Revancha, venganza
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DomPeri.
Es sábado y no tengo que ir a clase. Según despertaba me he sentido bien. He recordado que ya me he tomado la revancha. Mi deseo de ser ama, de seducir a todos los hombres que se acerquen a mi, de dominarlos y someterlos, es cada día mayor.
Recordáis mi “aventura”, con Javi, el vaquero, cuando en un momento de debilidad le deje que me sometiera aquella noche. No se que me ocurrió, me deje llevar de la sorpresa de la noche de Halloween, de la euforia de mi cumpleaños…
Pues ya me he vengado. Anoche. Por eso me he despertado tan contenta. Estaba en la discoteca de mi novio, bueno, si, en la discoteca donde mi novio trabaja de camarero. Bailando sola, como casi siempre, los habituales ya me conocen y me temen, cuando apareció él, Javi, ¿le recordáis?. Vestía parecido a la otra vez, pero, por alguna razón, no me impresiono nada. Tampoco me pareció tan seguro de si mismo, aunque el si debía creerse el “rey del mambo”.
Vino hacia mi y se puso a bailar, como si estuviera conmigo. Sin planearlo, decidí ignorarle. Me gire como si me estorbara. “Hola Pammy”.
Sin respuesta, siguió a mi alrededor, un poco mosqueado. “Hola”. Silencio, el giraba a mi alrededor. “¿No te acuerdas de mi, Pammy?”. Ya no se movía tan seguro. “¿De que me conoces?”. “Oye, no te quedes conmigo, soy Javi, no recuerdas?”.
“Pues no, ¿qué Javi?”. Estaba a punto de echarme a reír al ver su cara.
“Pero si estuvimos juntos el otro día, con tu novio, en el hotel, ¿no recuerdas?”. “Ah, fuiste tu. Vaya no te recordaba para nada. Al salir de aquí, ya sabes, estaría medio dormida”. Su cara era un poema, me estaba divirtiendo de lo lindo. Según le veía vacilar, mas me daban ganas de vengarme por haberme dejado someter el otro día.
“Que haces por aquí”, “A verte, el otro día me gusto mucho follarte”.
“Follarme, ah, crei que habias estado con mi perro”, “Joder Pammy, pero no te acuerdas”, “Pues no, ¿como me dijiste que te llamas?”, “Javi, coño, dejate de coñas”. A todo esto yo seguía bailando, o mejor dicho haciendo que bailaba, y el como un mono girando a mi alrededor.
“Para coño, vamos a sentarnos y hablar”. “Oye, yo he venido aquí a bailar, dime que quieres”. “Pues acostarme contigo, claro, vamonos al hotel, hoy he traído coche”. “Mira, lo pensare, vete a dar una vuelta y cuando se cierre, veremos”. “Como estas tan estrecha hoy, no te gustaron los polvos del otro día”. “Ya te digo que no me acuerdo, vente luego y ya veremos”. Todavía estuvo dando unas vueltas mas a mi alrededor, pero al fin se decidió a irse a la barra.
Pase el resto de la noche planeando como vengarme de él, y disfrutándolo por adelantado. Fingiendo indiferencia le observaba. Se aburría soberanamente, pero no me perdía de vista. A mi también se me hizo largo, pero aparentaba divertirme mucho. Cada vez que mi novio pasaba cerca me miraba extrañado y haciéndome señas para que mirara a Javi. El pobre tampoco es que se estuviera enterando mucho. Mejor así, que el no supiera nada. Seria mas natural.
Resumiendo, cuando se cerro, espere a mi novio para salir con él. Javi estaba fuera, esperando. Intento llevarnos hacia su coche. “No, vamos en el de mi novio”, “Ven conmigo, que venga el detrás”. “No, siempre voy con mi novio, él no bebe nada y me fió mas”, “Además, a estas horas habrá control de alcohol ahí delante”. “Bueno, voy con vosotros, después me trae el a recoger mi coche”, lo dio por supuesto, jaja.
Esta vez subieron los dos delante. Yo detrás de ellos, les acariciaba el cuello a los dos, recordando como fue la vez anterior.
Volvimos a parar en el hotel de marras.
En la habitación intento desnudarme, me zafe, “Hoy lo vamos a hacer de otra manera”, “Que quieres que hagamos”. Entre las caricias en el coche y el intento de desnudarme, se le notaba bien marcado el bulto del pantalón. Mi novio no decía nada, seguro que se esperaba una noche de humillación como la pasada.
“Antes de follar, quiero jugar un poco, hoy voy a tener dos perros”. “Venga Pammy, dejate de coñas, que estoy cachondo”, “Como quieras, si no quieres jugar un poco puedes marcharte, nosotros nos quedamos”.
“¿Que quieres hacer?”. “Desnudaros y de rodillas, perros”.
Mi novio me conoce y sabe que no puede tardar en obedecerme, así que en seguida estuvo desnudo y a cuatro patas en el suelo. Javi, desconcertado, le imito mas despacio. Estaba empalmado, le costo trabajo bajarse el estrecho pantalón. Cuando se puso a cuatro patas me costo contenerme. Pero el deseo de vengarme me ayudo. Además hoy no parecía el mismo.
“Y ahora ¿que?”, “Pues como los perros, oleros el culo”. Confiaba en su calentura y en la “habilidad” de mi perro. Apenas le rechazo cuando acerco la lengua a su polla. Algo me decía que no iba yo descaminada.
Javi no hizo ningún intento de acercarse a la polla de mi novio, no muy “en forma”, por cierto. El pobre no acababa de saber de que iba aquello.
Yo, sin desnudarme, me puse también a cuatro patas, y me acerque a besarle. No parecía muy disgustado con la mamada de mi perro. Imaginaria que eso era el preámbulo necesario. No sabia de lo que es capaz mi perro con una polla en la boca. Y yo ayudándole con mi lengua.
Así estuvimos un rato, yo casi sin poder contener la risa, pero calentándome mucho con la situación.
Cuando empecé a notar que Javi se acercaba al punto de “no retorno”, jaja, me levante y en su cara me alce la falda y me quite las bragas. Ya esperaba el “premio” por su buen comportamiento, levanto la cara hasta casi tocarme el coño. Despacio fui volviéndome y hasta sentarme a los pies de la cama, con la piernas bien abiertas. Javi, hipnotizado, vino tras de mi, con mi novio colgado de su polla. Casi como dos perros de verdad, jaja.
Deje que Javi, me metiera la lengua. Mi perro ya se estaba percatando, y su polla, que no desdice de la de Javi, también, estaba empezando a participar en el juego. Con Javi bien concentrado en mi pilón y mi novio a punto, le hice una seña y obediente mi perro de coloco de rodillas detrás de Javi, se mojo bien con saliva la polla y “procedió”.
Al principio Javi dio un respingo, pero como yo suponía, no era la primera vez, le sujete la cabeza contra el coño y él se dejo hacer.
Volví a ponerme a cuatro patas y aplique la boca a su polla. La postura no era muy comoda, pero él respondía. Aparte que que la polla de mi perro entrando hasta el fondo en su culo también hacia lo suyo. Consiguió arreglárselas para lamerme el coño. Así que todos contentos.
Resumiendo. Cuando vi que los dos perros estaban a punto de correrse, volví a sentarme en los pies de la cama, abrí bien las piernas y con las manos me separe el coño. Javi acudió al reclamo, acerco la boca y empezó a lamerme el clítoris. Justo a punto, mi perro empezó a correrse y enseguida Javi también se meneo violentamente, pero sin dejar de meterme la lengua. En ese momento, cuando empezaba a correrse en el suelo, le solte el chorro en la boca. Habia estado conteniéndome desde que lo pensé, desde que que me saludo. Asi que le inunde.
Tardo en reaccionar, supongo que en el atontamiento de la corrida, no se enteraba de lo que le estaba pasando.
Hice una seña a mi perro, Javi tenia el pelo empapado y chorreaba. “Ay, perdona, no se que me paso”. “Con el gusto que me estabas dando”. “Sigue, sigue”. “Guarra, mira como me has puesto”. “Perdona, anda, dúchate y vente a la cama, que estoy muy caliente”.
Dudando aun, se levanto y se metio en la ducha. Cogí las bragas del suelo, mi perro ya tenia los pantalones puestos. Con una seña mía, cogió el resto de su ropa y la de Javi.
Desde la puerta, muy fuerte, le grite “Me voy, paga la habitación antes de marcharte”.
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