ya lo tenía todo adentro de mí. Grite con todas mis fuerzas aun sabiendo que no serviría para nada. Pero el dolor va unido al instinto del grito. Comenzó a taladrarme el culo, porque con la dureza y velocidad que lo hacía solo así puedo llamarlo. Duro minutos interminables dándome con toda su fuerza por detrás haciendo conmigo lo que le placía. Realmente fue la experiencia más dolorosa que pueda recordar. Al final, de tres embestidas descomunales me lleno con toda su leche todo mi interior. Se quedó abrazado a mí mientras su miembro dejaba caer las últimas gotas de leche en mis intestinos. Salió de mis entrañas y me dio una tremenda nalgada, diciendo: ya eres mía maldita puta.
Se separó de mí. Y jadeante les dijo a los demás: aquí la tienen se la dejo atada para que hagan lo que quieran con ella. Recuerden que ese culo tiene su precio así que paguen para poder usarla. Esta puta será mi prostituta para poder recuperar lo que pague por ella para que me la trajeran a la celda y para recibir ganancias de su nuevo trabajo de prostituta.
Vinieron hacia mí los 6 presos que habían estado viendo como me rompían la virginidad anal y que comentaban como me montaba el amo. Uno de ellos me soltó la esposa de un lado y la saco del camastro. De inmediato me la puso atada a mi tobillo para que me quedara con el torso inclinado hacia abajo y dejara mi culo en alto. Se sentó en el borde de la cama halándome y acercando mi cara a su paquete. Se lo saco y ya estaba erecto y me halo hasta que mis labios tocaron ese pene con fuerte olor a orine. Me dijo: ¡lámelo!. Y me resistí, lo que tuvo como consecuencia una tremenda galleta en mi rostro. Y dijo molesto: ¡que lo chupes! Y sumisa roce su pene con mi lengua produciéndome ganas de vomitar. Pero no tenía alternativa, tenía que hacer lo que me pidieran. Así que con lágrimas en mis ojos seguí lamiendo este miembro. Luego pidió que lo chupara, y así tuve que hacerlo. El siguió excitándose y cogió con sus manos mi cabeza y comenzó a moverla de arriba abajo de manera frenética introduciendo ese sucio miembro hasta mi garanta. Estaba concentrado en tratar de no vomitar por sus embestidas tan profundas cuando sentí que por detrás alguien me manoseaba. Y sin mucho preludio de nuevo siento algo duro buscando mi entrada. Y no sé si por dilatado o por ser un pene más pequeño o por que la leche del amo me mantenía más lubricado sentí que fue más fácil ensartarme. Tenía dos penes penetrándome uno por la boca y otro por detrás. La verdad que no sentía ningún placer con todo esto, al contrario estaba sufriendo de dolores intensos y de una vejación que nunca podría concebir en mi cabeza.
Los dos me daban duro, pero el que me cogía por la boca estaba más excitado. Seguía con movimientos intensos hasta que agarro con más fuerza mi cabeza presionándola hacia su pene llegando a lo más profundo de mi garganta. No me dejaba respirar y de repente siento ese líquido salado con sabor a cloro que inunda toda mi boca y mi garganta. El mantiene mi cabeza apretada a su cuerpo, mis labio superior tocaban la base de su pene y la parte inferior sus bolas. Contuve la respiración, me concentre en no ahogarme y por instinto en esos segundo me olvide de todo lo demás incluyendo el que me culeaba como fiera por detrás. Ya mareado por la falta de oxígeno me suelta un poco la cabeza para que vaya sacando lentamente su pene. Me advierte: traga toda esa leche, no dejes salir una gota puta. Y trague con un esfuerzo enorme para no vomitar. El de atrás me tenía bien agarrada pues de lo contrario me hubiera caído al piso con las embestidas que me daba y por la posición que tenía con la atadura a mi tobillo.
Otro llego y saco su pene diciéndome: ¡mámalo puta! Y al igual al anterior agarro mi cabeza y de una vez comenzó a penetrar mi boca. Me daban los dos, a veces coincidían las embestidas entrándome esos penes hasta lo más profundo de mi interior. El de atrás comenzó con movimientos acelerados como si se fuera a venir y de repente se detuvo, le dijo al otro: préstame su boca y clávalo tú por detrás. De inmediato me dieron vuelta y quede de frente a este nuevo pene sucio de mi interior con sangre del desgarramiento anal y lo introdujo hasta mi garganta. Comenzó movimientos rítmicos hasta que se vino en mi boca con una cantidad inaudita de semen. Pareciere que tenía tiempo sin sexo. De nuevo tuve que tragarme toda esa leche y limpiarle su pene con mi lengua. El de atrás no demoro mucho más para vaciarse dentro de mí.
Llegaron los otros 2, uno por delante, la misma forma, mamarle su pene, tragármelo, chuparlo, lamer sus bolas hasta que lo saco de mi boca y echo toda su leche sobre mi cara. Paso su pene sobre mi rostro para regarme toda la leche derramada por él. El de atrás, no me lo metía, sino que me introducía su dedo por el ano destrozado. Primero uno, luego 2, con movimientos de afuera hacia dentro, con movimientos rotatorios en algunos casos y movimientos de apertura de los dedos como si quisiera dilatarme. Introdujo otro dedo, lo sé porque sentía como me llenaba el culo y porque me abría más que un pene. Me daba rápido con sus 3 dedos y luego introdujo un cuarto dedo. El dolor era insoportable, pues tenía el culo destrozado de tanta penetración. Me empujaba con fuerza esos cuatro dedos como si quisiera que entra la mitad de su mano. Seguía forzando y yo aguantando el dolor. Luego me dijo: prepárate puta que ahora vas a saber lo que es bueno. Vas a durar días para recuperarte. Puso sus 5 dedos cerrados y comenzó a presionar su entrada en mi culo. Era imposible que pudiera entrar, mi culo no podía abrirse de ese ancho para que entraran sus 5 dedos. Lo sacaba y volvía a hacer el intento. No sabía cómo ponerme por el dolor que me provocaba cada vez que empujaba hacia dentro sus dedos. Así paso varios minutos hasta que dijo: agárrenmela por delante a esta puta, no la dejen moverse. Se paró uno de ellos, me agarro fuerte por el costado y dijo: dale ahora que no la dejare moverse, acaba de perforarla. Y con toda su fuerza fue introduciendo sus 5 dedos en forma de cono. El dolor era intolerable, sentía como si fuera a quebrarse mis huesos pélvicos. Y no importo mis gritos, mis suplicas, la presión hacia dentro continuo hasta que sentí sus nudillos en mi esfínter que no daba paso a algo tan grande. No cedió con su presión y sentí como se desgarraba mi culo y cedió dilatándose y permitiendo que su puño completo me entrara hasta mis intestinos. Su muñeca que era menos ancha que su puño era que rozaba con mi culo destruido en su labor de entrar y sacar. No aguantaba más, era insoportable el dolor y mientras gritaba ellos se burlaban y me largaban epítetos de perra, puta, puerca y todas aquellas que por el dolor no puedo recordar. Tomo su otra mano y comenzó a masturbarse y al ritmo que lo hacía también introducía su brazo dentro de mí. Se vino sobre mis nalgas y saco su brazo de mi culo. En aquella posición agachada, adolorida, trate de cerrar lo que quedaba de mi culo pero la verdad en que estaba tan inflamado y destrozado que mi esfínter no respondía a mi instinto por cerrarlo.
Terminando de cogerme los 7, me soltaron del tobillo, cruzaron mis dos manos a mi espalda y volvieron a cerrar las esposas. Atada me quitaron los tacones y me arrojaron para la cama de mi amo. El se acostó a mi lado y me dijo: esta es tu nueva vida puta. Esta noche fuimos 7. Pero desde mañana te pondré todas las noches colgada de la puerta para que todo el que pague por ti pueda usarte a su antojo y sin limitaciones. Así que tú trabajo e esta cárcel inicia a las 8 de la noche hasta que amanezca. Mañana en el día te espera tu marcado como un animal cualquiera para que te quede para siempre lo que vas a vivir aquí.
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